El futuro de Cristina de Borb¨®n tras la sentencia del ¡®caso N¨®os¡¯ est¨¢ en Lisboa
La hermana menor del Rey y sus cuatro hijos se trasladar¨¢n a Portugal cuando termine el curso escolar
Cristina de Borb¨®n?ha recibido en Suiza con su marido y sus cuatro hijos la sentencia del caso N¨®os. D¨ªas antes estuvo en Barcelona por motivos de trabajo. Su presencia, como siempre que pisa Espa?a en los ¨²ltimos meses, fue muy discreta. La hija menor de los Reyes em¨¦ritos vive su propio exilio autoimpuesto, que continuar¨¢ ahora en Lisboa, adonde se trasladar¨¢ con sus cuatro hijos.
Cuando el caso N¨®os comenz¨® a destaparse, la familia Urdangarin y Borb¨®n se instal¨® en Washington en un intento de protegerse de la exposici¨®n p¨²blica y buscando un destino profesional para el entonces duque de Palma de Mallorca en Telef¨®nica. Agotada esta estancia, la Infanta decidi¨® regresar a Espa?a, pero la familia permaneci¨® en su casa de Pedralbes un a?o. La infanta Cristina se convenci¨® tras esos meses en Barcelona de que la familia deb¨ªa poner tierra por medio. Fue entonces cuando, con la ayuda de LaCaixa, entidad en que la Infanta trabaja desde hace casi 20 a?os, encontr¨® un trabajo en la sede que la Fundaci¨®n Ag¨¢ J¨¢n tiene en Ginebra.
Desde hace tres a?os reside all¨ª en una casa en el centro de la ciudad, cuyo alquiler paga la fundaci¨®n. Ella sigue cobrando su sueldo de LaCaixa, mientras que el colegio de los ni?os lo paga el Rey em¨¦rito, como tambi¨¦n lo hace con los hijos de la infanta Elena. Urdangarin, desde que se mud¨® a Ginebra, no ha trabajado. Cristina de Borb¨®n, al tener un empleo, logr¨® la residencia en Suiza para ella y sus ni?os. Urdangarin ha estado mucho tiempo all¨ª como turista.
La infanta Cristina se plante¨® hace tiempo que si la sentencia era desfavorable para ellos no seguir¨ªan en Ginebra. Por eso, acompa?ada por sus hijos Juan, Pablo, Miguel e Irene, se trasladar¨¢ cuando acabe el curso escolar a Lisboa. Los Borb¨®n han estado desde siempre muy ligados a esta ciudad. All¨ª residi¨® el conde de Barcelona en el exilio y con ¨¦l su hijo Juan Carlos. En el barrio de Lapa, situado en el centro de la ciudad, tiene una sede la Fundaci¨®n del Ag¨¢ J¨¢n y all¨ª trabajar¨¢ la hermana del Rey a partir de ese momento. Lisboa le permitir¨¢ estar m¨¢s cerca de su marido si ingresa en prisi¨®n.
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Lo que no parece estar en cuesti¨®n es el matrimonio de Cristina de Borb¨®n e I?aki Urdangarin. Cuantos m¨¢s problemas ha tenido el exduque m¨¢s se ha estrechado su uni¨®n, al menos en p¨²blico. En privado, su c¨ªrculo de amigos ha desvelado que Urdangarin ha necesitado ayuda m¨¦dica y que la Infanta tambi¨¦n ha pasado momentos de gran melancol¨ªa. La hermana menor del Rey a estas alturas no se siente culpable y tampoco cree que su marido lo sea. La pareja se considera una v¨ªctima y piensa que desde el palacio de La Zarzuela les han dejado ¡°solos¡± y no les han defendido como ellos esperaban. Argumenta que todo es fruto de una conspiraci¨®n contra su esposo. La Infanta ha cerrado filas con ¨¦l. Si hubo alg¨²n momento de crisis matrimonial tras la filtraci¨®n de unos correos que mostraban una aparente infidelidad de Urdangarin, esta se desvaneci¨®. Cristina es cabezota, tozuda, tanto que mantiene a veces actitudes por pura altivez. Conforme la instrucci¨®n de caso N¨®os avanzaba, ella m¨¢s se aferraba a su marido y a sus derechos como Infanta de Espa?a, a los que no renuncia, dice, por sus hijos.
Cristina manda mensajes a la familia a trav¨¦s de su madre y hermana, se siente ¡°abandonada¡±. Do?a Sof¨ªa y la infanta Elena son su ¨²nico nexo con La Zarzuela. El Rey em¨¦rito se mostr¨® inflexible como monarca, pero herido y profundamente decepcionado como padre. La comunicaci¨®n con su hija ha sido durante estos a?os cada vez m¨¢s fr¨ªa. Las constantes llamadas de don Juan Carlos pidiendo a su hija que renunciara a sus derechos como Infanta cortaron el cord¨®n umbilical y si hab¨ªa a¨²n alguna posibilidad de acercamiento, todo acab¨® el d¨ªa en que se produjo el relevo en la Corona. El entonces Rey, de acuerdo con el Sucesor que llamaba a la puerta, asumi¨® la tarea de comunicar a Cristina de Borb¨®n que no asistiera a los actos programados para la ocasi¨®n. Fue una conversaci¨®n tensa, pero, m¨¢s a¨²n, el momento en que la infanta desoy¨® la orden paterna y se present¨® en el palacio de La Zarzuela. Pero el cortafuegos se puso en marcha y Cristina solo tuvo acceso a las habitaciones que ocupa su madre. Ambas almorzaron all¨ª a solas.
Ejecutado el relevo en la Corona, Felipe VI pidi¨® a su hermana menor que renunciara a su t¨ªtulo de duquesa de Palma, a lo que ella se neg¨®. El Rey tuvo que despojarla del t¨ªtulo. Desde ese d¨ªa, la brecha se hizo a¨²n mayor entre ambos. La pasada Navidad, Cristina y su familia solo estuvieron unos d¨ªas en Vitoria donde recibieron la discreta visita de la infanta Elena, convertido en el ¨²nico nexo con la familia Borb¨®n y Grecia.
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