Las mujeres que llamaron a la huelga
Ellas prepararon durante casi un a?o la movilizaci¨®n del 8-M de Espa?a que ha dado la vuelta al mundo. Ahora esperan cambios sociales profundos
Ha pasado casi una semana. Y, esta vez, el tiempo no acompa?a. 14 de marzo. Viento racheado que vuelve los paraguas del rev¨¦s, lluvia intermitente, fr¨ªo y tr¨¢fico. El lugar no parece el mismo pero lo es. La misma Gran V¨ªa por la que el pasado 8 de Marzo decenas de miles de mujeres marcharon en una protesta cuyas im¨¢genes acabaron dando la vuelta al mundo.
Algunas de ellas han regresado al mismo escenario seis d¨ªas despu¨¦s. Son una treintena de las mujeres que llamaron a la huelga. Forman parte de la Comisi¨®n 8M de Madrid, el colectivo de asociaciones y particulares feministas que organizan desde hace d¨¦cadas una manifestaci¨®n por el D¨ªa Internacional de la Mujer.
Es un grupo con edades y vidas muy diferentes. En la foto que acompa?a a este reportaje hay 11 que tienen entre 20 y 33 a?os. Al menos cinco est¨¢n entre los 40 y los 50 y tres con m¨¢s de 60 a?os de edad. Cuatro profesoras, tres empleadas del hogar, dos periodistas, dos psic¨®logas, una jardinera, una monitora de autodefensa feminista, una antrop¨®loga y actriz, dos estudiantes, una parada, una jubilada, una traductora, una dise?adora... Todo comenz¨® hace casi un a?o.
El pasado 8 de abril de 2017, la comisi¨®n convoc¨® una asamblea para valorar el impacto de las manifestaciones del a?o pasado. M¨¢s de 40.000 personas hab¨ªan salido a la calle solo en Madrid. Decidieron dar un paso m¨¢s para 2018. La llamaron huelga feminista y la dividieron en cuatro ¨¢reas: laboral, de cuidados, estudiantil y de consumo. Fue idea de las m¨¢s j¨®venes tras un ensayo en 2017 con paros parciales en solidaridad por las protestas de Polonia contra una posible prohibici¨®n del aborto y la llamada de Argentina y su #NiUnaMenos tras el brutal asesinato de una menor de 14 a?os.
As¨ª que las mujeres de la comisi¨®n, que normalmente se reun¨ªa tres meses antes del 8-M para organizar la manifestaci¨®n de cada a?o, han pasado m¨¢s de 10 meses dando charlas y llamando a la huelga en barrios, facultades o mercados. Lo hicieron, en sus ratos libres, desde la Comisi¨®n 8M de Madrid y desde las comisiones que existen en otras comunidades aut¨®nomas. Celebraron dos asambleas nacionales en Elche y Zaragoza ¨Cde la que sali¨® un manifiesto y el lema ¡®Si nosotras paramos, se para el mundo¡¯-. El ¨²ltimo mes se reun¨ªan casi a diario. Alguna asegura que sigue so?ando con la huelga cada noche.
¡°Soy empleada del hogar, activista y feminista. P¨®nmelo con todos los t¨ªtulos, por favor¡±, pide Rafaela Pimentel (57), que ha pasado media hora animando al resto para la foto de Gran V¨ªa e intentando que la lluvia no le estropee su peinado liso con las puntas rojizas hacia arriba. Es de la Rep¨²blica Dominicana, lleva 26 a?os en Espa?a y 21 trabajando para una misma familia en Pozuelo de Alarc¨®n (Madrid). Rafa, como la llaman el resto, es tambi¨¦n vocera. Dentro de la comisi¨®n hay un grupo de mujeres designadas para hablar con los medios, y ella es una. Dividieron el trabajo por ¨¢reas: legal, extensi¨®n, comunicaci¨®n (voceras), acciones, contenidos, manifestaci¨®n, internacional, estatal, accesibilidad¡ y cada una tiene un papel en una o en varias.
¡°Esta lucha es importante para m¨ª como mujer porque sufro desigualdades. Estoy en un trabajo que es el empleo del hogar y los cuidados donde no se reconocen derechos¡±, explica Pimentel. Un grupo de mujeres ¨Ccinco voceras- est¨¢n ahora en un local feminista de Lavapi¨¦s (Eskalera Karakola, que se mantiene con cuotas y donaciones, seg¨²n su web) para conversar tras la fotograf¨ªa. Fuera sigue lloviendo.
