El Ej¨¦rcito espa?ol envejece
La edad media de los soldadados y marineros ha pasado de 22 a?os y medio a 33 durante la crisis econ¨®mica
El subteniente Miquel Pe?arroya, de 56 a?os, se excus¨® ante los diputados de la subcomisi¨®n del Congreso que estudia el r¨¦gimen profesional de los militares. ¡°Como ven, para leer me he quitado las gafas, ya no soy aquel sargento de 20 a?os¡±, les confes¨®. Seg¨²n el presidente de la Asociaci¨®n Profesional de Suboficiales de las Fuerzas Armadas (Asfaspro), su escala sufre un ¡°grave envejecimiento¡±. El 70% de los suboficiales tiene m¨¢s de 40 a?os y solo un 5,3%, menos de 31. ¡°Est¨¢ claro que no se puede asaltar una cota con artrosis. O se puede, pero no va a llegar nadie arriba¡±, advirti¨®.
La preocupaci¨®n no se limita a los suboficiales. La edad media de los militares espa?oles ha pasado de 42,7 a 43,8 en los ¨²ltimos siete a?os, coincidiendo con la crisis; pero la alarma se ha disparado con la tropa y mariner¨ªa, cuya edad ha subido de 22,4 a 32,9. Es decir, los soldados y marineros son hoy 10 a?os m¨¢s viejos de media que antes de la crisis.
La edad media de los soldados espa?oles est¨¢ por encima de la de los italianos (32 a?os), brit¨¢nicos (30), franceses (28) y estadounidenses (27,2). Adem¨¢s, la tendencia es al alza y se situar¨¢ entre 35 y 40 a?os a medio plazo.
¡°Este enevejecimiento est¨¢ empezando a afectar directamente a la capacidad operativa de nuestras unidades¡±, admite la directora general de Personal de Defensa, Adoraci¨®n Mateos.
El ajuste draconiano de las cuentas p¨²blicas llev¨® a que, por vez primera desde la profesionalizaci¨®n del Ej¨¦rcito, no se convocara ninguna plaza en 2012. En a?os recientes se ha ido abriendo la mano (con un m¨¢ximo de 7.550 en 2017) pero no lo suficiente. Como consecuencia, la cifra de soldados y marineros en servicio activo ha pasado de 86.109 a 76.131. Es decir, 10.000 menos en siete a?os. Y eso a pesar de que las bajas voluntarias han sido escasas (una media de 2.500 anuales, un tercio que hace una d¨¦cada), pues las posibilidades de hallar empleo fuera del cuartel, con un paro escalando hasta el 26% de la poblaci¨®n activa, eran remotas.
Obviamente, no todos los soldados tienen que tomar una cota o saltar en paraca¨ªdas. En unas Fuerzas Armadas altamente tecnificadas, donde los drones se pilotan desde una oficina y muchos combates se libran en el ciberespacio, abundan los puestos en los que la forma f¨ªsica es secundaria.
Una "soluci¨®n excepcional" para un problema enquistado
Entre 2000 y 2009, reci¨¦n suprimida la mili, las Fuerzas Armadas captaron a m¨¢s de 15.000 reclutas al a?o para rellenar aceleradamente los cuarteles. En pleno boom de la construcci¨®n, Defensa tuvo que rebajar requisitos para atraer candidatos y permiti¨® ingresar en filas solo con el t¨ªtulo de educaci¨®n primaria. Muchos de aquellos soldados, casi 20.000, tienen ahora entre 35 y 44 a?os y est¨¢n abocados a quedarse sin empleo al cumplir 45 por agotar su compromiso de larga duraci¨®n. Lo ¨²nico que les queda es convertirse en Reservistas de Especial Disponibilidad (RED) ¡ªes decir, estar listos para reincorporarse a filas cuando sean llamados¡ª a cambio de 7.200 euros brutos al a?o. Una paga incompatible con un empleo p¨²blico, pero no con uno privado, siempre que alguien est¨¦ dispuesto a contratarlos. Pero esa perspectiva es tan improbable que el subdirector de Reclutamiento, Alfonso G¨®mez Fern¨¢ndez de C¨®rdoba, admite que una situaci¨®n extraordinaria "quiz¨¢ requiere una soluci¨®n excepcional".
El modelo de tropa profesional incluye tres tipos de compromiso: el inicial, de seis a?os (hasta cumplir los 35) para los puestos m¨¢s operativos; el de larga duraci¨®n (hasta los 45), para los especializados; y el permanente (hasta los 58), para los log¨ªsticos. Seg¨²n este modelo, el 35% de los soldados deber¨ªan ser de compromiso inicial, el 50% de larga duraci¨®n y el 10% permanente. La realidad, sin embargo, es que el 14,5% de los soldados son permanentes, solo el 16,8% iniciales y hasta el 68,7% de larga duraci¨®n.
Para la Subdirecci¨®n de Reclutamiento, el buen funcionamiento del modelo requerir¨ªa que cada a?o ingresaran 4.500 soldados y salieran voluntariamente 2.700. El Ej¨¦rcito de Tierra propone rebajar de 29 a 25 a?os la edad m¨¢xima para ingresar en filas y dificultar el paso (ahora casi autom¨¢tico) del compromiso inicial al de larga duraci¨®n.
La clave del sistema est¨¢ en la reinserci¨®n laboral de la tropa, por promoci¨®n interna o salida externa. La primera funciona relativamente: 754 soldados se hicieron suboficiales en 2017 (se les reservan el 80% de las plazas) y 798 guardias civiles (40%). En cambio, aunque tienen un cupo del 20%, muy pocos logran ingresar en la Polic¨ªa Nacional y casi nadie en las locales. En los ¨²ltimos a?os, solo seis soldados han pedido la baja por haberlos contratado una empresa y 42 exmilitares han obtenido empleo en el sector privado. Un resultado que Defensa califica de ¡°discreto¡±.
La principal raz¨®n del fiasco es la falta de titulaci¨®n homologada. Aunque la ley de 2006 preve¨ªa dotar a los soldados de un t¨ªtulo de T¨¦cnico de Grado Medio, Defensa y Educaci¨®n siguen sin ponerse de acuerdo. La ministra Mar¨ªa Dolores de Cospedal ha anunciado un Plan Integral de Orientaci¨®n Laboral para los soldados. Es una buena noticia, que llega 12 a?os tarde.
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