El ¡®annus horribilis¡¯ de Rita Barber¨¢
El ¡®caloret¡¯ marc¨® el inicio de la decadencia pol¨ªtica de la exalcaldesa de Valencia
A finales de invierno de 2014 Rita Barber¨¢ era todav¨ªa el t¨®tem del PP valenciano, aunque en el universo de la alcaldesa de Valencia avanzaban las fisuras. En las urnas ya hab¨ªa se?ales de agotamiento de la que hab¨ªa sido desde 1995, tras su primer mandato con Uni¨®n Valenciana, la imbatible m¨¢quina electoral del partido en Valencia y la locomotora que tiraba de otros candidatos como Eduardo Zaplana y Francisco Camps.
Su relaci¨®n con Mariano Rajoy tampoco pasaba por el mejor momento. Era la matriarca de un partido que supuraba casos de corrupci¨®n en todas las Administraciones y hab¨ªa forcejeado con Rajoy para mantener a toda costa en el Palau de la Generalitat a su ahijado Camps, asediado por el caso G¨¹rtel. Como consecuencia, a diferencia de lo que ocurri¨® con Zaplana y Camps, hab¨ªa dejado de ser decisiva en la designaci¨®n de Alberto Fabra como l¨ªder del partido. Pero, aun as¨ª, era la figura m¨¢s s¨®lida del PP en la Comunidad Valenciana.
La Jefa, como se la conoce en el PP, reten¨ªa el mito que le atribu¨ªa su partido de ¡°alcaldesa de Espa?a¡±, forjado en su ascendencia sobre los presupuestos de una Generalitat que le pagaba la fiesta del desarrollo urban¨ªstico de Valencia y los hitos que la siluetean, as¨ª como su habilidad para acaparar logros de la Administraci¨®n central como propios.
Pero el 23 de febrero de 2015 se tambale¨® su leyenda. El acto de la Crida, que anuncia el inicio de la fiesta de las Fallas, siempre hab¨ªa sido para Barber¨¢ un escenario propicio, una prolongaci¨®n del balc¨®n peronista del Ayuntamiento. Sin embargo, esa tarde en las Torres de Serranos, con un discurso inconexo, suspicazmente euf¨®rico y plagado de tropezones ling¨¹¨ªsticos en castellano y en valenciano, la alcaldesa naufrag¨® en su propio jugo. Y donde m¨¢s le dol¨ªa: ante el mundo fallero, que hab¨ªa sido su principal sustento.
El episodio del caloret abri¨® la veda contra Barber¨¢. Ese d¨ªa empez¨® la cuenta atr¨¢s de su fin. Las redes sociales achicharraron su cartel como una falla en la noche de San Jos¨¦. Aunque pidi¨® perd¨®n al d¨ªa siguiente, qued¨® sepultada ante una avalancha de cr¨ªticas en toda Espa?a, no solo pol¨ªticas, sino c¨ªvicas y universitarias. El caloret cataliz¨® malhumores ciudadanos en Valencia, mientras de debajo del glamur de los eventos la crisis afloraba la mugre de las calles de los barrios, el abandono de los jardines y los socavones en el asfalto.
Para Barber¨¢ se hab¨ªa complicado todo. Las expectativas electorales no le aseguraban la alcald¨ªa y ni siquiera la Generalitat, asfixiada financieramente, pod¨ªa pagarle la traca final de su mandato. Ante esa expectativa, la mejor salida era no repetir como candidata y cerrar un per¨ªodo de 24 a?os de inauguraciones y esplendentes mayor¨ªas absolutas. As¨ª pod¨ªa mantener la vitola de animal pol¨ªtico invencible.
Sin embargo, Rajoy la requiri¨® para que volviera a encabezar la candidatura al Ayuntamiento de Valencia por s¨¦ptima vez. Ante el desmoronamiento del partido, en met¨¢stasis judicial por los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n, su presencia en la lista municipal pod¨ªa amortiguar el hundimiento m¨¢s que ning¨²n otro candidato.
Barber¨¢ acept¨® a rega?adientes, relatan fuentes del PP. Solo estaba dispuesta a repetir en el caso de que el Gobierno hubiese aprobado una ley de reforma electoral que garantizase la alcald¨ªa al partido que obtuviera el 40% de los votos. As¨ª pod¨ªa edulcorar su ca¨ªda y sumar otro mandato en su palmar¨¦s de alcaldesa perdurable. Urgi¨® con tanta insistencia al Gobierno para que impulsara la reforma que en G¨¦nova, seg¨²n estas mismas fuentes, tuvieron que pararle los pies: ¡°No te preocupes, Rita, que en Valencia no llegamos ni al 40% de los votos¡±. Cuando constat¨® que no pod¨ªa evitarlo, a menos que dejara el partido, recurri¨® al coraje: ¡°Yo me pod¨ªa haber ido por la puerta grande, pero no soy una rata que sale huyendo¡±, aleg¨® en un foro.
