Los votantes se reenganchan a la campa?a en la recta final

El debate a cuatro del lunes congreg¨® a casi 11 millones de espectadores ante sus televisores y ocup¨® un 57% de cuota de pantalla. Pese a que los partidos han asumido el hartazgo de los votantes por la repetici¨®n electoral del 26-J, esos datos mejoran los que registr¨® cualquier encuentro entre candidatos del 20-D y sit¨²an al programa como el cuarto de este tipo con m¨¢s audiencia en toda la historia. Ese inter¨¦s tiene que ver con el alto porcentaje de indecisos (m¨¢s del 32%) que intentan resolver sus dudas antes de una cita marcada por el pron¨®stico de una baja participaci¨®n, seg¨²n los expertos consultados por EL PA?S.

¡°En la medida que nos acercamos al d¨ªa de la votaci¨®n, el electorado m¨¢s indeciso, un 32,4%, est¨¢ conformando m¨¢s su opini¨®n¡±, dice Iv¨¢n Redondo, consultor pol¨ªtico. ¡°Lo previsible es que la participaci¨®n no caiga tanto como se preve¨ªa hace un mes¡±, a?ade. ¡°Se lleg¨® a plantear una bajada de seis puntos, y todo nos indica que caer¨¢ la mitad, en el entorno de los tres puntos con respecto al 20-D¡±, explica. ¡°Si hubiera habido otro debate a cuatro la ¨²ltima semana, probablemente se incrementar¨ªa mucho m¨¢s¡­ y ojo, que el Brexit contribuir¨¢ en la recta final a que tengamos una participaci¨®n por encima del 70%¡±.

La participaci¨®n ser¨¢ el elemento decisivo del 26-J. Todos los sondeos auguraban hasta ahora que este dato ser¨¢ peor que el 73% alcanzado el 20-D, y que dif¨ªcilmente llegar¨¢ al 70%, lo que le colocar¨ªa por debajo de la media de las ¨²ltimas once elecciones generales. Ese escenario, seg¨²n los analistas, favorece al PP, que tiene el electorado m¨¢s movilizado. Sin embargo, los cuatro candidatos ya han pasado por todos los programas televisivos, consiguiendo datos de audiencia estimables. No hay r¨¦cords, pero s¨ª millones de espectadores sentados frente a las pantallas. En Quiero gobernar, donde un grupo de ni?os les entrevistaron, Iglesias congreg¨® a 2.200.000 espectadores ante el televisor (12,1% de cuota de pantalla); Rajoy a 2.122.000 (12,2%); Rivera a 2.020.000 (11,3%); y S¨¢nchez a 2.018.000 (11,2%).

¡°Creo que nadie se imaginaba estos datos¡±, argumenta Gustavo Entrala, experto en estrategia de comunicaci¨®n y Fundador de la agencia 101. ¡°Hay muchos indecisos¡±, recuerda. ¡°Tambi¨¦n, inter¨¦s en los dramas ocultos de la campa?a: la reinvenci¨®n de Iglesias y su guerra con S¨¢nchez; la segunda mirada que la gente le est¨¢ haciendo a Rivera; el progresivo deterioro del candidato S¨¢nchez, y creo que a las audiencias les gusta mucho ver a Rivera e Iglesias¡±, a?ade este experto, que plantea el atractivo que ejerce la pol¨ªtica en los espa?oles en t¨¦rminos puramente televisivos. ¡°Hay muchas preguntas abiertas: ?ganara Unidos Podemos? ?Van a hacer un Sandwich ciudadanos y Podemos al PSOE? ?Y si al final a Rajoy les salen las cosas bien?¡±.

Los pol¨ªticos aparecen ma?ana, tarde y noche en las televisiones. Intentan llegar hasta las casas de los votantes. Por ahora, estos les abren la puerta ?Pueden traducirse esos datos de audiencia en una participaci¨®n mejor de la prevista?

¡°Audiencia y participaci¨®n no son necesariamente lo mismo¡±, asegura Pablo Sim¨®n, doctor en ciencias pol¨ªticas y miembro del colectivo Politikon. ¡°La participaci¨®n electoral depende de muchas cosas diferentes, no s¨®lo de ese inter¨¦s¡±, subraya. ¡°La polarizaci¨®n, por ejemplo; o que haya una competici¨®n re?ida entre primer y segundo partido, la incentiva. Que haya comicios repetidos, la deprime¡±, argumenta. ¡°As¨ª que no creo que podamos mezclar las dos cosas, no hay una traducci¨®n inmediata¡±.

¡°La televisi¨®n est¨¢ siendo un elemento de referencia m¨¢s importante que anteriormente, porque tenemos un nivel de volatilidad de voto importante, pero que pueda animar la participaci¨®n es una cuesti¨®n mucho m¨¢s dudosa¡±, coincide ?ngel Valencia, catedr¨¢tico de ciencia pol¨ªtica de la Universidad de M¨¢laga. ¡°Las campa?as de la nueva pol¨ªtica se juegan en las televisiones¡±, recuerda. ¡°Los debates a cuatro generan m¨¢s inter¨¦s que los del bipartidismo, y reflejan los matices de una sociedad que est¨¢ en una situaci¨®n de cambio, m¨¢s dispersa y oscilante que antes¡±.