El gesto del ¡®ertzaina¡¯ que evit¨® el asalto a la sede de HB tras el asesinato de Miguel ?ngel Blanco
Uno de los ¡®ertzainas¡¯ que se quitaron el pasamonta?as recuerda c¨®mo se fren¨® el asalto a la sede de HB


Cuando cientos de miles de personas se echaron a la calle en toda Espa?a para alzar su voz contra ETA y llamar ¡°asesinos¡±, a voz en grito y sin tapujos, a los ejecutores de Miguel ?ngel Blanco, en medio de una marea ciudadana cargada de rabia e indignaci¨®n por el cruel asesinato, un grupo de seis ertzainas protagoniz¨® un gesto in¨¦dito, hist¨®rico. Se quitaron el casco, despu¨¦s el verduguillo, y se mostraron a cara descubierta ante una masa de gente que estaba dispuesta a asaltar la sede de Herri Batasuna (HB) en San Sebasti¨¢n. ¡°Fue una decisi¨®n espont¨¢nea que sirvi¨® para calmar a los miles de manifestantes. Quit¨¢ndonos la protecci¨®n les dimos a entender que est¨¢bamos en el mismo bando y acabamos fundidos en abrazos con la gente¡±, recuerda uno de los agentes, la persona que figura en la fotograf¨ªa que acompa?a estas l¨ªneas.
Este ertzaina no quiere identificarse, ni ser fotografiado 20 a?os despu¨¦s, aunque s¨ª acepta compartir la tensi¨®n y la emoci¨®n a partes iguales que vivi¨® en aquel momento, pocos minutos despu¨¦s de conocerse que el concejal del PP de Ermua se estaba muriendo: ¡°Esa tarde [del 12 de julio de 1997] nos dirig¨ªamos a trabajar cuando o¨ªmos que hab¨ªan matado a Blanco. Nos comunicaron que en San Sebasti¨¢n hab¨ªa mucho revuelo y se estaban produciendo incidentes. Cogimos material antidisturbios y montamos en dos furgonetas, pero en una intervenci¨®n un compa?ero se lesion¨® un brazo y tuvieron que volver a comisar¨ªa para atenderle. Nos quedamos un suboficial y cinco ertzainas para tratar de impedir altercados ante la sede de HB¡±.
Solo seis agentes para formar un escudo policial ante el portal de entrada a la sede central de la formaci¨®n que hasta ese d¨ªa hab¨ªa guardado un silencio c¨®mplice ante los atentados etarras. Enfrente, varios miles de personas que gritaban "todos somos Miguel ?ngel", "HB lo tienes que pagar" o "hay que matarlos; son asesinos". Las cr¨®nicas del d¨ªa narran que estaban dispuestas a asaltar las oficinas de HB. ¡°Nos pusimos entre los manifestantes y la entrada¡±, rememora el ertzaina, ¡°y les quisimos convencer de que actuar con violencia era un error¡±.
¡°En esas circunstancias, un compa?ero le comenta al suboficial que dirig¨ªa las operaciones que no ten¨ªa sentido que siguieran con los cascos porque no nos iban a hacer nada malo. Es gente buena, dijo. Haced lo que cre¨¢is conveniente, le contest¨® el suboficial. Y fue cuando comenzamos a quitarnos el casco y la protecci¨®n para descubrirnos¡±, cuenta este agente que ya acumula 25 a?os de servicio en la Ertzaintza y que pocos a?os despu¨¦s de aquel episodio tuvo que asistir al funeral de un primo suyo, tambi¨¦n asesinado por ETA.
La Ertzaintza ya figuraba para entonces en la lista negra de ETA. Rub¨¦n asegura ahora que no pas¨® miedo: ¡°Si hubiera sido al rev¨¦s, nos hubiesen matado. Pero eran de los nuestros y reaccionaron con aplausos y d¨¢ndonos abrazos. As¨ª pudimos apaciguar los ¨¢nimos y calmar a la gente¡±. Si no hubiese sucedido aquello, a?ade, es posible que ¡°la furia de aquellas personas nos hubiese sobrepasado y terminado todo en un drama¡±.
Unos pisos m¨¢s arriba de donde se estaban produciendo estos hechos, los dirigentes de HB estaban resguardados en su cuartel general. Es posible que estuviesen preparando el comunicado oficial que este partido hizo p¨²blico al d¨ªa siguiente. HB, con la misma frialdad que hab¨ªa reaccionado a asesinatos anteriores, reaccion¨® echando m¨¢s le?a al fuego: "Las fuerzas pol¨ªticas del Pacto [de Ajuria Enea] no nos ofrecen ninguna salida y, atrincheradas junto con el PP en su clara apuesta a favor del enfrentamiento, hacen un llamamiento al linchamiento social y a la puesta en pr¨¢ctica de un aut¨¦ntico Estado de excepci¨®n, bajo una falsa apariencia democr¨¢tica", dec¨ªa el comunicado. Hoy, Sortu, sucesora de HB, ha decidido no hacer ¡°ning¨²n tipo de declaraciones¡± sobre la muerte de Miguel ?ngel Blanco.
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