Las c¨¢maras urbanas desmontan el relato de la madre de Asunta
Ninguna grabaci¨®n de seguridad capt¨® los viajes que Porto a?adi¨® a su versi¨®n inicial La Guardia Civil admite que no se tuvo en cuenta la participaci¨®n de una tercera persona
Largu¨ªsima jornada ¡®benem¨¦rita¡¯ en los juzgados de Santiago y, para rematar, una ¨²nica testigo no perteneciente a ning¨²n cuerpo del orden: la madrina de Asunta. A lo largo de m¨¢s de 10 horas de interrogatorios, los agentes han evidenciado algunas lagunas y cabos sueltos en la instrucci¨®n, pero han construido un relato de los hechos, a trav¨¦s de las c¨¢maras de seguridad de diversas calles de Santiago, que contradicen la fren¨¦tica tarde de idas y venidas que describi¨® la madre acusada de asesinato, Rosario Porto, despu¨¦s de que, ya detenida, el juez le anunciase que hab¨ªa sido cazada en una mentira. Seg¨²n reflejan estas grabaciones, Rosario Porto fue pasadas las seis de la tarde con otra persona, supuestamente su hija, al chal¨¦ familiar situado a unos seis kil¨®metros de Compostela, y no volvi¨® hasta m¨¢s all¨¢ de las nueve y media.
Durante la noche del 21 al 22 de septiembre de 2013, cuando los padres presentaron la denuncia por la desaparici¨®n de la cr¨ªa de 12 a?os, Porto insisti¨® en que, despu¨¦s de comer, hab¨ªa dejado a Asunta haciendo los deberes mientras ella ocupaba la tarde en ir al chal¨¦ familiar de Teo (municipio vecino del de Santiago) para recoger unos ba?adores y ventilar. Pero en la semana siguiente, cuando los investigadores descubrieron en el visionado de la c¨¢mara de una gasolinera (a las 18.21 horas) que en el Mercedes verde de la abogada se vislumbraba, en el asiento del copiloto, una mancha clara que enseguida identificaron con la v¨ªctima, Porto Ortega cambi¨® su versi¨®n. Asegur¨® entonces que se trataba de un lapsus. Que hab¨ªa olvidado que, finalmente, aquella tarde la peque?a quiso acompa?arla a Teo, pero que al llegar all¨¢ le pidi¨® que la llevase de vuelta al piso con urgencia, para hacer los deberes. Ante la insistencia de la menor, en el chal¨¦, a Rosario le dio tiempo a desconectar la alarma, pero ni abri¨® las ventanas ni cogi¨® los ba?adores, como pensaba.
Seg¨²n ella, volvi¨® a conducir hasta Santiago y dej¨® a la ni?a en la calle, cerca de los pisos paterno y materno, para regresar a Teo nuevamente y abrir la casa. Mientras la dejaba ventilando, seg¨²n ella aprovech¨® para ir a Decathlon, a comprar una pelota de Pilates gris para su hija, una exigencia de su profesora de ballet. Pero no lleg¨® a entrar en el establecimiento, situado en otra salida diferente de la capital de Galicia, porque se hab¨ªa olvidado el bolso en el porche del chal¨¦. Regres¨® a Teo, y entonces se entretuvo un rato por el jard¨ªn antes de cerrar todo, recoger los ba?adores y conectar otra vez la alarma. Eran ya poco antes de las nueve de la tarde, y Rosario Porto asegura que todav¨ªa se demor¨® en dar un rodeo para repostar en una gasolinera, algo que no lleg¨® a hacer porque se dio cuenta de que no llevaba ese d¨ªa con ella la tarjeta especial con la que obten¨ªa descuento.
