El grito sin eco de las braceras
Las denuncias por abusos y agresiones sexuales a temporeras marroqu¨ªes brotan cada cierto tiempo en Huelva, a menudo sin consecuencias penales
Mujer marroqu¨ª analfabeta que no habla espa?ol, procedente del mundo rural, alejada cientos de kil¨®metros de su familia o pareja durante meses. Es el perfil de las 15.000 temporeras llegadas esta primavera desde el pa¨ªs vecino hasta Huelva para la recogida de la fresa. Agachadas siete horas cada ma?ana para un trabajo dur¨ªsimo a cambio de solo 40 euros al d¨ªa. Sin red social ni sombra de integraci¨®n en pleno campo, un entorno hostil.
Las denuncias por agresiones, abusos y acosos sexuales a braceras inmigrantes se repiten cada cierto tiempo en esta provincia andaluza. Si este diario revel¨® crudos testimonios de las v¨ªctimas en 2010, hace un mes las revistas Correctiv y Buzzfeed dieron voz a 28 mujeres que denunciaban abusos y violaciones a manos de sus capataces, una de ellas presentada ante los tribunales. Al trascender dicho reportaje, otras cuatro jornaleras vencieron su verg¨¹enza, dieron el paso y denunciaron a su patr¨®n por abusos sexuales. La polic¨ªa le detuvo y est¨¢ en libertad con cargos. Las ONG alertan de que brotar¨¢n m¨¢s casos de la peque?a cascada.
?Ser¨¢ distinto esta vez? ?Se romper¨¢ el silencio, la tendencia a minimizarlos y se frenar¨¢n los abusos con medidas eficaces? La resaca del movimiento global feminista y la huelga del 8 de marzo apuntan a que esta vez los empresarios freseros, los sindicatos y las Administraciones se tomar¨¢n en serio este problema que mancha el ¨¦xito econ¨®mico de un sector que en 2017 factur¨® 454 millones para exportar el denominado oro rojo ¡ªfresas, ar¨¢ndonos, frambuesas y moras¡ª a los supermercados de Alemania, Francia y Reino Unido.
¡°Queremos medidas concretas y las queremos ya. Estas mujeres necesitan un espacio, un tel¨¦fono al que acudir, necesitan estar custodiadas y sentirse seguras¡±, censura Laura Lim¨®n, portavoz del colectivo feminista Mujeres24H. ¡°La ministra [en funciones] F¨¢tima B¨¢?ez ha dicho que las mujeres tienen que denunciar. Qu¨¦ f¨¢cil es decir esto para una abogada con recursos econ¨®micos y magn¨ªficos contactos. ?Conoce la ministra a alguna de estas mujeres rurales, extremadamente sencillas, que solo saben ¨¢rabe y procedentes de una cultura con menos garant¨ªas de igualdad a¨²n que Espa?a?¡±, a?ade.
Manifestaci¨®n contra la explotaci¨®n laboral
La mecha prendi¨® el pasado viernes en una manifestaci¨®n espont¨¢nea de un centenar de temporeras marroqu¨ªes para exigir el sueldo a sus patrones y que protestaban por una supuesta explotaci¨®n laboral en la finca de la empresa Do?ana 1998, a las afueras de Almonte. Frente a una patrulla de la Guardia Civil, las mujeres mostraron su rabia, tal y como reflejan las im¨¢genes del v¨ªdeo. "No bien, no bien", gritaban.
La bracera de iniciales H. H. interpuso una denuncia ante el instituto armado por los abusos sufridos en dicha finca y por los que tuvo que ser trasladada al hospital tras ser derivada desde un centro de salud. ¡°Cuando el due?o va a la finca nos habla mal, nos insulta y trata mal a todas las mujeres. S¨¦ que hay un v¨ªdeo donde se ven estas situaciones, pero no s¨¦ qu¨¦ compa?era lo tiene¡±, refleja el atestado policial. ¡°No se respetan las condiciones del contrato firmado en origen y adem¨¢s nos hacen pagar a todos los trabajadores 60 euros al mes por alojamiento, luz y agua¡±, manifiesta la bracera marroqu¨ª.
En la denuncia, la abogada Bel¨¦n Luj¨¢n, del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), se?ala que unas 50 trabajadoras marroqu¨ªes les explicaron que hab¨ªan trabajado durante meses y no hab¨ªan ¡°recibido ning¨²n dinero por ello (¡) No tienen comida, no se cumplen las condiciones de trabajo¡±. Tras la visita a las instalaciones, Luj¨¢n subrayaba que en cada contenedor, ocho jornaleras viven ¡°con una peque?a ventana, sin aseos y colchones en el suelo, sin salubridad ni habitabilidad. Es semiesclavitud porque no han cobrado¡±.
En paralelo, nueve braceras abandonaron esta finca el pasado domingo y al d¨ªa siguiente acudieron a la Inspecci¨®n de Trabajo para denunciar a su patr¨®n por acoso sexual y amenazas para mantener relaciones con ¨¦l. Las inmigrantes estuvieron acompa?adas por el diputado de Podemos Diego Ca?amero.
Manuel Matos, propietario de Do?ana 1998, niega la mayor: "Es todo falso. Aqu¨ª est¨¢n y algunas se est¨¢n yendo algunas estos d¨ªas y otras se ir¨¢n m¨¢s tarde. Se les paga puntualmente, es una infamia", defiende.
