ETA termin¨® en octubre de 2011
El cambio en la izquierda ¡®abertzale¡¯, los ¨¦xitos policiales y la pol¨ªtica de Zapatero convergieron en el declive de la banda
Cuando ETA declar¨® el ¡°cese definitivo¡± del terrorismo el 20 de octubre de 2011, el que era ministro del Interior, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, dijo que era el mejor cierre posible, al ser la propia banda la que reconoc¨ªa p¨²blicamente su derrota. Desde octubre de 2011 el terrorismo etarra, como lo entendimos durante a?os, desapareci¨®. No volvi¨® a haber asesinatos, atentados ni extorsi¨®n. Algunas secuelas de odio, como en el caso de Alsasua, no empa?an la normalidad con que se vive en Euskadi y Navarra. Nada que ver con lo que suced¨ªa antes del 20-O de 2011. ETA ha desaparecido de la agenda de los pol¨ªticos y de la vida p¨²blica.
Fue el mejor final posible porque fue ordenado y facilitado por una suma de factores: policiales, pol¨ªticos, internacionales y sociales. En 2011 ETA estaba ya muy agotada, en un mundo que nada ten¨ªa que ver con aquel en el que naci¨® en 1959. Estos son algunos de los hitos de ese declive:
Detenci¨®n de Mikel Antza
El jefe de Informaci¨®n de la Guardia Civil, Pablo Mart¨ªn Alonso, asegura en la pel¨ªcula El fin de ETA que, ¡°todav¨ªa en 2000, ETA ten¨ªa mil militantes, y en 2010, solo medio centenar¡±. Mart¨ªn Alonso concede una importancia decisiva a la detenci¨®n en Francia, en octubre de 2004, del que fue jefe pol¨ªtico de ETA durante 12 a?os, Mikel Antza, inspirador de la estrategia de ¡°socializaci¨®n del sufrimiento¡±. Las fuerzas de seguridad le incautaron el mayor arsenal de ETA y una documentaci¨®n clave, que mejor¨® sustancialmente el conocimiento policial sobre la banda.
La detenci¨®n de Mikel Antza rompi¨® en ETA la continuidad establecida desde la desarticulaci¨®n de su c¨²pula en Bidart en 1992. La sustituci¨®n de Antza, una inteligencia diab¨®lica, por Javier L¨®pez, Thierry, un paranoico, denotaba la degeneraci¨®n de la banda. Su rama militar tambi¨¦n estaba muy tocada. Realizaba atentados, pero no comet¨ªa asesinatos desde mayo de 2003. Las fuerzas de seguridad tambi¨¦n incautaron a Antza un plan de final negociado con el Gobierno. Sab¨ªa que los tiempos del terrorismo hab¨ªan terminado. Los inspiradores de ETA, el IRA y movimientos guerrilleros latinoamericanos, ya hab¨ªan depuesto las armas o estaban en trance de hacerlo.
La Ley de Partidos y la irrupci¨®n del yihadismo
Para 2004, los factores pol¨ªticos tambi¨¦n hab¨ªan mejorado. Hac¨ªa tres a?os que en Euskadi se hab¨ªa roto el Pacto de Lizarra, el acuerdo entre el PNV y Batasuna para avanzar hacia la soberan¨ªa, que excluy¨® a los partidos constitucionalistas. Asimismo, retirado en diciembre de 2003 Xabier Arzalluz, l¨ªder de la facci¨®n soberanista del PNV, se hace con el control del partido el t¨¢ndem Josu Jon Imaz-I?igo Urkullu, abanderado de un nacionalismo pragm¨¢tico con un discurso antiterrorista n¨ªtido.
Batasuna estaba en horas muy bajas en 2004. En las elecciones vascas de 2001 hab¨ªa perdido la mitad de sus esca?os por su respaldo a ETA, y desde 2002 su sigla estaba ilegalizada por la Ley de Partidos, concertada por el PP y PSOE. Adem¨¢s, desde 1997, tras el secuestro y asesinato del concejal del PP Miguel Angel Blanco, se hab¨ªa producido un levantamiento social masivo contra ETA. Los movimientos sociales contra el terrorismo ocupan la calle ante cada atentado y arrinconan a Batasuna, que palpa el enorme desprestigio social del terrorismo.
Pero a¨²n hay m¨¢s. El 11 de marzo de 2004, el yihadismo realiza en Madrid el mayor atentado terrorista de la historia de Espa?a y de Europa: 192 muertos. La irrupci¨®n brutal del terrorismo yihadista deja en la irrelevancia al de ETA.
El proceso negociador
Desde 2001, Arnaldo Otegi manten¨ªa conversaciones secretas con el presidente del PSE, Jes¨²s Eguiguren, con la pretensi¨®n de abrir un proceso de negociaci¨®n entre el Gobierno y ETA. Tres d¨ªas despu¨¦s del atentado yihadista en Madrid, el 14 de marzo de 2004, gana las elecciones generales el socialista Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, que enseguida conoce las conversaciones secretas entre Eguiguren y Otegi. Meses m¨¢s tarde, en oto?o, ETA plantea formalmente al Gobierno la apertura de un proceso negociador.