La madrina de Asunta: ¡°Aquel fue el verano de su vida¡±
El testimonio m¨¢s esperado de la jornada ha sido el ¨²ltimo. La madrina de Asunta ha contado que la ni?a pas¨® en su piso de la playa, en Vilanova de Arousa, separada de sus padres, entre ¡°finales de julio y el 23 o 24 de agosto¡±. Entonces, seg¨²n ella, llegaron a la localidad pontevedresa los padres para hacerse cargo de la cr¨ªa. ¡°Aquel fue el mejor verano¡± de Asunta, ha relatado la mujer. Y en todo ese tiempo no le dio ning¨²n medicamento, ni sus padres le informaron de que lo precisase. ¡°Conmigo no tuvo la ni?a ning¨²n problema de salud. Com¨ªa como una lima. Estaba como un roble. Medicina no le di ninguna, pero comida, toda la que quer¨ªa¡±. En aquellas tres semanas, cree recordar que Basterra fue una vez hasta la playa a visitar a su hija.
La madrina, sin embargo, recuerda que tanto la ni?a como sus padres ¡°ten¨ªan alg¨²n problema de alergia¡±, pero no sabe que la ni?a tuviese que tomar antihistam¨ªnicos, Los padres atribuyeron los episodios de somnolencia y mareos de la peque?a a un f¨¢rmaco llamado Aerius que le hab¨ªan tenido que suministrar. En 2013, seg¨²n Basterra, ¡°Asunta estaba muy cargada¡±.
Esta amiga de la familia ha relatado c¨®mo los padres, aquella noche y a partir de las ¡°nueve y media¡± la telefonearon dos veces pregunt¨¢ndole por la cr¨ªa. La segunda vez le pidieron que se quedase en el piso de Rosario mientras ellos iban a presentar una denuncia por desaparici¨®n. ¡°Mi obsesi¨®n es que estaba secuestrada y que llamar¨ªan por tel¨¦fono para pedir rescate¡±, ha reconocido.
Seg¨²n ella, Porto era una buena madre, y la cr¨ªa se llevaba bien con los dos acusados. ¡°Jam¨¢s me transmiti¨® su temor de que la madre o el padre le pudiesen hacer alg¨²n da?o¡±, ha asegurado. ¡°Asunta era una ni?a feliz¡±, ¡°bromista¡±, ¡°espabilada¡±, ¡°inteligente¡±. Y con la madrina, aquel mes de agosto ¡°lo pas¨® muy bien. Fue a las fiestas de Vilagarc¨ªa por primera vez¡ Asunta estaba exultante¡±.
Seg¨²n el guardia civil que revis¨® 33 c¨¢maras de seguridad (bancos, tiendas, edificios p¨²blicos) ubicadas en los supuestos recorridos, el Mercedes 190 E pintado en dos tonos de verde de la madre de Asunta no vuelve a aparecer en Santiago hasta las nueve y media. Entre tanto, no aparece en ninguna grabaci¨®n. Por lo que, seg¨²n este agente, la madre de Asunta, que supuestamente llevaba a la cr¨ªa de acompa?ante al marchar al chal¨¦, solo fue y vino una vez en toda la tarde. Este mismo guardia civil defiende que, si Basterra no hubiera querido ser recogido por ninguna c¨¢mara en caso de salir a la calle en las horas en las que Asunta fue asfixiada, podr¨ªa haberlas evitado. ¡°Si yo quiero que no me vea ninguna c¨¢mara, no me ve¡±, ha asegurado el investigador.
El agente ha confirmado que algunas c¨¢maras presentaban cierto desfase horario, pero que otras fueron ¡°cotejadas¡±, entre ellas la del Parlamento de Galicia, que recoge al Mercedes enfilando la calle que lleva a la rotonda donde supuestamente se ve a Asunta y a su madre un minuto despu¨¦s. Esos fotogramas marcan las 18.20, una hora que no es compatible con la del tique de compra (18.22) de unos j¨®venes que, al salir de una tienda, vieron a Asunta andando por la calle con su padre. El teniente que instruy¨® el atestado de la noche de autos ha reconocido esta ma?ana que nunca se lleg¨® a comprobar si exist¨ªa alg¨²n desfase en la caja registradora, porque hab¨ªan pasado tres meses cuando acudieron a la tienda para tratar de hacerse con el tique.
