Y de repente, Europa

Ha estallado una crisis europea de dimensiones incalculables, que sume al continente y a sus econom¨ªas en la incertidumbre, mientras los candidatos espa?oles se debat¨ªan en c¨®mo salir de nuestra propia incertidumbre interna.

M¨¢s informaci¨®n

Reino Unido se va de la Uni¨®n Europea

Rajoy traslada ¡°un mensaje de calma¡± a ciudadanos y mercados tras el ¡®Brexit¡¯

'?Gibraltar espa?ol!', por RUB?N AM?N

El Ibex se desploma un 12% tras la apertura, la mayor ca¨ªda de su historia

Desde la llegada de la democracia, el "proyecto pa¨ªs" de Espa?a ha ido en paralelo a la construcci¨®n de Europa. La fortaleza de una y otra iban aparejadas. Y, sin embargo, el discurso europeo ha desaparecido del debate pol¨ªtico. No de los programas de los partidos, evidentemente. Todos ellos incluyen propuestas concretas, para renegociar las condiciones de la lucha contra el d¨¦ficit o para abordar de un modo m¨¢s justo la crisis de los refugiados, pero apenas han formado parte de la discusi¨®n durante esta campa?a, centrada m¨¢s bien en los reproches mutuos, los vetos, los futuros pactos y los c¨¢lculos electorales.

Mariano Rajoy, con intenciones claramente electoralistas, ha reaccionado ante el Brexit con un llamamiento a la necesaria estabilidad pol¨ªtica y econ¨®mica en estos momentos de zozobra. Reafirma as¨ª, probablemente, la decisi¨®n de aquellos electores que han decidido darle un nuevo voto de confianza. Es poco probable, sin embargo, que con ese mensaje atraiga a los votantes que ya decidieron abandonarle por la alternativa de Ciudadanos o quedarse en sus casas el 26-J. El discurso europeo de Rajoy tiene las mismas carencias que su discurso econ¨®mico. Amortizada la recuperaci¨®n econ¨®mica, a¨²n d¨¦bil, el PP ha sido incapaz de proponer un nuevo proyecto para Espa?a, y solo reclama que se premien sus esfuerzos de de los ¨²ltimos a?os para enderezar la econom¨ªa. Ni proyecto para Espa?a, ni proyecto europeo. El Gobierno se ha convertido en un actor irrelevante en Bruselas durante los ¨²ltimos a?os, justo cuando deb¨ªan abordarse asuntos tan importantes para el futuro de la UE.

Pero si la tormenta desatada en Europa no beneficiar¨¢ especialmente al PP, tampoco es una buena noticia para una formaci¨®n como Unidos Podemos, que ha construido un discurso europe¨ªsta en las formas pero antieurope¨ªsta en el fondo. En tiempos de desolaci¨®n no conviene hacer mudanzas. Al menos, mudanzas dr¨¢sticas. El mensaje de de Pablo Iglesias, cuestionando la naturaleza democr¨¢tica de las instituciones comunitarias, sirve para agitar al electorado, pero resulta contraproducente cuando la vajilla ha estallado y lo prioritario es recuperar el mayor n¨²mero de piezas posibles.

Con todos estos condicionantes, quiz¨¢ lo m¨¢s atractivo sea lo m¨¢s racional: aquellas ofertas que huyan del inmovilismo o de la ruptura. Las que sean capaces de poner en valor todo lo alcanzado hasta ahora, sin cuestionarlo de ra¨ªz, y a la vez proponer las reformas necesarias para que el proyecto europeo, que es el espa?ol, siga avanzando.

Tarde, y a la fuerza, el debate de Europa ha llegado a la campa?a electoral. La campanada del Brexit puede tener un efecto positivo: recordar a los candidatos que no somos una isla en el mundo, y que ni sus promesas ni sus intenciones son realistas si no son capaces de integrarlas en la realidad que nos rodea y de la que formamos parte.