Sumar a los descontentos
Estamos ante una guerra por el poder, despojada de contenido ideol¨®gico y sin programa coherente
Ante la mirada desconcertada de sus socios europeos y latinoamericanos, los espa?oles votar¨¢n este domingo como lo hicieron el pasado diciembre. Seg¨²n todas las encuestas, los electores repartir¨¢n sus votos entre los cuatro principales partidos, sin que ninguno logre los apoyos necesarios para gobernar en solitario. Los mismos dirigentes que fueron incapaces de pactar un acuerdo pol¨ªtico en los ¨²ltimos seis meses tendr¨¢n que intentarlo de nuevo.
La lucha por desbancar al Partido Popular es la ¨²nica premisa que aglutina a la oposici¨®n. Estamos ante una guerra por el poder, despojada de contenido ideol¨®gico y sin programa coherente. Se trata de sumar a los descontentos para "echar a Mariano Rajoy".
Ninguno de los candidatos ha presentado un verdadero proyecto de sociedad. Y esto no parece molestar a los electores, que se dejan seducir por los candidatos que menos esfuerzo les piden para acabar con la crisis y enfrentar el problema lacerante del paro. Da igual que las promesas sean incompatibles entre s¨ª. Asistimos a una extra?a campa?a electoral, en la que el PP se presenta como el ¨²nico partido solvente a pesar de los casos de corrupci¨®n que lo han hundido en algunas comunidades. Lo tiene f¨¢cil ante el PSOE, que se ha equivocado en la selecci¨®n de su candidato, Pedro S¨¢nchez. El otrora gran partido de la Transici¨®n, referencia en Espa?a y fuera de sus fronteras, se desmorona a velocidad vertiginosa.
El nuevo partido de centro, Ciudadanos, parece haber llegado a su techo y su candidato, Albert Rivera, joven promesa de la pol¨ªtica emergente, hace malabarismos para conquistar el centro izquierda y robar electores al PSOE ¡ªya se llev¨® una parte del PP en diciembre¡ª. No desvela sus cartas pero est¨¢ prepar¨¢ndose para gobernar con cualquiera de estos dos partidos seg¨²n los resultados.
La aparente novedad est¨¢ en el ¨¦xito de la coalici¨®n Unidos Podemos, que podr¨ªa situarse en segunda posici¨®n, detr¨¢s del PP, y quiz¨¢s formar Gobierno con el PSOE. Los dirigentes marxistas-leninistas y trotskistas de Podemos, en¨¦sima m¨¢scara del viejo comunismo ali?ado con un toque de socialismo del siglo XXI latinoamericano, han anunciado sin sonrojarse que son los verdaderos socialdem¨®cratas. Para convencer a los ingenuos, han escogido como logotipo un coraz¨®n arco¨ªris, entre otras cursiler¨ªas.
Esa aptitud transformista me recuerda al subcomandante Marcos. En 1994, tras dirigir una sublevaci¨®n contra el Gobierno mexicano, el jefe zapatista se dio cuenta de que su discurso marxista-leninista sobre el ¡°asalto al poder¡± no ten¨ªa futuro y se erigi¨® en abanderado de la lucha ind¨ªgena.
Bertrand de la Grange es vicepresidente de la Asociaci¨®n de Corresponsales de Prensa Extranjera (ACPE).
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