Pasiones constitucionales
La elaboraci¨®n de la Constituci¨®n desat¨® momentos vibrantes, encendidas pol¨¦micas y discursos de gran calado. As¨ª lo record¨® EL PA?S
1. Hacer Espa?a o deshacerla
La atribuci¨®n de la soberan¨ªa al pueblo espa?ol dio lugar a un debate sobre la idea de naci¨®n
Unos apelaron a la historia de ¡°la naci¨®n m¨¢s vieja de Europa¡±; otros, como Enrique Tierno Galv¨¢n, a la psicolog¨ªa ¡ª¡°los que m¨¢s niegan a Espa?a son los espa?oles m¨¢s ?caracter¨ªsticos¡±¡ª. Y los que la negaban ¡ªo pretend¨ªan redefinirla¡ª pidieron hasta el ¨²ltimo momento que se reconociese su car¨¢cter ¡°plurinacional¡±. Los miembros de la comisi¨®n parlamentaria del Congreso que en el a?o 1978 pulieron durante dos meses el proyecto constitucional ¡ªelaborado previamente por los siete padres de la Constituci¨®n¡ª dedicaron buena parte de su tiempo y sus energ¨ªas a debatir sobre la naturaleza de Espa?a. Para dejar sentada su identidad a la vez que la somet¨ªan a una completa reorganizaci¨®n territorial.
La discusi¨®n del art¨ªculo 1.2 (el que atribuye la soberan¨ªa al conjunto del pueblo espa?ol) ocup¨® todo un d¨ªa de debates y sobrevol¨® otros cuantos, adelantando la controversia a¨²n mayor que se dar¨ªa con el art¨ªculo 2, el que invent¨® el t¨¦rmino ¡°nacionalidades¡±. ERC y Euskadiko Ezquerra (EE) quer¨ªan que la Constituci¨®n evitara el nombre de Espa?a y hablara de ¡°Estado espa?ol¡±. Para el PSOE, Espa?a era una ¡°naci¨®n de naciones¡±, mientras Alianza Popular defend¨ªa su ¡°unidad sagrada¡±.
¡°Espa?a ha sido siempre una y varia. Y nuestra obligaci¨®n es armonizar la unidad y la diversidad¡±, resumi¨® en esos primeros d¨ªas el ministro de ?Justicia, Landelino Lavilla (UCD). ¡°Esta Constituci¨®n permitir¨¢ nuestra definitiva integraci¨®n¡±, augur¨® para dar ¨¢nimos antes de empezar el presidente de la comisi¨®n, Emilio Attard. Santiago Carrillo (PCE) reclam¨®: ¡°Una Constituci¨®n que dure, que no sea f¨¢cilmente empujada por cualquier vendaval como lo han sido otras en este pa¨ªs. Aunque no sea perfecta, que nos d¨¦ cobijo a todos y sea s¨®lida¡±. A la derecha, un resumen de algunas frases para la historia que se dijeron sobre Espa?a, sus esencias y su futuro, durante aquellos debates.
Manuel Fraga (AP): "La historia no puede, como los r¨ªos, caminar hacia atr¨¢s".
Gregorio Peces-Barba (PSOE): "Espa?a es una naci¨®n de naciones".
Miquel Roca (Minor¨ªa Catalana): "Punto final a las viejas querellas internas".
Xabier Arzalluz (PNV): "Hemos superado el recelo tradicional del mundo vasco".
Jordi Sol¨¦ Tura (PCE): "Hay que terminar con el eufemismo de Estado espa?ol".
Gabriel Cisneros (UCD): "Los textos medievales, en todas las lenguas, dicen rex hispania".
Heribert Barrera (ERC): "Espa?a tiene identidad pol¨ªtica, pero no identidad nacional".
Francisco Letamendia (EE): "Llamo a los socialistas a apoyar la autodeterminaci¨®n".
Hip¨®lito G¨®mez de las Roces (Partido Aragon¨¦s Regionalista): "La historia m¨¢s relevante es la que hicimos en com¨²n".
Antonio Carro (AP): "?Vamos a olvidar cinco siglos de la noche a la ma?ana?".
