El a?o en que vivimos deprisa
En 1977 la juventud duraba un suspiro. Las prohibiciones de la dictadura ca¨ªan velozmente con la transformaci¨®n pol¨ªtica y las prisas de sus j¨®venes l¨ªderes. As¨ª imprimieron el cambio
Los espa?oles ¨¦ramos en 1977 muchos menos (36,2 millones), apenas nos code¨¢bamos con ciudadanos de otros pa¨ªses, ¨¦ramos m¨¢s pobres, m¨¢s bajitos y particip¨¢bamos de un torbellino de acontecimientos que cambiaban la realidad a toda m¨¢quina. Viv¨ªamos tan deprisa que la juventud apenas si duraba un suspiro y las prohibiciones heredadas de la dictadura ca¨ªan una a una como las cerezas maduras, no tan deprisa como algunos deseaban, pero mucho m¨¢s r¨¢pido que lo que otros tantos pod¨ªan imaginar.
En marzo de 1977, por ejemplo, el C¨®digo Penal prohib¨ªa el uso de los anticonceptivos y su propaganda, as¨ª que por esas fechas el director de EL PA?S, Juan Luis Cebri¨¢n, fue procesado por publicar un art¨ªculo de salud donde hablaba del tema. Solo nueve meses despu¨¦s el primer Gobierno democr¨¢tico de Adolfo Su¨¢rez anunciaba su despenalizaci¨®n. Es verdad que las mujeres se ve¨ªan obligadas a implorar la p¨ªldora a m¨¦dicos y farmac¨¦uticos, aun a riesgo de ser tachadas de putas, pero al a?o siguiente solo los m¨¢s recalcitrantes, acogi¨¦ndose a la cl¨¢usula de conciencia, la negaban.
Hab¨ªa en aquellos a?os tanta impaciencia que los j¨®venes se hicieron adultos a toda velocidad y tomaron las riendas. De hecho, el soci¨®logo Enrique Gil Calvo dice que si algo destacar¨ªa socialmente de aquella ¨¦poca ser¨ªa la certeza de que la juventud duraba poco, muy poco. En parte, se arrastraban los modos de una sociedad en v¨ªas de desarrollo. Las mujeres se casaban m¨¢s j¨®venes que nunca (a los 25 a?os de media) y ten¨ªan m¨¢s hijos (2,5 por mujer, una de las tasas m¨¢s altas de Europa), como recuerda la tambi¨¦n soci¨®loga In¨¦s Alberdi.
Pero tambi¨¦n la transformaci¨®n pol¨ªtica y las prisas llevaron a todos esos j¨®venes adultos a desalojar a los mayores cuanto antes. Los nuevos l¨ªderes sociales y pol¨ªticos apenas si hab¨ªan superado la barrera de los 30 a?os y ya ten¨ªan hijos y comandaban los destinos del pa¨ªs.
Hoy, hasta los 32 a?os las mujeres espa?olas no tienen su primer hijo y esperan a los 34 para casarse. Los varones aguardan incluso hasta los 37 y ya no todos pasan por el altar. En 1977 no hab¨ªa otra opci¨®n que la boda religiosa y, si uno se equivocaba, no hab¨ªa marcha atr¨¢s. El divorcio estaba prohibido y el Gobierno, eso s¨ª, empezaba a presionar a la Santa Sede para que aceptara permitirlo en la cat¨®lica Espa?a. Tardar¨ªa cuatro a?os en llegar. El adulterio de la mujer estaba tambi¨¦n penalizado, como el aborto y tantas otras cosas, pero eran tiempos de incumplir leyes. Ahora que la gente viajaba m¨¢s incluso en avi¨®n siempre quedaba Londres para interrumpir un embarazo no deseado y, ?gran conquista del tardofranquismo!, ellas hasta pod¨ªan administrar ya sus propios bienes; no los comunes del matrimonio. ?l era todav¨ªa el ¨²nico cabeza de familia posible.
Los espa?oles de 1977 med¨ªan de media 1,69 metros (ahora, 1,73). Son los que m¨¢s han crecido en un siglo, y las f¨¦minas, las que menos hijos tienen hoy (1,2 por mujer). Al principio de la d¨¦cada ellos trabajaban masivamente, mientras que ellas segu¨ªan dedic¨¢ndose al hogar, pero de nuevo la sociedad imprimi¨® un cambio vertiginoso. En solo 10 a?os, la tasa de ocupaci¨®n femenina pas¨® del 18% al 27%. Las j¨®venes irrumpieron con una fuerza arrolladora. Entre los 16 y 24 a?os, esa tasa era del 55%. 1977, por cierto, fue el a?o que vio nacer la Internacional Feminista y cuando se peleaba por la liberaci¨®n sexual y el trabajo remunerado.
