Pablo Casado, el cachorro ya tiene colmillos
El aspirante a l¨ªder del PP defiende la patria, la familia y la seguridad, y se opone al aborto
Cat¨®lico, patriota, mon¨¢rquico y liberal, Pablo Casado (Palencia, 1981) ha invertido su papel de comparsa en las primarias del Partido Popular, hasta el extremo de postularse como aspirante veros¨ªmil a la victoria. Le han beneficiado el culto ambiental a la efebocracia y la espantada providencial de N¨²?ez Feij¨®o, pero tambi¨¦n ha cooperado el duelo fratricida, la bicefalia del PP, toda vez que Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa y Mar¨ªa Dolores de Cospedal juegan a neutralizarse con sus respectivos venenos sin percatarse del camino que liberan al paso del tercer hombre.
Y es donde adquiere sentido y vuelo la posibilidad de Casado, a semejanza de los c¨®nclaves cardenalicios que dirimen un duelo y que terminan precipitando una tercera v¨ªa de consenso. Ser¨ªa Casado el candidato de compromiso. E incorporar¨ªa una sorpresa al panorama pol¨ªtico nacional despu¨¦s de la convulsi¨®n de la moci¨®n de censura. Tan llamativo es que Pedro S¨¢nchez sea el inquilino de La Moncloa como que Casado acceda al despacho supremo de G¨¦nova 13.
Golden boy de la ortodoxia se parti¨® la sonrisa en el territorio hostil de los plat¨®s
Conoce bien las instalaciones porque ocupa desde hace tres a?os el papel de vicesecretario general de comunicaci¨®n. Formaba parte del tetramorfos ¡ªCasado, Ma¨ªllo, Levy, Maroto¡ª con que Rajoy quiso renovar el partido y vigilar los poderes de Cospedal, de forma que el golden boy de la ortodoxia aprovech¨® la ocasi¨®n para partirse la sonrisa en el territorio hostil de los plat¨®s y de los estudios radiof¨®nicos. Facultaba as¨ª sus dotes de comunicador. Y consolidaba la apolog¨ªa de la novedad: ni se le pod¨ªan reprochar los casos de corrupci¨®n, ni se le pod¨ªa identificar con la generaci¨®n de la opulencia y la impunidad¡ si no fuera porque el linaje del que proviene Pablo Casado es el de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. He aqu¨ª su padrino y hasta su mentor. De hecho, la proyecci¨®n pol¨ªtica e ideol¨®gica de Casado es indisociable de su experiencia en la fundaci¨®n FAES, observatorio del dogma liberal, y de los rasgos que el candidato a la sucesi¨®n de Rajoy ha integrado en su programa de victoria: patria, familia, seguridad, bajada de impuestos y defensa de la vida, entendi¨¦ndose por defensa de la vida una posici¨®n refractaria a la actual legislaci¨®n del aborto. ¡°El aborto no es un derecho, es un fracaso¡±, declaraba Casado en conversaci¨®n con EL PA?S el pasado martes, pero tambi¨¦n se reconoc¨ªa partidario de que las parejas homosexuales tengan los mismos derechos civiles que las heterosexuales, insistiendo en que ¡°el Estado no debe discriminar a nadie, ni menos a¨²n meterse en la vida de las personas¡±.
Quiere demostrar y demostrarse Casado que no le corresponde la etiqueta de facha. Y que su forma de vestir a la usanza de la familia popular ¡ªel mocas¨ªn, el traje oscuro, el jersey sobre los hombros, la camisa remangada con esmero de orfebre¡ª no puede considerarse pretexto ni categor¨ªa de los ep¨ªtetos denigrantes que le dedican sus rivales. Particularmente su hom¨®nimo, y acaso hom¨®logo, Pablo Iglesias, seg¨²n el cual la se?or¨ªa prodigio del PP ¡ªentr¨® en el hemiciclo con 31 a?os¡ª es una median¨ªa cuya sonrisa encubre el radicalismo al tiempo que ¡°conforta a la clase media de provincias¡±. Y no abjura de ellas Casado: ni de la clase media ¡ªpadre m¨¦dico, madre profesora¡ª, ni de las provincias. Naci¨® en una de ellas, Palencia. Es diputado por otra, ?vila. Y aglutina un perfil electoral de coyuntura favorable. Porque el PP es un partido de jubilados (Casado se antoja el yerno perfecto). Y porque la propaganda de su propia edad, como trasunto pedag¨®gico de la pureza y de la renovaci¨®n, aspira a distraer las atenciones que se ha llevado Albert Rivera en la custodia del caladero pujante de Ciudadanos.
Demasiado prematuro, lo consideran sus rivales, nada menos que nueve a?os m¨¢s joven que el jovenc¨ªsimo Pedro S¨¢nchez, aunque el punto d¨¦bil de Casado se concentra en el revuelo de su expediente acad¨¦mico. Y no por cuestionarse su licenciatura original en Derecho, sino por las dudas que han alojado sus m¨¢steres y estudios complementarios en la inercia del caso Cifuentes.
Se dice v¨ªctima Casado de un acoso pol¨ªtico-medi¨¢tico. Alude sin aludir al trabajo sucio de sus adversarias en la carrera a G¨¦nova, de forma que la candidatura al liderazgo del PP tambi¨¦n implica una suerte de plebiscito personal. El trono de G¨¦nova ser¨ªa la propia catarsis.
Su proyecci¨®n pol¨ªtica e ideol¨®gica es indisociable de su experiencia en la fundaci¨®n FAES, observatorio del dogma liberal
Han transcurrido 15 a?os desde que Pablo Casado, padre de dos hijos, aficionado al tenis y a las revistas de coches, se pluriemple¨® como voluntario pegando carteles del PP en la villa de Vallecas (Madrid). Era militante de base y cachorro de firmes convicciones capitalistas, sacralizadas todas ellas cuando un viaje inici¨¢tico a Cuba (2007) le sobreexpuso al dogmatismo y totalitarismo del r¨¦gimen de Fidel Castro. Ingres¨® el mismo a?o como diputado auton¨®mico de la Comunidad de Madrid. Y form¨® parte de los colegas protegidos por Esperanza Aguirre. Que estuvo en su boda, como estuvo Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, significando ambos el apadrinamiento de un pol¨ªtico con ideas y ademanes republicanos¡ estadounidenses. Es Casado un atlantista. Y un interlocutor apreciado en Israel, as¨ª como miembro del Europe Policy Group en el Foro de Davos.
Las sensibilidades cosmopolitas se trasladan a sus h¨¢bitos musicales. Escucha a Coldplay y a Depeche Mode. Profesa una devoci¨®n incondicional por Garc¨ªa M¨¢rquez y Vargas Llosa, aunque tambi¨¦n se ha le¨ªdo casi todas las novelas de P¨¦rez-Reverte. Le gusta el escritor y le gusta el personaje, probablemente en la incorrecci¨®n y ferocidad que Casado no puede consentirse.
Se trata m¨¢s bien de poner la otra mejilla. Y la otra sonrisa. Casado va a misa los domingos y est¨¢ convencido de que Dios escucha sus oraciones. Por eso no perdi¨® la fe cuando su hij o reci¨¦n nacido estuvo cuatro meses casi agonizando en la UCI. Y por la misma raz¨®n no la pierde ahora, cuando el camino hacia G¨¦nova 13 ha dejado de ser una fantas¨ªa y predispone un nuevo golpe de tim¨®n al relevo generacional de la pol¨ªtica espa?ola.
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