¡°?Otra columna romana, aqu¨ª no hay quien cultive!¡±
Los arque¨®logos confirman que los restos que los hermanos Zorita se encontraban al arar su terreno en Driebes forman parte de la ciudad perdida de Caraca
En Driebes, un pueblo de 350 habitantes de Guadalajara, los ni?os jugaban hasta no hace mucho a tirarle piedras a ¨¢nforas romanas de dos mil a?os de antig¨¹edad. ¡°Tambi¨¦n jug¨¢bamos a romper jarrones, vasijas, tejas y piedras. No ten¨ªamos ni idea de que est¨¢bamos destrozando piezas de un valor incalculable. ?ramos solo cr¨ªos¡±, explica Mariano Vadillo, 63 a?os, vecino del pueblo y pastor jubilado.
Lleva Mariano una gorra castiza y fuma tabaco de liar. El sol ba?a hoy un pueblo en el que los vecinos son como una familia numerosa, donde las casas blancas dibujan calles laber¨ªnticas y donde el silencio ofrece un respiro a menos de una hora de Madrid.
¡°Desde siempre -contin¨²a Mariano en la entrada del bar del pueblo- han aparecido en los campos de alrededor restos de cosas antiguas, pero no hac¨ªamos mucho caso. Nunca nos paramos a pensar en lo que era¡±. En realidad, lo que era, con lo que jugaban los chavales y lo que ignoraban los mayores, se puede resumir en una frase: el mayor hallazgo arqueol¨®gico de los ¨²ltimos a?os.
Comienza esta historia en 1945, durante la construcci¨®n del canal de Estremera, que discurre entre las provincias de Cuenca, Guadalajara y Madrid, justo donde se encuadra Driebes. En el tramo que atraviesa un cerro pegado al pueblo, apareci¨® ese a?o un tesoro. Casi 1.500 piezas romanas de plata, en forma de sortijas, monedas y lingotes. El hallazgo, hoy exhibido en el Museo Arqueol¨®gico Nacional, puso sobre la pista a los arque¨®logos. A?os despu¨¦s, en la d¨¦cada de los 80, dos de ellos, Jorge S¨¢nchez-Lafuente y Juan Manuel Abascal, apuntaron por primera vez una jugosa posibilidad: bajo el suelo de Driebes, de donde brotan todos estos restos y tesoros, podr¨ªa encontrarse la ciudad perdida de Caraca.
La sospecha acercaba la soluci¨®n a un misterio de siglos. Desde la Antig¨¹edad, investigadores y eruditos llevan buscando la desaparecida Caraca. Los libros de Historia de la Antigua Roma hablan de ella como una ciudad mediana de la provincia de Hispania, de unos 1.500 habitantes y n¨²cleo importante en la ruta Seg¨®griba (Saelices), Complutum (Alcal¨¢ de Henares) y Cartagho Nova (Cartagena). Pero no lograban definir d¨®nde estaba exactamente. Mucho menos localizarla.
¡°Hasta las investigaciones de los 80, se cre¨ªa que hab¨ªa desaparecido, que solo quedaban restos y que, probablemente, habr¨ªa estado situada cerca de Cuenca. Incluso se cre¨ªa que Caraca era el actual pueblo de Caraba?a¡±. Lo explica Emilio Gamo, arque¨®logo y profesor de la UNED, uno de los directores de la investigaci¨®n. ¡°Pero las investigaciones de las ¨²ltimas d¨¦cadas nos permitieron tener indicios claros de que Caraca exist¨ªa a¨²n. Y que estaba en Driebes¡±. En concreto, enterrada en una parcela de cultivo de seis hect¨¢reas y perteneciente a los hermanos Zorita, Pedro y ?ngel, vecinos del pueblo.
Comprar una ciudad romana a una monja
¡°Cada vez que ar¨¢bamos, nos encontr¨¢bamos piedras y tejas. Y cer¨¢mica. Y de todo. Co?o, aquello era imposible. Cog¨ªamos las piedras y todo lo que encontr¨¢bamos y lo tir¨¢bamos. Para poder arar¡±. Lo cuenta en el sal¨®n de su casa del pueblo ?ngel Zorita. En 1978, junto a su hermano Pedro, le compraron a la familia Roa un terreno de seis hect¨¢reas a las afueras de Driebes. En concreto, se lo compraron a una heredera de la familia que era monja. ¡°No recuerdo el precio, no era mucho¡±, dice ?ngel. ¡°Algunas pesetas¡±. Y por algunas pesetas, ?ngel y Pedro compraron una ciudad romana.
¡°Era una tierra de baja calidad. Y encima estaba llena de piedras que ellos no ten¨ªan ni idea de qu¨¦ eran¡±. Lo cuenta el hijo de ?ngel, Roberto Zorita. ¡°Se pon¨ªan a labrar y sacaban columnas, sillares, piedras talladas y las tiraban a tomar por saco. Y se agarraban un cabreo de la hostia. Claro, no sab¨ªan lo que era todo aquello. Lo ¨²nico que les importaba era que no pod¨ªan cultivar. Qu¨¦ van a saber, si son labriegos de toda la vida. No ten¨ªan ni puta idea¡±, cuenta Roberto con una expresi¨®n mezcla de resignaci¨®n y sonrisa. Todav¨ªa, alrededor del terreno, se amontonan las piedras, tejas y dem¨¢s restos romanos tirados por los hermanos Zorita.