Enrique Tierno Galv¨¢n (Partido Socialista Popular): "La profunda unidad psicol¨®gica de los espa?oles".
2. Mon¨¢rquicos de ¡°aqu¨ª y ahora¡±
Los constituyentes descartaron la v¨ªa rupturista en la jefatura del Estado en aras de estabilidad
Una fin¨ªsima frontera separaba y finalmente mezcl¨® en mayo de 1978 las razones ideol¨®gicas y las pragm¨¢ticas en el debate constitucional sobre la forma pol¨ªtica que adoptar¨ªa el Estado. ?Monarqu¨ªa o Rep¨²blica? ?Reforma o ruptura total? Por un lado se expusieron los argumentos de fondo: partidarios y detractores de mantener en el trono a un jefe de Estado no elegido por el pueblo, sino designado por Franco. Por otro lado, los argumentos coyunturales: todos los grupos parec¨ªan coincidir en que el rey Juan Carlos hab¨ªa sido una pieza clave para conducir la Transici¨®n, y algunos tem¨ªan que poner fin a la Monarqu¨ªa llevara aparejado el riesgo de volver atr¨¢s. Partidos tan diferentes como UCD, Alianza Popular y el PCE ¡ªcon la c¨¦lebre intervenci¨®n de Santiago Carrillo¡ª enarbolaron entonces el mismo argumento principal para optar por la Monarqu¨ªa: el ¡°aqu¨ª y ahora¡±, la necesidad de proteger como a un beb¨¦ la democracia reci¨¦n nacida, y hacerlo apoy¨¢ndose en la figura de un jefe de Estado desvinculado de los partidos pol¨ªticos.
Tal vez por eso algunos momentos del debate de 1978 adquieren tintes parad¨®jicos vistos con los ojos de 2013: el PSOE, hoy firme defensor de la Monarqu¨ªa, hizo entonces una apasionada defensa de la Rep¨²blica (y finalmente se abstuvo en la votaci¨®n del art¨ªculo 1.3); el PCE, por el contrario, dio su apoyo expreso a la Monarqu¨ªa ¡°en aras de la democracia y la paz civil¡±.
En todo caso, la que aprobaron los constituyentes no era una Monarqu¨ªa al uso. Le colocaron un apellido ¡ª¡°parlamentaria¡±¡ª y la despojaron de poder ejecutivo. Si la historia pol¨ªtica de Espa?a hab¨ªa sido hasta entonces ¡°la historia de la Monarqu¨ªa espa?ola¡±, como dijo el diputado de AP L¨®pez Rod¨®, la que los constituyentes escribieron en 1978 le impuso un giro parlamentario y constitucional. A la derecha, un extracto de las sentencias de los l¨ªderes pol¨ªticos en aquellos diarios de sesiones.
Santiago Carrillo (PCE): "La realidad no corresponde siempre al ideal imaginado".
Luis G¨®mez Llorente (PSOE): "Por mucho que se quiera identificar con la patria, no es sino un hombre".
?scar Alzaga (UCD): "Hoy la Rep¨²blica no es posible porque no servir¨ªa de encuentro".
Laureano L¨®pez Rod¨® (AP): "Quien representa a todo el pueblo no puede deberse a una facci¨®n".
Francisco Letamendia (EE): "La Monarqu¨ªa actual fue instaurada por el dictador".
Eduardo Mart¨ªn Toval (Socialistas de Catalu?a): "La ¨²nica f¨®rmula aceptable es un rey que no se queme en el juego pol¨ªtico".
Heribert Barrera (ERC): "No es prudente asentar el Estado sobre el azar cromos¨®mico".
Antonio Carro (AP): "Quien ostentar¨¢ la soberan¨ªa ser¨¢ el pueblo".
Miguel Herrero y Rodr¨ªguez de Mi?¨®n (UCD): "La democracia ha sido posibilitada por la Monarqu¨ªa".
Jordi Sol¨¦ Tura (PCE): "El peligro del borboneo est¨¢ minimizado".
