Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar reclama nuevos liderazgos en presencia de Mariano Rajoy
El discurso del ex presidente del Gobierno reanuda la guerra fr¨ªa con con el actual l¨ªder del PP
Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa Margallo, ministro de Exteriores, ejerci¨®, en efecto, de jefe de la diplomacia para sentarse con su casco azul entre Mariano Rajoy y Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Ocup¨® la silla vacante entre ambos gallos para evitar que el homenaje com¨²n a Vargas Llosa en su 80 cumplea?os degenerara en un nuevo episodio de guerra fr¨ªa.
Nuevo porque el ¨²ltimo ata?e a la estupefacci¨®n con que Aznar juzga la pasividad de Rajoy en la gesti¨®n del periodo poselectoral. Ni entiende que eludiera el trance de la investidura ni comprende que haya cedido la iniciativa a los otros l¨ªderes.
Es cuanto conf¨ªan sottovoce algunos allegados al expresidente, de forma que el reencuentro de ambos en la Casa Am¨¦rica implicaba un ejercicio de distanciamiento y de cinismo, m¨¢s all¨¢ de encapricharse con las reglas del protocolo.
Se dieron la mano, quede claro. Y posaron separadamente juntos en el photocall de la Casa Am¨¦rica, pero el respeto a las formas no contradijo que Rajoy y Aznar hicieran un esfuerzo expl¨ªcito para evitarse. Y para matizar su proximidad al homenajeado.
Porque Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar lo llam¨® Mario, y Mario, y Mario en el ep¨ªlogo de un discurso que sobrentend¨ªa un reproche entre l¨ªneas al heredero del PP en la Moncloa: "Necesitamos nuevos liderazgos capaces de ejercer una tracci¨®n (sic) social, moral y pol¨ªtica a la altura de los desaf¨ªos que tenemos ante nosotros".
Alusi¨®n a Rajoy
No iban a sentirse aludidos los expresidentes que ocupaban las localidades postineras de esta cumbre liberal de las Am¨¦ricas ¡ª?lvaro Uribe,?Sebasti¨¢n Pi?era, Andr¨¦s Pastrana, Luis Alberto Lacalle¡ª, pero si pod¨ªa hacerlo Rajoy. Que no siendo tampoco un presidente "completo" s¨ª lo es en funciones y aspira a prolongar su mandato en el umbral del pr¨®ximo verano (26-J).
"Necesitamos nuevos liderazgos", dec¨ªa Aznar en la cara de Rajoy. Hab¨ªa ocupado la tribuna de oradores. Hab¨ªa asumido, como en otras ocasiones, el liderazgo de la oposici¨®n. Y la hab¨ªa convertido en el burladero que a?ora un torero viejo, aunque la voracidad con que pretend¨ªa devorar a Rajoy provoc¨® que se comiera unas cuantas vocales. No siempre: las menciones a la "inacci¨®n" reanudaron la bater¨ªa de los mensajes cifrados a su colega por mucho que Rajoy permaneciera inm¨®vil.
No proced¨ªa exteriorizar la rec¨ªproca animadversi¨®n. Por decoro con el homenajeado. Y porque Aznar ten¨ªa m¨¢s partidarios. Debi¨® ser el motivo que le incit¨® a escribir un discurso en modo FAES a caballo del engreimiento y el onanismo intelectual.
Aznar necesit¨® justificarse. Defender la guerra de Irak sin llegar a mencionarla. Y hacer memoria condescendiente de su propia ejecutoria: "Cuando se est¨¢ ante un sistema de normas leg¨ªtimo, ha de hacerse respetar, incluso cuando hacerlo tenga costes. Sobre esta convicci¨®n he tomado algunas de las decisiones pol¨ªticas m¨¢s dif¨ªciles de mi vida".
Egocentrismo
Produc¨ªa embarazo el egocentrismo de Aznar porque el homenajeado era Vargas Llosa. Porque eludi¨® cualquier alusi¨®n al debate de las sociedades latinoamericanas. Y porque el alto concepto de s¨ª mismo reflejaba una posici¨®n gregaria del propio Rajoy. ?Se refer¨ªa otra vez a ¨¦l cuando hablaba de la par¨¢lisis y de la irrelevancia?
No fue el ¨²nico atragant¨®n al que se expuso el presidente del Gobierno en funciones. Vargas Llosa protagoniz¨® el suyo cuando identific¨® la corrupci¨®n como uno de los grandes problemas que amenazan a las democracias emergentes y a las consolidadas. Y cuando relacion¨® los esc¨¢ndalos de la putrefacci¨®n con el desencanto de la sociedad hacia la clase pol¨ªtica, coartada necesaria de la irrupci¨®n de los populismos.
Se refiri¨® a ellos Mariano Rajoy en su discurso con f¨®rmulas alternativas como "cauces parapol¨ªticos" o "soluciones extrademocr¨¢ticas", aunque la ovaci¨®n de la tarde, espont¨¢nea, un¨¢nime, rotunda, sobrevino cuando evoc¨® el cautiverio de Leopoldo L¨®pez y Antonio Ledezma, v¨ªctimas de la purga de Nicol¨¢s Maduro en Venezuela.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.