El doloroso final de Marcela
La responsable de tramitar los testamentos vitales de la consejer¨ªa de Sanidad en Canarias fallece sin que el suyo se haya cumplido, afirman sus familiares
Marcela Padr¨®n, de 63 a?os, hab¨ªa dejado todo preparado para morir. En el documento de Manifestaciones Anticipadas de Voluntad que hab¨ªa firmado en 2013 expresaba su deseo de que, en caso de enfermedad incurable o irreversible, le proporcionaran los tratamientos necesarios para paliar al m¨¢ximo el dolor, el sufrimiento o la angustia extrema, aunque eso pudiese "acortar" su "expectativa de vida¡±. Marcela falleci¨® el pasado 15 de marzo en Las Palmas de Gran Canaria despu¨¦s de cuatro d¨ªas en los que padeci¨® fallos en los ri?ones y en el coraz¨®n, sepsis e inflamaciones por todo el cuerpo. Un tiempo en el que estuvo amarrada a la cama del hospital sin recibir sedantes ni calmantes. Es lo que sostienen sus familiares, quienes piden al centro m¨¦dico una explicaci¨®n de por qu¨¦ no respetaron las ¨²ltimas voluntades de su ser querido.
La mujer, trabajadora de la Consejer¨ªa de Sanidad de Canarias, era la encargada de tramitar los testamentos vitales en la provincia de Las Palmas. Su hijo Aridani Gonz¨¢lez se?ala que ella cre¨ªa en ese documento no solo por su desempe?o profesional, sino ¡°como una herramienta fundamental para que la poblaci¨®n pudiera procurarse una muerte digna¡±. Los testamentos vitales en Canarias est¨¢n amparados por la Ley de Derechos y Garant¨ªas de la Dignidad de la Persona, aprobada en 2015. En este periodo se han suscrito unos 11.000 documentos de este tipo en todo el archipi¨¦lago.
El director m¨¦dico del hospital dice que? discrepa de "la interpretaci¨®n de los hechos"? y apunta que el centro es una referencia en el manejo del dolor
Adem¨¢s de fecha de final, el calvario de Marcela tuvo d¨ªa de inicio: el 6 de diciembre de 2017. Unas molestias en el est¨®mago la llevaron hasta el Hospital Doctor Negr¨ªn de la capital grancanaria. Por un error de diagn¨®stico, la empezaron a tratar de un c¨¢ncer de h¨ªgado en fase cuatro y con met¨¢stasis, y le dieron una esperanza de vida de semanas. Ah¨ª comenz¨® a aplicarse el testamento de ¨²ltimas voluntades de la mujer, y con ello, un tratamiento paliativo dirigido a dormirla. Hasta que varios d¨ªas despu¨¦s llegaron los resultados correctos de las pruebas que le hab¨ªan practicado a su entrada al centro y que determinaron que lo que padec¨ªa era un linfoma. Los m¨¦dicos comenzaron entonces a despertarla para iniciar el tratamiento con quimioterapia.
Aridani guarda recuerdos ¡°dulces¡± de esos momentos del proceso. ¡°Mi hermano y yo hablamos con ella de la muerte con naturalidad, de qu¨¦ quer¨ªa que hici¨¦ramos una vez ella no estuviera. Es una de las vivencias m¨¢s importantes que me llevar¨¦ de mi madre¡±. Fue durante los meses de enero y febrero, periodo en el que incluso se le permiti¨® regresar a casa. Seg¨²n los m¨¦dicos, las posibilidades de curaci¨®n del linfoma rondaban el 50%. Pero el 8 de marzo todo se tuerce. El estado de salud de Marcela se deteriora bruscamente, e ingresa por Urgencias en el Doctor Negr¨ªn. All¨ª pasa nueve horas en una cama junto a la salida de emergencias del centro, asegura su hijo. A la reclamaci¨®n que interpusieron recibieron la respuesta de que ¡°el espacio del servicio de urgencias es el mismo que hace 20 a?os y la demanda asistencial ha ido en aumento; por tanto, muchos pacientes se han de ubicar en los pasillos, aunque no es lo adecuado¡±, concluye el escrito.
El v¨ªa crucis de Marcela, sin embargo, solo hab¨ªa comenzado. El 12 de marzo, la mujer sufre un fallo multiorg¨¢nico y una sepsis. ¡°Deciden entonces ingresarla en Medicina Intensiva, pero al no haber camas, la trasladan a Reanimaci¨®n, donde la m¨¦dica nos dice que el testamento vital no se va a aplicar¡±, relata Aridani. Las diferentes interpretaciones de los t¨¦rminos ¡°irreversible¡± e ¡°incurable¡± hace que los facultativos contin¨²en el tratamiento para intentar salvarle la vida al entender que su situaci¨®n era ¡°tratable¡±, mientras que ¨¦l considera que de esa manera se alargaba el sufrimiento de su madre en contra de la voluntad que ella misma hab¨ªa expresado en el documento. En caso de sobrevivir, a?ade, se habr¨ªa enfrentado ¡°a problemas respiratorios, a di¨¢lisis, a posibles amputaciones de miembros o a una m¨¢s que posible ceguera, lo que refleja la interpretaci¨®n torticera que hicieron del documento¡±.
Cuatro d¨ªas se prolong¨® la agon¨ªa. En ese periodo, la solicitud de contar con la asistencia del Comit¨¦ de ?tica Asistencial por parte de la familia fue respondida con los argumentos de que era ¡°absurda, rid¨ªcula y sin utilidad¡±, asegura Aridani. Finalmente, el sufrimiento acab¨® el d¨ªa 15 de marzo, cuando una m¨¦dica que entr¨® en turno de tarde, y ante un leve empeoramiento de la paciente, decidi¨® sedarla.
La versi¨®n del hospital sobre todo lo ocurrido es otra. El director m¨¦dico del Doctor Negr¨ªn, Daniel Ceballos, que indica que por razones legales y deontol¨®gicas de secreto profesional no puede dar muchos detalles del caso, ¡°lamenta discrepar con la interpretaci¨®n de los hechos realizada por la familia¡± y apunta que el centro es una referencia nacional en el manejo del dolor.
El art¨ªculo 13 de la ley canaria de muerte digna establece que ¡°los pacientes tienen derecho a recibir la atenci¨®n id¨®nea que prevenga y alivie el dolor, incluida la sedaci¨®n si el dolor es refractario al tratamiento espec¨ªfico¡±. Sobre la base de este precepto, el abogado grancanario Patricio Rodr¨ªguez argumenta que ¡°Marcela se encontraba en estado grave y con pron¨®stico mortal, y al parecer, sus medidas paliativas contra el dolor no se aplicaron¡±. La familia ha presentado un escrito en el hospital solicitando una respuesta y una investigaci¨®n al respecto. Ahora se abre un plazo de seis meses para que el centro conteste. Transcurrido ese plazo, y si no obtienen respuesta o esta no les satisface, podr¨ªan continuar por la v¨ªa judicial.
El 14 de marzo Aridani cumpl¨ªa 40 a?os. La doctora con la que habl¨® en el hospital ese ma?ana, aunque le reconoci¨® que no eran las mejores circunstancias para hacerlo, lo felicit¨®. ?l le contest¨® que el mejor regalo que pod¨ªa recibir era que su madre falleciera tranquila. Y ella le concedi¨® el deseo al d¨ªa siguiente, poco despu¨¦s de las siete de la tarde.
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