Miquel Roca (Minor¨ªa Catalana): "Se trata de tomar la v¨ªa m¨¢s r¨¢pida hacia la democracia".
Xabier Arzalluz (PNV): "La raz¨®n pr¨¢ctica nos ha llevado a aprobar este art¨ªculo".
?3.? Espa?a aconfesional y cat¨®lica
Las Cortes de 1978 declararon la libertad religiosa y un trato especial a la Iglesia
La Espa?a cat¨®lica que impuso el dictador Francisco Franco por decreto (¡°La religi¨®n cat¨®lica, apost¨®lica, romana sigue siendo la ¨²nica de la Naci¨®n espa?ola y gozar¨¢ de los derechos y de las prerrogativas que le corresponden en conformidad con la Ley Divina y el Derecho Can¨®nico¡±) fue derogada en 1978 por el art¨ªculo 16 de la Constituci¨®n: ¡°Se garantiza la libertad religiosa y de culto. (¡) Ninguna confesi¨®n tendr¨¢ car¨¢cter estatal¡±. En la Comisi¨®n Constitucional, los grupos parlamentarios aprobaron sin debate este principio, que llegaba pactado desde la ponencia por los siete padres de la Constituci¨®n. Los diputados solo se enredaron en el punto tercero del art¨ªculo, que, tras consagrar la libertad religiosa y la aconfesionalidad, garantizaba tambi¨¦n que el Estado cooperar¨ªa ¡°con la Iglesia cat¨®lica¡± ¡ªespec¨ªficamente¡ª ¡°y las dem¨¢s confesiones¡±.
El primer anteproyecto de Constituci¨®n, en enero de 1978, no inclu¨ªa ninguna menci¨®n a la Iglesia cat¨®lica, lo que enfad¨® a las autoridades eclesi¨¢sticas. ¡°Silenciar la realidad social e ?institucional de la Iglesia cat¨®lica en una Constituci¨®n para Espa?a es una lamentable deficiencia¡±, avis¨® monse?or El¨ªas Yanes, entonces arzobispo de Zaragoza. En mayo de ese a?o, un segundo texto ¡ªel que discuti¨® la Comisi¨®n Constitucional¡ª ya correg¨ªa la deficiencia denunciada por el arzobispo e inclu¨ªa la cooperaci¨®n del Estado con la Iglesia.
Una parte de la izquierda defendi¨® que hab¨ªa que eliminar esa cita para evitar que, en el futuro, obligase a los poderes p¨²blicos a dar un trato de favor a la Iglesia. Al tiempo que los diputados discut¨ªan ese art¨ªculo 16.3, el Gobierno negociaba con la Iglesia la revisi¨®n de los acuerdos firmados por el r¨¦gimen franquista con la Santa Sede. Un mes despu¨¦s de aprobarse en refer¨¦ndum la Constituci¨®n, el Ejecutivo firmaba ¡ªen enero de 1979¡ª el nuevo acuerdo, que garantizaba la financiaci¨®n p¨²blica de la Iglesia en Espa?a y la ense?anza de la religi¨®n en las escuelas.
Manuel Fraga (AP): "Espa?a es un pa¨ªs cristiano y cat¨®lico. Hay que reconocer a Dios en la Constituci¨®n".
Enrique Bar¨®n (PSOE): "Hay una confesionalidad solapada".
Santiago Carrillo (PCE): "Tenemos inter¨¦s especial en no topar con la Iglesia".
Gabriel Cisneros (UCD): "Desconocer la singularidad cat¨®lica ser¨ªa una monumental hipocres¨ªa".
Heribert Barrera (ERC): "Nadie se opondr¨ªa a proteger el patrimonio art¨ªstico, pero con la ense?anza pueden surgir problemas".
Rodolfo Guerra Fontana (Socialistas de Catalu?a): "Se institucionaliza y se constitucionaliza a la Iglesia cat¨®lica".
?scar Alzaga (UCD): "Queremos saldar un largo pleito hist¨®rico, sin protecciones desaforadas, pero sin laicismos militantes".
