Militares espa?oles en la antesala de la batalla de Mosul
Un equipo de boinas verdes se despliega en el norte de Irak para instruir a los comandos especiales de Bagdad contra el ISIS
La toma de Faluya, en junio pasado, llev¨® 36 d¨ªas. La de Qayara, a finales de agosto, solo dos. Las tornas han cambiado en Irak. El Daesh (ISIS por sus siglas en ingl¨¦s) que en 2014 se hizo con la cuarta parte de Irak, poniendo en desbandada al Ej¨¦rcito regular, se bate ahora en retirada. Ha perdido el 40% del territorio ocupado hace dos a?os y solo conserva en su poder una ciudad importante: Mosul, que antes de la guerra era la segunda m¨¢s poblada del pa¨ªs. ¡°A finales de este a?o se estar¨¢ combatiendo en Mosul, eso seguro¡±, vaticina el teniente coronel al mando del contingente de operaciones especiales desplegado por Espa?a en Irak. ¡°Estamos preparados para liberar Mosul. El c¨®mo, el cu¨¢ndo y el qui¨¦n es una decisi¨®n pol¨ªtica¡±, proclama el coronel Mustaf¨¢, jefe adjunto de la Escuela de la ERD (Divisi¨®n de Respuesta de Emergencia).
El vuelco de la situaci¨®n b¨¦lica en Irak es un ¨¦xito que se atribuye la operaci¨®n Inherent Resolve, una coalici¨®n de m¨¢s de 40 pa¨ªses encabezada por Estados Unidos para erradicar al Daesh de las zonas de Irak y Siria donde ha instaurado su califato de terror. La estructura de la coalici¨®n se ilustra con un gr¨¢fico de intersecci¨®n de conjuntos: hay pa¨ªses que colaboran en la campa?a en Irak y Siria y otros que solo hacen en Irak, como Espa?a; algunos participan en los ataques a¨¦reos y otros se limitan a instruir al Ej¨¦rcito iraqu¨ª, como Espa?a. Y dentro de estos ¨²ltimos, los hay que asisten y asesoran a los militares iraqu¨ªes en sus operaciones, con medios de inteligencia (como los drones) y planeamiento, y los que hasta ahora solo les adiestran, como Espa?a. La cosa se complica porque cada pa¨ªs pone sus propias limitaciones (caveats): Espa?a, por ejemplo, instruye al Ej¨¦rcito iraqu¨ª pero no a las milicias kurdas. ¡°Es normal que te hagan salir de una reuni¨®n cuando se va a abordar un asunto en el que no participas¡±, reconoce un oficial espa?ol.
Parece un puzle dif¨ªcil de encajar, pero aparentemente funciona. No es el mayor quebradero de cabeza con el que tiene que bregar el general estadounidense de tres estrellas Steven J. Townsend, desde el cuartel general de la operaci¨®n en Kuwait. El cese del ministro de Defensa iraqu¨ª, a principios de septiembre, le dej¨® sin interlocutor; y el primer ministro iraqu¨ª, Haider Al Abadi, cuya situaci¨®n es m¨¢s que precaria, ha prohibido a las tropas extranjeras que circulen por carretera, por lo que solo pueden moverse en helic¨®ptero y durante la noche, para que la poblaci¨®n local a la que en teor¨ªa han venido a ayudar no las vea. Otra paradoja: la coalici¨®n internacional ni siquiera dispone de un SOFA (Estatuto de Fuerzas), un marco legal que regule su presencia en Irak, como sucede en todas las operaciones militares. A Estados Unidos no le afecta, pero a otros socios de menos peso, como Espa?a, les obliga a pedir permiso antes de dar el menor paso. Un verdadera carrera de obst¨¢culos burocr¨¢tica.
La descoordinaci¨®n y corrupci¨®n que carcomen la Administraci¨®n iraqu¨ª dan pie a situaciones surrealistas, como la del H¨¦rcules del Ej¨¦rcito del Aire espa?ol que a principios de septiembre permaneci¨® ocho horas retenido en el aeropuerto de Bagdad porque el responsable nocturno de la torre de control no le autorizaba a recorrer los 100 metros que le separaban de la terminal estadounidense. ¡°Irak ya era un caos sin necesidad del Daesh, con el Daesh ni te cuento¡¡±, confiesa un mando espa?ol.
