Razones para la abstenci¨®n
El resultado electoral debe ser sagrado: no tergiversado mediante pactos artificiosos
La resoluci¨®n aprobada por el comit¨¦ federal socialista contiene dos apreciaciones muy oportunas para el momento actual: que, al margen de otras consideraciones, ¡°el resultado de las elecciones debe ser sagrado¡±. Y que el PSOE realizar¨¢ una oposici¨®n firme y constructiva, promoviendo el di¨¢logo y el consenso con el Gobierno y con los dem¨¢s partidos.
Lo primero hace referencia a los derechos de la lista m¨¢s votada, pero es aplicable tambi¨¦n a la posible desfiguraci¨®n del veredicto de las urnas mediante combinaciones inviables o absurdas. Por ejemplo, Gobiernos de cinco o seis formaciones, algunas de ellas compuesta de varias siglas, para desplazar a partidos que han ganado por amplio margen pero sin alcanzar la mayor¨ªa absoluta. Una situaci¨®n que llev¨® a la descomposici¨®n del sistema pol¨ªtico italiano por la v¨ªa del reparto de cuotas de poder y que desemboc¨® en Berlusconi. Y que aqu¨ª se ensay¨®, con p¨¦simos resultados, en Baleares.
En la situaci¨®n actual, el dato in¨¦dito de que hubiera una repetici¨®n electoral condiciona los intentos de desbloqueo. En esas segundas elecciones la mayor¨ªa del PP fue ratificada e incluso reforzada. Por supuesto que los votos no lavan la corrupci¨®n, pero eso no convierte en ileg¨ªtimos los ocho millones cosechados por el PP: deber¨¢n ser tenidos en cuenta y si no hay una alternativa viable, y s¨ª el riesgo de una repetici¨®n electoral (que tampoco garantizar¨ªa una mayor¨ªa suficiente), los dem¨¢s partidos estar¨ªan obligados a dejar gobernar a la lista m¨¢s votada. Con pacto expreso o sin ¨¦l.
Es cierto que la prioridad compartida de evitar esos terceros comicios conduce a tomar decisiones que pueden no ser asumidas por otros partidos, como ha ocurrido. De ah¨ª la oportunidad del compromiso del comit¨¦ federal de respetar el resultado electoral; de no tratar de corregirlo con propuestas imposibles, como la planteada en su d¨ªa por Pablo Iglesias para un Gobierno de coalici¨®n con el PSOE en el que ¨¦l ser¨ªa vicepresidente.
El segundo compromiso citado significa hacer compatible la b¨²squeda de apoyos para revertir determinadas pol¨ªticas antisociales del PP con la de consenso con ese partido en relaci¨®n a problemas de Estado como la reforma constitucional o el rupturismo catal¨¢n. Pero sale al paso sobre todo de las simplezas tipo ¡°convertiremos la legislatura en un infierno para Rajoy¡±, presentadas como una obligaci¨®n. Una cosa es rechazar la pretensi¨®n de que el PSOE garantice la estabilidad pol¨ªtica y otra considerar un deber desestabilizar al Gobierno. Porque en los meses y a?os pr¨®ximos se plantear¨¢n reformas de fondo que requerir¨¢n acuerdos entre el Gobierno y la oposici¨®n; y porque la mala imagen de los partidos y los pol¨ªticos que revelan las encuestas se deben a la combinaci¨®n entre sectarismo y superficialidad que reflejan esas frases de argumentario.
En el debate de hoy los socialistas tendr¨¢n que explicar las razones de su cambio de posici¨®n: que no hay una v¨ªa intermedia entre abstenci¨®n y terceras elecciones y lo prioritario es evitar estas. Es una falacia considerarlas un tigre de papel porque las habr¨¢ de todas formas por la debilidad del Gobierno en minor¨ªa de Rajoy, que disolver¨¢ cuando quiera. Pero sin abstenci¨®n es seguro que habr¨¢ nuevas elecciones antes de que acabe el a?o; mientras que esa hipot¨¦tica disoluci¨®n no es segura y, de producirse, ser¨¢ dentro de alg¨²n tiempo: el que necesitar¨¢n los socialistas para superar su postraci¨®n actual.
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