M¨¢s de diez mil sirios han entrado a Espa?a por Melilla
El modelo de contenci¨®n y rechazo de flujos migratorios espa?ol se copia en la Uni¨®n Europea El 90% de los refugiados que llegaron a la pen¨ªnsula se han ido hacia otros pa¨ªses del norte
En cuesti¨®n de meses, y con tres millones de refugiados aporreando las puertas de Europa, el modelo de gesti¨®n de los flujos migratorios de Melilla ha pasado de ser cuestionado y criticado a ser un ejemplo a seguir, reflejado en medios de comunicaci¨®n internacionales y publicitado por ministros y comisarios europeos. En menos de un a?o, las llamadas ¡°devoluciones en caliente¡±, que el Consejo europeo entend¨ªa como una vulneraci¨®n del Convenio Europeo de Derechos Humanos y de la Convenci¨®n sobre el estatuto de los refugiados de 1951, pasaban a ser ¡°compatibles con su directiva de retorno¡±.
La presi¨®n migratoria ya no era solo una cosa de los pa¨ªses del sur de Europa y llevaba a la canciller Angela Merkel el pasado 8 de marzo a negociar, a cara de perro y hasta la madrugada en Bruselas, con su hom¨®logo turco Erdog¨¢n para dar forma a un acuerdo que sonrojaba a toda Europa: Turqu¨ªa acoger¨ªa todos los refugiados devueltos desde Grecia a cambio de 6.000 millones de euros (en dos tandas), visados para los turcos a partir de junio y facilidades para su eventual ingreso en el club de los 28.
La crisis humanitaria m¨¢s importante desde la Segunda Guerra Mundial relativizaba todas las regulaciones migratorias existentes. Y donde una comisaria de Interior sueca, Cecilia Malmstr?m, hab¨ªa se?alado ¡°una violaci¨®n de la legislaci¨®n¡± de los derechos humanos en Melilla, su sucesor, el griego Dimitris Avramopoulos, aplaud¨ªa en febrero la creaci¨®n de la oficina de asilo en su frontera con Marruecos y avalaba las devoluciones masivas desde Espa?a hacia el pa¨ªs vecino de inmigrantes de terceros pa¨ªses, tal y como iban a empezar a producirse despu¨¦s en Turqu¨ªa con los sirios, incluso teniendo estatus de refugiados.
Dos pa¨ªses, Marruecos y Turqu¨ªa, con menos cortapisas legales y una menor protecci¨®n de los inmigrantes, para hacer el trabajo m¨¢s inc¨®modo de Espa?a y Europa respectivamente. Las contraprestaciones, sin embargo, no son tan claras y expl¨ªcitas en el caso marroqu¨ª y dan lugar a circunloquios entorno a un tema tab¨² y sagrado para el reino alau¨ª: el S¨¢hara Occidental. ¡°Sin Turqu¨ªa Europa no podr¨ªa hacer frente al drama de los refugiados¡±, admite el ministro del Interior espa?ol, Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz. Y, ante los cuestionamientos por el respeto a los derechos humanos, zanja: ¡°Yo tengo que decir que, igual que Turqu¨ªa es un pa¨ªs seguro, Marruecos es un pa¨ªs seguro¡±.
¡°No se puede resolver este asunto de forma limpia porque los est¨¢ndares legales que los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea se han dado a s¨ª mismos lo hacen pr¨¢cticamente imposible¡±, reconoce Carmen Gonz¨¢lez Enr¨ªquez, investigadora principal del ¨¢rea de migraciones del Real Instituto Elcano. ¡°Nuestras propias normas nos impiden gestionar el proceso como querr¨ªamos y por eso necesitamos pa¨ªses donde las normas no sean tan r¨ªgidas y permitan eso que aqu¨ª no podemos hacer¡±, explica. ¡°Cualquier pa¨ªs en ?frica con el que cualquier estado europeo llegue a un acuerdo de este tipo va a plantear ese tipo de dilemas¡±, analiza. Y recuerda: ¡°Ya se planteaban cuando Italia ten¨ªa esos acuerdos con T¨²nez o con la Libia de Gadafi, o ahora con Turqu¨ªa".
