Tal como ¨¦ramos
La vida de los espa?oles de 1975 estaba encerrada en unas pautas sociales que han marcado a varias generaciones
Este texto se public¨® en un suplemento especial de EL PA?S el 20 de noviembre de 1985, cuando se cumpl¨ªan 10 a?os de la muerte del dictador.
A veces, por las noches, Chelo se palpa la barriga antes de dormirse.
Su embarazo est¨¢ ya muy avanzado: si todo sigue bien, dar¨¢ a luz en unos 20 d¨ªas, m¨¢s o menos hacia mediados del mes que viene. O sea, en noviembre, en noviembre de 1975: no suena mal, es una buena fecha para dar a luz a su segundo hijo.
-No te des prisa, Chelo: con un poco de suerte, tu ni?o nacer¨¢ en una Espa?a diferente.
Trombosis venosa mesent¨¦rica. Esto se mueve, esto se acaba. De vez en cuando los amigos de Casillas bromean sobre el parto, sobre ese hijo que llegar¨¢ con la libertad metida bajo el brazo. Porque los fines de semana, siempre que pueden, Chelo y su marido se van a Casillas, cerca de Piedralaves, a reunirse con el grupo. Con Tom¨¢s Arnoriaga, con Juan Aguirre, con ?ngel Criado. Con Lorenzo. Son unas escapadas deliciosas. Es un fastidio que este a?o el 1 noviembre caiga en s¨¢bado, porque as¨ª se pierde un d¨ªa de fiesta.
El soci¨®logo Lorenzo D¨ªaz disfruta enormemente en esos fines de semana casilleros. Bueno, ¨¦l y todos los dem¨¢s, la docena de amigos que comparten la propiedad de la finca, la escapada rural de los domingos, ese peque?o para¨ªso comunal. Compraron el terreno y levantaron la casa har¨¢ unos cinco a?os, aportando 50.000 pesetas cada uno. Es desde luego un refugio muy espartano, sin luz y sin agua. Pero qu¨¦ mas da: as¨ª, tan rudimentario, es incluso m¨¢s atractivo y m¨¢s aut¨¦ntico. Est¨¢ enclavado en un sitio precioso, en mitad del bosque, y es el lugar id¨®neo para sentirse amigos y m¨¢s libres, para vivir un proyecto colectivo; para comer chuletas requemadas y discutir, al amor de la lumbre, de lo divino y de lo humano. O sea, fundamentalmente de pol¨ªtica. Casi todos los amigos y copropietarios son gentes muy metidas en pol¨ªtica. Los hermanos Criado han sido l¨ªderes del movimiento estudiantil. ?l mismo, Lorenzo, es del MC. Y, quien m¨¢s quien menos, aunque vaya por libre, es lo que se dice progre. Como Juan Aguirre, que ha sido el abogado defensor de los del FRAP fusilados en septiembre. Qu¨¦ espanto, lo de las ejecuciones. La amargura, la impotencia.
-Pues me han dicho que para ejecutar al Txiqui se ofrecieron voluntarios seis guardias civiles, y que dispararon dos tiros cada uno, no en descargas sino tiro a tiro, uno detr¨¢s de otro, fue lent¨ªsimo. Le metieron casi todas las balas en el est¨®mago, ninguna en el coraz¨®n. Cuando le dieron el tiro de gracia a¨²n estaba vivo.
-?Qu¨¦ horror!
Noches de susurros
Tiempos vertiginosos, estos. Tiempos en los que el mundo parece moverse bajo los pies, despert¨¢ndose a sacudidas de un sopor de a?os. La ley Antiterrorista de finales de agosto, llenando las c¨¢rceles de detenidos y las noches de susurros. Dos docenas m¨¢s de condenados a muerte esperando en las prisiones espa?olas a que se cumplan sus sentencias. La marcha sobre Espa?a, convocada justo para hoy, primero de noviembre por Sartre, Simone de Beauvoir, Anne Girardot, Marguerite Duras y tantos otros. ?Incluso Pablo VI pidi¨® clemencia! Olof Palme y su hucha para ayudar a los espa?oles oprimidos. Las derechas bramando. Las embajadas y consulados espa?oles asaltados y ardiendo como teas por el mundo. Manifestaciones, detenciones, protestas, Hassan y su marcha verde avanzando sobre las l¨ªneas espa?olas. Hemorragias g¨¢stricas, edemas, anuria, heces en melena. Los secuestros de peri¨®dicos y revistas. Lo peor, claro est¨¢, lo de Triunfo: cuatro meses de suspensi¨®n. Estar sin Triunfo es estar un poco como hu¨¦rfanos. La primera semana de septiembre ha sido particularmente dura: secuestraron Triunfo, Cambio 16, Posible, Dobl¨®n, Destino, Andal¨¢n... Tal era el rigor, que S¨¢bado Gr¨¢fico sali¨® a la venta con una portada en negro que tan s¨®lo dec¨ªa: Todas las informaciones dentro, por el calor. Se rieron mucho al ver aquella portada. Una risa con sabor a tiza, a tierra seca.
-Ruptura, hay que forzar la ruptura.
Todos los fines de semana lo mismo. En Casillas se puede hablar, se puede discutir a gritos sin miedo a ser o¨ªdo. Es el momento del esfuerzo final: el futuro est¨¢ ah¨ª, al alcance de nuestras manos, moldeable. Hay que evitar que triunfe la reforma, que no es m¨¢s que un continuismo disfrazado, la consolidaci¨®n del esp¨ªritu del 12 de febrero. Y ahora s¨ª que no, ahora esto se mueve, hay que moverlo.
Lorenzo acaba de separarse; tiene 30 a?os reci¨¦n cumplidos y una hija de cinco, con la que vive. No es un mal momento para empezar de nuevo, para vivir el cambio, un porvenir abierto en el que caben maravillas. No hay en Europa ahora mismo otro pa¨ªs con las condiciones que re¨²ne Espa?a: es la ocasi¨®n de poner en pr¨¢ctica los sue?os, de demostrar que son posibles. Est¨¢ euf¨®rico Lorenzo, aunque personalmente est¨¦ atravesando una mala racha. En junio le despidieron del trabajo. Mejor dicho, de uno de sus trabajos, del oficial, del que daba dinero. Lorenzo era el director de la Escuela de Relaciones P¨²blicas del colegio de las Irlandesas. Nada m¨¢s y nada menos que las Irlandesas, un colegio tan fino y se?orial, con la Fierro, la Susanita March, la Garrigues, la Font¨¢n. Adem¨¢s de eso, desde 1969 es profesor de formaci¨®n de adultos de una f¨¢brica de cobre de Vallecas, Tremasa. El jefe de personal de Tremasa, que es un rojo, le contrat¨® para que diera cursillos ideol¨®gicos y revolucionarios a los obreros, lo que se dice para levantar las masas. Lo que pasa es que cuando se puso a ello, Lorenzo se dio cuenta de que era m¨¢s importante ense?ar a leer y a escribir a los currantes: en estos seis a?os ha repartido 40 certificados de estudios primarios.
