Ricardo Bl¨¢zquez, reelegido presidente de la Conferencia Episcopal Espa?ola
El cardenal estar¨¢ un tercer mandato al frente de la organizaci¨®n

Los obispos hicieron este martes un llamativo ejercicio de equilibrio ante los retos reformistas del papa Francisco. Han reelegido muy generosamente al cardenal arzobispo de Valladolid, el moderado Ricardo Bl¨¢zquez, para un nuevo mandato en la presidencia, pero apean de la vicepresidencia al hombre del pont¨ªfice argentino en Espa?a, el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro. En su lugar, los prelados reponen en el cargo a un prelado de Benedicto XVI, el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Ca?izares, conocido entre sus muchos admiradores como ¡®el peque?o Ratzinger¡¯. Ca?izares fue muchos a?os vicepresidente con el cardenal Antonio Mar¨ªa Rouco y form¨® parte del Gobierno (la Curia) del Vaticano durante el combativo pontificado de Benedicto XVI. La votaci¨®n se sustanci¨® a la primera este martes, con un resultado contundente en favor de Bl¨¢zquez, que obtuvo 52 votos, frente a Ca?izares con 20 votos y Osoro con cuatro.
Bl¨¢zquez ya presidi¨® durante tres a?os la Conferencia Episcopal, entre 2005 2008. Ocurri¨® durante los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI, que no vieron con buenos ojos que el entonces obispo de Bilbao arrebatase el mando al poderoso cardenal de Madrid, Antonio Mar¨ªa Rouco. Por ello, lo bloquearon como obispo de la di¨®cesis vasca, rompiendo la norma no escrita de que tal cargo deb¨ªa ser correspondido con un capelo cardenalicio. Nunca antes lider¨® el catolicismo espa?ol un obispo a secas: sus siete predecesores fueron cardenales (Vicente Enrique y Taranc¨®n, Fernando Quiroga, ?ngel Suqu¨ªa y Rouco), o arzobispos (Casimiro Morcillo, Gabino D¨ªaz Merch¨¢n y El¨ªas Yanes).
?Por qu¨¦ lo ¡®castigaron¡¯ los papas Wojtyla y Ratzinger, ascendiendo en el escalaf¨®n del catolicismo espa?ol, mientras tanto, a incontables prelados m¨¢s conservadores y combativos? Los reparos principales fueron entonces los mismos que ahora: que era (que es) blando para afrontar en Espa?a una ofensiva laicista que Roma tachaba entonces como ¡°fundamentalista¡±. Contra la costumbre de Rouco y su entusiasmada corte de seguidores, Bl¨¢zquez no era partidario de manifestaciones contra los Gobiernos de turno, ni aceptaba la teor¨ªa de que la Iglesia cat¨®lica estaba (est¨¢) perseguida en Espa?a.
Aquel fue un trienio tormentoso, de grandes divisiones, que se reflejaron en una de las airadas manifestaciones de los eclesi¨¢sticos contra la legalizaci¨®n del matrimonio homosexual por el Gobierno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, en junio de 2005. No fue culpa de Bl¨¢zquez. Gran parte de los prelados encabezaron aquellas revueltas, con el entonces cardenal de Madrid al mando, mientras que su presidente, que llevaba apenas un a?o en el liderazgo, proclam¨® solemnemente que ¨¦l no acudir¨ªa a manifestaci¨®n alguna en las calles. Pero no se atrevi¨® a afear el comportamiento de sus colegas. ¡°Libremente no fuimos los que no fuimos¡±, se despach¨® m¨¢s tarde.
Aquellas tensiones las resolvieron poco m¨¢s tarde los obispos reponiendo en la presidencia a Rouco, que mand¨® mucho durante dos nuevos trienios, colmada con creces la edad de jubilaci¨®n. Retirado el papa Ratzinger, Francisco hizo cardenal a Bl¨¢zquez en su primer consistorio. El impulso papal le vali¨® ser elegido poco despu¨¦s para un nuevo trienio al frente de la Conferencia Episcopal, que este lunes reconfirma.
Las elecciones en la Conferencia Episcopal le parec¨ªan al cardenal Taranc¨®n ¡°m¨¢s aburridas que un gorro de dormir¡±. Lider¨® el episcopado entre el 30 de mayo de 1971 y el 23 de febrero de 1981, una fecha, esta ¨²ltima, se?alada en el calendario como el d¨ªa en que algunos militares asaltaron el Congreso para dar un golpe de Estado y los obispos, reunidos en asamblea plenaria, se fueron a dormir tan tranquilos, sin una triste nota de protesta o de preocupaci¨®n. Taranc¨®n ha sido el ¨²nico prelado que logr¨® tres mandatos sucesivos al frente del episcopado. Rouco se fue con cuatro, pero habiendo sido derrotado antes del tercero por Bl¨¢zquez. ?ste tendr¨¢ tres mandatos.