La eficacia del rechazo
El caso es que, a tenor de los resultados de esas pol¨ªticas, primero repudiadas y luego alabadas, el modelo de contenci¨®n y rechazo melillense es un ¨¦xito. Y frente a esa repetida idea de que son solo 18 los refugiados que ha acogido Espa?a ¡ªen referencia al cupo de reasentados¡ª, en realidad son m¨¢s de 10.000 (8.000 solo en 2015) los sirios que han entrado en el pa¨ªs por Melilla entre 2012 y 2015, y solo 400 en lo que va de a?o, seg¨²n datos oficiales. El 90%, seg¨²n las mismas fuentes y las ONGs responsables de su acogida, han continuado su viaje hacia el norte de Europa, principalmente hacia B¨¦lgica y Alemania, donde encuentran mejores coberturas sociales. Incluso algunos han preferido regresar a Marruecos.
Por otra parte, de los 22.000 subsaharianos que se encaramaron a la valla en los 70 saltos, de unas 300 personas cada uno, registrados a lo largo del 2014, solo 2.000 lograron su primer objetivo: el CETI, el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes de Melilla. Tan com¨²n era que saltasen 300, que en el argot policial "un 300" equivale a "un salto", aunque pronto qued¨® superado por avalanchas de miles de personas. "Comunicar por radio "un 300-1.000" resultaba contradictorio", recuerda el comandante Arturo Ortega.
En 2015, en cambio, s¨®lo hubo 11 saltos, en los que un centenar de personas consiguieron entrar. Y en lo que va de a?o solo ocho personas se han colado en suelo espa?ol, sorteando a los agentes de las fuerzas especiales desplegadas por la Guardia Civil, en el ¨²nico salto ¡ªde los cinco registrados¡ª que se ha culminado, seg¨²n fuentes oficiales.
El sistema resulta disuasorio para los inmigrantes que quieren llegar de manera irregular y se sustenta en tres pilares. Por un lado, una triple valla, reforzada en distintas etapas desde el inicio de su construcci¨®n en 1997, con una inversi¨®n global de 48 millones de euros, seg¨²n datos de Amnist¨ªa Internacional.
Por otra parte, en los rechazos masivos y forzosos de inmigrantes subsaharianos en frontera aceptados por Marruecos de buen grado desde 2006, aunque nadie sepa decir qu¨¦ pasa despu¨¦s con ellos: ¡°Me consta que muchos son enviados hacia Rabat, probablemente porque all¨ª en la capital le pueden dar mejor soluci¨®n¡±, apunta sin seguridad el delegado del Gobierno de Melilla, Abdelmalik El Barkani.
Por ¨²ltimo, la limitada capacidad de acogida que no llega a mil personas ¡ªtras la reciente ampliaci¨®n del CETI¡ª y que condena a un inc¨®modo hacinamiento a los inmigrantes por un m¨¢ximo de seis meses no anima demasiado a los inmigrantes a elegir Espa?a como destino. Y, a la luz de los datos y de que el objetivo es evitar la entrada de inmigrantes irregulares, es eficaz, funciona.
Las vallas ya se han replicado en las fronteras de media Europa y la empresa malague?a Security Fencing (ESF) que las fabrica ha hecho su agosto, pero ?hasta qu¨¦ punto es este modelo es exportable o extrapolable?. Seg¨²n El Barkani, ¡°la experiencia de tantos a?os de Melilla es digna de tener en cuenta¡± pero, dice, ¡°los melillenses, y yo como melillense, espa?ol y europeo, no nos podemos resignar a que este sea el modelo de inmigraci¨®n, o ?es que no somos capaces de generar una forma en que los inmigrantes de distintos pa¨ªses lleguen con su documentaci¨®n e incluso con un contrato de trabajo a este territorio?¡±.
