?Una Catalu?a sin Barcelona?
Paradojas y contradicciones del ¡®plebiscito¡¯ del 27-S
El Gobierno de la Generalitat y los partidos y fuerzas independentistas de Catalu?a han anunciado que interpretar¨¢n el resultado de las elecciones auton¨®micas de este domingo como un plebiscito sobre la secesi¨®n. Y que, si en su interpretaci¨®n gana el ¡°s¨ª¡±, pondr¨¢n en marcha su hoja de ruta: una independencia unilateral que se ir¨ªa desarrollando, por fases, hasta culminar en abril de 2017. Ese programa no solo estar¨ªa fuera de la ley, sino que presenta profundas paradojas. La primera y esencial es que la operaci¨®n la abandera, contra el Estado, una instituci¨®n del Estado: la Generalitat. Hay otras:
UN ¡®PLEBISCITO¡¯ QUE NO CUENTA VOTOS. Un plebiscito es un refer¨¦ndum: una votaci¨®n para someter al rechazo o aprobaci¨®n de la poblaci¨®n una cuesti¨®n concreta. En ¨¦l, por definici¨®n, lo que se cuentan son los votos, y todos los votos valen lo mismo. En un plebiscito no se distingue entre circunscripciones y no hay una ley electoral que pondere el resultado para traducirlo en representatividad. En unas elecciones auton¨®micas, por el contrario, los votos se traducen en esca?os y, por mor de la ley electoral espa?ola, no todos valen lo mismo: el de un ciudadano de Barcelona (la provincia m¨¢s poblada y precisamente la menos independentista, seg¨²n las encuestas) vale aproximadamente la mitad que el de uno de Girona o de Lleida.
El presidente Artur Mas y la lista Junts pel s¨ª han anunciado que si obtienen una mayor¨ªa absoluta de esca?os, aunque no la tengan en votos, iniciar¨¢n el proceso de secesi¨®n unilateral. Podr¨ªa darse as¨ª la circunstancia (es la que vaticinan las encuestas) de que el Parlamento de Catalu?a proclame una independencia que la mayor¨ªa de los catalanes no habr¨ªa apoyado con su voto (al final del proceso de secesi¨®n s¨ª se producir¨ªa un refer¨¦ndum, pero solo para ratificar una Constituci¨®n catalana previamente elaborada por el Parlament, no para votar directamente s¨ª o no a la independencia). Junts pel s¨ª asume ese parad¨®jico escenario y se limita a alegar que fue el Estado el que les impidi¨® convocar un refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n el a?o pasado. La otra lista independentista, la CUP, defiende sin embargo que una mayor¨ªa solo de esca?os, sin tenerla en votos, ser¨ªa ¡°insuficiente¡±.
MENOS APOYO PARA IRSE DE ESPA?A QUE PARA ELEGIR AL DEFENSOR DEL PUEBLO. Junts pel s¨ª considera que una mayor¨ªa absoluta de esca?os (la mitad m¨¢s uno) bastar¨ªa para que el Parlament declarase la independencia unilateral de Catalu?a. Es decir, la decisi¨®n m¨¢s relevante y definitiva que, aparentemente, puede tomar un Parlamento requerir¨ªa un apoyo bastante menor que el que la propia C¨¢mara catalana exige, por ejemplo, para reformar el Estatuto de autonom¨ªa (dos tercios de los esca?os), para aprobar una ley electoral propia (dos tercios), para nombrar al Defensor del Pueblo auton¨®mico (tres quintos) o para designar a los miembros del Consejo Audiovisual de Catalu?a (dos tercios).
?QUI?N TIENE "DERECHO A DECIDIR"? Todo el discurso de las candidaturas independentistas se apoya en la defensa del ¡°derecho a decidir¡± de los catalanes. Converg¨¨ncia, ERC y la CUP han dejado expresamente a un lado los argumentos historicistas (e incluso los identitarios, en los ¨²ltimos meses) para asegurar que lo ¨²nico que pretenden es dar democr¨¢ticamente la voz al pueblo para que decida su futuro. Las encuestas dicen que el independentismo obtendr¨¢ la mayor¨ªa absoluta (en esca?os) en el conjunto de Catalu?a. Pero algunas de esas encuestas analizan despu¨¦s el voto por territorios y concluyen que, por ejemplo, en la provincia de Barcelona -la m¨¢s poblada- las candidaturas independentistas no reciben un apoyo mayoritario. En el sondeo del CIS, tampoco Tarragona se suma con mayor¨ªa absoluta al plan de la Generalitat.
Ni el Gobierno de la Generalitat ni las candidaturas independentistas han explicado nunca qu¨¦ har¨ªan si ese escenario se confirma: ?Respetar¨ªan el ¡°derecho a decidir¡± de, por ejemplo, los barceloneses? ?La provincia de Barcelona, en ese caso, se quedar¨ªa en Espa?a, fuera de una hipot¨¦tica Catalu?a independiente? Si el argumento para negar esa posibilidad es institucional o de sujetos pol¨ªticos (Catalu?a es un ¨²nico sujeto y es el que decide, por eso tiene un Parlament que representa a todos), a ¨¦l se le puede enfrentar el argumento equivalente: Espa?a es un ¨²nico sujeto y es el que decide, por eso tiene un Parlamento que representada a todos. Si el argumento, por el contrario, es el ¡°derecho a decidir¡± de los ciudadanos, es muy dif¨ªcil ¨Cno se ha hecho hasta ahora- delimitar d¨®nde empieza y d¨®nde acaba ese derecho, a qui¨¦n se le respeta y a qui¨¦n se le niega.
CREAR UN ESTADO PERO QUEDARSE EN EL OTRO. La hoja de ruta de Junts pel s¨ª dice que, si este domingo ganan las candidaturas independentistas, desde el minuto uno la Generalitat empezar¨¢ a crear ¡°estructuras de Estado¡± ¨Co a acelerar las que ya anunci¨® en 2012-, para tenerlas listas en 18 meses. Sin embargo, ni Converg¨¨ncia ni ERC han anunciado que ese hipot¨¦tico proceso de creaci¨®n de un Estado propio vaya a ir acompa?ado de una salida efectiva del actual en los ¨¢mbitos en los que legalmente s¨ª podr¨ªan hacerlo. En diciembre, por ejemplo, hay unas elecciones generales a las que, en principio, ambos partidos van a presentarse: seguir¨ªan estando representados en el Parlamento espa?ol con el que a la vez pretenden romper. En la Federaci¨®n Espa?ola de Municipios y Provincias, igualmente, CiU (que sigue funcionando como coalici¨®n en el ¨¢mbito municipal) acaba de conseguir un sill¨®n en el consejo de gobierno gracias a un pacto con el PSOE.
Esa contradicci¨®n ¨Canunciar la creaci¨®n unilateral de un Estado propio, en abierto enfrentamiento con el Estado espa?ol pero mientras se participa de este- se puso sobre la mesa esta semana a cuenta del debate sobre si los ciudadanos de una Catalu?a independizada conservar¨ªan la nacionalidad espa?ola (y con ella la ciudadan¨ªa europea). El debate sobre si una instituci¨®n del Estado, la Generalitat, llegar¨ªa a provocar una fractura en Espa?a para reivindicar despu¨¦s, parad¨®jicamente, los beneficios de ser espa?ol.
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