Monedas al aire para las apuestas
Los vecinos de tres pueblos de Huelva se juegan dinero el Jueves Santo con adrenalina y piezas de cobre de 1879
Dos monedas de diez c¨¦ntimos impresas en cobre en 1879 se lanzan al aire. El griter¨ªo cesa unos segundos. La adrenalina se dispara. Caras expectantes que siguen el recorrido de las piezas hasta que chocan contra el suelo. Resultado: salen dos caras y por tanto gana la banca. La decepci¨®n cunde entre una veintena de j¨®venes que han apostado unos 600 euros. La apuesta se dobla, las monedas se vuelven a lanzar y esta vez, con dos cruces, la fortuna sonr¨ªe a la pandilla. Sin embargo, la banca ha ganado previamente siete tandas y se planta. La vida misma. Antonio V¨¢zquez y sus amigos, en el papel de financieros, se reparten sobre la tapa de un contenedor a las puertas del bar, los 3.000 euros que acaban de ganar. ¡°Hay que buscar el duende al lanzar las monedas. La tradici¨®n es no darle importancia al dinero, aunque hay gente que ha apostado coches y propiedades. Entonces desaparec¨ªa la diversi¨®n y entraba el vicio puro y duro¡±, explica V¨¢zquez con tono socarr¨®n.
Es la tradici¨®n de las chapas, que cada Jueves Santo se repite en Chucena, Escacena y Manzanilla, tres pueblos de Huelva en los que se permite el juego y las apuestas ilegales durante 24 horas al a?o. Los vecinos se concentran en los bares con los bolsillos llenos de billetes dispuestos a formar los denominados ¡°coros¡± para apostar y los m¨¢s pudientes se meten en la piel de los banqueros. Estos deben igualar los billetes que cada participante deposita en el suelo. El envite es sencillo: si sale cara y cruz se repite el lanzamiento, si salen dos caras gana la banca y si quedan bocarriba las dos cruces ganan los apostantes. Pese al alboroto ¡ªregado con alcohol¡ª y las grandes cantidades de dinero en juego, no hay tensiones y jam¨¢s hay disputas por el dinero, aseguran los lugare?os.
Los or¨ªgenes de la tradici¨®n oscilan entre dos relatos. El que recuerda c¨®mo los romanos despojaron a Jesucristo de sus vestiduras y se las disputaron con monedas y el otro sobre c¨®mo Judas se jug¨® las treinta monedas del pago por su traici¨®n. Ninguno con fundamento contrastado, ilustra el historiador de la comarca Fernando Guti¨¦rrez. Estas apuestas del Jueves Santo tienen su origen en pueblos de Castilla, regi¨®n que en tiempos de los Reyes Cat¨®licos decenas de familias abandonaron para repoblar estos tres pueblos onubenses.
Carmelo Sol¨ªs lleva seis a?os sin jugar a pesar de que en su ¨²ltima mano gan¨® 18.000 euros, asegura. En pleno auge del ladrillo este promotor inmobiliario apostaba grandes sumas sin pudor ni remordimientos de conciencia. ¡°Eran otros tiempos y 18.000 euros no significaba tanto¡±, matiza. Hoy con la dura crisis que tanto nota el campo andaluz las apuestas han bajado dr¨¢sticamente, pese a lo que se ven peque?as monta?as de billetes con pliegues de 3.000 y 4.000 euros. Cuando de madrugada las procesiones finalizan su itinerario, las pujas suben y a las pandillas de hombres se suman las mujeres. ¡°Nosotras tenemos m¨¢s reparo en gastarnos dinero a las chapas¡±, explica Clara Rodr¨ªguez, jugadora ocasional.
La Guardia Civil se ha mostrado indulgente, salvo en ocasiones con pol¨¦mica y descontrol. ¡°A?os atr¨¢s ciertas mujeres han venido a pedirme que actuara para frenar las apuestas de sus maridos y han presionado a los agentes, que han cerrado un par de bares¡±, relata Crist¨®bal Carrillo, alcalde de Manzanilla.
Si en el franquismo los vecinos jugaban a escondidas, las autoridades permitieron las apuestas en los a?os ochenta del siglo pasado. La alcaldesa de Chucena, Encarnaci¨®n Castellano, define su limbo legal. ¡°Es una tradici¨®n que no se autoriza ni se proh¨ªbe, sencillamente ocurre. La gente es consecuente con sus gastos y se celebra en un ambiente muy sano¡±.
De momento la tradici¨®n, a la que los vecinos atribuyen cuatro siglos de antig¨¹edad, sobrevive a los estragos de la crisis y las monedas de Alfonso XII se lanzan cada cinco minutos un d¨ªa al a?o.
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