El asunto es peliagudo. Y no hay una respuesta un¨ªvoca. ¡°Estos son los pilares¡±, resum¨ªa el ministro del Interior: ¡°Cooperaci¨®n en origen con los pa¨ªses de origen y tr¨¢nsito, cooperaci¨®n operativa y tambi¨¦n equipos policiales conjuntos, ayuda al desarrollo y tambi¨¦n, para facilitar todo esto, apertura de embajadas y antenas diplom¨¢ticas en todos estos pa¨ªses de origen y tr¨¢nsito. Esa es la pol¨ªtica para luchar y hacer frente y gestionar de manera adecuada los flujos migratorios¡±. Y aseguraba: ¡°En la agenda comunitaria ya se habla de cooperaci¨®n con los pa¨ªses de origen y tr¨¢nsito, es decir, todo lo que nosotros hemos desarrollado con no pocos pa¨ªses: Marruecos, Argelia, Mauritania, Senegal, Guinea Conacry, Guinea Bissau, Gambia, Cabo Verde, Mali y Nigeria y, donde ya ten¨ªamos embajadas abiertas, pues consejer¨ªas de Interior. Eso hay que hacerlo porque eso es lo que te permite despu¨¦s gestionar todas esas pol¨ªticas¡±.
Pero lo que en el modelo espa?ol resulta dif¨ªcilmente aplicable al caso actual de la crisis de refugiados, como se?ala Enr¨ªquez, ¡°es que en el modelo espa?ol no hay refugiados¡±, y los que llegaron se fueron. ¡°Nuestra inmigraci¨®n es esencialmente econ¨®mica y sus normas son claras: si un pa¨ªs europeo no desea recibir inmigrantes porque considera que no tiene un hueco en su mercado laboral, tiene todo el derecho a negarse. En el refugio entran en juego unas valoraciones morales, una obligaciones legales, que no se tienen respecto a la migraci¨®n econ¨®mica¡±, explica. ¡°Pero hay que tener en cuenta tambi¨¦n que dentro de esta oleada de refugiados hay muchos que no lo son. Y en el caso italiano casi el 100% son inmigrantes econ¨®micos, en ese caso s¨ª podr¨ªa ser aplicable este modelo¡±.
En realidad, ¡°el modelo¡± no es m¨¢s que el resultado de las sucesivas respuestas y adaptaciones a las emergencias provocadas por las distintas oleadas de inmigrantes a lo largo de la historia. Entre 2001 y 2003 fueron las pateras desde Marruecos a la costa espa?ola, que se cortaron principalmente con el SIVE, el Vistema de Vigilancia Exterior. Entre 2004 y 2005 comenzaron a sucederse los saltos masivos en Ceuta y Melilla, en la llamada "crisis de las vallas". En 2006 fueron los cayucos desde el ?frica Occidental, que desembarcaron a cerca de 40.000 personas en un solo verano en las islas Canarias y que se frenaron radicalmente con una decidida ofensiva diplom¨¢tica espa?ola en Mauritania y Senegal y, en paralelo, el acuerdo con Marruecos para que aceptase las devoluciones de subsaharianos.
Las barcazas empezaron entonces a salir de Libia hacia Italia y colapsaron Lampedusa y despu¨¦s Sicilia. Y la guerra de Siria provoc¨® el gran ¨¦xodo de refugiados de Turqu¨ªa a Grecia camino de los Balcanes para alcanzar los pa¨ªses del norte de Europa, a la que se han sumado tambi¨¦n inmigrantes econ¨®micos.
Se cierra una v¨ªa y se abre (o se reabre) otra. ¡°Si ya no se habla del Mediterr¨¢neo Occidental es porque forma parte de la soluci¨®n¡±, asegura Fern¨¢ndez D¨ªaz. Pero advierte: ¡°Esto son vasos comunicantes: si tu taponas el Mediterr¨¢neo Oriental y Central, vendr¨¢n al Occidental¡±.
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