Escarmentados por las guerras de Irak y Afganist¨¢n, la pasada d¨¦cada, los pa¨ªses occidentales reh¨²san arriesgar la vida de sus soldados poniendo botas sobre el terreno (solo algunos asesores de EE. UU. y Reino Unido acompa?an a las tropas iraqu¨ªes al combate), por lo que es el Ej¨¦rcito local el que pone la carne de ca?¨®n. Y en abundancia. El temido CTS (la unidad especial contraterrorista iraqu¨ª, que depende directamente del primer ministro, y cuyos 10.000 miembros van vestidos de negro, como los yihadistas), perdi¨® un batall¨®n completo, unos uatrocientos hombres, en la batalla de Ramadi. Muchos llevaban toda su vida combatiendo, pero nadie les hab¨ªa ense?ado que no basta con disparar a mansalva para batir al enemigo, sino que hay que apuntar primero; y que no conviene abalanzarse a socorrer a un compa?ero herido sin asegurarse antes de que el rescate no costar¨¢ m¨¢s bajas. EE. UU. y sus aliados tratan de enmendar contrarreloj el garrafal error que cometi¨® en 2003 Paul Bremer, el virrey de Irak nombrado por Bush tras la invasi¨®n del pa¨ªs: disolver el Ej¨¦rcito iraqu¨ª con el argumento de que era un instrumento de Sadam.
Las t¨¦cnicas que los 300 militares espa?oles ense?an a sus alumnos iraqu¨ªes son muy b¨¢sicas. ¡°En Espa?a, la instrucci¨®n de un soldado puede durar dos o tres a?os y aqu¨ª hay que comprimirla en unas pocas semanas. As¨ª que no les puede preparar para todo, sino solo para aquellas situaciones a las que sabemos que se van a enfrentar¡±, explica el coronel Pedro V¨¢zquez de Prada, jefe del BNP de Besmayah, la ¨²nica base de la coalici¨®n que no est¨¢ bajo mando estadounidense, por donde ha pasado casi un tercio de los 25.000 soldados iraqu¨ªes instruidos hasta ahora. Por ejemplo, se les prepara para detectar artefactos explosivos improvisados (IED), pero no para desactivarlos. Y se les advierte de que no intenten hacerlo, para no exponerse in¨²tilmente. ¡°Si no pueden explosionarlos, que los marquen y rodeen¡±, subraya el coronel. Pero no es f¨¢cil convencerles, porque la vida de un soldado tiene un valor relativo en este pa¨ªs.
Muchos de los reclutas que a primera hora de la ma?ana acuden al campo de instrucci¨®n hace tiempo que dejaron de ser j¨®venes. La guerra les ha dejado sin trabajo y enrolarse en el Ej¨¦rcito es la forma de asegurar un sueldo comparativamente digno: entre 900 d¨®lares al mes en una unidad regular y hasta 1.800 en las de ¨¦lite. Los m¨¢s torpes y barrigones sudan la gota gorda con una suave tabla de gimnasia. Y los que ascienden, seg¨²n se quejan, no siempre son los m¨¢s capaces y preparados, sino los que pueden pagar por ello. Pero la coalici¨®n no se ocupa de su estado de forma ni de su moralidad.
Lo que le preocupa es la infiltraci¨®n del Daesh en el Ej¨¦rcito iraqu¨ª; Green on blue, seg¨²n la terminolog¨ªa acu?ada en Afganist¨¢n para designar a los talibanes que se alistaban para atentar contra sus mentores occidentales. ¡°?Tienes experiencia en combate?¡±, se pregunta a los reclutas antes de empezar a instruirlos. Si contestan que s¨ª, deben explicar d¨®nde y cu¨¢ndo. Y en muchos casos la conclusi¨®n es obvia: ¡°Entonces, has combatido contra nosotros¡¡± Los aspirantes deben pasar varios filtros de seguridad: se toman sus datos barom¨¦tricos y la imagen del iris y se comparan con los archivos de la inteligencia estadounidense. A quienes tienen antecedentes sospechosos se les descarta. Sin contemplaciones.
Hasta ahora no ha habido ning¨²n caso probado de Green on blue, aunque un soldado iraqu¨ª fue abatido el a?o pasado despu¨¦s de que volviera su arma contra el instructor. Las normas de enfrentamiento de la coalici¨®n (Roes) permiten disparar en leg¨ªtima defensa. Y los convoyes a los campos de entrenamiento se organizan como si atravesaran territorio hostil, aunque est¨¦n dentro de una zona acotada donde solo hay instalaciones militares. Para que ocultar a sus alumnos su verdadera identidad, los instructores en operaciones especiales no llevan sobre el uniforme la galleta reglamentaria con su apellido, sino un parche con su nombre de guerra: uno es Perro, por su fidelidad; otro Culebra, por su delgadez; otro Corleone por su afon¨ªa, a un capit¨¢n le llaman Dory porque un golpe en un salto paracaidista le provoc¨® una amnesia temporal; al Ministro¡nadie quiere explicar por qu¨¦ le pusieron Ministro.