La modernidad de la d¨¦cada ven¨ªa de Barcelona, de la gauche divine, recuerda Alberdi y, por lo general, el negro de la ropa femenina dejaba paso a los colores vivos, las faldas por encima de la rodilla y, sobre todo, el pantal¨®n de campana. Las gafas de sol deb¨ªan ser bien grandes. Ellos se distingu¨ªan de los mayores dej¨¢ndose crecer la barba y el pelo y quit¨¢ndose la corbata. Ambos, si eran modernos, vest¨ªan vaqueros y fumaban sin parar, en cualquier sitio y, por supuesto, en p¨²blico. Una foto en blanco y negro de Adolfo Su¨¢rez y el socialista Felipe Gonz¨¢lez echando un cigarrillo juntos en La Moncloa era toda una declaraci¨®n de intenciones sobre la transformaci¨®n de las modas y los modos.
La ¨²nica televisi¨®n de la ¨¦poca, TVE, ya emit¨ªa muchos programas en color. Los ¨²nicos informativos eran los de Radio Nacional, pero la revoluci¨®n ya estaba en la calle. La revista Intervi¨², nacida un a?o antes, triunfaba hablando de pol¨ªtica y desnudando en sus portadas a Marisol o a Mar¨ªa Jos¨¦ Cantudo, ¡°un pecado en el desierto¡±, rezaba el titular. El periodismo era todav¨ªa una actividad de alto riesgo. Se termin¨® con la censura previa, aunque a¨²n eran habituales los procesos y el secuestro de ejemplares. El a?o lo marc¨® el atentado a la revista sat¨ªrica El Papus en el que muri¨® una persona. Pero la prensa lleg¨® para romper normas y adelantarse a la modernidad. La aparici¨®n de EL PA?S en mayo de 1976 fue un acontecimiento pol¨ªtico y tambi¨¦n social.
Catorce a?os antes, el monopolio Telef¨®nica pon¨ªa en marcha su primera cabina urbana. En 1977 ya hab¨ªa miles en nuestras ciudades (se llegaron a instalar 100.000) y hasta en las playas hab¨ªa locutorios para seguir conectados. En casa, por supuesto, el que no ten¨ªa un tel¨¦fono G¨®ndola (y en ¡°colores pop¡±) es que era un antiguo. Telef¨®nica solo tardaba 15 meses en instalar una l¨ªnea y entonces explotaba 5,6 millones (hoy hay 44,3 millones de l¨ªneas m¨®viles y m¨¢s de 20 millones fijas).
El ritmo de la inflaci¨®n era tan galopante como todo lo dem¨¢s: el 26,3%. El dinero, por supuesto en pesetas, val¨ªa cada a?o mucho menos, l¨®gicamente, pero la prosperidad asomaba al comp¨¢s de la democracia. Ese a?o el PIB por habitante creci¨® como nunca despu¨¦s (25,6%), hasta tocar los 1.657 euros. Hoy est¨¢ en 24.000. Aunque la gente ten¨ªa el sentimiento, seg¨²n el CIS, de que los precios eran demasiado altos, y los salarios, demasiado bajos.
Se lanzaron las tarjetas de cr¨¦dito justo ese a?o, pero apenas se utilizaban. Lo habitual era el cheque y las letras de cambio. La sociedad viv¨ªa preocupada por el terrorismo y tambi¨¦n por el paro, que estaba entonces a un nivel envidiable del 5,80%; eso s¨ª, sobre una poblaci¨®n activa de solo 13 millones de personas en la que se alistaban pocas mujeres todav¨ªa. ¡°Un paro pavoroso amenaza a miles de universitarios¡±, dec¨ªa la Gaceta Ilustrada. ¡°Yo, licenciado, peor que un obrero¡±. Los emigrantes volv¨ªan en masa y Espa?a no les ofrec¨ªa un trabajo en el que acomodarse.