En un sector que emplea a 70.000 personas en Huelva, algunas inmigrantes deben firmar un anexo denominado ¡°c¨®digo de conducta¡±, que especifica: ¡°Es obligatorio el uso de camiseta de manga larga o corta y pantal¨®n largo, no se permite el uso de camiseta de tiranta¡±. Ello en invernaderos donde se alcanzan altas temperaturas. El convenio laboral de esta provincia, ahora en plena negociaci¨®n, es el m¨¢s bajo de Andaluc¨ªa junto con Almer¨ªa, y establece 40 euros al d¨ªa por una jornada laboral de 39 horas semanales.
Las mujeres forman parte del contingente que desde hace dos d¨¦cadas llega cada temporada para recoger la cosecha, 302.500 toneladas de fresa en 2017. Anta?o desde Polonia o Ruman¨ªa, en los ¨²ltimos a?os proceden del pa¨ªs vecino. La cifra sin embargo se ha disparado en 2018 hasta las 15.000 mujeres desde las 4.000 que llegaron el a?o anterior.
La reacci¨®n inicial del sector hace un mes fue tildar de casos aislados las denuncias de abusos sexuales, cargar contra las periodistas de la revista alemana y amenazar con demandarles por el da?o reputacional hacia las exportaciones en Europa. Con los d¨ªas, el br¨ªo para silenciar y minimizar las denuncias se ha sustituido por la prudencia y la ¡°tolerancia cero¡± con los abusos. Ahora la mayor organizaci¨®n del sector, Interfresa, se personar¨¢ como acusaci¨®n en el ¨²ltimo caso destapado de abusos, que la fiscal¨ªa ha denunciado en el juzgado. ¡°No considero que el matiz social se haya descuidado, si fuera todo tan catastr¨®fico no habr¨ªa gente que lleva 15 a?os repitiendo¡±, opina Pedro Mar¨ªn, gerente de Interfresa.
A la verg¨¹enza, el miedo y el desconocimiento del castellano, las v¨ªctimas suman la dependencia econ¨®mica de su jefe abusador y la lejan¨ªa ¡ªf¨ªsica y mental¡ª de una comisar¨ªa o comandancia para que una mujer oriunda de las zonas rurales marroqu¨ªes se atreva a denunciar. En 2014 la Audiencia de Huelva conden¨® a un capataz por acoso sexual a tres jornaleras marroqu¨ªes. ¡°Si quieres trabajar, te tienes que acostar conmigo¡±, refleja la sentencia, que condena a otros dos manijeros por un delito contra la integridad moral de 25 trabajadoras.
Como medidas urgentes para aumentar la seguridad de estas 16.000 mujeres dispersas entre un mar de invernaderos, Mujeres24H reclama un tel¨¦fono de contacto permanente con traductoras, revisar las condiciones de los contratos en origen y la participaci¨®n de las ONG en las mesas y foros oficiales, adem¨¢s de la mediaci¨®n con las trabajadoras, entre otras medidas.
¡°Algo va a cambiar. Es violencia de g¨¦nero en el ¨¢mbito laboral hacia mujeres vulnerables que no conocen sus derechos. Hay dos mediadores interculturales [designados por la patronal] para 80.000 trabajadores, insuficiente de todas todas¡±, critica Pastora Cordero, secretaria de Igualdad en la Federaci¨®n de Industria de CC OO, que sin embargo es optimista sobre el cambio de tendencia.
El delegado de la Junta en Huelva, Francisco Jos¨¦ Romero, admite que ¡°el toro nos ha cogido con 15 d¨ªas¡± ante la falta de asistencia social de estas 15.000 inmigrantes. ¡°El ministerio solicit¨® el contingente sin m¨¢s seguimiento y las ONG tampoco han vigilado. El a?o que viene se perfilar¨¢n ayudas desde Igualdad y Justicia para atajar este problema que se ha hecho visible¡±, avanza. La Subdelegaci¨®n del Gobierno, encargada del acuerdo con Marruecos para la llegada del contingente de mujeres, ha declinado opinar al respecto.
Manuel Vicente S¨¢nchez, del Grupo Motor de Redes Interculturales, plantea: ¡°Hace 20 a?os que el Gobierno, patronal y sindicatos traen el contingente de mujeres extranjeras. ?Y solo llaman a las ONG ahora que surgen los problemas?¡±.
Al otro lado del Estrecho, el portavoz del Gobierno marroqu¨ª, Mustafa El Jalfi, ha anunciado la apertura de una investigaci¨®n sobre posibles abusos sexuales en Espa?a. Una comisi¨®n parlamentaria se desplazar¨¢ a Huelva, informa Francisco Peregil desde Rabat.
La ge¨®grafa franco-marroqu¨ª Chadia Arab, miembro del Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS) de Par¨ªs, public¨® en febrero en Marruecos un libro titulado Damas de la fresa, dedos de hada basado en sus entrevistas con decenas de trabajadoras marroqu¨ªes entre 2009 y 2012. ?Son los abusos sexuales un caso aislado o generalizado? ¡°Aunque el fen¨®meno no sea generalizado, no hay que minimizarlo. Es preciso saber tratar estos casos de agresi¨®n con el fin de aclarar lo que pasa. Sobre todo, porque el acoso sexual toma diversas formas y puede que no sea confesado por las mujeres¡±.
El c¨®nsul de Marruecos en Sevilla, Farid Aulouhaj, asegura que no ha recibido denuncias por abusos sexuales, solo para mejoras en las condiciones laborales, y precisa que ha trasladado las quejas al Gobierno y la Junta para que las mujeres puedan trabajar ¡°con dignidad¡±, pero dice que desconoce si su Ejecutivo forzar¨¢ estas mejoras en el pr¨®ximo acuerdo para 2019.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.