A Pimentel le encant¨® trabajar con las m¨¢s j¨®venes. ¡°Eran como un poco de droga, me han dado mucha fuerza¡±. Sentada al otro lado del banquito, Patricia Aranguren ¨Cestudiante de cine de 23 a?os, coleta rubia, ropa negra- toma la palabra. ¡°Sobre esto quiero aclarar que yo no soy para nada de las m¨¢s j¨®venes¡±. ¡°Hay compa?eras que tienen ocho o nueve a?os menos que yo¡±. Adolescentes, cuentan, que tuvieron que presentar un permiso paterno para hacer la huelga estudiantil en su instituto.
¡°Yo entr¨¦ en todo esto sin m¨¢s, llegu¨¦ a Madrid en septiembre y una amiga me dijo: ¡®Hay una asamblea ma?ana. Vente¡±, explica la estudiante. ¡°La pregunta importante no es por qu¨¦ empiezas, es por qu¨¦ te quedas una vez que has entrado¡±.
¡°Cuando lleg¨¢bamos a los barrios a hablar de la huelga hab¨ªa mujeres que nos miraban en plan: ¡®?Qu¨¦ me est¨¢s contando? Vengo aqu¨ª porque mi vecina me ha dicho que tengo que venir¡±, recuerda Sara Gim¨¦nez (42), que milita en colectivos feministas desde hace ¡°un mont¨®n de a?os¡± y es asistente de un chico con diversidad funcional. ¡°En cuanto te pones a hablar con cualquier mujer, da igual el lugar de procedencia u orientaci¨®n sexual, y hablas tres minutos de qu¨¦ nos pasa a las mujeres, ya est¨¢. No digo que a todas nos pase exactamente lo mismo pero es f¨¢cil entendernos¡±.
A su lado en el banco, en la tranquilidad del local, Elizabeth pide que figure tambi¨¦n el apellido de su madre. As¨ª que Elizabeth Cordero Salas, 50 a?os. Peruana. Es trabajadora social pero en Espa?a solo encontr¨® empleo de ayuda a domicilio. Pliega con cuidado su peque?o paraguas negro y habla con voz suave pero contundente: ¡°Es nuestro momento, las mujeres estamos hartas de sufrir muchas opresiones¡ somos la mitad del mundo¡±. Cordero es la que se arranca a cantar cuando Rafaela Pimentel dice que, m¨¢s que un lema, ella se quedar¨ªa con las ¡°impresionantes bandas sonoras¡± de la marcha del 8-M. Es la versi¨®n feminista de la canci¨®n 'A la huelga' que hizo Chicho S¨¢nchez Ferlosio de 1963: ¡°A la huelga, cien. A la huelga, mil. A la huelga, madre, vente t¨² tambi¨¦n¡ Yo por ellas, madre, y ellas por m¨ª¡±.
La dominicana asegura que ¡°la pregunta del d¨ªa¡± era siempre la misma: ?Y los hombres? Resopla cuando se la vuelven a hacer: ¡°No queremos darles la receta ni queremos apuntarlo en el papelito de la nevera porque eso es un trabajo m¨¢s que tenemos las mujeres¡±. Les recomienda, entre aspavientos, que lo resuelvan ellos.
Y tras el 8-M, ?qu¨¦?
Las integrantes de la Comisi¨®n 8M tienen una reuni¨®n pendiente para valorar el seguimiento de la protesta. Pero Patricia Aranguren considera ya que ha sido ¡°un ¨¦xito¡±. ¡°?Cu¨¢ndo se ha visto a cientos de mujeres debatiendo sobre cuidados y nuestro papel en la vida en general?¡±, dice la estudiante. ¡°Despu¨¦s de todo este proceso, los barrios siguen, las asambleas feministas de mujeres han quedado ah¨ª. Solo en Arganzuela [un distrito de la capital madrile?a] cientos de mujeres van a celebrar su propia asamblea esta semana. Eso es muy potente¡±, a?ade Chelo Hern¨¢ndez, inform¨¢tica de 47 a?os. Reclaman cambios normativos y pasos pol¨ªticos ¨Ccomo que el Gobierno de ya los 200 millones comprometidos para este a?o para el Pacto de Estado contra la Violencia de G¨¦nero o una revisi¨®n de los curr¨ªculos escolares-. Pero lo que m¨¢s les interesa, aseguran, es una revoluci¨®n social. ¡°Lo que queremos es que esto siga ocurriendo, que haya cambios culturales y sociales¡±, dice Sara Gim¨¦nez. ¡°Que todas las mujeres tomen conciencia de lo que pasa y los hombres de los privilegios que tienen¡±.
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