Las mujeres se entrenan contra la violencia machista
Los cursos de defensa personal para mujeres viven un auge protagonizado por madres e hijas
Juan Romero tiene agarrada por el cogote a Belva, de 11 a?os. Ella, con tres simples t¨¦cnicas, lo arroja al suelo. Movimiento de cabeza, brazo y golpe en los genitales. ?l es su profesor de defensa personal de Combat Hapkido en Madrid y ella, una de las tantas alumnas que se ha apuntado con su madre a esta disciplina en los ¨²ltimos a?os. Las clases no tienen que ver con la fuerza, sino con repetir tantas veces una t¨¦cnica f¨¢cil, con la que si alguna vez necesitan defenderse, las alumnas respondan con la agilidad con que una mano se aparta del fuego.
La violencia machista golpea la dignidad de las mujeres y estas responden. Las 32 v¨ªctimas mortales en lo que va del a?o y las agresiones difundidas por los medios, han movilizado a las mujeres hacia las academias de defensa personal. Porque no es lo mismo ser agredida en un coche, en una monta?a o en la intimidad de la casa, las aludidas se est¨¢n instruyendo sobre c¨®mo protegerse.
Responsables de varios centros afirman que el aumento de la demanda (en algunos casos hasta en un 85% en los ¨²ltimos cinco a?os) est¨¢ liderado por madres que llevan a sus hijas o hermanas mayores que invitan a las menores. Rosa de las Nieves, de 52 a?os, es la madre de Belba. La llev¨® a rega?adientes la primera clase a comienzos de a?o y a la media hora la peque?a le dijo ¡®me apunto¡¯. Ahora, cuando sus compa?eros se meten con ella sabe c¨®mo responder: ¡°Primero mantengo la calma y paso, si me quieren pegar, me defiendo¡±. Las amigas de Belba le han pedido que les ense?e lo aprendido en clase.
De las Nieves, como muchas madres, considera que en el panorama actual, es important¨ªsimo que una ni?a aprenda a defenderse sola. Desde que ingresaron al curso en el gimnasio del Palacio del Hielo, percibe a Belba m¨¢s segura de s¨ª misma: ¡°La veo como de ¡®si me vienen a dar puedo saber c¨®mo quit¨¢rmelo de encima o lo m¨¢s importante, c¨®mo impedir que me den¡¯¡±. Romero, que adem¨¢s de profesor es director nacional de la International Combat Hapkido Federation en Espa?a,da clases desde hace 18 a?os. Hace cinco, ten¨ªa cursos con tres o cuatro mujeres; hoy, superan la treintena y en muchas clases de las academias que tiene por toda Espa?a, le ganan en n¨²mero a los hombres. Defiende que las clases seas mixtas, porque ¡°si atacan a una mujer, seguramente sea un hombre el que lo haga¡±.En las 15 academias que tiene la empresa Cdo Covaresa por Espa?a tambi¨¦n ha aumentado el n¨²mero de alumnas: ¡°Con todos los problemas de violencia, cada vez vienen m¨¢s mujeres y de distintas edades¡±, afirma Esa¨² S¨¢nchez, instructor de defensa personal femenina desde hace ocho a?os. En Valladolid inauguraron una clase de defensa personal junior para ni?as de entre 10 y 16 a?os. Las 40 plazas est¨¢n cubiertas todos los s¨¢bados por la ma?ana.?En Cdo Covaresa trabajan con los objetos que suelen llevar las mujeres. Les ense?an a utilizar el bolso como un arma, que en vez de que se aferren a ¨¦l para que no se lo roben. Lo mismo con el pa?uelo o un l¨¢piz. S¨¢nchez remarca la delicadeza con que hay que trabajar. ¡°Vienen chicas que han sufrido violencia machista y hay que tener mucho cuidado con no hacer gestos bruscos, porque se asustan¡±.Aida Garc¨ªa, de 25 a?os, ha sufrido agresiones y por eso asiste a las clases de Combat Hapkido. Anim¨® a su hermana menor, Nerea, de 14, a que la acompa?ara. ¡°A m¨ª me tranquiliza saber que est¨¢ aprendiendo lo mismo que yo y que, cuando no estoy, se va a saber defender. Es como protegerla en la distancia¡±. Esmeralda Romero tambi¨¦n asiste con su gemela Fanny a clases. Ahora est¨¢ de baja, pero desde los 19 a?os entrenan juntas. Tienen 24 y agradecen a su padre el haberles inculcado la importancia de saber defenderse. Esmeralda se indigna cuando ve las noticias sobre violencia machista. Muchas veces piensa que ella, en su caso, se habr¨ªa salvado. ¡°Ojal¨¢ todas las mujeres aprendan a protegerse. No podemos controlar la violencia, pero podemos saber qu¨¦ hacer en esa situaci¨®n¡±.
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