El millonario portugu¨¦s que intent¨® matar a su esposa en Vigo para cobrar 150.000 euros
Carlos I. P., de 57 a?os, quiso asesinar a su mujer, una modelo rumana de 27, para intentar presuntamente recibir el dinero del seguro de vida
El acaudalado empresario portugu¨¦s, Carlos I. P., de 57 a?os, ingeniero de profesi¨®n, y su mujer, una modelo rumana 30 a?os m¨¢s joven, Eliza G.P. reservaron desde Oporto una habitaci¨®n en el hotel NH Palacio de Vigo para pasar el ¨²ltimo fin de semana de abril de 2016. La estancia de la pareja, que hac¨ªa alarde de su id¨ªlica relaci¨®n y su elevado tren de vida en las redes sociales, no llam¨® la atenci¨®n de ning¨²n empleado del c¨¦ntrico establecimiento, ubicado en la calle Garc¨ªa Barb¨®n. Pero hacia las ocho y media de la ma?ana del lunes, la habitaci¨®n se convirti¨® en el escenario de un suceso violento: el intento de asesinato de la joven esposa a manos de su marido para presuntamente? intentar cobrar los 150.000 euros del seguro de vida.
La instructora del juzgado de Violencia de G¨¦nero de Vigo le imputa al empresario un supuesto delito de tentativa de asesinato de su mujer cuando acaban de cumplirse dos a?os de su detenci¨®n por el tr¨¢gico episodio que ha tenido gran repercusi¨®n medi¨¢tica en Portugal. La juez ha acordado procesar y prorrogar la prisi¨®n preventiva para el marido en un auto en el que concluye la instrucci¨®n, dando traslado al ministerio p¨²blico para que redacte su escrito de acusaci¨®n.
El auto desvela ahora detalles que podr¨ªan apuntar a un posible m¨®vil econ¨®mico, como los antecedentes penales del procesado, que fue condenado por dos delitos de fraude fiscal a la pena de cuatro a?os de prisi¨®n por el Tribunal Judicial de Viseu, en una sentencia dictada el 25 de febrero de 2016. La condena habr¨ªa colocado al empresario en una delicada situaci¨®n econ¨®mica: la polic¨ªa de la comisar¨ªa de Vigo tambi¨¦n pudo constatar que 15 d¨ªas antes de emitirse la sentencia, el matrimonio hab¨ªa suscrito una p¨®liza de seguro de vida de 150.000 euros en la compa?¨ªa Liberty, con vigencia anual, cuyo beneficiario en caso de muerte o incapacidad permanente era el c¨®nyuge sobreviviente.
Seg¨²n consta en el sumario, la pareja contrajo matrimonio el 8 de septiembre de 2015, si bien su relaci¨®n sentimental se hab¨ªa iniciado seis a?os antes. Viv¨ªan en el lujoso barrio residencial de Sao Felix da Marinha de Vilanova de Gaia, en las afueras de Oporto, y ¨¦l es un ingeniero jubilado que aparentemente viv¨ªa de rentas y que hab¨ªa conocido a Eliza cuando esta era modelo. Ella, de familia adinerada de Ruman¨ªa, abandon¨® las pasarelas para vivir una vida de lujo con el empresario.
La ¨²ltima semana de abril de 2016, Carlos le comunico a su mujer que por motivos laborales ten¨ªa que acudir a Vigo para mantener una reuni¨®n con un empleado del Banco de Santander. El domingo 1 de mayo ambos emprendieron viaje en un BMW, modelo 730 LD y al llegar a Vigo se fueron a la playa de Samil a tomar un refresco para luego dirigirse al hotel donde hab¨ªan reservado una habitaci¨®n. Esta, sin embargo, no les agrad¨® y finalmente se hospedaron en otra contigua.
Seg¨²n el atestado de la Polic¨ªa Nacional, el hombre dej¨® estacionado el coche en la misma calle del hotel, Garc¨ªa Barb¨®n, con acceso cercano a la puerta principal del establecimiento hotelero. Una vez alojados en la habitaci¨®n, se quedaron dormidos sobre una hora y media aproximadamente y luego el marido, con el pretexto de que no encontraba su terminal telef¨®nico, baj¨® al aparcamiento y regres¨® a la habitaci¨®n, supuestamente con el arma homicida.
Al d¨ªa siguiente, sobre las 7 y media de la ma?ana, son¨® la alarma despertador y ambos c¨®nyuges se levantaron. "Ella se dirige a la ducha y cuando est¨¢ hidrat¨¢ndose el cuerpo, el marido provisto de un maza de cantero con la cabeza de acero, marca Bellota, que hab¨ªa adquirido en d¨ªas previos, accede al cuarto de ba?o con el pretexto de ducharse y con la intenci¨®n de causar la muerte de su esposa, la golpea violentamente en la parte derecha de la cabeza por lo que esta pierde ligeramente la visi¨®n", relata el auto judicial.
Mientras ella todav¨ªa no ha podido identificar a su atacante, el procesado vuelve a golpearla y ambos se caen al suelo, momento en el que el marido golpea la cabeza de Eliza contra el suelo hasta que esta consigue darse la vuelta y comprueba que es su marido el agresor. En ese momento, ¨¦l la coge con ambas manos por el cuello intentando asfixiarla, inici¨¢ndose un forcejeo entre ambos, del que ella logra zafarse y arrebatarle la maza hasta que consigue abrir la puerta de la habitaci¨®n y salir al pasillo donde es auxiliada por una camarera del hotel.
La empleada, que estaba limpiando la habitaci¨®n de al lado, hab¨ªa escuchado fuertes golpes y a una mujer pidiendo auxilio, por lo que avis¨® del incidente a la direcci¨®n del establecimiento. Al regresar a su trabajo se encontr¨® a Eliza "en el pasillo, desnuda y apoyada lateralmente contra la pared, con su mano derecha sobre su cabeza, que sangraba abundantemente y con las manos manchadas de sangre", seg¨²n recoge el auto judicial.
Mientras tanto, en la habitaci¨®n el hombre qued¨® tendido en el ba?o, boca abajo, tras sufrir un infarto agudo por estr¨¦s emocional, por lo que los agentes tuvieron que acceder a la habitaci¨®n con una llave maestra. Fue trasladado a un centro hospitalario de la ciudad, en el que estuvo ingresado ocho d¨ªas, y donde le apreciaron erosiones superficiales en la regi¨®n cervical izquierda y en el costado.
Tambi¨¦n la mujer fue trasladada en ambulancia al mismo hospital, el ?lvaro Cunqueiro, con heridas inciso contusas en regi¨®n craneal y parietal, cortes en la cara y hematomas en cuello y estern¨®n, por lo que precis¨® 25 puntos de sutura y 15 d¨ªas de hospitalizaci¨®n, aunque estuvo 180 bajo tratamiento m¨¦dico. Ahora v¨ªctima y agresor esperan la fecha del juicio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.