"Se pon¨ªan a labrar y sacaban columnas, sillares, tejas talladas y las tiraban a tomar por saco. Y se agarraban un cabreo de la hostia"
Su padre y su t¨ªo estaban arando -intent¨¢ndolo- sobre la ciudad romana de Caraca. ¡°Todos en el pueblo sab¨ªamos que ah¨ª hab¨ªa restos, pero ni idea de que era una ciudad o un yacimiento¡±. De hecho, hasta no hace mucho, a Driebes se acercaban decenas de cazatesoros en busca de vestigios. ¡°Ven¨ªan con aparatos, detectores de metales y eso, y se llevaban de todo. Hasta que empezaron a vigilar¡±, cuenta Mariano, el pastor. La Guardia Civil controla hoy en d¨ªa el terreno.
¡°Hasta los vecinos cogieron cosas. Aqu¨ª hay casas que tienen ¨¢nforas romanas de adorno. Y monedas. Dicen que hay uno que tiene una armadura romana en casa¡±, cuenta Mariano. ¡°Yo he visto en la tierra monedas de plata y no voy a decir si las cog¨ª o no. Pero las hab¨ªa¡±.
La cosa cambi¨® de forma radical el pasado mes de noviembre, cuando Pedro, ?ngel y los dem¨¢s vecinos recibieron la visita de los arque¨®logos.
¡°Ya sabemos d¨®nde va a ir el parking¡±
El arque¨®logo Emilio Gamo mantuvo una reuni¨®n con Pedro Rinc¨®n, alcalde de Driebes, y con Javier Bachiller, concejal de Educaci¨®n y Deportes. Les explic¨® que ten¨ªan la convicci¨®n de que en el terreno de los hermanos Zorita se escond¨ªa la ciudad de Caraca. As¨ª que los tres fueron a hablar con los hermanos y les pidieron permiso para hacer una prospecci¨®n. ¡°Desde el primer momento han mostrado toda su colaboraci¨®n. Eso, a pesar de que todav¨ªa el terreno est¨¢ cultivado¡±, cuenta Pedro, el alcalde. En concreto de cebada. Y bajo la cebada mir¨® el georradar y mostr¨® lo que Emilio sospechaba: Caraca.
¡°La foto que nos ense?aron del georradar -dice Javier, el concejal- mostraba en rojo un foro romano, un mercado, varias casas, calles, canales¡ una ciudad completa¡±. En paralelo, los investigadores hallaron la prueba final de que aquello era m¨¢s que una villa o un par de casas: un acueducto. ¡°Una obra de ingenier¨ªa romana que se llevaba a cabo para abastecer de agua a las ciudades¡±, explica Emilio Gamo.
Con estos datos, tanto el Gobierno de Castilla-La Mancha como el Ayuntamiento de Driebes no se lo pensaron. Financiaron la primera fase de las excavaciones, que empezar¨¢n en unas semanas y prohibieron, por fin, tocar los restos con los que el pueblo llevaba conviviendo d¨¦cadas. ¡°Estamos hablando de uno de los hallazgos m¨¢s importantes de los ¨²ltimos a?os, un s¨ªmbolo¡±, dice Emilio. Y el alcalde a?ade: ¡°Algo ¨²nico en Europa. Un bombazo¡±.
El descubrimiento podr¨ªa cambiar la vida de Driebes. De toda la comarca, en realidad. El pueblo pierde poblaci¨®n desde hace a?os, debido a la falta de empleo que hace que los j¨®venes se larguen. Contener uno de los yacimientos romanos m¨¢s importantes de Espa?a atraer¨ªa un gran n¨²mero de visitantes. ¡°Desde que esto ha salido en la prensa, ya hemos recibido cientos de turistas. Y eso que ni siquiera hemos empezado las excavaciones¡±, dice el alcalde en el terreno del futuro yacimiento. En concreto, mientras habla, est¨¢ subido a una piedra que, se sospecha, podr¨ªa ser el techo de una de las casas.
El hallazgo es uno de los m¨¢s importantes de Europa en los ¨²ltimos a?os. Podr¨ªa cambiar la vida de la comarca entera.
La idea es que los restos de Caraca se puedan visitar desde las primeras fases de la excavaci¨®n, que sea posible ser testigo directo de los avances y descubrimientos. Adem¨¢s, Caraca est¨¢ en un enclave de postal. Se a¨²pa sobre un peque?o cerro desde el que se puede ver la campi?a de la Alcarria Baja y el paso del r¨ªo Tajo. Alrededor del cultivo se ven restos de muralla y cientos de piedras talladas acumuladas que los hermanos ?ngel y Pedro tiraban cuando les interrump¨ªan en cultivo.
Pedro, el alcalde, se?ala con la cabeza, so?ando despierto. ¡°All¨ª podr¨ªa ir el parking y all¨¢ el acceso al yacimiento a trav¨¦s de una pasarela¡±. Es como si ya pudiera ver a cientos de familias visitando el pueblo. ¡°Mi sue?o es que este descubrimiento nos ayude a dejar de perder poblaci¨®n. Solo pido eso¡±, dice Pedro.
Javier, el concejal, a?ade: ¡°El empleo es importante, pero siempre se habla de lo mismo. Hay otro asunto y para nosotros es igual de importante: el orgullo y el impulso cultural que esto supone para el pueblo. Ahora, los vecinos, son expertos en la Antigua Roma¡±, dice sonriendo.
Sospechan los expertos que Caraca fue abandonada porque se agotaron las minas de las que viv¨ªa. Otra teor¨ªa se?ala la peste como causante del abandono del enclave. Sea como sea, a Caraca le ha surgido ahora una segunda oportunidad, una resurrecci¨®n. ¡°Todo va a depender de la financiaci¨®n¡±, dice Emilio, el arque¨®logo jefe. ¡°Si logramos que se mantenga, podremos revivir Caraca¡±. La ciudad perdida que los vecinos de Driebes han encontrado.
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