Zapatero pone al frente del proceso negociador a Alfredo P¨¦rez Rubalcaba y ambos deciden que Eguiguren se siente en la mesa. Antes, el sanedr¨ªn gubernamental, tras analizar los factores de cambio ¡ªdebilidad de ETA y Batasuna, cambio en el PNV, contexto internacional con el final del IRA, irrupci¨®n del yihadismo en Espa?a¡ª, decide intentar la negociaci¨®n ¡°para alcanzar un final ordenado del terrorismo y evitar que hubiera una sola v¨ªctima m¨¢s¡±, precisa P¨¦rez Rubalcaba.
Zapatero y Rubalcaba plantean la negociaci¨®n en el marco del Pacto de Ajuria Enea de 1988, avalado por todos los partidos excepto Batasuna: con ETA solo se negocia paz por presos. Las cuestiones pol¨ªticas corresponden a los partidos. Este marco de negociaci¨®n es aprobado mayoritariamente en el Congreso, en mayo de 2005. Solo lo rechaza el PP.
La ruptura de la tregua
El proceso negociador de 2006 fue un fracaso porque solo dur¨® nueve meses: de marzo a diciembre, roto con un atentado de ETA en el aeropuerto de Madrid-Barajas que mat¨® a dos inmigrantes. Pero esa etapa estuvo acompa?ada de una tregua de la banda, que tuvo grandes ventajas operativas y pol¨ªticas para el Gobierno. Como se?ala el jefe de Informaci¨®n de la Guardia Civil, Mart¨ªn Alonso: ¡°De las treguas siempre ha salido perjudicada ETA, y el Estado, fortalecido. Al declarar la tregua, ETA creaba expectativas; luego, al romperla, las frustraba e iba perdiendo apoyos. Sucedi¨®, a¨²n m¨¢s, con la de 2006¡±.
P¨¦rez Rubalcaba y Eguiguren consideran un hito en el fin de ETA el atentado en Barajas. Eguiguren dice: ¡°De los escombros de la terminal de Barajas surgi¨® el final de ETA¡±. Rubalcaba recuerda la foto de aquel d¨ªa en la que se ve, tras una rueda de prensa, a los dirigentes de Batasuna cariacontecidos. ¡°Ah¨ª empez¨® el enfrentamiento entre Batasuna y ETA¡±, cree P¨¦rez Rubalcaba.
A partir del atentado de Barajas, ETA y Batasuna, por vez primera en su historia, marchan por caminos opuestos. Miguel Valverde, comisario general de Informaci¨®n de la Polic¨ªa Nacional, afirma: ¡°A diferencia del IRA, en ETA siempre ha mandado quien ten¨ªa las armas. Pero Otegi intenta revertir esta situaci¨®n tras el atentado de Barajas, y m¨¢s a¨²n tras la detenci¨®n de Thierry (mayo 2008), que es cuando tuvo m¨¢s capacidad para convencer a la organizaci¨®n del cese de las armas¡±.
O votos o bombas
La ruptura de la tregua tambi¨¦n refuerza el respaldo internacional al Gobierno, especialmente de Francia y del Ejecutivo brit¨¢nico de Tony Blair. P¨¦rez Rubalcaba centra entonces su estrategia en emplazar a Batasuna a que elija entre ¡°bombas o votos¡±. ¡°O convencer a ETA de que abandone las armas o romper con ella. De otro modo, acabar¨¢n en la c¨¢rcel y desaparecer¨¢n como movimiento pol¨ªtico¡±, apostilla.
Tras la ruptura formal de la tregua en junio de 2007, ETA hab¨ªa emprendido la que ser¨ªa su ¨²ltima campa?a de atentados. Entre diciembre de 2007 y julio de 2009 asesina a nueve personas. Su ¨²ltimo asesinato en Espa?a es el de dos guardias civiles en Palma de Mallorca. Otegi y su n¨²cleo de confianza, conscientes de que no habr¨¢ m¨¢s procesos negociadores y de que su movimiento pol¨ªtico est¨¢ en riesgo, opta por convencer a ETA de que abandone las armas. Pero antes tiene que convencer a las bases de Batasuna.
A su vez, las fuerzas de seguridad golpean a la c¨²pula de la banda sistem¨¢ticamente. En mayo de 2008 detienen a Thierry; en diciembre, al jefe militar, Txeroki, y tres semanas despu¨¦s a su relevo, Aitzol Iriondo. Lo explica Mart¨ªn Alonso: ¡°Hab¨ªamos acumulado mucha informaci¨®n sobre ETA. Ten¨ªamos detectados sus movimientos y comunicaciones. Fue un trabajo paciente¡±. P¨¦rez Rubalcaba a?ade: ¡°ETA se moderniza y recurre a la inform¨¢tica. Pero pierde esa batalla porque el Estado es m¨¢s moderno que ella. El cambio del correo al digital le fue muy mal a ETA y creo que, en parte, explica su ca¨ªda¡±. La desarticulaci¨®n policial de la c¨²pula de la banda y la conversi¨®n de Batasuna en Sortu certificar¨ªan el final de ETA, sin vuelta atr¨¢s.