Bloqueo pol¨ªtico en Espa?a, coaliciones de todos los colores en Alemania
Los partidos alemanes, capaces de aceptar dolorosos pactos para formar Gobierno, se erigen en contraejemplo de los espa?oles
Kiwi. Kenia. Sem¨¢foro. Conceptos hasta ahora in¨¦ditos llenan estos d¨ªas los peri¨®dicos alemanes. En un pa¨ªs en el que las coaliciones se nombran con los colores de los partidos que las forman, los cambios pol¨ªticos obligan a buscar nuevos referentes. Ya no sirven las f¨®rmulas cl¨¢sicas de centro-derecha (democristianos y liberales) o centro-izquierda (socialdem¨®cratas y verdes o poscomunistas). Ni siquiera la gran coalici¨®n (democristianos y socialdem¨®cratas) asegura ya el objetivo de lograr una mayor¨ªa de Gobierno. La irrupci¨®n del partido ultraconservador Alternativa para Alemania (AfD) y el desgaste de las formaciones tradicionales fuerzan la b¨²squeda de soluciones imaginativas. Y, en muchos casos, dolorosas.
El fracaso de los partidos pol¨ªticos espa?oles ha forzado al rey Felipe VI a firmar el martes el decreto de convocatoria autom¨¢tica de elecciones para el 26 de junio. Una imagen que contrasta con la que ofreci¨® tan solo un d¨ªa antes Stuttgart, capital del Estado de Baden-Wurtemberg. All¨ª, Los Verdes y la Uni¨®n Cristianodem¨®crata (CDU) presentaron el lunes el acuerdo por el que gobernar¨¢n este land los pr¨®ximos cinco a?os.
El pacto es importante por dos motivos. Primero, porque afecta a uno de los Estados m¨¢s ricos y poblados de Alemania. Sede de empresas como Daimler o Porsche y con una tasa de desempleo del 3,8%, Baden-Wurttemberg se enorgullece al proclamarse como la regi¨®n m¨¢s innovadora de la UE. Pero el acuerdo conocido como kiwi ¨Cporque predomina el verde pero tambi¨¦n tiene motas negras, el color de la CDU- hace historia porque es la primera vez que el partido de Angela Merkel pasa por el mal trago de aceptar la condici¨®n de segund¨®n ante Los Verdes. Los democristianos nombrar¨¢n all¨ª cinco de los diez ministros, pero el jefe de Gobierno y l¨ªder indiscutido ser¨¢ el ecologista Winfried Kretschmann. La decisi¨®n es especialmente dolorosa porque este Estado parec¨ªa propiedad exclusiva de la CDU, que gobern¨® all¨ª sin descanso de 1953 a 2011.
Las novedades del panorama pol¨ªtico alem¨¢n no acaban aqu¨ª. Las elecciones del pasado 13 de marzo llevaron cambios a los tres Estados donde se celebraron. Los espectaculares resultados de AfD en el land oriental de Sajonia-Anhalt dejaron como ¨²nica alternativa un tripartito democristiano-socialdem¨®crata-verde, es decir, rojo-negro-verde, los colores de la bandera de Kenia. Y en Renania-Palatinado, la l¨ªder del Partido Socialdem¨®crata (SPD) ha tenido que pactar con verdes y liberales para formar lo que en Alemania llaman la coalici¨®n sem¨¢foro.
Las cesiones no afectan solo a la pol¨ªtica regional. Las elecciones federales de 2013 dieron una victoria abultad¨ªsima a Merkel, pero no la mayor¨ªa absoluta, que en el sistema pol¨ªtico alem¨¢n es pr¨¢cticamente inexistente. El ¨¦xito de la canciller tuvo el efecto secundario de acabar con los liberales del FDP, que por primera vez en su historia se quedaban fuera del Bundestag. Y sin sus aliados naturales, la l¨ªder de la CDU pact¨® con los socialdem¨®cratas una gran coalici¨®n como la que ya hab¨ªa dirigido en su primera legislatura, de 2005 a 2009.
No fue esta una decisi¨®n f¨¢cil para el SPD. Los socialdem¨®cratas hab¨ªan salido escaldados de su anterior cohabitaci¨®n con Merkel. En 2009 obtuvieron el peor resultado en la historia de la Alemania moderna. As¨ª que su l¨ªder, Sigmar Gabriel, arranc¨® a la CDU un programa de marcado car¨¢cter social ¨Csalario m¨ªnimo, jubilaci¨®n a los 63 a?os para algunos trabajadores, cuota femenina en la c¨²pula de las empresas¡- que someti¨® al voto de los militantes del partido. Los socialdem¨®cratas dijeron s¨ª, y desde entonces Gabriel ejerce como vicecanciller y ministro de Econom¨ªa. Los socialdem¨®cratas, con seis ministros, tienen carteras tan importantes como la de Exteriores, Trabajo o Justicia.
Pero nada de esto ha impedido la crisis gigantesca que atraviesa el partido. A un a?o y medio de las pr¨®ximas elecciones, el apoyo del SPD est¨¢ en su suelo hist¨®rico, en torno al 20%. Gabriel es un l¨ªder cada vez m¨¢s cuestionado. El desgaste de Merkel por la crisis de refugiados no ha beneficiado al SPD, sino a los populistas de AfD y, en mucha menor medida, a Los Verdes. Se confirma as¨ª uno de los efectos nocivos de la gran coalici¨®n tambi¨¦n palpable en Austria: el descr¨¦dito de los dos partidos mayoritarios aumenta; y las fuerzas extremistas suben. La gran coalici¨®n pierde as¨ª, poco a poco, el motivo por el que llamarse "grande".
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