Pero sus problemas iban en aumento. En abril de 2015, un mes antes de las elecciones, Comprom¨ªs present¨® la web llamada Ritaleaks, en la que se publicaron cientos de documentos con gastos de dif¨ªcil justificaci¨®n del Ayuntamiento de Valencia en a?os de crisis. Se trataba de viajes, comidas y diferentes actos de representaci¨®n, algunos de los cuales estaban atribuidos a la alcaldesa.
Barber¨¢ hab¨ªa conseguido hasta ese momento mantenerse en la periferia de la mayor¨ªa de casos de corrupci¨®n, mientras su vicealcalde, Alfonso Grau, tuvo que dimitir a principios de a?o a causa de su imputaci¨®n en el caso N¨®os por decisiones que dif¨ªcilmente se pod¨ªan tomar sin el consentimiento de la alcaldesa.
El caso Imelsa estall¨® en v¨ªsperas electorales con la filtraci¨®n de las conversaciones grabadas por el exgerente de esta empresa p¨²blica, Marcos Benavent. Salpicada por el caso, la exconcejal de Cultura y todav¨ªa asesora de Barber¨¢, Mar¨ªa Jos¨¦ Alc¨®n, tuvo que renunciar a ir en la lista. Las conversaciones de Alc¨®n, esposa de Grau, revelaban favores pol¨ªticos a un sobrino de la alcaldesa, Quique Sospedra Barber¨¢, vinculado a empresas con las que el Ayuntamiento de Valencia contrat¨® servicios de azafatas en eventos municipales.
El 24 de mayo Barber¨¢ perdi¨® en las urnas la mitad de los votos que ten¨ªa y obtuvo 10 concejales, uno m¨¢s que Comprom¨ªs. Era su acta de defunci¨®n como alcaldesa. Su mito se hab¨ªa derrumbado. Mand¨® a sus representantes legales a recoger el acta de concejal, pero renunci¨® a ella un d¨ªa antes de la constituci¨®n de la nueva Corporaci¨®n. ¡°Hemos hecho importante a Valencia. La hemos puesto en el mapa¡±, proclam¨® en su despedida. Dos meses despu¨¦s, pese a que hab¨ªa dicho que ¡°ni se le pasaba por la cabeza¡± la idea de optar a una plaza en el Senado, dimiti¨® de diputada en las Cortes Valencianas y se convirti¨® en senadora territorial.
Alejada del foco medi¨¢tico, su relativo par¨¦ntesis de tranquilidad durar¨ªa poco. A finales de enero de 2016 el juez instructor de Imelsa imput¨® a nueve de los 10 concejales de la lista de Barber¨¢ y a personas de su c¨ªrculo de confianza en el marco de la Operaci¨®n Taula, que investiga la presunta trama de financiaci¨®n ilegal y blanqueo. Fuentes del caso apuntan que ella no fue detenida ni imputada por su condici¨®n aforada ante el Tribunal Supremo por el cargo de senadora, del que no puede ser destituida a menos que se disuelvan las Cortes Valencianas. Pero el juez ya ha dado el paso preceptivo para su imputaci¨®n a trav¨¦s del Supremo.
Ahora, la alcaldesa que quiso convertir Valencia en un caladero de yates de lujo y una pista de b¨®lidos como M¨®naco, la que quiso empeque?ecer al Marqu¨¦s de Campo, (el alcalde que llev¨® el agua potable a Valencia y adoquin¨® sus calles), se esconde en su casa sitiada por las consecuencias del sistema que le sirvi¨® de pedestal. Incluso Grau, el hombre que tuvo toda su confianza, empieza a se?alarla, mientras ella recela de lo que pueda hacer la organizaci¨®n sobre la que ha reinado y manda whatsapps con advertencias: ¡°Cuidado con lo que dec¨ªs¡±.
Barber¨¢ se ha convertido en un lastre demasiado pesado para el PP. El portavoz Pablo Casado acaba de pedirle que reflexione si "aporta algo" al partido al que pertenece porque, en caso contrario "hay vida fuera de la pol¨ªtica". Su l¨¢pida pol¨ªtica est¨¢ esculpida, solo le falta el pulido judicial.
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