Pero en fin, el caso es que en Tremasa le pagan 8.000 pesetas al mes, y en las Irlandesas ganaba 20.000, o sea, un sueldazo. Por las ma?anas se embut¨ªa en el traje con corbata de Cortefiel y se iba de nueve a una a hacer de fino. Y luego por las tardes se vest¨ªa de normal, o sea, los pantalones de pana, los botos de Segarra (eso de llevar zapatos es de se?orito) y el jersey de Portugal, que es ties¨ªsimo y pesa una tonelada pero abriga mucho, y se iba de tres a siete a la f¨¢brica vallecana. Pues bueno, todo este tinglado se le desmont¨® en junio, cuando la Junta Democr¨¢tica convoc¨® la huelga general y de los 60 profesores que hay en las Irlandesas s¨®lo se pusieron en huelga ¨¦l y Juan Aguirre, el abogado, que tambi¨¦n daba clases all¨ª. Les despidieron a los dos, claro:
-Mire usted, aqu¨ª no pinta usted nada, este es un sitio de orden y de derechas, es usted un bobo-, vino a decir la madre superiora, Concepci¨®n Bar¨®n de Figueroa, emparentada con la aristocracia.
Y se acab¨® el chollo. As¨ª es que ahora Lorenzo s¨®lo tiene lo de la f¨¢brica, esas esmirriadas 8.000 pesetas y un trabajo que le gusta y le interesa, pero que le lleva mucho tiempo, porque como no tiene coche y vive en Aluche, tarda dos horas en el trayecto de autob¨²s hasta Vallecas. Un desastre. Y a pesar de eso, qu¨¦ a?o tan excitante, qu¨¦ momento tan intenso.
-Pues creo que el recital de ayer de Raimon fue estupendo.
S¨ª, en Barcelona, en el palacio de los Deportes, ante 8.000 espectadores. Al parecer se ol¨ªa el futuro, estaba ah¨ª, flotando sobre las cabezas, en el aire. Claro que Raimon ten¨ªa prohibidas 18 canciones, pero aun as¨ª es ins¨®lito que hayan autorizado el recital, teniendo en cuenta que ¨²ltimamente no hacen m¨¢s que suspender actuaciones de cantantes: de V¨ªctor Manuel, incluso de Patxi Andi¨®n, que nunca ha sido lo que se dice un m¨²sico comprometido. ?Si hasta se han organizado excursiones en autocar para ir a ver el pr¨®ximo concierto de Llu¨ªs Llach en Par¨ªs, porque en Espa?a no le dejan actuar nunca! Sorprendente lo de Raimon, sorprendente. Claro que se trata de Barcelona, y Barcelona es otra cosa. La nova can?¨®, la escuela de cine, la cultura, el Zeleste, las Ramblas, la frontera a un paso. Barcelona es casi Europa.
?No ha hecho nada?
Ayer, 31 de octubre, el Pr¨ªncipe asumi¨® la Jefatura del Estado en funciones. Distensi¨®n abdominal por parexia intestinal. Esto se acaba, esto se mueve. La Bolsa sube. Los expertos predicen un futuro de crisis: "Se ha acabado la sociedad del bienestar". Y, sin embargo, en el pa¨ªs impera el rumbo, un entrar y salir, una alegr¨ªa en el gasto. Lavavajillas y televisores en colores, esos son los objetivos del lujo moment¨¢neo, aunque por ahora TVE s¨®lo retransmite 10 horas semanales en color. Hay un creciente furor por salir al extranjero; Iberia anuncia un programa de tentadores viajes econ¨®micos: una semana en Roma, todo pagado, 13.080 pesetas, o 506 al mes. El m¨¢s envidiable es el de nueve d¨ªas en Nueva York, pero cuesta nada menos que 25.700 pesetas, y adem¨¢s el d¨®lar est¨¢ muy caro, a 60 pesetas se cotizaba el otro d¨ªa. Los tribunales eclesi¨¢sticos est¨¢n atestados de procesos de anulaciones. Massiel, Marisol, Luciana Wolf, Karina, todos los famosos est¨¢n disolviendo sus matrimonios. Incluso Carmen Sevilla, tan Carmen y tan racial, se ha separado de Alguer¨®. Esto se mueve, esto se acaba.
Cuando ?ngel Gil Mantecas cumpli¨® 17 a?os, el pasado d¨ªa 2 de octubre, no se imaginaba lo que se le ven¨ªa encima. Este oto?o de 1975 se auguraba tan vulgar y rutinario como todos. Porque no se puede decir que la vida sea trepidante en Segovia, la ciudad natal de ?ngel. Todo se reduce a ir a clase, salir con los amigos, tomarse de vez en cuando un par de cortos de cerveza en el Niza o el San Remo, darse unas cuantas vueltas por la calle Real, y de higos a brevas un guateque improvisado con un transistor, escuchando los discos de moda: el Melina de Camilo Sesto, Carolina de F¨®rmula V, a veces Pink Floyd o Neil Young. Nada del otro mundo. Adem¨¢s, a las chicas les ha sorbido el seso el enano ese del David Cassidy y est¨¢n imposibles. O sea, que todo sigue como siempre. Lo ¨²nico distinto es que este a?o ?ngel hace quinto de bachillerato, y que ha cumplido ya los 17. Qu¨¦ cosas, 17 a?os ¨¦l, el peque?o de la familia, el menor de seis hermanos. Y tan flacucho, tan zanquilargo, con las gafas de miope, los pel¨¢nganos un poco crecidos y esa carita de ni?o fr¨¢gil que le hace parecer aun m¨¢s joven. Poco imaginaba ?ngel el domingo de su cumplea?os el inesperado mes que le aguardaba.
