El gran estir¨®n del deporte espa?ol
Desde los Juegos de Barcelona 92, nuestros deportistas siempre han competido con los mejores del mundo
El deporte espa?ol estaba en tanga el 15 de junio de 1977. Subyugado por la cavernaria dictadura, era puro barbecho, limitado al No-Do del ?Real Madrid, a algunos boxeadores y a un racimo de conmovedores quijotes surgidos de forma espont¨¢nea, sin anclas estructurales. Lo hab¨ªan sido aventureros como Lil¨ª ?lvarez, patinadora y tenista y la primera espa?ola en unos Juegos (Chamonix 1924); Joaqu¨ªn Blume, Federico Mart¨ªn Bahamontes, Manolo Santana, Mariano Haro, ?ngel Nieto, Paquito Fern¨¢ndez Ochoa¡ No muchos m¨¢s.
Algunos datos revelan la estepa espa?ola. En las 22 ediciones ol¨ªmpicas ¡ªentre veraniegas e invernales¡ª desde Par¨ªs 1900 a Montreal 1976 se hab¨ªan conseguido 12 medallas. Desde los Juegos canadienses hasta R¨ªo 2016, 138 en 20 citas.
El 17 de julio de 1976, un joven boxeador asturiano que hab¨ªa ganado el bronce minimosca en M¨²nich 72 desfil¨® como abanderado de 114 espa?oles en el Estadio Ol¨ªmpico de Montreal. Enrique Rodr¨ªguez Cal cay¨® en la primera ronda, pero se embols¨® 310.000 pesetas y le procuraron un empleo en la siderurgia de Ensidesa. Los ¨²ltimos espa?oles ¡°por bandera¡± han sido David Cal, Pau Gasol y Rafa Nadal, que lo hizo en R¨ªo hace un a?o al frente de una delegaci¨®n de 306 compatriotas. El estir¨®n ha sido colosal.
De 1977 a 2017, cuarenta a?os de una transici¨®n del casi nada al casi todo. El primer a?o con elecciones desde la Segunda Rep¨²blica, seis espa?oles que fueron los mejores del mundo: ?ngel Nieto, Esteban Azkue (tiro al plato), Jes¨²s Fuente (salvamento y socorrismo), Jorge Porras (armas de avancarga), Joaqu¨ªn Blanco (vela) y Cecilio Lastra (boxeo). En total, 31 podios entre campeonatos mundiales y europeos al que habr¨ªa que sumar la victoria de Carmen Valero en el Cross de las Naciones, el mundial oficioso de la especialidad. Esa era la foto en miniatura del casposo deporte patrio heredado del franquismo. Naftalina pura.
Con las primeras bocanadas de aire fresco democr¨¢tico, Espa?a alumbr¨® a tres deportistas de enorme calado. Tanto por sus ¨¦xitos como por su huella para lo que estaba por llegar. Por un lado, otro pionero extraordinario, Severiano Ballesteros. No solo puso al golf en el foco nacional, sino que fue el primer espa?ol en dejar un poso enorme fuera de las fronteras. Los brit¨¢nicos, tan impermeables a lo ajeno, le adoptaron para dejar de ser sometidos por Estados Unidos en la Ryder. Con Seve por bandera, pusieron fin a tanto azote.
Severiano Ballesteros, un pionero extraordinario, fue el primer espa?ol en dejar un poso enorme fuera de las fronteras
Si Ballesteros internacionaliz¨® a Espa?a, Arantxa S¨¢nchez Vicario contribuy¨® de forma majestuosa a que los espa?oles se sacudieran complejos. Una ni?a con los percentiles medios de finales de los ochenta se bat¨ªa con gloria con marcianas a ojos ib¨¦ricos: Steffi Graf, Martina Navratilova¡
El coraje y la intrepidez de Arantxa hicieron mella en las generaciones inmediatas, lo mismo que el eco planetario de Seve. Quedaba un tercer eslab¨®n: la tecnificaci¨®n deportiva. Nadie lo simboliz¨® mejor que Miguel Indurain. Con Bahamontes y Perico Delgado al frente, el ciclismo hab¨ªa mantenido la llama con sus emocionantes escaladas al infinito, pero faltaba el corredor moderno. Un androide con ruedas lenticu?lares. Con Indurain, Espa?a se sinti¨® en J¨²piter.
Con Seve, Arantxa e Indurain encumbrados, lleg¨® el punto culminante. Barcelona 92, con Ferm¨ªn Cacho como icono, no solo fue una explosi¨®n de j¨²bilo con un inesperado chute de medallas locales. La cita propici¨® que el deporte espa?ol comenzara su asentamiento sobre cimientos fundamentales. Los programas de la Asociaci¨®n de Deportes Ol¨ªmpicos (ADO) inyectaron recursos, los patrocinadores descubrieron las bienaventuranzas del escaparate deportivo y las federaciones limpiaron telara?as para abrir paso a los avances tecnol¨®gicos y a preparadores extranjeros con mayor formaci¨®n.
Por fin, la Espa?a deportiva super¨® los tiempos de Altamira y desde el reto barcelon¨¦s siempre ha competido con los mejores. M¨¢xime cuando llegado el nuevo siglo floreci¨® una generaci¨®n extraordinaria incubada tras 1992. Una prole que ya lleg¨® a este mundo sin tiritonas, acostumbrada a batirse con lo m¨¢s selecto de su disciplina desde parvulario. No es casual que Rafa Nadal, Fernando Alonso, Pau Gasol, Iker Casillas o Xavi jam¨¢s padecieran mal de altura.
Cuarenta a?os dan para mucho. En el caso del deporte espa?ol, para much¨ªsimo. El f¨²tbol mantiene su enorme gancho, pero ha dejado de ser un monocultivo. Se reproducen los ganadores y no solo en deportes consolidados. A¨²n se intercalan audaces exploradores como los admirables Javier Fern¨¢ndez y Carolina Mar¨ªn. La foto emblem¨¢tica de este fant¨¢stico estir¨®n ser¨ªa la de dos hermanos crecidos por encima de los dos metros en Sant Boi, Barcelona. Su salto inaugural en un partido de las estrellas de la imponente y planetaria NBA simboliza la remontada de f¨¢bula. Pero una idea mejor: junto a Pau, con permiso de Marc, una mujer que vuele por encima del mayor de los Gasol (Mireia Belmonte, Ruth Beitia, Maialen Chourraut, Amaya Valdemoro, Lidia Valent¨ªn, Gemma Mengual, Teresa Perales¡). Porque del gran tir¨®n espa?ol, nada m¨¢s encomiable, subrayable y meritorio que el colosal despegue del deporte femenino. Nadie lo tuvo m¨¢s dif¨ªcil y a¨²n quedan estacas por derribar. Cuarenta a?os despu¨¦s es la gran asignatura pendiente.