Tambi¨¦n preocupaba la escasez del petr¨®leo. El Gobierno estuvo a punto de racionar la gasolina a 80 litros por veh¨ªculo y mes. No era para menos. Un informe de la CIA aseguraba que en ocho a?os los pa¨ªses productores ser¨ªan incapaces de atender la demanda energ¨¦tica mundial. Uno de cada seis habitantes ten¨ªa ya coche (hoy es uno por cada dos). Los modelos m¨¢s vendidos, el Citro?n CX y el Seat 128. Tener coche era un sue?o y una tragedia. Con un parque automovil¨ªstico de apenas 10 millones de veh¨ªculos, 4.500 personas dejaron la vida en la carretera en 1977; cuatro veces m¨¢s que ahora, cuando el parque es tres veces superior.
Las huelgas, despu¨¦s de tantos a?os de opresi¨®n, ya estaban reguladas y eran el pan de cada d¨ªa. Nunca en la reciente historia de nuestra joven democracia se ha registrado una conflictividad laboral tan elevada. Los espa?oles se acostumbraron pronto a sufrir los paros de los bomberos, los basureros, o los penenes (profesores no numerarios de universidad). La protesta m¨¢s sonada fue la de los panaderos de Madrid, que dejaron desabastecida a la ciudad en agosto y que incluy¨® el secuestro de cuatro empresarios del sector, felizmente liberados al cabo de unos d¨ªas.
La apertura al mundo, tras d¨¦cadas de autarqu¨ªa, llegaba hasta el tocadiscos (de aguja fina y alta fidelidad) y las salas de cine. Era una apertura iniciada en los sesenta que se consolidaba en esta d¨¦cada con Bob Dylan, Dire Straits, Pink Floyd, Woody Allen (Annie Hall), La guerra de las galaxias y Fiebre del s¨¢bado noche. Se permit¨ªa, por vez primera, a los bancos extranjeros instalarse en Espa?a y Burger King abr¨ªa en Madrid su primer establecimiento.
En la a¨²n casposa Espa?a, apenas un a?o despu¨¦s de muerto el dictador, la sociedad pisaba con fuerza el acelerador de la historia. Aun as¨ª, en 1977 era dif¨ªcil imaginar que, gracias a ello, Espa?a se pondr¨ªa a la cabeza en avances sociales tres d¨¦cadas despu¨¦s, siendo de los primeros en tener un Gobierno paritario y en legalizar el matrimonio homosexual, que por entonces se penaba hasta con la c¨¢rcel. Un tal Amancio Ortega, por cierto, abri¨® en aquellos tiempos en A Coru?a su primera tienda e instal¨® la primera planta de Zara en Arteixo. Lo que probablemente tampoco pudieron imaginar, a pesar del aperturismo de la Conferencia Episcopal de Vicente Enrique y Taranc¨®n y del proyecto de Constituci¨®n, es que 40 a?os m¨¢s tarde el Estado siguiera tan apegado a la confesionalidad cat¨®lica y las universidades que proliferaron se convirtieran en f¨¢bricas de parados.
?Cu¨¢nto costaba ir a un cine de barrio en 1977?
Mujeres en el Parlamento
1977: 27 mujeres, 21 diputadas y 6 senadoras.
2017: 140 diputadas y 97 en el Senado.
Parque m¨®vil
1977: 8.269.311
2017: 30.122.681
PIB
1977: 60.793 millones de euros.
2017: 1.113.851 millones de euros (dato de 2016).
PIB 'per c¨¢pita'
1977: 1.657 euros.
2017: 24.000 euros (2016).
Precios
1977: Barra de pan, 13 pesetas. El diario EL PA?S, 15 pesetas. La entrada de un cine de barrio en Madrid, 56 pesetas.
2017: Barra de pan, 50 c¨¦ntimos. EL PA?S, 1,50 euros. La entrada media a un cine en Espa?a, unos cinco euros.
Participaci¨®n democr¨¢tica
1977: 78,8%
2017: 69,84%
Tasa de actividad
1977: 51,67% de la poblaci¨®n a finales de aquel a?o.
2017: 58,78% en el primer trimestre de 2017.
Vivienda propia
1977: Por unos 15.025,32 euros se pod¨ªa comprar un piso de unos 90 metros cuadrados. Y el alquiler de un apartamento amueblado no superaba los 90 euros.
2017: Ahora, la media de un piso de ese tama?o es de 132.210 euros. Y hoy, el arrendamiento de un piso c¨¦ntrico de dos habitaciones en Madrid o Barcelona en torno a 1.000 euros.
Sueldo de un diputado
1977: 300,66 euros.
2017: 2.813,87 euros (sin incluir dietas).
Salario m¨ªnimo interprofesional
1977: 79,33 euros.
2017: 707,60 euros.