El desastre empez¨® a mediados de octubre, en la clase de Formaci¨®n de Esp¨ªritu Nacional. ?ngel no es un estudiante modelo, pero en esta materia siempre ha sacado buenas notas. Al eterno profesor de la asignatura, Adolfo Crist¨®bal Gesti, le gustan los cuadernos ordenados y limpitos, y ?ngel, que sabe dibujar bien y tiene muchos rotuladores de colores, salv¨® los cursos anteriores haciendo unos preciosos dibujos con los organigramas de Familia, N¨²cleo, Movimiento y esas cosas. Este a?o, sin embargo, el profesor Crist¨®bal estaba particularmente exaltado. Bueno, a ?ngel siempre le ha parecido un hombre muy exagerado, muy ultra, muy extremista. Pero en esta ocasi¨®n lleg¨® a clase y empez¨® a despotricar contra los cinco hombres ejecutados en septiembre, y a decir que estaba muy bien que les hubieran fusilado. Y a ?ngel aquello no le gust¨® nada. Primero, porque lo de las ejecuciones le hab¨ªa afectado bastante. Pero adem¨¢s porque el profesor Crist¨®bal es un hombre tan desmesurado que a ?ngel siempre le dan tentaciones de llevarle la contraria, de hacerle rabiar, de ponerle m¨¢s furioso todav¨ªa, es una risa. As¨ª es que, sin pens¨¢rselo dos veces, ?ngel se puso en pie en medio de la clase y dijo que a ¨¦l los fusilamientos le parec¨ªan unos asesinatos. Bueno; c¨®mo se puso el Crist¨®bal. Echaba culebras por la boca. "?El que es un asesino es Santiago Carrillo, ¨¦l y todos los comunistas!", bramaba el hombre, sin venir a cuento, porque siempre saca a relucir a los comunistas, es como una obsesi¨®n. ?ngel no tiene m¨¢s que una remota idea de lo que son los comunistas y ese tal Carrillo pero, ya puestos a discutir, contest¨® que Carrillo era mejor pol¨ªtico que los que ahora est¨¢n en el Gobierno. Total, que el Crist¨®bal le expuls¨® de clase. Este a?o me ha cargado, pens¨® ?ngel. Bueno, tampoco era tan grave: a fin de cuentas es una mar¨ªa, una asignatura de relleno.
Al d¨ªa siguiente, fiesta de San Frutos, dos sociales detuvieron a ?ngel en la calle. Ya en comisar¨ªa le dijeron que alguien le hab¨ªa denunciado por su comportamiento en clase, pero que no hab¨ªa sido el profesor. Y empezaron a interrogarle: que qui¨¦nes eran sus amigos, que qui¨¦nes compart¨ªan su ideolog¨ªa, que si era marxista. A ?ngel lo del marxismo le son¨® a chino. Nadie de su casa tiene que ver con la pol¨ªtica. Eso s¨ª, no son adictos al r¨¦gimen. Su padre es secretario del Ayuntamiento de Segovia, y ha tenido alguna vez problemas con los superiores. Pero va por libre, no tiene nada que ver con partidos o marxismos o cosas de esas. De todo esto ?ngel no dijo nada, claro. De todas formas le metieron en el calabozo y le dejaron ah¨ª toda la noche. Sin darle de comer, sin avisar a su familia.
Cuando vieron que ?ngel no hab¨ªa venido a dormir, sus padres empezaron a buscarle por todas partes. Al fin le localizaron en la comisar¨ªa y se enteraron de la historia. Mariano, el hermano mayor de ?ngel, fue a casa del profesor Crist¨®bal.
-C¨®mo, ?que le han detenido?- dijo ¨¦ste, muy amable.
Y all¨ª mismo, delante de Mariano, telefone¨® a la comisar¨ªa: "Que dej¨¦is libre al chico, que yo s¨®lo quer¨ªa que le di¨¦rais un susto...".
Y s¨ª, le dejaron libre despu¨¦s de darle un buen tir¨®n de pelos. En fin, afortunadamente la cosa se hab¨ªa arreglado.
Pero no. Dos d¨ªas despu¨¦s, a la salida de clase, a¨²n con los libros en la mano, es detenido de nuevo por la pareja de sociales. Le llevan a la comisar¨ªa, le ponen las esposas y le trasladan en un furg¨®n policial, con los grises, al juzgado. All¨ª le hacen firmar un papel, y vuelven a subirle al furg¨®n. Le llevan y le traen como quien acarrea una maleta: nadie le explica nada y ¨¦l no se atreve a preguntar. Por eso, es s¨®lo cuando el coche se detiene ante la prisi¨®n cuando ?ngel comprende, con espantada sorpresa, que le van a meter en la c¨¢rcel. Se echa a llorar: "Por lo menos perm¨ªtanme pasar por casa para dejar los libros de texto", balbucea. "No te preocupes de los libros", le contestan. Como es tan joven, y como la c¨¢rcel de Segovia est¨¢ llena de gente de ETA y de FRAP, deciden ponerle con los presos comunes, para que los pol¨ªticos no le contaminen ideol¨®gicamente. Y all¨ª le dejan.
Le han aplicado la ley Antiterrorista. Mariano, el hermano mayor, empieza a peregrinar por todos los despachos oficiales. El alcalde, el gobernador civil, todos coinciden en decir que lo de su hermano es una barbaridad, pero que ellos ahora no pueden hacer nada: es un momento muy delicado, muy dif¨ªcil, nos jugamos nuestros puestos. Dicen que van a pasar a ?ngel a Carabanchel. No, a un correccional. No, a Carabanchel. Juana, la madre, llora y llora: cree que a su hijo le van a fusilar, como a los de septiembre.
-Pero no digas barbaridades, mam¨¢, ?no ves que ¨¦l no ha hecho nada?
Pero ella s¨®lo sabe que se siente inerme, que impera la arbitrariedad, que todo cabe.
A finales de octubre, una semana despu¨¦s de entrar en prisi¨®n, ?ngel es puesto en libertad. De repente, sin avisar a nadie, sin dar explicaciones. ?ngel se hace corriendo el kil¨®metro que separa la c¨¢rcel de su casa. Le han puesto una multa de 100.000 pesetas, una cantidad exorbitante. Recurren y consiguen que sea rebajada a 10.000 pesetas. Ahora, en este noviembre fr¨ªo y seco, ?ngel siente a¨²n el temor, la incertidumbre. ?Qui¨¦n le asegura que no le van a volver a detener? Dicen que la situaci¨®n pol¨ªtica va a cambiar, que ya queda poco para el fin. Esa es su esperanza, el paliativo de su miedo.
