¡°El espa?ol medio piensa: ¡®Idiota, ten¨ªas que haber cogido el dinero. T¨² te lo has buscado¡±

Mi¨¦rcoles 8 de febrero. Madrid. Ana Garrido, Azahara Peralta y Luis Gonzalo Segura, que respectivamente denunciaron las tramas de corrupci¨®n que presuntamente operaban en varios Ayuntamientos de Madrid y Valencia (caso G¨¹rtel), la empresa p¨²blica Acuamed, y el Ej¨¦rcito, hablan de c¨®mo han cambiado sus vidas por haber dado a conocer sus casos. Recuerdan amenazas de muerte. Describen coches que intentaron sacarles de la carretera. Y lamentan las casas y los trabajos perdidos, el dinero agotado en juicios, las visitas al psic¨®logo y las noches consumidas en blanco. Su relato pone palabras a una factura: este es el precio que se paga por denunciar la corrupci¨®n en Espa?a.

¡°Sufro mucho. No s¨¦ si al final de mes voy a poder comer, pagar la luz o el alquiler¡±, dice Garrido, que trabajaba en el Ayuntamiento de Boadilla (Madrid) y denunci¨® la trama G¨¹rtel, que afecta principalmente al PP, tras hacerlo Jos¨¦ Luis Pe?as en Majadahonda. ¡°En un mes, te quitan tu trayectoria profesional, adem¨¢s enterr¨¢ndote¡±, le sigue Peralta, que perdi¨® su trabajo como directora de obra en Acuamed tras negarse a firmar sobrecostes. ¡°El corrupto hace uso de todas las herramientas que tiene a su disposici¨®n para presionar al denunciante y hacerle imposible la vida (...) Los pol¨ªticos de este pa¨ªs no tienen una verdadera voluntad de acabar con este problema¡±, resume el exteniente Segura, que fabul¨® en la novela?Un paso al frente sobre la supuesta corrupci¨®n en el Ej¨¦rcito y acab¨® expulsado de las Fuerzas Armadas por ¡°realizar reiteradamente actos contrarios a la disciplina y subordinaci¨®n debida a los superiores¡± en sus declaraciones p¨²blicas.

Garrido, Peralta y Segura creen que el sistema espa?ol desincentiva que los ciudadanos denuncien la corrupci¨®n. En consecuencia, los tres hacen lobby con la Plataforma x la honestidad para que los partidos impulsen una ley de protecci¨®n que garantice el anonimato y el puesto de trabajo al denunciante de corrupci¨®n; que funde un organismo independiente para velar por ellos; y que costee sus gastos jur¨ªdicos y m¨¦dicos. Garrido, Peralta y Segura (que el jueves vieron c¨®mo la Comisi¨®n de Justicia del Congreso reclamaba una ley de protecci¨®n al Gobierno) sue?an con que la norma tenga car¨¢cter retroactivo. Dicen que lo han perdido casi todo. Y aun as¨ª, aseguran, volver¨ªan a denunciar sus casos.

A. GARRIDO. Hay gente que te para por la calle y te da las gracias por lo que has hecho por tu pa¨ªs, y lo valora. Otros te dicen: ¡®Si yo hubiera estado en tu lugar habr¨ªa cogido el dinero y me habr¨ªa beneficiado¡¯. Y otros viven en su mundo y prefieren no saber. ?Apestados? En medios locales se han hecho campa?as de desprestigio contra m¨ª, diciendo que si yo estaba implicada en la trama G¨¹rtel, que si hab¨ªa sido la amante del alcalde, que denunci¨¦ porque me rebot¨¦¡­ cosas que duelen y que manchan tu imagen y tu honor. Ah¨ª s¨ª, a veces voy por la calle y me siento como una apestada.

L. G. SEGURA. Aparte de que seamos apestados, que creo que s¨ª que lo somos, y que de vez en cuando seamos h¨¦roes para unos pocos, los menos, porque a la mayor¨ªa le da igual, el concepto que tiene el espa?ol medio de nosotros es que somos unos idiotas.

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A. GARRIDO. Que ten¨ªas que haber cogido el dinero.

L. G. SEGURA. Es el t¨² te lo has buscado. Esa es la frase. Pero ojo, ni siquiera a nivel de amigos o a nivel de compa?eros. A nivel familia: ¡®T¨² te lo has buscado. T¨² te lo has buscado¡¯.

