Los muertos que persiguen al ministro
Un tribunal espa?ol juzga a Carlos Vielmann, exresponsable de Gobernaci¨®n de Guatemala, por urdir un plan secreto para asesinar presos
A Jos¨¦ Abraham Tiniguar, de 22 a?os, lo encontraron con dos billetes de 100 y 5 quetzales en el bolsillo trasero. Y con tres balazos en el cuerpo. "Cuando entr¨¦ en la morgue y vi su cad¨¢ver, yo no ve¨ªa a Abraham en ¨¦l. Aunque lo ten¨ªa all¨ª, yo solo repet¨ªa que me ten¨ªa que telefonear... Lo ve¨ªa y no me lo cre¨ªa", cuenta Jacqueline Orellana, su viuda, m¨¢s de una d¨¦cada despu¨¦s del "asesinato" del padre de su hijo. Fue en el penal guatemalteco de Granja Modelo de Rehabilitaci¨®n Pav¨®n, donde irrumpi¨® en 2006 la Polic¨ªa y el Ej¨¦rcito del pa¨ªs americano para recuperar el control de la c¨¢rcel. Una operaci¨®n que acab¨® con siete internos muertos (entre ellos, Tiniguar) y que sienta ahora a Carlos Vielmann, entonces ministro de Gobernaci¨®n, en el banquillo de los acusados de la Audiencia Nacional espa?ola. El fiscal, que pide una pena de 160 a?os, cree que autoriz¨® la ejecuci¨®n extrajudicial de estos presos y de un octavo que hab¨ªa huido de otro centro. Y que, a su vez, enga?¨® a la opini¨®n p¨²blica al asegurar que todos ellos fallecieron tras enfrentarse a las fuerzas de seguridad.
"En la morgue ya me di cuenta de que hab¨ªa algo extra?o. Abraham ten¨ªa morados en sus manos, no s¨¦ si por las esposas; y raspados en el est¨®mago, como si lo hubieran arrastrado", contin¨²a Orellana, que acudi¨® a principios de febrero a Madrid a declarar en el juicio contra el exdirigente pol¨ªtico. "Est¨¢ de sobra probado que estos presos fueron ejecutados. Ellos nunca se enfrentaron a la autoridad. Se entregaron pac¨ªficamente y el Estado les dio muerte", a?ade Luis Alfredo Linares, que ocupaba en 2006 el puesto de subdirector de Seguridad del sistema penitenciario de Guatemala y que, despu¨¦s de denunciar los hechos, se march¨® a Canad¨¢, donde le concedieron la condici¨®n de asilado pol¨ªtico.
Seg¨²n el Ministerio P¨²blico, bajo la excusa de intentar recuperar el control de las c¨¢rceles m¨¢s conflictivas del pa¨ªs, Vielmann particip¨® en la elaboraci¨®n del plan Pavo Real, que ten¨ªa un objetivo "paralelo y oculto: causar la muerte a los reos que lideraban la poblaci¨®n reclusa" y que dirig¨ªan actividades delictivas dentro de la prisi¨®n ¡ªcomo el tr¨¢fico de drogas o el cobro de impuestos¡ª. Una tesis que tambi¨¦n mantiene el juez instructor de la causa, Javier G¨®mez Berm¨²dez, que concluy¨® que el exministro cre¨® una "estructura criminal clandestina" dentro de su departamento para cometer estos asesinatos. "Los muertos eran previamente seleccionados como objetivos a eliminar", remacha la acusaci¨®n particular.
Vielmann defiende, en cambio, su inocencia: "Nunca particip¨¦ en una actividad que llevara a la creaci¨®n de ese plan", asegur¨® en la Audiencia Nacional. "He tenido ¨¦xito personal y empresarial. Destitu¨ª a 1.200 polic¨ªas y rompimos esquemas de corrupci¨®n. Mi nombre no lo iba a manchar por matar a siete reclusos", apostill¨® el exdirigente guatemalteco, que obtuvo la nacionalidad espa?ola en 2009 ¡ªpor ello, est¨¢ siendo juzgado en este pa¨ªs¡ª. Pero Philip Alston, relator de la ONU, ya public¨® en 2007 un informe donde insist¨ªa en que durante el mandato del ministro se produjo una "limpieza social" de marginados y delincuentes en Guatemala.
"?l estaba en las inmediaciones de Pav¨®n desde las tres de la madrugada [del 25 de septiembre de 2006, cuando se produjo el asalto a la c¨¢rcel]. Accedi¨® al interior a primera hora de la ma?ana y se situ¨® en el patio del centro, junto a Erwin Sperisen, hasta que culmin¨® la operaci¨®n", explica la Asociaci¨®n Pro Derechos Humanos de Espa?a, personada como acusaci¨®n popular. "Cuando yo me di cuenta de que estaban asesinando a los presos, fui a mi jefe inmediato y se lo dije. Pero ¨¦l me respondi¨®: 'Usted no se preocupe, aqu¨ª nadie va a investigar nada. Porque lo que est¨¢ sucediendo lo sabe nuestro jefe y el ministerio de Gobernaci¨®n", subraya tambi¨¦n Linares, que ha declarado como testigo este febrero en la Audiencia Nacional, durante un juicio que se prev¨¦ que acabe la pr¨®xima semana y que ya tiene un destacado precedente.
Un tribunal suizo conden¨® en 2014 a cadena perpetua a Sperisen, director de la Polic¨ªa Nacional de Guatemala, por estos asesinatos. "Fue un crimen de Estado", destac¨® entonces el fiscal general del pa¨ªs helv¨¦tico. "Los tiros se hicieron de frente, en zonas vitales (¡) lo que demuestra que las muertes se dieron por disparos a corta distancia, y no a consecuencia de un intercambio de balazos, cuando las heridas son generalizadas y dispersas¡±, declar¨® Mar¨ªa Morcillo M¨¦ndez, de la Comisi¨®n Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), al referirse al "montaje" que prepararon las autoridades.
En esa idea incide el fiscal espa?ol, Pedro Mart¨ªnez Torrijos, que detall¨® c¨®mo los cad¨¢veres de los presos presentaban tres tiros en el pecho y, sin embargo, sus camisetas no estaban agujereadas. Y otros testigos, adem¨¢s, apuntan que vieron c¨®mo varios encapuchados conduc¨ªan detenidos a las v¨ªctimas antes de aparecer tiroteadas. "No fue justo. Ellos ya estaban pagando su condena. Si se enfrentaron, ?por qu¨¦ no hubo ning¨²n polic¨ªa herido? ?Por qu¨¦ acabaron muertos todos los que supuestamente dispararon a los agentes?", se pregunta Jacqueline Orellana, que recuerda la ¨²ltima conversaci¨®n telef¨®nica que mantuvo con Abraham aquella misma noche: "Se o¨ªan estallidos de fondo, cuando me dijo: 'Esto se est¨¢ poniendo feo, est¨¢ aqu¨ª la polic¨ªa y esto no es normal. Tened cuidado".
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