La vuelta de la tortilla
Algo de miedo siente tambi¨¦n Soledad Fern¨¢ndez. Digamos que es un miedo sensato, razonable. Esto se acaba, est¨¢ muy claro. Soledad tiene 30 a?os, est¨¢ casada con un m¨¦dico y es madre de dos hijos. Ella ha sido feliz, s¨ª, muy feliz, en la Espa?a que le ha tocado vivir. En estos a?os el pa¨ªs ha prosperado prodigiosamente. Ahora todo el mundo tiene coche, se vive much¨ªsimo mejor que antes. Es un pa¨ªs tranquilo, sin delincuencia. ?Lo de las ejecuciones de septiembre? Se lo merec¨ªan: eran unos asesinos que hab¨ªan matado a mucha gente. Porque este r¨¦gimen es una dictadura, s¨ª, pero ella, Soledad, nunca se ha sentido privada de libertad, siempre ha hecho cuanto ha querido. Concretamente, ella nunca ha visto detener a nadie, ni tan siquiera ha presenciado una sola manifestaci¨®n. S¨ª, claro, sabe bien que hay en Espa?a gente con inquietudes pol¨ªticas que han sido reprimidas y encarceladas por el r¨¦gimen. Pero a ella la pol¨ªtica nunca le ha interesado lo m¨¢s m¨ªnimo, as¨ª es que jam¨¢s ha tenido problemas, al contrario. ?Lo de la censura y todo eso? Bah. Cuando ella ha viajado a Francia, por ejemplo, ni se ha molestado en ir al cine a ver las pel¨ªculas aqu¨ª prohibidas, porque deben de ser pel¨ªculas verdes, y eso a Soledad no le interesa. En fin, que ella ha podido desarrollar libremente toda su vida en esta dictadura, en un clima de paz y de progreso. ?C¨®mo no va a estar satisfecha con el r¨¦gimen? Lo est¨¢, del mismo modo que lo est¨¢n much¨ªsimas otras personas como ella, cientos y cientos de miles de espa?oles. Eso s¨ª, sabe Soledad que la situaci¨®n pol¨ªtica es, por as¨ª decirlo, anormal. Es un producto pol¨ªtico irrepetible, un logro del buen gobernante que lo ha creado. Muerto ¨¦ste, el pa¨ªs tendr¨¢ que convertirse en una democracia como todas las democracias europeas, es evidente. Soledad considera esto normal, no le da miedo. Lo que teme, lo que le asusta un poco, es el revanchismo espa?ol; la falta de costumbre civilizada; el que haya gente que quiera darle la vuelta a la tortilla. Lo que le inquieta son esas siglas de partidos que ahora empiezan a aparece en la Prensa: que si han detenido a 10 personas del partido no-s¨¦-cu¨¢ntos-revolucionario, o del revolucionario-no-s¨¦-qu¨¦. Eso, lo de la palabra "revoluci¨®n" por todas partes, es lo temible: ?Vamos a ser tan b¨¢rbaros los espa?oles que ahora vamos a querer hacer una revoluci¨®n? Este mes de noviembre es un comp¨¢s de espera, punteado con un mordisco de inquietud.
Qu¨¦ mes este, s¨ª, tan tenso, tan provisional y tan confuso. En la l¨ªnea de la reciente apertura, como dicen los anuncios de las pel¨ªculas. Apertura carnal, de epidermis prohibida: es el destape. Ana Bel¨¦n, Mabel Esca?o, incluso Carmen Sevilla y Aurora Bautista, todas se destapan en el cine: "Estoy de acuerdo con el desnudo siempre que sea por necesidades de gui¨®n". Esto es Sodoma. Desde hace unos meses la censura ha abierto un poco la mano: se est¨¢n estrenando pel¨ªculas prohibidas durante hace a?os, obras de teatro legendarias. Camilo Sesto hace el Jesucristo Superestar en el Alcal¨¢ Palace y los ultras de Pablo Villamar amenazan con romperle la cara. Adem¨¢s est¨¢n en cartel Godspell y Los chicos de la banda, que es una cosa fuerte que va de homosexuales, y La resistible ascensi¨®n de Arturo Ui, de Brecht, con Jos¨¦ Luis G¨®mez. Y Nuria Espert y V¨ªctor Garc¨ªa estrenando en Palma de Mallorca Divinas palabras, que dicen los que lo han visto que es un espect¨¢culo formidable. Victoria Vera deja entrever sus carnes en el ?Por qu¨¦ corres, Ulises? de Gala, y el frenes¨ª de la temporada es el Equus de Shaffer: Juan Rib¨® y Mar¨ªa Jos¨¦ Goyanes salen lo que se dice en cueros. Bueno, con un slip que les ha puesto el ministerio. Pero la Goyanes ense?a el pecho, y los ultras de Pablo Villamar van al teatro a llamarle puta y guarra. En el Monumental ponen al fin La corte de Fara¨®n en versi¨®n ¨ªntegra, y anuncian, con la misma integridad, el estreno de otro plato fuerte: Las corsarias. Cualquiera dir¨ªa que las cosas est¨¢n cambiando, que esto se mueve.
-S¨ª, mucho destape carnal, mucha apertura epid¨¦rmica, pero de la otra, nada.
La apertura del muslo
Manifestaciones en las universidades. En Sevilla, 60 estudiantes son detenidos por reunirse en asamblea para protestar por las detenciones del d¨ªa anterior. En Zaragoza, dos docenas de Guerrilleros de Cristo Rey armados de porras, cadenas y navajas, entran a saco en la Facultad de Filosof¨ªa y Letras y golpean a quien encuentran a su paso. Un grupo de estudiantes les presenta cara y consigue ponerles en fuga: en ese momento aparece la polic¨ªa y detiene a los que persiguen a los ultras. A Jos¨¦ Rodr¨ªguez, p¨¢rroco de Granada, le multan con 400.000 pesetas. A Juan Pider, de la parroquia de Motril, con 100.000. Son 300.000 para el cura Jes¨²s Leza¨ªn, de Pamplona. Otras 100.000 para el sacerdote Jos¨¦ Ricard, de Tarragona, que acaba de salir de pasar dos meses en Carabanchel por no haber pagado la multa anterior. El p¨¢rroco barcelon¨¦s Juan Soler ingresa en la Modelo. En la iglesia de San Paciano, en Barcelona, ultras armados de garrotes apalean al p¨¢rroco Sard¨¢, de 75 a?os.
