Una barbacoa en el velatorio

Enternec¨ªa el entusiasmo con que Juanma Moreno, l¨ªder regional del PP, y Mar¨ªa Dolores de Cospedal, secretaria general, aspiraban este viernes a convertir el velatorio de Sevilla en un ejercicio de ensimismamiento l¨²dico. Un esfuerzo de autosugesti¨®n o de alienaci¨®n que pretend¨ªa narcotizar el trauma de una Convenci¨®n tan nacional como extempor¨¢nea. No ya por la rivalidad de Ciudadanos, por el aislamiento parlamentario o por la incomodidad del debate sucesorio, sino porque la tesis fantasma de Cristina Cifuentes ha conspirado con la impunidad europea de Carles Puigdemont, malogrando cualquier expectativa de optimismo al proceso de bunkerizaci¨®n y agon¨ªa del Partido Popular en un complejo hotelero aislado de Sevilla y de la realidad.

Se trata de fingir un mensaje de unidad y adhesi¨®n al l¨ªder, pero la disciplina de las huestes a Rajoy se resiente de una consternaci¨®n indisimulable, m¨¢s todav¨ªa cuando los oficiales de mayor rango exorcizan el tuit del que se ha valido Cristina Cifuentes para anunciar su llegada a Sevilla a semejanza de una provocaci¨®n y de una bravuconada castiza. Presume de su equipo a bordo del AVE. Y exterioriza un desaf¨ªo hacia dentro y hacia fuera, no ya como protagonista de una rueda de prensa que redobla la apuesta, sino enga?¨®samente confortada en la solidaridad que le ha demostrado el partido a instancias espec¨ªficas del presidente.

Dec¨ªa Rajoy en Argel que el caso Cifuentes iba a degradarse a una pol¨¦mica "bastante est¨¦ril". Han desmentido su clarividencia la moci¨®n de censura y la consternaci¨®n nacional del esc¨¢ndalo universitario, pero tampoco deber¨ªa Cifuentes exagerar el alcance de las bendiciones marianas. El apoyo de Rajoy a sus halcones -de B¨¢rcenas a Soria, de Gallard¨®n a Barber¨¢- es normalmente el argumento premonitorio de un abandono, especialmente si el sacrificio de una vaca sagrada coopera para salvar el gobierno de la Comunidad de Madrid.

El PP no puede consentirse capitular de su territorio m¨¢s importante. Una manera ser¨ªa aguantar a Cifuentes apurando el agua bendita de Ciudadanos. La otra consiste en forzarla a dimitir y sustituirla por un candidato impecable, aunque el tuit y la foto que ha colgado Cifuentes se antoja un ejercicio de resistencia preventiva. Ni dimite ni se resigna a conceder un fracaso a su apolog¨ªa de la ejemplaridad que tanto molestaba a sus compa?eros y que ahora pueden vengar en un ritual can¨ªbal.

Tiene gracia que el programa inicial de la Convenci¨®n hubiera eludido su presencia en el akelarre sevillano. No constaba Cifuentes entre los ponentes, aunque en G¨¦nova 13 se dieron motivos puramente accidentales -y no freudianos- para explicar la elipsis. Y se la incorpor¨® a una mesa del s¨¢bado 7, acaso esperando que ella misma se percatara del artefacto incendiario en que se ha convertido. Huele a barbacoa el velatorio del PP de tantas manos -Cospedal, Maroto, Pablo Casado- que se han puesto en el fuego por la compa?era. Y porque ella misma puede terminar atormentada como San Lorenzo.

De ausente a protagonista absoluta, la presidenta madrile?a coarta la propia naturaleza onanista de la la Convenci¨®n y la felicidad autoinducida de los participantes, aunque semejante contratiempo no contradice la conmoci¨®n que ha provocado la puesta en libertad de Carles Puigdemont, entre otras razones porque la implicaci¨®n de los ministros en el propio congreso sevillano identifica m¨¢s que nunca su negligencia en la gesti¨®n de la crisis catalana. Est¨¢n en Sevilla Zoido (Interior), Catal¨¢ (Justicia) y Dastis (Exteriores), del mismo modo que ha comparecido Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa con todas las cicatrices del proc¨¦s. Ten¨ªan previsto abanicar la primavera en aguas del Guadalquivir, solazarse en las propias supersticiones -Rajoy siempre gana, Ciudadanos est¨¢ inflado...-, pero se han convertido unos y otra en expresi¨®n at¨®nita de la victoria del soberanismo, tanto por la decisi¨®n de las autoridades judiciales alemanas como porque la propaganda medi¨¢tico-pol¨ªtica del independentismo ha adquirido un vuelo internacional que el Gobierno nunca ha combatido y siempre ha subestimado.

¡°Lo mejor que pod¨ªa hacerse con esta Convenci¨®n es inaugurarla y clausurarla a la vez¡±, condescend¨ªa un alto cargo del PP. De otro modo, la terapia de grupo puede degenerar en una ceremonia de inmolaci¨®n davidiana. Rajoy ha plantado una encina como ejemplo de la fertilidad. No es una met¨¢fora. Lo ha plantado de verdad en una parcela del hotel sevillano, pero? el cipr¨¦s hubiera sido una elecci¨®n m¨¢s id¨®nea.