Lo primero que se ense?a a los militares iraqu¨ªes son unas breves nociones de derecho internacional humanitario. Para advertirles de que a ellos les est¨¢n vedados los b¨¢rbaros m¨¦todos de sus enemigos y que victoria no es sin¨®nimo de venganza. Pero la labor del Ej¨¦rcito regular acaba con la liberaci¨®n de una ciudad y son las milicias armadas de las diferentes facciones las encargadas de mantener el orden. Su propio orden. Debilitado el Daesh, algunas de ellas han tomado la iniciativa y se han lanzado por su cuenta a la batalla para asegurarse una cuota de poder frente a las autoridades de Bagdad.
La instrucci¨®n del Ej¨¦rcito iraqu¨ª incluye el empleo de m¨¢scaras antig¨¢s y la guerra NBQ (Nuclear, Bacteriol¨®gica, Qu¨ªmica). El Daesh ha utilizado en Irak proyectiles cargados de gas mostaza e iperita. Aunque su t¨¦cnica es muy rudimentaria y ha tenido escaso efecto en el campo de batalla, el riesgo de que los yihadistas exporten el uso de armas no convencionales a sus c¨¦lulas en Occidente es una pesadilla para los servicios de informaci¨®n.
El Gobierno iraqu¨ª tiene prisa y ha ido recortando el periodo de adiestramiento de sus brigadas. Las primeras que pasaron por las manos de los militares espa?oles estuvieron hasta 12 semanas en el centro de instrucci¨®n de Besmayah, a 40 kil¨®metros al este de Bagdad. Las ¨²ltimas apenas disponen de un mes. Un equipo espa?ol de boinas verdes se ha desplazado incluso temporalmente a una base pr¨®xima Mosul para que sus alumnos de los comandos especiales de Bagdad no tengan que dejar el frente para recibir formaci¨®n. Se trata de ponerlos a punto para la pr¨®xima batalla. Y no hay tiempo que perder.
El general Sabah Yones, jefe de la 36 brigada de Caballer¨ªa, que en septiembre ha comenzado su reciclaje con los instructores espa?oles, est¨¢ convencido de que sus hombres estar¨¢n entre los primeros en pisar las calles de Mosul. No es seguro. Sus superiores le han quitado el mando de un batall¨®n y ¨¦l se queja de que no tiene suficiente material para equipar a los que le quedan. El general es sun¨ª y la guerra contra el Daesh apenas ha conseguido ocultar la rivalidad entre sun¨ªes y chi¨ªes, entre las distintas facciones chi¨ªes y de ¨¢rabes con kurdos. Cuando se pregunta al coronel Mustaf¨¢ su opini¨®n sobre los peshmergas kurdos responde lac¨®nicamente: ¡°Luchamos juntos contra el Daesh, de lo dem¨¢s no voy a hablar¡±.
¡°El Daesh est¨¢ militarmente derrotado¡±, sentencia el jefe de los boinas verdes espa?oles, al que sus hombres llaman Indio. Mosul acabar¨¢ cayendo, antes o despu¨¦s. El general John E. Novalis, n¨²mero dos del mando terrestre de la coalici¨®n, se muestra m¨¢s cauto. ¡°Los estamos derrotando, pero a¨²n no hemos vencido. Han perdido la capacidad de retener el territorio conquistado, pero los yihadistas que ahora est¨¢n en Mosul [se calcula que hay 3.000] no van a esfumarse, se ir¨¢n a otro sitio¡±, advierte. La hidra del Estado Isl¨¢mico est¨¢ mutando. Sus militantes se diluyen en la poblaci¨®n de las ciudades liberadas y pasan del combate abierto a la acci¨®n terrorista. Cada d¨ªa se producen media decena de atentados en Bagdad, aunque solo los m¨¢s sangrientos saltan a los medios de comunicaci¨®n. Est¨¢ por ver si las costuras del nuevo Estado iraqu¨ª, zurcido con retales de etnias, confesiones religiosas y clanes tribales, podr¨¢n aguantar las tensiones de la posguerra. ¡°Nadie sabe lo que ocurrir¨¢ despu¨¦s, cuando los distintos grupos ya no tengan un enemigo com¨²n¡±, advierte Indio. La guerra est¨¢ ganada. El riesgo es perder la paz. Otra vez.
Un blindado Lince pisa un artefacto explosivo en L¨ªbano
Un blindado Lince del batall¨®n espa?ol de la Fuerza Interina de Naciones Unidas para L¨ªbano (FINUL) result¨® afectado ayer por la explosi¨®n de un artefacto mientras realizaba una patrulla en las proximidades de la base de los cascos azules espa?oles en Marjay¨²n, en el sur de L¨ªbano. Los cuatro ocupantes del Lince resultaron ilesos por la explosi¨®n, que da?¨® la rueda trasera del veh¨ªculo. El artefacto explot¨® cuando el Lince lo pis¨® inadvertidamente al salirse de la zona asfaltada para dar la vuelta. Defensa investiga si se trata de un ataque contra la FINUL o de un artefacto colocado durante la ultima guerra, en 2006.
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