-Chico, la que est¨¢ imponente es la Antonelli.
Han estrenado Malizia, de Samperi: "Esc¨¢ndalo er¨®tico, supera a Emmanuelle y a El ¨²ltimo tango", dice la publicidad, echando mano de esos dos mitos cinematogr¨¢ficos a¨²n prohibid¨ªsimos. La protagonista de Malizia, Laura Antonelli, se ha convertido en la reina de lo carnal, en la sublimaci¨®n de lo macizo. Ella y Mirta Miller, que es la musa de la progres¨ªa, algo mucho m¨¢s dom¨¦stico, m¨¢s cercano. La verdad es que ¨²ltimamente la cartelera cinematogr¨¢fica est¨¢ gloriosa: parece que el cine espa?ol despega por fin de su penuria. Ah¨ª est¨¢ Pim, pam, pum, fuego, de Olea, y sobre todo Furtivos, de Borau, que acaba de ganar el primer premio del Festival de San Sebasti¨¢n y que es una pel¨ªcula estupenda. Luego est¨¢n los estrenos internacionales: El exorcista, que tanto revuelo ha armado; El padrino II, con un actor nuevo muy bueno, un tal Robert de Niro; El jovencito Frankenstein, que lleva meses y meses en cartel... Por si fuera poco, los cines de arte y ensayo est¨¢n estrenando ahora parte de las 500 pel¨ªculas que la censura ha retenido durante los ¨²ltimos 10 a?os: Cowboy de medianoche, El verdugo, Belle de Jour... Y sobre todo El fantasma de la libertad, de Bu?uel, que es el acontecimiento de la temporada: jam¨¢s se han visto unas colas tan enormes.
No da tiempo, no da tiempo a ir y a venir, a ver todo el cine, todo el teatro, a discutir tantas horas de pol¨ªtica, a acudir a todas las asambleas ilegales, a las reuniones m¨¢s o menos prohibidas, a los contactos clandestinos, a los aperitivos de solaz. Heparinizaci¨®n regional y mucosa g¨¢strica deteriorada. Esto se mueve, esto se acaba. Secuestran nuevamente Destino y Dobl¨®n, secuestran Hermano Lobo y Por Favor, amenazan de muerte al director de Arag¨®n Express, el director de Ya es expedientado y procesado por publicar un art¨ªculo de T¨¢cito, secuestran Historia internacional. ?Han secuestrado incluso Iglesia viva!
-Mucha apertura de ense?ar muslo, pero de la apertura en serio, nada...
Un liberal
En la ma?ana del 6 de noviembre, el abogado Jos¨¦ Figueroa, de 56 a?os, tiene una cita con otros compa?eros de profesi¨®n. Un colega, Juan Manuel Mu?oz Salvadores, les ha pedido que acudan a conversar con dos periodistas venezolanos del diario La Naci¨®n, que est¨¢n en Espa?a preparando un reportaje sobre los inminentes cambios. En el ¨²ltimo momento han decidido reunirse en el despacho del propio Mu?oz Salvadores, en el 50 de la madrile?a calle de Claudio Coello. A eso de la 1.30 ya est¨¢n todos: los dos periodistas, el due?o del despacho, Jaime Cortezo, Eurico de la Pe?a, Eduardo Moreno, Antonio Garc¨ªa Trevijano y ¨¦l, Figueroa. Telefonean a Tierno Galv¨¢n, Ruiz-Gim¨¦nez y Antonio Rato, por si quieren sumarse, pero los tres tienen trabajo y excusan su asistencia. As¨ª es que empiezan a charlar. Son todos abogados veteranos en la profesi¨®n, hombres maduros y de prestigio; que se sepa, ninguno de los presentes pertenece a ning¨²n partido. Como el mismo Jos¨¦ Figueroa, que es un liberal convencido, un hombre celoso de su independencia, un espa?ol preocupado por el delicado momento en que se vive. De esto es de lo que est¨¢n hablando, precisamente: est¨¢n exponiendo sus opiniones sobre la situaci¨®n pol¨ªtica. Figueroa, concretamente, est¨¢ a favor de la reforma. De pronto, no llevar¨¢n ni 10 minutos de reuni¨®n, escuchan gritar a Mar¨ªa Jes¨²s, la secretaria. La puerta de la sala se abre violentamente y aparecen, tres encapuchados armados de pistola y metralletas:
-?Al suelo, cerdos, al suelo!
Les obligan a tumbarse boca abajo y empiezan a pegarles con sa?a, insult¨¢ndoles, asegur¨¢ndoles que van a poner una bomba en el despacho. Figueroa sufre tres tandas de golpes. Los asaltantes est¨¢n usando una maza medieval, una bola met¨¢lica con p¨²as que cuelga de una cadena. Es como una pesadilla: se escuchan ayes, crujidos de huesos. Figueroa recibe el primer mazazo en los ri?ones. El segundo, en un om¨®plato. El tercero, un poco m¨¢s abajo de la cintura. Ahora los encapuchados les est¨¢n rociando con un espray lacrim¨®geno: Figueroa tose, se ahoga, no puede aguantar tumbado, se incorpora, aun a riesgo de recibir un tiro, porque se est¨¢ asfixiando. Pero los asaltantes ya se van: antes de irse, arrojan dos pavorosas bombas. No, afortunadamente no son aut¨¦nticas; es decir, es una bomba de humo y otra lacrim¨®gena. Los heridos se incorporan como pueden, tosiendo, renqueando: abren las ventanas, piden auxilio. En el edificio de enfrente est¨¢n las oficinas de la Uni¨®n El¨¦ctrica, y un empleado llama a la polic¨ªa. Antes de que pasen cinco minutos, las calles adyacentes est¨¢n cortadas y Claudio Coello es un hervidero de ambulancias y bomberos. Es tal la celeridad, tan asombrosa, que a las v¨ªctimas les queda la angustiosa duda de si la polic¨ªa sabr¨ªa algo de antemano. Por otra parte, la reuni¨®n fue decidida en el ¨²ltimo momento: si alguien se enter¨®, tuvo que ser a trav¨¦s de escuchas telef¨®nicas. A Figueroa lo de las escuchas no le extra?a: a ¨¦l le consta que tiene el tel¨¦fono intervenido desde la muerte de Carrero. Qu¨¦ vida tan absurda: a los 17 a?os, cuando empez¨® la guerra, Figueroa fue encarcelado en la zona republicana acusado de fascista. Y luego, al cabo de los a?os, llegar a esto: a convertirse en un personaje sospechoso y poco grato s¨®lo por ser un hombre liberal, por actuar de acuerdo a su conciencia. A Cortezo le han llenado de hematomas, le han hecho una brecha en la cabeza. Uno de los periodistas tiene roto el antebrazo; al otro venezolano le han partido la cadera. Trevijano tiene rotas dos costillas y el borde del om¨®plato. ?l, Figueroa, est¨¢ reventado: los m¨¦dicos han dictaminado un gran derrame interno. Y es curioso: las p¨²as que ¨¦l crey¨® ver en un principio en la maza de hierro deb¨ªan ser afilados relieves de letras, porque en el om¨®plato tiene una gran "L" marcada en la carne como si le hubieran aplicado un hierro al rojo. Se encuentran todos en tan malas condiciones que Mu?oz Salvadores es el ¨²nico que puede prestar declaraci¨®n ante la polic¨ªa, aunque su estado sea tambi¨¦n m¨¢s que precario: le han aplastado una bombilla en la cabeza y tiene el cr¨¢neo ensangrentado. Son los estertores de una ¨¦poca, los postreros y violentos coletazos.