Hijo de humildes agricultores de Villanueva del Campillo, en la provincia de ?vila, Bl¨¢zquez cumple 75 a?os el pr¨®ximo mes. Es la edad de jubilarse, seg¨²n las normas eclesi¨¢sticas. Doctor en Teolog¨ªa por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, ejerci¨® muchos a?os la docencia en la Pontificia de Salamanca, de la que lleg¨® a ser gran canciller. Juan Pablo II le nombr¨® en 1988 obispo auxiliar del entonces arzobispo de Santiago de Compostela, Rouco Varela. En 1992 fue promovido a titular de Palencia y tres a?os despu¨¦s trasladado a la di¨®cesis de Bilbao, donde fue recibido con agrias cr¨ªticas por el Partido Nacionalista. ¡°Un tal Bl¨¢zquez¡±, dijo uno de sus dirigentes. Pronto aprendi¨® euskera y se gan¨® el respeto de sus diocesanos, adem¨¢s del de los pol¨ªticos. Lleg¨® a apadrinar una pastoral que la derecha tach¨® de condescendiente con los etarras, hasta el punto de que el Gobierno de Aznar llam¨® a consultas al nuncio del Vaticano para protestar.
Bl¨¢zquez tiene un car¨¢cter afable. Se le otorga incluso fama de moderado. Es un calificativo discutible. Como se dice tantas veces, no hay nada que se parezca m¨¢s a un obispo que otro obispo. Desde luego, ninguno de los nombrados por Juan Pablo II o Benedicto XVI puede ser considerado progresista. La ma?ana de este martes se ha definido el mismo como ¡°un moderador", en labreve conferencia de prensa que sigui¨® a su reelecci¨®n. Esboz¨® su programa en el discurso inaugural de este lunes: "Prolongar la onda expansiva" del Concilio. Es mucho en una Iglesia que, como la espa?ola, recibi¨® el Vaticano II a rega?adientes, acostumbrada a los incontables privilegios, la mayor¨ªa a¨²n vigentes, que le otorg¨® durante d¨¦cadas su estrecho hermanamiento con la dictadura franquista.
Tambi¨¦n subray¨® Bl¨¢zquez una segunda propuesta de Francisco, que suele escocer a los jerarcas, acomodados en sus muchas y opulentas dignidades: la de ofrece a la sociedad el eje de la exhortaci¨®n apost¨®lica 'Iglesia, servidora de los pobres', el documento m¨¢s ¡®franciscano¡¯ y que chirr¨ªa en una Iglesia nacional que acostumbra a presumir del mucho dinero que recibe del Estado para salarios de obispos, sacerdotes y decenas de miles de profesores elegidos por los prelados para ense?ar la moral cat¨®lica en todas las escuelas (en total, casi mil millones de euros, sin que los cat¨®licos pongan de su bolsillo m¨¢s que el resto de los contribuyentes, sean ateos, protestantes, jud¨ªos o mormones). Enfrente, Francisco insiste en buscar ¡°una Iglesia de pobres, para los pobres y que huela a oveja¡±.
Si se somete a cr¨ªtica los anteriores mandatos de Bl¨¢zquez, sobre todo entre 2005 y 2008, pocos cambios hay que esperar de esta tercera presidencia, aunque el ambiente social y pol¨ªtico es muy distinto. Gobierna la derecha y la izquierda est¨¢ en desbandada. El presidente Mariano Rajoy nunca recibi¨® al cardenal Rouco, tales eran sus desencuentros personales. A Bl¨¢zquez lo agasaj¨® la semana pasada en el Palacio de la Moncloa, en un gesto que quer¨ªa se?alarlo como el candidato preferido de la derecha. No le tocar¨¢ lidiar con los Gobiernos socialistas, cuando estaba desbordado por el radicalismo de Rouco y sus muchos afines, que nunca perdieron el control. Se dijo entonces que, en realidad, el presidente Bl¨¢zquez renunci¨® a mandar en la CEE al d¨ªa siguiente de su elecci¨®n. Cierto es que la batalla pol¨ªtica de la mayor¨ªa del episcopado contra Zapatero le desbord¨® pronto. Todo es m¨¢s pac¨ªfico ahora, al menos extramuros de la jerarqu¨ªa.
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