Podemos ingresa en la escuela de dolor

Aprender del dolor, sufrirlo, ayuda a compadecer, a padecer con otro, pues el dolor que se ve desde fuera, desde el lado de la ayuda, no es el mismo dolor que el que sufre quien de veras lo siente. El dolor es el s¨ªmbolo pen¨²ltimo de la vida. Despu¨¦s del dolor puede haber paz o alivio, pero el dolor en concreto, mientras se sufre, no tiene ni pasado ni futuro, es presente. T¨² no sientes dolor y te alivias pensando que no lo sentiste, y t¨² no ves el dolor de otro y lo sientes t¨² mismo. T¨² te condueles, pero eso no es dolor, sino dolor con otro.

Repite Pablo Iglesias, el l¨ªder de Podemos, desde que se siente en la c¨²spide de la oposici¨®n pol¨ªtica, que su partido debe trabajar en la politizaci¨®n del dolor. Lo dijo antes de que los socialistas tuvieran su catarsis, y ahora que ¨¦l quiere, con los suyos, remachar el clavo, hurgar en la herida sin duda dolorosa de la crisis del partido al que ¨¦l y Podemos quieren sustituir en la izquierda nacional, ha vuelto a decirlo: ¡°Hay que politizar el dolor¡±. Desde los sillones acad¨¦micos, subido al trono indudable de los libros, esa expresi¨®n tiene historia y probablemente tiene futuro. Pero donde est¨¦ la palabra dolor, su concepto tan concreto, atraerlo a la arena de los argumentos pol¨ªticos, supone un riesgo indudable para el que lo dice y una perplejidad sin alivio para el que sabe, adem¨¢s, del dolor como sufrimiento.

Las ideas, dec¨ªa ?ngel Ganivet, que se suicid¨® de dolor, en el fr¨ªo del norte, son redondas o picudas. Esta que Iglesias acaba de sacar de los libros y de los argumentos es una idea picuda. La pol¨ªtica es la b¨²squeda del bienestar, el dolor es el malestar; pero no es tan solo el malestar opuesto al Estado del bienestar, es el malestar por el dolor mismo. Qui¨¦n no ha visto el dolor haci¨¦ndose, y el dolor sufriendo; qui¨¦n no ha estado en los hospitales o en las cl¨ªnicas, o al borde de las carreteras, qui¨¦n no ha visto las im¨¢genes del dolor en el mundo, el dolor en Siria, el dolor en las fronteras, el dolor ante los muros terribles de los que escribe, con tanto dolor, John Berger¡­ Qui¨¦n no ha sufrido el dolor, arriba y abajo en la sociedad, pues el dolor y su consecuencia m¨¢s terrible no se paran ante las casas grandes ni ante las casas chicas.

Dolor es una palabra muy seria, como los golpes de la vida de los que escrib¨ªa, con tanto dolor, C¨¦sar Vallejo. En su lucha sin cuartel, y sin freno verbal, que es un freno que usan las personas para atenuar los golpes, por ganarles a los suyos y a los otros, Pablo Iglesias ha vuelto a usar ese concepto, ¡°politizar el dolor¡±.

?l deber¨ªa hacerse con un Manual del dolor para distinguir los tipos de dolor que nos acechan, que le acechan a ¨¦l y nos acechan a todos. Decir dolor no es sentir dolor; cuando se siente el dolor ¨¦ste no tiene adjetivos, ni siquiera es parte de un eslogan pol¨ªtico ni el n¨²cleo de un poema. Es dolor es dolor es dolor, y si le pones un verbo delante que al menos no sea el verbo politizar. El dolor es algo perfectamente serio y se ha de decir a solas.