Gastrectom¨ªa subtotal, insuficiencia cardiaca congestiva. Esto se acaba. Corren por el pa¨ªs vientos esot¨¦ricos: todo el mundo habla de Uri Geller, que estuvo hace un mes por estas tierras doblando cucharas y poniendo en marcha los relojes. Ahora, el Direct¨ªsimo de I?igo se llena de faquires que se acuestan en camas de clavos y que reciben impert¨¦rritos los pu?etazos de Urtain. Y entre los libros m¨¢s vendidos hay dos con el mismo y misterioso tema: el tri¨¢ngulo de las Bermudas. Claro que entre los superventas tambi¨¦n est¨¢ El oto?o del patriarca, de Garc¨ªa M¨¢rquez. Arrecia el fr¨ªo y El Corte Ingl¨¦s despliega la ¨²ltima moda para este invierno: "Chaquet¨®n cazadora ¨¦l, tendencia universitaria, 2.800 pesetas; abrigo lana ella, tipo chilaba, 3.300 pesetas". Parece que lo de Triunfo no se arregla: la suspensi¨®n de cuatro meses fue a causa de aquel art¨ªculo que publicaron en abril, aquel trabajo de Jos¨¦ Aumente titulado ?Estamos preparados para el cambio? Aumente ha sido procesado, y en estos d¨ªas se ten¨ªa que ver su juicio en el TOP (Tribunal de Orden P¨²blico), pero la vista se ha suspendido porque el abogado de Aumente, Trevijano, est¨¢ en el hospital a causa del apaleamiento de los ultras. Qu¨¦ barbaridad: cualquiera dir¨ªa que desde luego no estamos preparados para cambio alguno.
-Lo vamos a conseguir, vamos a conseguir la ruptura, todos estamos a favor: el PCE, el PSOE, los independientes...
Gui?os y codazos
Desde que volvi¨® al ejercicio de su carrera, hace unos meses, ?ngela Cerrillos vive en una vertiginosa y agotadora euforia. Todo empez¨® cuando la abogada Cristina Alberdi, a quien apenas conoc¨ªa, le propuso abrir un despacho de mujeres para mujeres. Ella dijo que s¨ª, y comenzaron en abril, sin un duro, en un piso madrile?o con las bombillas colgando peladas de los cables y cuatro muebles comprados en el Rastro. La pesadilla es llegar a cubrir gastos: s¨®lo el alquiler son ya 15.000 pesetas al mes, y el despacho no gana nada. No por falta de clientas: desde el principio ha sido un ¨¦xito, vienen much¨ªsimas mujeres. Pero son personas sin posibilidades econ¨®micas, y ni Cristina ni ella ni Consuelo Abril, que se incorpor¨® al equipo el mes pasado, est¨¢n haciendo esto por dinero. Lo hacen... Lo hacen por entusiasmo, por compromiso, por la intensa satisfacci¨®n de saber que se est¨¢ consiguiendo algo importante, algo ¨²til. Son el ¨²nico despacho de Espa?a que se dedica a esto: las mujeres llegan a pedir consejo, t¨ªmidas, perdidas, asustadas, sin conocer siquiera cu¨¢les son los pocos derechos que poseen. Porque la situaci¨®n es tan mala, tan discriminatoria, tan injusta... Y eso que en los ¨²ltimos meses la cosa ha mejorado un poco.
Como este es el A?o Internacional de la Mujer, el r¨¦gimen ha querido arreglar un poco las apariencias y en el mes de mayo se hizo la primera reforma seria del C¨®digo Civil; se anul¨®, por ejemplo, lo de la licencia marital. Porque hasta el pasado mes de mayo, la mujer casada no pod¨ªa hacer absolutamente nada por su cuenta; no pod¨ªa trabajar sin el permiso del marido; no pod¨ªa disponer de su propio sueldo, si trabajaba; no pod¨ªa comprar ni vender nada; ni tan siquiera pod¨ªa abrir una cuenta en el banco. Afortunadamente todo eso acaba de ser anulado en la reforma, pero, eso s¨ª, hay que pelearlo todos los d¨ªas. Hay que informar a las mujeres de esos derechos, hay que telefonear a los directores de los bancos que se niegan a abrir una cuenta a una mujer para recordarles que ella est¨¢ ahora amparada por la ley, y as¨ª sucesivamente. Y adem¨¢s, esta reforma s¨®lo es parcial. Siguen en pie tantas discriminaciones: la ley de Peligrosidad, el abandono familiar, el adulterio... En fin, para qu¨¦ seguir, es una situaci¨®n sangrante. Y adem¨¢s ninguno de los partidos ha tomado nunca en cuenta a la mujer en sus reivindicaciones. Cuando Cristina y ella empezaron a decir que iban a abrir un despacho de mujeres para mujeres, los compa?eros politizados, los varones progres e izquierdistas, comentaban con sorna:
-?Qu¨¦, ya habeis puesto los floreros?
Tal como ¨¦ramos
Ah¨ª est¨¢n todos, tan encantados con la reciente visita a Madrid de Esther Vilar y sus peregrinas teor¨ªas sobre el hombre. Eso s¨ª, ahora, tras estos primeros meses de lucha, de denuncias en la Prensa, de batallas continuas, algunos de esos progresistas tan sard¨®nicos han tenido que recapacitar y desdecirse:
-Pues est¨¢is haciendo una labor importante...
