El beb¨¦ de los ocho bisabuelos
Sergio consigui¨® en su bautizo una imagen in¨¦dita al reunir a todos sus ascendientes
Sergio es a¨²n peque?o para darse cuenta de su fortuna. Pocos ni?os pueden presumir de haber conocido a un bisabuelo, pero ¨¦l ha conseguido reunir a los ocho en su bautizo. La imagen es in¨¦dita. ?ngel, Mariana, Ces¨¢reo, Primitiva, Enrique, Teresa, Miguel y Macu no quisieron perderse este d¨ªa tan especial de quien se ha convertido en su ojito derecho. La fiesta se celebr¨® el 29 de septiembre en Anaya de Alba, un peque?o pueblo de Salamanca (215 habitantes). All¨ª confluy¨® toda la familia. Por v¨ªa materna llegaron desde Zamora; los del padre, desde varios municipios salmantinos. Hubo comida, risas, baile y, sobre todo, amor. Mucho amor. El que le profesaron a este beb¨¦ de apenas cuatro meses sus mayores. ¡°El nacimiento de Sergio les ha rejuvenecido. Est¨¢n como locos con ¨¦l¡±, se?ala por tel¨¦fono Marta de Miguel, la madre del peque?o.
De Miguel naci¨® hace 25 a?os en Zamora, pero hace tres unos amigos le presentaron a Abel y se fueron a vivir juntos a Carbajosa de la Sagrada, un municipio de 7.000 habitantes a solo cinco kil¨®metros de Salamanca. Ella trabaja en un supermercado y su pareja en una planta de envasado de jamones en la cercana localidad de Guijuelo. Se compraron un piso y decidieron tener hijos. Pero el embarazo de Sergio no fue f¨¢cil. De Miguel tuvo muchos problemas y el ni?o naci¨® prematuro. ¡°Era muy deseado. Nos ha demostrado que es un campe¨®n¡±, reconoce la mujer. Aquel 11 de julio cambi¨® la vida a la pareja, pero tambi¨¦n a sus abuelos, todos vivos, que se convert¨ªan en bisabuelos por primera vez. Sus edades est¨¢n comprendidas entre los 74 a?os de Primitiva, la m¨¢s joven, y los 86 de Mariana. A pesar de los achaques propios de su edad, gozan de buena salud y visitan a Sergio con frecuencia, aunque viven en localidades diferentes.
¡°Son muy independientes. Mis abuelos, por ejemplo, cogen el autob¨²s desde Zamora, se bajan en Salamanca y vienen en taxi. Pasan el d¨ªa con mi hijo y luego vuelven a casa¡±, revela De Miguel. Otros, como Ces¨¢reo, un guardia civil jubilado de 84 a?os, toma su propio coche para visitar a Sergio. ¡°Est¨¢n muy pendientes del ni?o. Lo adoran y ¨¦l se siente querido. Sonr¨ªe y les hace gestos. Es muy despierto pese a lo peque?o que es¡±, explica la madre, orgullosa. De Miguel afirma que la familia est¨¢ muy unida, algo que desea seguir cultivando. Para ello, intentar¨¢ que los bisabuelos vean al peque?o al menos una vez por semana. Cuando est¨¢n con ¨¦l, los ancianos lo cogen, le hacen caranto?as y hasta le alimentan, ya que es muy comil¨®n. ¡°Mi abuela de parte de madre est¨¢ obsesionada con verlo desnudo. Siempre dice que est¨¢ muy gordito, pero que tiene que engordar m¨¢s¡±, subraya. Viendo la respuesta de los suyos, la mujer se siente con ganas de tener m¨¢s hijos.
La promesa
El nombre del ni?o lo eligi¨® su padre. La pareja hab¨ªa hecho un pacto: si nac¨ªa var¨®n la decisi¨®n era de Abel y si era mujer, de su madre. ¡°Mi abuelo ?ngel me pidi¨® que le pusiera su nombre, pero no pod¨ªa hacer eso porque pod¨ªan enfadarse los dem¨¢s¡±, reconoce la mujer. El nacimiento del ni?o ha significado un subid¨®n de energ¨ªa para todos, especialmente para los bisabuelos. Ces¨¢reo, por ejemplo, ya ha avisado de que, cuando cumpla tres a?os, le comprar¨¢ una bicicleta. Sin embargo, el objetivo de todos es vivir hasta que Sergio haga su primera comuni¨®n. ¡°Han hecho una promesa: si duran hasta entonces haremos una fiesta por todo lo alto¡±, revela De Miguel. Entonces, podr¨¢n repetir una foto de familia que ahora suma casi 700 a?os.
El deseo de los bisabuelos hasta entonces es disfrutar al peque?o m¨¢s a menudo. ¡°Tengo siete nietos y este es mi primer bisnieto. Estamos muy contentos, pero solo lo hemos visto cuatro o cinco veces. Es l¨®gico; los padres trabajan y nosotros tenemos bastante con manejarnos solos¡±, explica Mariana Amores, de 86 a?os. La anciana revela que siempre ha estado muy unida a la madre de la criatura. ¡°Viv¨ªamos muy cerca y, como sus padres trabajaban, yo me encargaba de llevarla al colegio y de hacerle la comida¡±. Su marido, ?ngel Arias, un constructor jubilado de 84 a?os, reconoce que est¨¢ tan contento con Sergio que hasta le ha cantado, algo que no hab¨ªa hecho en su vida. ¡°Los abuelos no podemos consentirlo todo, tambi¨¦n tenemos que educar¡±, advierte por tel¨¦fono. No sabe si tendr¨¢ m¨¢s bisnietos. En su opini¨®n, la vida no est¨¢ como en su ¨¦poca. ¡°Ahora los j¨®venes disfrutan m¨¢s, antes solo trabaj¨¢bamos¡±, insiste. El primero le ha valido para aparecer en televisi¨®n: ¡°Es que es muy complicado que sigamos vivos los ocho¡±.
Arias achaca el secreto de la longevidad a comer bien y a trabajar mucho. Su nieta Marta de Miguel indica que la verdadera raz¨®n se encuentra en los genes. Declara que dos tatarabuelos de su hijo superaron el siglo de vida: uno muri¨® con 102 a?os y otro con 104. De lo que no est¨¢ tan segura es de que las futuras generaciones puedan seguir viviendo en el lugar que ellos lo hacen por culpa de la despoblaci¨®n que sufre Castilla y Le¨®n. ¡°En nuestros pueblos se vive muy bien y ese es el motivo por el que la gente dura tantos a?os. De momento no echamos nada en falta, pero hay que garantizar el futuro. Necesitamos m¨¢s apoyo de las instituciones para que la gente no se vaya¡±.
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