Los vetos cruzados de los partidos abocan a la repetici¨®n de elecciones

Mariano Rajoy y Pedro S¨¢nchez cierran este martes la segunda ronda de conversaciones de los partidos con el Rey sin haber sido capaces de plantear una soluci¨®n al bloqueo pol¨ªtico. El Partido Popular sigue paralizado y sugiere incluso que se deje pasar el tiempo sin nombrar candidato. 43 d¨ªas despu¨¦s de las elecciones, ninguna formaci¨®n ha intentado siquiera un primer esbozo de negociaciones y lo ¨²nico que se ha ofrecido al Monarca es una catarata de vetos cruzados y l¨ªneas rojas que hacen imposible cualquier alternativa de Gobierno estable y conducen, si nadie lo remedia, a una nueva convocatoria electoral.

Hace poco m¨¢s de una semana, una amplia mayor¨ªa de ciudadanos expresaba su rechazo a la lentitud con que los l¨ªderes pol¨ªticos estaban abordando la formaci¨®n de un nuevo Ejecutivo, seg¨²n el sondeo de Metroscopia publicado por EL PA?S.

La respuesta del PP a ese malestar ha sido, hasta el momento, culpar a los socialistas de su propia inacci¨®n, rechazar en bloque la posibilidad de que su candidato se eche a un lado para propiciar una soluci¨®n y anunciar su total oposici¨®n a cualquier alternativa de un Gobierno que no encabece Rajoy.

Y todo esto, explicaba el lunes el vicesecretario de Organizaci¨®n del partido, Fernando Mart¨ªnezMaillo, porque responde a la ¡°l¨®gica y al sentido com¨²n¡±. Mientras pone todas sus esperanzas en que caiga esa fruta madura y el PSOE se decida a apoyarles, el PP se limita a esperar. No descarta incluso, suger¨ªa Mart¨ªnez-Maillo, que el Rey se sume a esa espera y posponga la designaci¨®n de un candidato a que los partidos negocien y vuelvan con los deberes hechos.

Rajoy espera, y S¨¢nchez se enfrenta a su propio laberinto. Los barones territoriales m¨¢s cr¨ªticos estrecharon a¨²n m¨¢s el margen de negociaci¨®n del l¨ªder socialista, en el comit¨¦ federal del pasado s¨¢bado. Mostraron su rechazo a Podemos y su oposici¨®n frontal a cualquier tipo de apoyo de las fuerzas independentistas, aunque fuera en forma de una abstenci¨®n o incluso de su ausencia del Parlamento el d¨ªa de la votaci¨®n. En lo ¨²nico que parecen estar de acuerdo con S¨¢nchez es en intentar una aproximaci¨®n a Ciudadanos. El partido de Albert Rivera les resulta un socio m¨¢s fiable y centrado que Pablo Iglesias.

Pero ese apoyo tiene algo de trampa. Para que fuera viable ese pacto progresista y reformista que el propio S¨¢nchez pretende, el l¨ªder socialista deber¨ªa poner de acuerdo antes a dos formaciones que no han dejado de repetir en las ¨²ltimas horas su total incompatibilidad.

Lo dijeron el lunes tanto Rivera como Iglesias. El primero, al volver a plantear como algo impensable un acuerdo con las plataformas independentistas que Podemos alberga en su seno, as¨ª como al resaltar las profundas discrepancias en materia econ¨®mica que separan a las dos formaciones. Por no considerar, ni siquiera considera Rivera una posible abstenci¨®n de su partido ante un pacto PSOE-Podemos.

A los vetos del l¨ªder de Ciudadanos respondi¨® inmediatamente Iglesias con otro tanto de lo mismo. ¡°Ni por activa ni por pasiva¡±, es decir, ni con su voto a favor ni con su abstenci¨®n, respaldar¨ªa una alianza de los socialistas con Ciudadanos, dec¨ªa. Para el l¨ªder de Podemos, un pacto as¨ª se traducir¨ªa en la pr¨¢ctica en la temida gran coalici¨®n, porque requerir¨ªa la abstenci¨®n del PP para salir adelante.

Finalmente, se da la paradoja de que el Rey va a concluir su segunda ronda de conversaciones con dos ¨²nicas propuestas, o ensayo de propuestas, elaboradas por los dos partidos m¨¢s peque?os de los mayoritarios, Podemos y Ciudadanos. Los dos que claramente tienen nulas posibilidades de encabezar un Gobierno.

La oferta de Iglesias provoc¨® de inmediato el recelo y la desconfianza de los socialistas, que la consideraron adem¨¢s un intento de humillarles. M¨¢s all¨¢ de algunos mensajes cruzados a trav¨¦s de las redes sociales entre S¨¢nchez e Iglesias, no se ha comenzado a negociar nada y el l¨ªder socialista ya ha expresado adem¨¢s su deseo de comenzar a hablar antes con Albert Rivera.

El intento de Rivera

Por su parte, el dirigente de Ciudadanos ha extra¨ªdo del PP y del PSOE el compromiso de abrir mesas de negociaci¨®n paralelas para trabajar en la idea de un ¡°Gobierno de transici¨®n¡±, pero ¨¦l mismo admite la enorme dificultad de este empe?o. El PP se niega en redondo a dar su apoyo a un Ejecutivo que no encabecen ellos. El PSOE ha expresado su rechazo absoluto a cualquier Gobierno popular. El empe?o de Rivera se enfrenta adem¨¢s a una dificultad a?adida: en su proyecto de regeneraci¨®n democr¨¢tica e institucional no es posible la figura de Rajoy. ¡°No parece l¨®gico que la necesaria lucha contra la corrupci¨®n la encabece quien ha sido incapaz de limpiarla durante esos cuatro a?os¡±, repite el l¨ªder de Ciudadanos.

Mientras, ni el PP ni el PSOE han avanzado durante estas semanas un proyecto de pa¨ªs o han establecido equipos negociadores que pudieran dar al Rey alguna indicaci¨®n de que un Gobierno fuera posible. Se limitan a esperar que el Monarca desate un nudo que entre todos han contribuido a enredar.?