El abogado de Puigdemont: ¡°No me pagan con dinero p¨²blico¡±

Paul Bekaert vive en una casa propia de un noble, pero se ve a s¨ª mismo como un solitario Lucky Luke en permanente lucha contra el poder de los Estados. Ha lidiado con la justicia rusa defendiendo a chechenos sospechosos de terrorismo. Con la turca llevando casos como el de Fehriye Erdal, terrorista de extrema izquierda condenada a 15 a?os por su participaci¨®n en un triple asesinato. Y con la espa?ola, teniendo como clientes a miembros de ETA huidos a B¨¦lgica. Su fama entre los integrantes de la banda se fragu¨® en un ¨¦xito: en 2004 evit¨® la extradici¨®n a Espa?a de una pareja de presuntos colaboradores de ETA, Luis Garc¨ªa y Raquel Moreno. Los etarras empezaron a recurrir a sus servicios sin pens¨¢rselo dos veces.

Tampoco dud¨® un segundo Bekaert, a sus 69 a?os, cuando Puigdemont fue a verle a su despacho en la tarde del lunes 30 de octubre, reci¨¦n aterrizado en Bruselas, y le propuso que fuera su abogado. Desde entonces vive bajo el foco medi¨¢tico sin ignorar lo que se dice de ¨¦l. Nada m¨¢s entrar en el despacho, en la planta baja de su imponente vivienda en Tielt, un pueblo flamenco de unos 20.000 habitantes situado a hora y media en coche de Bruselas, lanza sobre la mesa una carpeta con noticias. "Se dice que cobro entre 500 y 1.000 euros la hora, aunque mi tarifa es de 125 euros. Si pidiera lo que dicen no tendr¨ªa ning¨²n cliente", proclama airado. Aclarados sus emolumentos, la procedencia de los fondos para cubrir los enormes gastos que conlleva la estancia de Puigdemont y los exconsejeros en B¨¦lgica son todav¨ªa un misterio. ?Garantiza que no le pagan su minuta con fondos p¨²blicos? "Estoy muy seguro. Confirmo formalmente que mi salario no se paga con dinero p¨²blico". ?Y de d¨®nde viene? "Secreto profesional".

Esas dos palabras?marcan las fronteras que Bekaert no quiere traspasar. Las repetir¨¢ varias veces durante la entrevista. Para eludir dar pistas sobre si Puigdemont regresar¨¢ a Espa?a pr¨®ximamente, tal y como ha asegurado en caso de victoria electoral. O al ser preguntado sobre el contenido de su ¨²ltima conversaci¨®n con el expresident, mantenida solo unas horas antes. En su trato con el candidato de Junts per Catalunya no ha percibido altibajos an¨ªmicos. "Siempre es muy combativo. No cambia de humor". Una vez retirada la euroorden por parte de la justicia espa?ola, un movimiento que reconoce le sorprendi¨®, Bekaert seguir¨¢ asesorando sus pr¨®ximos pasos y los de los exconsejeros Lluis Puig y Clara Ponsat¨ª, aunque da por cerrado el caso en B¨¦lgica. "El juez constatar¨¢ el 14 de diciembre que no hay ninguna raz¨®n para hacer un juicio. Ni siquiera hay que ir al tribunal".

Con el pol¨ªtico catal¨¢n recuperando el estatus de ciudadano europeo libre de cargos fuera de las fronteras espa?olas, la posibilidad de que se desplace a otros pa¨ªses para hacer campa?a o mantener reuniones parec¨ªa viable, pero para su abogado, entra?a riesgos en caso de que Espa?a emita una nueva euroorden. "Si el se?or Puigdemont viaja a otro pa¨ªs europeo puede haber problemas. No existe la misma certitud judicial. Cada pa¨ªs tiene leyes penales y jurisprudencias diferentes".?

El letrado no descarta llevar a Espa?a ante Bruselas para exigir da?os y perjuicios por lo que califica como una utilizaci¨®n abusiva de la euroorden. "Si un pa¨ªs europeo abusa de la euroorden por razones pol¨ªticas se puede denunciar ante la Comisi¨®n Europea y abrirle un procedimiento en la Corte de Luxemburgo", lanza, si bien deja claro que se trata de una posibilidad que no ha tratado en ning¨²n momento con Puigdemont.

Junto a las informaciones falsas sobre su abultada n¨®mina, Bekaert reniega de la etiqueta de letrado de ETA. "No soy el abogado de ETA. Soy un abogado de derechos humanos", se define. "Yo no apoyo el terrorismo, como tampoco soy partidario del robo y defiendo a los ladrones". Bekaert cultiva la figura del vaquero solitario. Se compara con el personaje de Lucky Luke: "Es alguien que siempre busca la justicia y est¨¢ solo". Miembro de un club de lectura desde hace 20 a?os, poseedor de una inmensa biblioteca, afirma haber sido nacionalista solo en su juventud, y su hijo es concejal de su municipio por los socialistas flamencos.?

En marzo de este a?o, mucho antes del 1-O y la aplicaci¨®n del art¨ªculo 155, Puigdemont compar¨® la democracia espa?ola con el r¨¦gimen de Erdogan durante un viaje a Estados Unidos. Y miembros de su antiguo gabinete como Antoni Com¨ªn han tildado de "franquistas" a los poderes del Estado. Bekaert no comparte ese diagn¨®stico. "No voy a comparar la justicia turca o la rusa con la espa?ola. Espa?a es un estado democr¨¢tico. Un Estado de derecho. Miembro de la UE. Una democracia. Todos los pa¨ªses de la UE cometen violaciones de derechos humanos y eso no implica que no sean una democracia". Sin embargo, matiza, ve m¨¢s madura a la democracia belga: "Es normal, se cre¨® en 1830 mientras que en Espa?a fue en 1975. Hubo cargos del franquismo que siguieron en puestos de poder".

Bekaert no da pistas sobre si Puigdemont seguir¨¢ en B¨¦lgica indefinidamente: "Todo ciudadano europeo puede estar aqu¨ª tres meses y despu¨¦s pedir permiso de residencia". Pero cree acertada su estrategia de huir fuera de Espa?a. Hace un par de semanas, sentados juntos en el palco de la ?pera de Flandes para asistir a la representaci¨®n de la obra El Duque de Alba, le relat¨® a Puigdemont un episodio hist¨®rico aleda?o a la funci¨®n. Le explic¨® que cuando el Duque de Alba fue enviado por Espa?a a los Pa¨ªses Bajos para sofocar una rebeli¨®n, el opositor conde de Egmont decidi¨® quedarse en el pa¨ªs. Por contra, el pr¨ªncipe Guillermo de Orange apost¨® por escapar a Alemania. "Adi¨®s, pr¨ªncipe sin tierras", le despidi¨® el conde de Egmont. "Adi¨®s, conde sin cabeza", le respondi¨® este.

Poco despu¨¦s, Egmont ser¨ªa apresado y decapitado p¨²blicamente en la Grand Place de Bruselas. Mientras que Guillermo de Orange regres¨® y arrebat¨® gran parte del territorio a los espa?oles. Seg¨²n cuenta Bekaert, el expresidente escuch¨® atentamente la historia, un cap¨ªtulo equiparable con las estrategias de los l¨ªderes independentistas: mientras Puigdemont pone tierra de por medio, come en restaurantes o acude a la ¨®pera a la espera de volver cual h¨¦roe desterrado, otros permanecen en prisi¨®n. "Es mejor estar en libertad y aspirar a tener un pa¨ªs que ser ejecutado y perderlo para siempre", dice Bekaert hablando de los Pa¨ªses Bajos. O de Catalu?a.??