Es un triunfo. Esto se mueve, s¨ª, se mueve porque lo movemos nosotros, porque empujamos. Para ?ngela, el combate es doble: por un lado, la vertiente feminista; por otro, la pol¨ªtica concreta. En estos d¨ªas, precisamente, ?ngela acaba de participar en la confecci¨®n de una circular que los abogados progresistas est¨¢n enviando a todos los dem¨¢s abogados del Colegio de Madrid. Se trata de una especie de manifiesto, en el que se exige todo lo que hay que exigir, todos esos derechos b¨¢sicos que nos faltan. Se pide la abolici¨®n de la pena de muerte, la supresi¨®n de las jurisdicciones y tribunales especiales, el reconocimiento al derecho de asistencia letrada al detenido, por ejemplo. Y la legalizaci¨®n de todos los partidos pol¨ªticos; la libertad sindical y el derecho a la huelga; el derecho de reuni¨®n, opini¨®n y manifestaci¨®n; la libertad de educaci¨®n, cultura, prensa, radio y dem¨¢s medios de comunicaci¨®n; el derecho a la autodeterminaci¨®n de las nacionalidades. Y como colof¨®n, un p¨¢rrafo fundamental:
"En este momento concreto de indudable gravedad y trascendencia para el futuro de nuestro pueblo, es necesario devolver a los espa?oles el derecho primario y esencial a decidir libremente sobre la forma de organizaci¨®n pol¨ªtica que desean dar al pa¨ªs ( ... ) Cualquier forma de imposici¨®n sucesoria debe ser rechazada ( ... ) y en particular la prevista por las leyes constitucionales vigentes, por suponer una mera continuaci¨®n de un sistema autoritario que debe finalizar con su creador".
Porque el Pr¨ªncipe, ese Pr¨ªncipe del que nadie sabe nada y que ha sido designado como sucesor de este r¨¦gimen, ser¨¢ con toda probabilidad un mero continuador de la actual pol¨ªtica, y lo m¨¢s seguro es que con ¨¦l no se consigan nunca todas estas reivindicaciones democr¨¢ticas. La carta, en fin, est¨¢ firmada nada menos que por 200 abogados. Ah¨ª est¨¢n los nombres de Enrique Bar¨®n, Gregorio Peces-Barba, Juan Mar¨ªa Bandr¨¦s, Jos¨¦ Mar¨ªa Calvi?o, Jos¨¦ Federico Carvajal, Tom¨¢s de la Quadra Salcedo, Enrique Gimbernat, Jos¨¦ Mar¨ªa Mohedano, Ra¨²l Morodo, Enrique Tierno Galv¨¢n... Mucha, mucha gente conocida. ?ngela est¨¢ ahora enviando la circular por correo. Se la manda, por ejemplo, a Alfonso de Borb¨®n. La verdad es que siente un poco de miedo al hacerlo: mira que si ahora nos detienen a todos... Pero es el momento de aguantar, de tirar hacia delante. Porque en estos instantes todos somos los protagonistas de la historia, los hacedores del futuro.
La sequ¨ªa prosigue. Es un mes de noviembre helado, de sol p¨¢lido y fr¨ªo. En la ciudad sanitaria de La Paz, Juan Alberto Sevilla se est¨¢ muriendo. Juan Alberto es un estudiante de la Polit¨¦cnica de Madrid. Fue detenido el 30 de octubre, acusado de haber lanzado un c¨®ctel-molotov contra Coca-Cola. Le aplicaron la ley Antiterrorista y estuvo detenido ocho d¨ªas y medio. Desde las ocho de la noche del d¨ªa 30 hasta las ocho de la ma?ana del d¨ªa siguiente fue apaleado de tal forma que, al no recibir cuidados, entr¨® en estado de coma. El juez consider¨® sobrese¨ªdo el caso y envi¨® al muchacho a La Paz. Ahora est¨¢ ah¨ª internado, sometido a hemodi¨¢lisis. Su estado es cr¨ªtico.
-?Has le¨ªdo el chiste de Forges del Informaciones? Es buen¨ªsimo ver¨¢s: va el Blasillo por el campo con un amigo, y entonces el Blasillo dice: "Pues hombre, a ver si quedamos una tarde de estas y tomamos unas copas"... Es fuerte ?eh? Es estupendo, dispara con bala el t¨ªo...
Cosas as¨ª, como este chiste aparecido hoy, d¨ªa 18 de noviembre, son las que hacen que merezca la pena pagar las ocho pesetas que cuesta el peri¨®dico. Son esos gui?os, esos codazos, ese aludir, sin nombrar, a lo que todo el mundo sabe. Intubaci¨®n endotraqueal, dehiscencia de suturas, control sedaci¨®n medicamentosa. Esto se acaba.
La 'cosa' se mueve
Andr¨¦s G¨®mez est¨¢ viviendo unos meses muy intensos. A sus 23 a?os acaba de terminar la carrera de Econ¨®micas, que ha ido compaginando con su trabajo como administrativo en Standard. Como administrativo de primera estaba cobrando 16.100 pesetas al mes. Ahora le han reconocido el titulo en la empresa, y ha pasado a ganar, de golpe, un sustancioso sueldo de 25.000 pesetas. Coincidiendo con todo esto, Andr¨¦s ha empezado a trabajar como sindicalista. ?l lleva a?os siendo de Comisiones Obreras, y en 1974 ingres¨® en el PCE. Ahora ha salido de enlace sindical en las elecciones del mes de mayo, dentro de la Candidatura Unitaria y Democr¨¢tica, que es la que impulsa Comisiones con gente de USO y con independientes majetes. La verdad es que Andr¨¦s se siente euf¨®rico: est¨¢ clar¨ªsimo que la situaci¨®n se encuentra en plena evoluci¨®n, que la cosa avanza. La militancia se multiplica por momentos: tras la huelga de Standard de 1974, la agrupaci¨®n comunista de la empresa subi¨® de 30 personas a 80. La estructura sindical est¨¢ siendo copada por los unitarios. Muchas de las Uniones Territoriales de Trabajadores, las UTT, est¨¢n tambi¨¦n tomadas. Si esto sigue as¨ª, cuando la situaci¨®n se normalice, Espa?a puede ser una segunda Italia, con un partido comunista muy fuerte. Las cosas se mueven, s¨ª, y la batalla por la libertad hay que darla en muchos frentes. En el Colegio de Economistas, en donde la Plataforma Unitaria acaba de echar de la presidencia al eterno y reaccionario D¨ªaz Llanos. Y en las asociaciones de vecinos: Andr¨¦s pertenece a la de Arganzuela. Es el no parar, entre el sindicato, el partido, el colegio profesional y el movimiento vecinal. Y a pesar de tama?a actividad, Andr¨¦s a¨²n tiene tiempo para leer, y para escuchar el disco que acaba de sacar Rosa Le¨®n, Al alba, que es precioso. Y para ir al teatro, y sobre todo al cine.
