Las elecciones de la marmota: un resultado igualado para recordar que EE UU es un pa¨ªs partido en dos
La primera clave de los comicios estadounidenses es la enorme polarizaci¨®n del pa¨ªs. El an¨¢lisis, en la 'newsletter' de Kiko Llaneras
Buenos d¨ªas. Hoy escribo sobre las elecciones de Estados Unidos, que han monopolizado mi inter¨¦s esta semana. El resultado, m¨¢s ajustado de lo previsto, se conocer¨¢ pronto. En ese momento hablaremos de las claves. De momento quiero destacar el aspecto que considero fundamental: la creciente polarizaci¨®n del pa¨ªs.
Estados Unidos sigue siendo un pa¨ªs polarizado. Es el mensaje m¨¢s claro que saco de estas elecciones: tras una legislatura exc¨¦ntrica y en mitad de una pandemia, los estadounidenses han votado casi igual que en 2016. Para resolver el empate llevamos d¨ªas contando votos, pero no es la ¨²nica se?al del hiperequilibrio que hay entre facciones.
- Las elecciones se deciden porque Wisconsin, M¨ªchigan y alg¨²n otro territorio cambiar¨¢ de manos, pero los cuarenta y tantos restantes han repetido ganador. De los 3.000 condados que tiene el pa¨ªs, el 97% ha vuelto a votar por el mismo partido.
- Hace cuatro a?os el 46% de los ciudadanos vot¨® por Trump y ahora lo ha hecho el 48%. Si pierde es porque los dem¨®cratas han subido un poco m¨¢s: del 48% de Clinton al 51% de Biden.
- Muchos grupos han votado igual. Trump gan¨® el voto blanco con 20 puntos de distancia sobre Clinton y ahora ha vuelto a ganar por 15, seg¨²n los sondeos. Tambi¨¦n se ha comentado mucho su ascenso entre los latinos, que es m¨ªnimo: del 28% al 32%.
El pa¨ªs sigue dividido en dos mitades impermeables. El 84% de las personas que se declaran ¡°conservadoras¡± han votado por Trump y el 89% de los ¡°liberales¡±, que en Espa?a llamar¨ªamos progresistas, lo han hecho por Biden. Los dos porcentajes han crecido. Hay m¨¢s polarizaci¨®n.
Las bases azules y rojas se mantienen. Los dem¨®cratas siguen arrasando entre las minor¨ªas raciales, mientras que los republicanos ganan entre la mayor¨ªa blanca. En las grandes ciudades se impone Biden dos contra uno, mientras que en el campo se impone Trump con claridad. Los republicanos dominan entre los cristianos y los dem¨®cratas, entre los j¨®venes.
Adem¨¢s, esta divisi¨®n partidista influye, quiz¨¢s se apropia, de las ideas de las personas, polariz¨¢ndolas de forma artificial. ?Es casualidad que a los republicanos les importe el crimen y a los dem¨®cratas el coronavirus? No creo. La disociaci¨®n con la epidemia es absoluta: los dem¨®cratas creen que llevar mascarilla es ¡°una responsabilidad¡± y no ¡°una elecci¨®n personal¡±, y que es m¨¢s importante contener al virus que proteger la econom¨ªa. Para los republicanos es al rev¨¦s.
Esta divisi¨®n tiene una consecuencia a¨²n peor: los votantes de uno y otro partido a menudo no se gustan. Un problema creciente en Estados Unidos es la desconfianza entre trincheras. El 96% de los votantes dem¨®cratas y el 89% de los republicanos dec¨ªa que si ganaba su rival ¡°sentir¨ªan miedo¡±. Como ha se?alado el columnista David Brooks, la gran mayor¨ªa de los estadounidenses cree que si gana el candidato err¨®neo, su pa¨ªs ¡°no se recuperar¨¢¡±. Es m¨¢s, muchos piensan que una victoria de su rival cambiar¨¢ por completo su pa¨ªs: el 82% de los votantes de Biden dicen que ¡°Trump probablemente transformar¨¢ su pa¨ªs en una dictadura¡± y el 90% de los de Trump que los dem¨®cratas quieren convertirlo en ¡°un pa¨ªs socialista¡±.
El rechazo sentimental entre republicanos y dem¨®cratas lleva tres d¨¦cadas subiendo. Es lo que se conoce como polarizaci¨®n afectiva, la distancia entre la cercan¨ªa que sientes por tu partido y el (a menudo) rechazo que sientes por su rival. En Espa?a, debatimos estos d¨ªas si esa tensi¨®n se est¨¢ elevando con la pandemia, aunque cuentan Luis Miller y Mariano Torcal que la polarizaci¨®n ya era muy alta entre los espa?oles hace 20 o 25 a?os.
En realidad, la polarizaci¨®n de Estados Unidos puede ser una singularidad al rev¨¦s. Quiz¨¢s no es un pa¨ªs excepcional por estar muy polarizado ahora, sino por haberlo estado poco en el pasado. Esa es la tesis del periodista Ezra Klein.
Es inevitable pensar estos d¨ªas que algo ha cambiado. La mejor ilustraci¨®n que he encontrado es la siguiente. Pensad primero en el tuit de Trump la noche electoral: pidi¨® a gritos que se detuviera el conteo que parec¨ªa ir perdiendo: "?Parad el escrutinio!". Y luego retroceded 14 a?os para escuchar el discurso del tambi¨¦n republicano John McCain en una noche equivalente de 2008. Sali¨® ante sus simpatizantes para reconocer la victoria de un rival reci¨¦n llegado, Barack Obama, con estas palabras:
¡°El pueblo americano ha hablado. Y ha hablado claro. He tenido el honor de llamar al senador Obama para felicitarle por haber sido elegido el pr¨®ximo presidente de un pa¨ªs que los dos amamos [...] Lo ha conseguido elevando las esperanzas de muchos millones de americanos que una vez pensaron, err¨®neamente, que ten¨ªan poco en juego o poca influencia en la elecci¨®n de un presidente americano. Es algo que admiro profundamente. Esta es una elecci¨®n hist¨®rica y reconozco el significado especial que tiene para los afroamericanos. El orgullo especial que debe ser suyo esta noche.¡±
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