Las familias de la p¨®lvora lloran en Casetas
La explosi¨®n de la f¨¢brica Pirotecnia Zaragozana de este lunes deja un reguero de muerte en la peque?a poblaci¨®n en la que viv¨ªan casi todas las v¨ªctimas
"Quemar" es el vocablo crudo que utilizan los pirot¨¦cnicos para denominar a esa especie de fantas¨ªa estelar de luces de colores que contempla todo el mundo cuando ve y oye los cohetes que surcan los cielos en las fiestas de los pueblos. Carlos Comas "quemaba por medio mundo" y cada 29 de septiembre en Casetas, un barrio rural de unos 7.000 habitantes en las afueras de Zaragoza que este martes trataba de encajar el mas duro golpe en sus entra?as de p¨®lvora, "porque la pirotecnia es de Casetas".
El cuerpo de Carlos fue el primero en recibir la deflagraci¨®n y el ¨²ltimo, de los seis, en ser localizado. Una explosi¨®n en cadena hacia las 14.15 de la tarde de este lunes que se escuch¨® en la capital, a 14 kil¨®metros. Despu¨¦s, ese humo blanco, "que no era de p¨®lvora, que es negro", se?ala Pedro, ya jubilado pero con 30 a?os de cohetero a sus espaldas en Pirotecnia Zaragozana. Seis muertos, seis heridos de distinta gravedad y la f¨¢brica arrasada.
Los restos de Carlos los encontr¨® en la madrugada del martes un perro tra¨ªdo por la Guardia Civil desde El Pardo de Madrid. Estaban a 200 metros de la garita en la que habitualmente manipulaba las carcasas. Vol¨® por los aires hasta una granja de cerdos colindante, la ¨²nica edificaci¨®n en esa zona descampada de cultivos de regad¨ªo, junto al cauce del Canal Imperial de Arag¨®n, ya en el t¨¦rmino municipal de Garrapinillos. Trasladaron la f¨¢brica hasta all¨ª desde las afueras de Casetas, "despu¨¦s de dos accidentes, uno en 1973 y otro en 1984, el primero de los cuales se llev¨® a otras cinco personas por delante", recuerdan en la pedan¨ªa.
Carlos llevaba, como la mayor parte de sus compa?eros muertos y heridos, desde los 16 a?os en la f¨¢brica. Y a sus 44 deja a dos hijos de 13 y 7 a?os y a su mujer, tambi¨¦n trabajadora de la conocida empresa de explosivos, debati¨¦ndose entre la vida y la muerte. "Y pensar que fui yo quien le meti¨® ah¨ª", se lamentaba su hermano ?ngel en el bar del hostal Andaluz, en la avenida principal de Casetas, que ayer parec¨ªa m¨¢s la cafeter¨ªa de un tanatorio. Carlos, que iba a todas partes con su hijo mayor, "ya no quemar¨¢ en las fiestas de San Miguel".
Este ¨²ltimo accidente en una empresa de explosivos ¡ªse cuentan 116 muertos en Espa?a en los ¨²ltimos 25 a?os¡ª ha dejado claro que la pirotecnia es un oficio de clanes. Familias de la p¨®lvora, habituadas al carb¨®n quemado, al azufre y al nitrato pot¨¢sico. La mayor parte de las v¨ªctimas de la explosi¨®n sucedida este lunes son de Casetas, donde estaba radicada hist¨®ricamente esa f¨¢brica de cohetes centenaria, "regentada por Jos¨¦ Ignacio P¨¦rez, y luego por su hijo, y luego por el hijo de su hijo", recuerda el jubilado Pedro. Y recientemente, despu¨¦s de que la crisis redujese su plantilla "de m¨¢s de cien a algo menos de cuarenta", vendida a una empresa francesa.
De nuevo una lista que parece una c¨¢bala del horror. "Javi Vives y su mujer, Mari Carmen", un matrimonio de Casetas en la cincuentena, "su hijo es polic¨ªa nacional en Zaragoza y han muerto los dos". "Carlos y Silvia, su mujer, que veremos si sale porque es la que est¨¢ muy grave, con un traumatismo craneoencef¨¢lico". "Y la cu?ada de Javi, Mari Carmen, que tambi¨¦n ha fallecido, dejando una hija peque?a". "Y Juanjo, el que trabajaba en el polvor¨ªn de al lado de Carlos, haciendo las carcasas m¨¢s grandes". "Y el semental, que es como llam¨¢bamos a Goyo porque era bajito, y que era el que recog¨ªa el material para ir a quemar"... Y los heridos: "Jos¨¦ Miguel y Roberto Exp¨®sito", "Silvia y Ana Isabel Lasi?ena Cosculluela", "Pedro Marco Calvo, Antonia Rodr¨ªguez Mateo"... Las malas noticias llegaban seguidas a Casetas, que no pod¨ªa ni velar ni enterrar a sus muertos a la espera de que en los pr¨®ximos d¨ªas finalicen los an¨¢lisis de ADN.
"Pero ese humo blanco no es de p¨®lvora, eso es del color, del grano de color, de lo que se le pone a los cohetes para que cuando abran hagan esas fantas¨ªas". Una vida en la f¨¢brica da para tener una teor¨ªa de lo ocurrido y Pedro la tiene: "En mi opini¨®n fueron los granos de color, que est¨¢n siempre aparte, secando al aire porque llevan qu¨ªmicos muy fuertes, a unos 200 metros de los polvorines en los que trabaja el personal, pudo saltar alguno por alguna fermentaci¨®n (calor, humedad, electricidad electrost¨¢tica...) y brincaron el resto y se colaron por las ventanas de las garitas. Eso explicar¨ªa que afectar¨¢ a 25. En un polvor¨ªn, donde trabajan una o dos personas, no hay material suficiente para eso, adem¨¢s de que est¨¢n separados por taludes de tierra por seguridad para que lo que pase en uno no afecte al otro, el color es el ¨²nico que hace ese humo blanco", sentencia. Carlos trabajaba en el polvor¨ªn m¨¢s cercano a los granos de color.
Carlos trabajaba en la f¨¢brica, como la mayor¨ªa de v¨ªctimas, desde los 16 a?os
La versi¨®n de la Guardia Civil coincide en parte con la de Pedro. Tambi¨¦n sit¨²a el origen de la explosi¨®n "en el color" y a?ade el efecto multiplicador de dos camiones de carga que se encontrar¨ªan en la zona dispuestos para salir hacia alguno de los m¨²ltiples pueblos en fiestas en estas fechas, incluido Garrapinillos, en cuya entrada un enorme cartel anuncia que est¨¢n en feria.
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