Este mismo guardia civil ha admitido que no se sigui¨® adelante con la hip¨®tesis de la intervenci¨®n de una tercera persona en el supuesto asesinato de Asunta Basterra a pesar de que los hombres que dieron aviso del hallazgo del cuerpo insistieron una y otra vez en que, la primera vez que vieron el cad¨¢ver de la criatura en la pista forestal de Teo ¡°ten¨ªa el brazo doblado¡± y la segunda vez que volvieron al escenario dispuestos a avisar al 061 ya lo ten¨ªa ¡°estirado¡±. Tampoco se tuvo en cuenta que un vecino que hab¨ªa pasado una hora antes asegurase que all¨ª no hab¨ªa ning¨²n cuerpo al filo de la medianoche, cuando los padres ya estaban con la polic¨ªa, tras presentar denuncia. A los dos d¨ªas, ya con luna menguante en lugar de llena, los agentes realizaron una prueba de visibilidad nocturna en la pista y concluyeron que no se ve¨ªa en absoluto. La investigaci¨®n, seg¨²n la abogada de Basterra, no recoge nada sobre el supuesto cambio de posici¨®n del cad¨¢ver. ¡°No se pudo acreditar la participaci¨®n de una tercera persona en esa franja horaria¡±, ha reconocido el guardia civil, ¡°pero tampoco lo contrario¡±.
Este sargento de la Guardia Civil fue el agente que aquella madrugada, despu¨¦s de hallarse en cad¨¢ver, tuvo las primeras sospechas ante una extra?a reacci¨®n de Rosario Porto. La madre de Asunta le dijo que ten¨ªa necesidad de ir al ba?o y, apenas encendida la luz del vest¨ªbulo, subi¨® aprisa por las escaleras al primer piso. El agente la sigui¨®, le pidi¨® que se parase porque pod¨ªa ¡°contaminarse¡± el escenario, y seg¨²n ¨¦l la madre fue directamente hacia una papelera de mimbre situada en la primera habitaci¨®n, la que hab¨ªa sido su dormitorio de ni?a. Rosario hizo adem¨¢n de agacharse, pero el guardia civil fue m¨¢s r¨¢pido y cogi¨® la papelera. En ella hab¨ªa un fragmento de cuerda naranja semejante a las halladas junto al cuerpo de la peque?a. El sargento recuerda que la madre reaccion¨® nerviosa, y que fue su exmarido el que, sin que se le preguntase, explic¨® que era un tipo de cordel de que usaban ¡°los jardineros¡±.
Desde entonces, el juez orden¨® llamar un par de abogados de oficio para acompa?ar las actuaciones en torno a Porto y Basterra. Aquel episodio puso a la acusada en la cuerda floja desde la primera noche. ¡°Se trata de una cuerda muy com¨²n en el ¨¢mbito rural gallego¡±, ha reconocido sin embargo esta ma?ana el hombre que dirig¨ªa en aquel momento la elaboraci¨®n del atestado. No obstante, los investigadores nunca pudieron llegar a encontrar al fabricante de aquellas en concreto, y el laboratorio no concluy¨® si el corte de las que estaban junto al cuerpo coincid¨ªa exactamente con alguno de los cordeles que fueron apareciendo en casa.
¡°Basterra lleg¨® a sollozar¡±
Cuando conocieron la noticia del hallazgo de un cad¨¢ver que pod¨ªa ser el de su hija, los padres reaccionaron de diferente manera. Eso se ha dicho ya en varias sesiones del juicio. El sargento de la Guardia Civil ha contado que, retirado con ¨¦l en el sal¨®n del piso de Porto, ¡°Basterra lleg¨® a sollozar¡± y se mostraba ¡°compungido¡±, mientras la madre parec¨ªa ¡°m¨¢s descre¨ªda¡±. ¡°No es mi hija, no puede ser Asunta¡±, rememora el agente que dijo la acusada. Por su parte, la guardia civil encargada de acompa?ar durante su detenci¨®n a Porto asegur¨® que aquellos d¨ªas la madre ¡°era plenamente consciente de lo que pasaba a su alrededor¡±. Dice que, a pesar de eso, no percibi¨® ¡°ninguna se?al de duelo¡± en ella.