El cine siempre le ha encantado. Desde hace varios a?os, Andr¨¦s pasa sus vacaciones en Par¨ªs, en casa de un amigo, durmiendo en el suelo y dedicando todo su dinero a ir al cine y a comprar libros. Un d¨ªa bati¨® su r¨¦cord personal de aguante: se vio La naranja mec¨¢nica, Bananas, Teorema y El gran dictador, todas seguidas, una detr¨¢s de otra. Algunos amigos de Andr¨¦s van a esos fines de semana cinematogr¨¢ficos que se organizan en Francia, cerca de la frontera, en Canet, o en el casino de Biarritz, en los que exhiben una docena de pel¨ªculas prohibidas, todo cosas buenas, de Bertolucci, de Pasolini, de Costa Gavras. Pero ¨¦l siempre ha preferido ir a Par¨ªs. Est¨¢s m¨¢s tiempo y en comparaci¨®n es m¨¢s barato. Claro que luego en libros se gasta much¨ªsimo. Recuerda todav¨ªa Andr¨¦s su primer viaje a Francia. ?l iba con dos amigos, Santiago y Toni. Fue en 1972. Regresaron en autocar, forrados de libros prohibidos. ?l, por precauci¨®n, se hab¨ªa puesto chaqueta y corbata. Sus amigos se rieron mucho de su aspecto. Pero cuando llegaron a la frontera, la polic¨ªa hizo bajar a Santiago y a Toni, les registraron, les quitaron todos los libros y les interrogaron durante hora y media, con todo el autob¨²s esperando. A ¨¦l, en cambio, ni le miraron. Y eso que ¨¦l ven¨ªa cargad¨ªsimo: el libro rojo de Mao, las obras de Lenin, la Historia de Espa?a de Tu?¨®n de Lara, una antolog¨ªa de poes¨ªa espa?ola preciosa, que inclu¨ªa algunos poemas de Alberti y las canciones de guerra de Miguel Hern¨¢ndez... Ahora, en los ¨²ltimos meses, la censura ha abierto un poco la mano y est¨¢n empezando a editarse obras de Trotski, y las Memorias de Jruschov, y las Cartas desde la c¨¢rcel, de Gramsci, por ejemplo. Pero eso es s¨®lo en los ¨²ltimos meses. Antes, si quer¨ªas leer algo, ten¨ªas que ingeni¨¢rtelas. O irte a Francia, o ped¨ªrselo a alg¨²n amiguete librero para que te lo trajera ilegalmente. A Jes¨²s, de Fuentetaja, por ejemplo, o a Lucas, el vejete de la cuesta de Moyano, que era una mina. Pero te ten¨ªa que conocer, porque si no no te daba nada.
Est¨¢n cambiando las cosas, s¨ª, esto se acaba, se dice Andr¨¦s. Por eso hay que redoblar los esfuerzos, y multiplicarse en 100 tareas, si es necesario. Hay que hacer reuniones en donde se pueda y como se pueda. Las peque?as, las de c¨¦lula, en los domicilios particulares. Las intermedias, hasta una veintena de personas, en algunas de las parroquias progres que prestan los locales, como la iglesia de Nuestra Se?ora de Europa. Y si se quiere hacer una reuni¨®n verdaderamente grande, entonces no hay m¨¢s remedio que irse, al campo. Por eso en Standard los rojos organizan de vez en cuando comidas campestres, multitudinarias excursiones a las que invitan a los tipos majos de la empresa, aquellos que parecen abiertos y progresistas, entre los que se puede hacer proselitismo. Son excursiones de dos o tres autocares, a Peguerinos, a los pinares de Balsa¨ªn, con la tortilla de patatas, el filete empanado, el vino y la gaseosa. Y all¨ª, en mitad del campo, se habla de pol¨ªtica, se discute la situaci¨®n. Cuando los que montan guardia dan la voz de alarma, inmediatamente el centenar de excursionistas disimula:
-Carrascl¨¢s, carrascl¨¢s, qu¨¦ bonita serenata, carrascl¨¢s, carrascl¨¢s, que me est¨¢s dando la lataaaaaa...-, cantan entonadamente ante la mirada recelosa de la pareja de guardias civiles de turno.
Y cuando est¨¢n solos y sin moros en la costa, entonces cantan otras cosas: las canciones de verdad, las que se sienten:
-Dime d¨®nde vas morena, dime d¨®nde vas salada, voy a la c¨¢rcel del pueblo a ver a los comunistas, que los tiene encerrados esta canalla fascista...
All¨ª, en esas excursiones, Andr¨¦s conoci¨® a su primera novia formal. Pero de eso hace ya tiempo, fue en el setenta y tres, y ahora estamos en 1975, en la noche de un mi¨¦rcoles 19 de noviembre, una noche cualquiera, una noche ventosa.
Atr¨¢s quedan a?os de Historia, la memoria de lo que hemos sido, la realidad que conform¨® nuestra existencia. Los 23 a?os de Andr¨¦s, los 17 de Angel Gil Mantecas, los 30 de Lorenzo D¨ªaz. Las vidas de los que nacieron sin conocer otras circunstancias, otro mundo. Las vidas que aquellos que s¨ª lo conocieron y lo perdieron. Hoy, mi¨¦rcoles 19 de noviembre, hay un temblor de v¨ªspera en el aire, el barrunto de un porvenir a¨²n no sabido. Chelo da vueltas en la cama, sin poder conciliar el sue?o: acaba de recoger su ingreso en la cl¨ªnica Nuevo Parque. Su hijo nacer¨¢ pasado ma?ana, le provocar¨¢n el parto el dia 21 de noviembre. El viento silba al otro lado del cristal de la ventana. Todo cabe en esta noche silenciosa, en esta madrugada oscura y fr¨ªa. Bajo el cobijo de las s¨¢banas, ya adormecida, Chelo se palpa la libertad en la barriga.
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