Granada, para¨ªso de la marihuana
En 2015, las autoridades decomisaron 1.126 kilogramos de esta sustancia en la provincia andaluza, la primera donde m¨¢s aument¨® en t¨¦rminos brutos respecto a 2014, en proporci¨®n a la poblaci¨®n
Dos agentes de la Guardia Civil se presentan de paisano en una casa del municipio de Padul (Granada, 8.353 habitantes) con una orden judicial. Tienen serios indicios de que en la vivienda hay un cultivo ilegal de marihuana. El due?o, tras conversar con ellos, accede al registro. Los indicios se confirman: una de las habitaciones esconde 75 plantas de un metro de alto. No es una casualidad, en la provincia andaluza estas intervenciones se han convertido en una constante que se repite cada semana. Tras registrar la vivienda y asomarse a la ventana del ¨²ltimo piso,?los guardias civiles advierten de que parece haber m¨¢s macetas de cannabis en un chalet vecino. "El volumen de intervenciones es bastante alto. En Granada siempre las ha habido", manifiesta el capit¨¢n jefe de la polic¨ªa judicial.
En 2015, las autoridades decomisaron hasta 1.126 kilogramos de marihuana en la regi¨®n, 438 m¨¢s que el a?o anterior, seg¨²n el Ministerio del Interior. Solo hay otras cinco provincias que superaron el millar de kilos incautados: Barcelona, Girona, Sevilla, Valencia y M¨¢laga. Granada es la primera de las seis regiones por aumento bruto de kilogramos y la segunda respecto al total decomisado, en proporci¨®n a la poblaci¨®n. En toda Espa?a se incautaron 17.894 kilogramos durante el a?o pasado, 2,813 m¨¢s que en 2014 (faltan los datos de la Ertzaintza para Pa¨ªs Vasco).?
"A d¨ªa de hoy nos encontramos con la facilidad que tiene cualquier persona para instalar una plantaci¨®n de marihuana en una vivienda. Es relativamente sencillo y la obtenci¨®n de los materiales tambi¨¦n lo es. Todo lo necesario se puede adquirir de manera legal", subraya el capit¨¢n jefe. En el caso del vecino de Padul, un var¨®n de 35 a 40 a?os, su cultivo contaba con nueve plafones, un ventilador, un aparato de aire acondicionado, un filtro para los olores, unos extractores para renovar el aire y un termostato para regular la temperatura de las macetas. Todo concentrado en un habit¨¢culo de tres metros de largo por dos de ancho en la tercera planta de la casa, impregnada por el fuerte olor que desprende esta sustancia y que se aprecia desde la propia calle. "Cada maestro tiene su librillo, yo suelo tenerlas a 24 grados", manifiesta el sujeto, que no quiere revelar su nombre.
El capit¨¢n jefe no entra a valorar por qu¨¦ en Granada se registran unos datos tan altos de decomiso en comparaci¨®n con otras provincias. Pero otras fuentes policiales apuntan a las elevadas cifras de paro como uno de los posibles factores. El juez Emilio Calatayud, con jurisdicci¨®n en la regi¨®n andaluza, apoy¨® esta teor¨ªa en su blog del diario Ideal. "En Granada hay cientos de personas que oficialmente figuran como desempleados, pero que en realidad se dedican a la mar¨ªa. Y eso no es bueno para una sociedad. Se est¨¢ normalizando el cultivo y el consumo, y pagaremos las consecuencias, porque la marihuana no es una droga inocua ni el dinero tampoco", escribi¨® el pasado mes de mayo.
El protagonista de la incautaci¨®n de Padul cumpl¨ªa este perfil: desempleado del sector de la construcci¨®n. "Despu¨¦s de dos a?os sin cobrar nada, hay que buscarse la vida en lo primero que salga y la vida me ha llevado a esto", se lamenta. Respecto al miedo, admite que lo sent¨ªa al principio pero que "no le quedaba otro remedio". Algunos conocidos le comentaron c¨®mo iniciarse en el negocio y se "li¨® la manta [a la cabeza]". La provincia registr¨® un 32,14% de paro en la ¨²ltima Encuesta de Poblaci¨®n Activa (EPA), una de las cifras m¨¢s altas de Espa?a, solo superada por C¨¢diz y Ja¨¦n. Pero el capit¨¢n jefe puntualiza que se encuentran con cualquier tipo de perfil custodiando los cultivos ilegales.
La demanda de la marihuana cultivada en Granada no se concentra en la provincia, sino que la sustancia se exporta al resto del pa¨ªs y a Europa. "Aqu¨ª han venido medios extranjeros a conocer el porqu¨¦ de la gran cantidad de producci¨®n. No solo somos el gran cultivo de Espa?a, sino de Europa", sentencian fuentes policiales. En las incautaciones que desarrollan cada semana en la provincia, la Guardia Civil suele toparse con cosechas de 100 a 5.000 plantas, ya sea en interior o exterior. Desde enero a principios de agosto de este a?o, la Guardia Civil ya ha realizado un total de 110 intervenciones, en las que se han aprehendido 53.500 plantas. A estas operaciones hay que sumar las que efect¨²a la Polic¨ªa Nacional, cuyo marco de actuaci¨®n exclusivo es la capital granadina.
Una de las operaciones m¨¢s significativas se registr¨® a principios del mes de julio en el barranco del Hornillo, en la Sierra de L¨²jar. Un pastor fue detenido por supuestamente gestionar 5.160 plantas, el mayor cultivo de cannabis sativa de los descubiertos en la regi¨®n andaluza en los ¨²ltimos a?os. Se suma la incautaci¨®n de otras 324 macetas en un inmueble del barrio de La Chana, en la capital granadina. Cerca de este ¨¢rea, en la zona conocida como el pol¨ªgono de Almanj¨¢yar, se suelen concentrar la mayor parte de las plantaciones ilegales en la ciudad. "El olor se aprecia con facilidad por las calles", cuenta otro agente.
Ingresos
El kilogramo de marihuana seca se paga a unos 1.000 euros en el mercado negro, seg¨²n fuentes policiales. Los cultivos interiores son m¨¢s rentables porque no dependen de la climatolog¨ªa y permiten recoger hasta cuatro cosechas al a?o. Hay bandas que contratan a personas que custodian las plantaciones en viviendas propias o ajenas, sin mayor implicaci¨®n en el negocio, y cobran como un asalariado m¨¢s.
Como el cultivo necesita de una inversi¨®n en electricidad muy grande, las plantaciones suelen tener un enganche a la red el¨¦ctrica para consumir lo necesario sin tener que abonar facturas. Fuentes de Endesa consultados en Granada indican que las actuaciones para acabar con los llamados "enganches" son continuos. Uno de sus trabajadores acompa?a a la Guardia Civil en la mayor parte de las operaciones que efect¨²an. Tiene que llevar pasamonta?as y ocultar su identidad para que las mafias no vayan detr¨¢s de ¨¦l como venganza. El ciudadano cazado en la localidad de Padul afirma que recaudaba unos 2.000 euros cada dos meses. "No me iba a poner rico ni mucho menos", sentencia.
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