4.? El enigma de las ¡°nacionalidades¡±
El doble objetivo era la unidad y contentar al nacionalismo. CiU y PNV descartaron la secesi¨®n
Un concepto nuevo en la historia de Espa?a, el de las ¡°nacionalidades¡±, encarna el encaje de bolillos que fue la Constituci¨®n de 1978. Fruto de la obsesi¨®n de los constituyentes por llegar a un ampl¨ªsimo acuerdo, persegu¨ªa garantizar la unidad de Espa?a y, a la vez, satisfacer a los nacionalistas catalanes y vascos tras cuatro d¨¦cadas de centralismo. Hasta el punto de que en el primer anteproyecto de Constituci¨®n no aparec¨ªa el concepto ¡°naci¨®n¡± expresamente asociado a Espa?a y s¨ª ese nuevo t¨¦rmino de ¡°nacionalidades¡± (algo que indign¨® a Alianza Popular y finalmente fue corregido).
El texto no lleg¨® a precisar qu¨¦ autonom¨ªas ser¨ªan consideradas nacionalidades y cu¨¢les no; ni, sobre todo, qu¨¦ significaba exactamente ser una nacionalidad dentro de la naci¨®n espa?ola. As¨ª, el debate sobre ese t¨¦rmino que alg¨²n diputado calific¨® de ¡°pluriindefinible¡± se convirti¨® en una discusi¨®n entre quienes auguraban un futuro de conflictos territoriales (AP) y quienes promet¨ªan que ese era el ¨²ltimo paso en sus aspiraciones (CiU y PNV). Y dio lugar al ¡°amasijo sint¨¢ctico¡± ¡ªen palabras de otro parlamentario¡ª del art¨ªculo 2: una ¡°patria com¨²n e indivisible¡±, Espa?a, con ¡°nacionalidades¡± en su seno.
La clave del debate fue la actitud de UCD, que se erigi¨® en defensora del nuevo concepto aun con las dudas que le generaba su uso futuro. ¡°Nos vemos obligados a innovar para resolver nuestros problemas. (¡) Espa?a siempre ha sido al mismo tiempo una y plural. (¡) Si no recogemos, y reconocemos, y consagramos la pluralidad, estaremos negando tambi¨¦n la unidad¡±, dijo Jos¨¦ Manuel Paredes Grosso. Su compa?ero Jos¨¦ Miguel Ort¨ª Bord¨¢s dej¨® esta frase en las actas: ¡°Yo solamente les dir¨ªa a los miembros de la Comisi¨®n que no son los problemas los que se constitucionalizan; lo que se constitucionaliza son las soluciones. Y Dios quiera que los constituyentes de 1978 no constitucionalicen el problema de las nacionalidades¡±.
Miguel Herrero y Rodr¨ªguez de Mi?¨®n (UCD): "Identificaci¨®n, no autodeterminaci¨®n".
Manuel Fraga (AP): "Naci¨®n y nacionalidad es lo mismo".
Miquel Roca (Minor¨ªa Catalana): "Esta soluci¨®n dar¨¢ un futuro m¨¢s estable".
Rafael Arias-Salgado (UCD): "El t¨¦rmino genera problemas; quitarlo generar¨ªa m¨¢s".
Gregorio Peces-Barba (PSOE): "Esta f¨®rmula puede ser la definitiva".
Jordi Sol¨¦ Tura (PCE): "La aut¨¦ntica unidad de Espa?a se basa en reconocer lo que hay".
Licinio de la Fuente (AP): "Los nacionalistas har¨¢n de esto una punta de lanza".
Joan Revent¨®s (Socialistas de Catalu?a): "Hay algo obvio: el Estado es indivisible".
Xabier Arzalluz (PNV): "No buscamos un trampol¨ªn para la secesi¨®n".
Hip¨®lito G¨®mez de las Roces (Partido Aragon¨¦s Regionalista): "Trasladamos el problema a ma?ana".
Gabriel Cisneros (UCD): "Nuestro af¨¢n ha sido que este t¨¦rmino no sea una bomba retardada".
Jordi Pujol (Minor¨ªa Catalana): "Solo pedimos reconocimiento, no tratos de favor".