A. GARRIDO. Cuando me estaban acosando, me pregunt¨® una compa?era: ¡®?Y te compensa?¡¯. Y pens¨¦: ¡®No entiendo la pregunta¡¯. ?A qui¨¦n le compensa que le acosen? A nadie. ?Es que yo no he elegido lo que me est¨¢ pasando! Yo he elegido tomar la decisi¨®n correcta y tener una conducta correcta. Los que no est¨¢n actuando correctamente son las personas que me est¨¢n acosando.

A. PERALTA. Las que te est¨¢n acosando y los que est¨¢n vi¨¦ndolo y no est¨¢n haciendo absolutamente nada. Esos son la mayor¨ªa.

L. G. SEGURA. Yo, que soy un bocazas, digo que tenemos un problema social, porque hay diferentes escalas de corrupci¨®n. Por un lado se est¨¢n robando muchos millones de euros, pero tambi¨¦n est¨¢ el periodista que no publica una noticia, o que la recorta de una forma; el pol¨ªtico que vota algo en lo que no cree¡­ afecta a todos los niveles. Est¨¢ absolutamente generalizado, pero hay roles diferentes de responsabilidad. Est¨¢ el ciudadano de a pie que intenta enga?ar en la declaraci¨®n de la renta, y no le podemos dar la misma responsabilidad que al pol¨ªtico que tiene que tomar las decisiones, que al periodista que tiene que ser elemento de control, que al juez que tiene que tomar unas decisiones y no las toma, que a la fiscal¨ªa¡­

A. PERALTA. Yo lo comparo con una comunidad de vecinos. He visto de todo. Me ha pasado. Debo tener cara de que se me puede comprar. Hay que hacer una obra y llega el contratista al presidente y le dice que le invita a un viaje a Londres [si le da la obra], o que le hace en su casa nos¨¦cu¨¢ntos¡­ est¨¢ muy extendido.

L. G. SEGURA. Los pol¨ªticos de este pa¨ªs no tienen una verdadera voluntad de acabar con este problema porque no se considera un problema. La mayor¨ªa de ellos est¨¢n involucrados, en mayor o menor medida, en casos de corrupci¨®n. No es algo que quieran solucionar. Por eso, los movimientos sociales, el lobby. Situaciones que aqu¨ª suceden ser¨ªan absolutamente inadmisibles en la mayor parte de Europa. Son mejores porque est¨¢n m¨¢s concienciados.

A. GARRIDO. Yo me he quedado muy sorprendida cuando he ido a Bruselas y he conocido a otros denunciantes de corrupci¨®n de otros pa¨ªses de Europa. Les pasa lo mismo que a nosotros. La falta de protecci¨®n.

L. G. SEGURA. El denunciante es una persona que, por naturaleza, va a ser siempre perseguida. Pero no es la misma persecuci¨®n la que se hace aqu¨ª que en Alemania. No me imagino en Alemania a ciudadanos que est¨¦n pasando por lo que estamos pasando nosotros, lo cual no quiere decir que el corrupto no haga uso de todas las herramientas que tenga a su disposici¨®n para presionar al denunciante y hacerle imposible la vida.

A. PERALTA. No dudo de que haya corrupci¨®n en otros pa¨ªses de Europa, pero el problema que tenemos en Espa?a es c¨®mo lo asume la sociedad, que se vea tan normal.

A. GARRIDO. Pensaba lo mismo que vosotros, pero en el ¨²ltimo acto al que asist¨ª en Luxemburgo, para apoyar a los denunciantes del caso Luxleaks, coincidimos una denunciante alemana, otro irland¨¦s¡­ y los dos hab¨ªan tenido que firmar un papel en el que asum¨ªan que estaban locos para poder percibir una pensi¨®n.

A. PERALTA. No digo que no exista [corrupci¨®n], lo que digo es que la sociedad en s¨ª no es tan permisiva.

A. GARRIDO. Lo condena m¨¢s. [All¨ª] la sociedad est¨¢ mucho m¨¢s concienciada que en Espa?a.

En Espa?a, Garrido sobrevive vendiendo las pulseras que ella misma hace. Segura, con lo que le aportan sus libros. Y Peralta, tirando del paro. Todos han perdido el trabajo. Todos tienen juicios pendientes. Y todos han visto c¨®mo sus ahorros se iban consumiendo en gastos legales. ?Por qu¨¦ denunciaron? ¡°Porque no s¨¦ ser de otra manera¡±, contesta Garrido. ¡°Se pasa mal, pero lo ¨²nico que cambiar¨ªa es que lo har¨ªa mucho antes¡±, reflexiona Segura. Peralta deja que acaben, y remata: ¡°La culpa la tienen mis padres. Me han educado para tener unos valores y unos principios, y uno fundamental es que no se roba¡±.