Hoy, en la sala del juicio, y especialmente cuando se han expuesto fotos muy detalladas del cad¨¢ver de la peque?a, tanto Rosario Porto como Alfonso Basterra han parecido emocionarse. Al padre se le han empa?ado los ojos varias veces. La madre, al igual que los otros d¨ªas, ha ocultado la cara para no tener que presenciar esas im¨¢genes.
El fiscal saca a relucir las intimidades de la pareja
A lo largo de esta sesi¨®n y de las anteriores, el fiscal, Jorge Fern¨¢ndez de Ar¨¢nguiz, ha expuesto al jurado popular correos electr¨®nicos del matrimonio para destacar el tipo de relaci¨®n que llevaba. ¡°Soy pobre, no tengo d¨®nde caerme muerto, he sido expulsado de la casa donde llevo a?os viviendo¡±, le reprochaba en uno a su exesposa Basterra, ¡°pero tengo toneladas de dignidad¡±. En otro, ella le contaba a una amiga las ventajas de su divorcio expr¨¦s con el periodista, que a aquellas alturas oscilaba ¡°entre el victimismo y la agresividad¡±; y tambi¨¦n c¨®mo acababa de festejar en Madrid, por el mes de marzo de 2013, ¡°un a?o de clandestinidad¡± con su amante, padre de familia. Todo esto, adem¨¢s de infinidad de mensajes que la investigaci¨®n descart¨®, apareci¨® en el ordenador de Rosario Porto. Ayer se supo, adem¨¢s, que jam¨¢s se pudo llegar a concluir que se hubiese formateado o cambiado el disco duro del de Basterra, hallado por sorpresa en su piso en un registro llevado a cabo tres meses despu¨¦s de la muerte de Asunta. Lo que s¨ª se constat¨® es que se hab¨ªan eliminado 547.000 archivos, pero que probablemente una cantidad equiparable segu¨ªan en ¨¦l.
Los agentes tambi¨¦n volcaron infinidad de fotos y mensajes de los tres m¨®viles familiares. El IPhone 4 de Asunta, el IPhone 5 de la madre y el LG de Basterra. Se llenaron con este material seis DVD, y se supo que la madre hab¨ªa borrado mensajes y llamadas de horas que se consideran clave. En uno de los tel¨¦fonos hab¨ªa guardadas 40.000 im¨¢genes. En el de Asunta, 17.000 guasaps. Pero solo trascendieron algunas de estas cosas. Las famosas fotos en las que la cr¨ªa aparec¨ªa como amortajada, seg¨²n los padres, ¡°disfrazada de momia¡±. O aquellas otras vestida de cabaretera tras una actuaci¨®n de ballet, derrumbada sobre el sof¨¢, con las piernas entreabiertas. Hoy se ha visto la secuencia completa de aquellas fotos del baile. Las otras que nunca llegaron al sumario eran totalmente inocentes. ¡°?Por qu¨¦ no se incluyeron estas en la instrucci¨®n?¡±, ha preguntado uno de los abogados de la defensa. ¡°El ministerio fiscal fue el que escogi¨®¡±, ha contestado el agente.
Jorge Fern¨¢ndez de Ar¨¢nguiz tambi¨¦n ha querido, sin ¨¦xito, airear las fotos que hizo Basterra en el tanatorio y que en algunos medios fueron bautizadas como ¡°el selfie del padre con el ata¨²d¡±. En ellas, el padre simplemente aparece reflejado en un cristal mientras retrata el t¨²mulo blanco y florido de su peque?a. El juez presidente del jurado, Jorge Cid Carballo, ha denegado la posibilidad de exhibirlas. ¡°Me cuesta ver el inter¨¦s que puedan tener para la causa, es algo impertinente¡±, le ha reconvenido el magistrado de la secci¨®n sexta de la Audiencia de A Coru?a al fiscal cuando este ha insistido en que las t¨¦tricas estampas val¨ªan para describir c¨®mo era la relaci¨®n entre el padre y la cr¨ªa.
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