Proyecto UNA, por un internet alternativo: ¡°Si el odio en la red no diese dinero, habr¨ªa un 10% de lo que vemos¡±
El colectivo activista publica ¡®La viralidad del mal¡¯, un an¨¢lisis sobre c¨®mo online se favorecen ciertos discursos y eclipsan otros por la econom¨ªa de la atenci¨®n
Internet est¨¢ roto. Que las redes sociales aumentan la desinformaci¨®n, las campa?as de acoso o el odio es algo establecido. Lejos quedan las ideas ut¨®picas de una red democr¨¢tica de libre informaci¨®n donde construir comunidades. La compra de Twitter por Elon Musk, la supresi¨®n de verificadores de Meta o la cada vez mayor dependencia a las pantallas hace dif¨ªcil imaginar un nuevo horizonte. Pero no todo el mundo piensa as¨ª. Hay quienes todav¨ªa creen que otro mundo online es posible. Con esa esperanza naci¨® en 2018 Proyecto UNA, un colectivo de escritores que investiga las nuevas formas digitales de creaci¨®n de comunidad y propaganda pol¨ªtica. Bajo este pretexto han escrito La viralidad del mal (Descontrol, 2024), un ensayo donde analizan qui¨¦nes han quebrado la red, a qui¨¦n beneficia y qu¨¦ se puede hacer para arreglarlo.
Los integrantes de Proyecto UNA se dieron cuenta hace a?os del ¡°mal¡± que habita en la red. Sus investigaciones sobre c¨®mo la ultraderecha se propaga en la esfera online las volcaron en su primer ensayo: Leia, Rihanna & Trump (Descontrol, 2018). En su nueva obra, profundizan sobre c¨®mo las redes atraviesan nuestras vidas y las controlan. ¡°Por eso buscan que estemos el mayor tiempo con nuestros tel¨¦fonos¡±, zanjan al empezar la entrevista por videollamada dos de las personas que forman el colectivo. Todos los integrantes defienden su anonimato por tres motivos: proteger su vida privada frente al acoso, demostrar que hay otras formas de existir en internet fuera de cultivar una marca personal y poner lo com¨²n por encima de lo individual.
Tambi¨¦n critican que debatir sin ¡°arriesgarse a ser asaltada, acosada o denigrada¡± es imposible actualmente. En las redes sociales hay odio, pero sobre todo, dicen, hay ¡°monetizadores de odio¡±: gente que obtiene un lucro econ¨®mico por agredir verbalmente a otras personas porque las empresas lo permiten. Ante este panorama, plantean una reestructuraci¨®n: desde las huelgas o apagones digitales organizados a desmonetizar la red.
Usamos los tel¨¦fonos m¨®viles cinco horas y 45 minutos al d¨ªa de media, seg¨²n un estudio reciente de Electronics Hubs. En la econom¨ªa de la atenci¨®n, donde compiten creadores de contenido, medios e influencers, muchos advierten de una p¨¦rdida de concentraci¨®n e incluso de una adicci¨®n. Hay quien lo interpreta como un signo de idiotizaci¨®n social, pero en Proyectyo UNA rechazan paternalismos: ¡°?El problema son los tel¨¦fonos o lo que hay dentro? Se pens¨® lo mismo de la radio o la televisi¨®n. No debemos pensar que los tel¨¦fonos van a idiotizarnos. As¨ª, negamos toda capacidad humana de cambio¡±.
Pregunta: En el libro se debate sobre qui¨¦n ha roto internet. ?Qu¨¦ se ha roto y c¨®mo?
Respuesta: Queremos recuperar la idea de internet en sus inicios, que nos har¨ªa m¨¢s libres. Ver c¨®mo ha avanzado esa utop¨ªa da un poco de pena. La red ha vivido un proceso absoluto de privatizaci¨®n y ya no concedemos el espacio digital m¨¢s all¨¢ del Big Tech y de los monopolios. Este modelo busca que estemos todo el tiempo posible en la pantalla y genera un tipo de discurso, modula c¨®mo nos comunicamos, c¨®mo interactuamos. Quer¨ªamos aportar una reflexi¨®n sobre en qu¨¦ espacios digitales nos movemos y con qu¨¦ din¨¢micas.
P: Todo el mundo ha visto viralizarse memes que ya est¨¢n en el imaginario colectivo. En el libro se habla de las buzzwords [palabras pegadizas] y la importancia del lenguaje. ?C¨®mo una persona corriente puede identificar un meme que lleva al odio?
R: Nada es neutral. Lo que recomendamos es que cuando compartas un mensaje en internet y cuando recibas un mensaje o un meme pienses: ?de d¨®nde ha podido salir?, ?a qui¨¦n le interesa que te haya llegado a mi?, ?qui¨¦n puede sacar alg¨²n provecho con ¨¦l?, ?por qu¨¦ medio me ha llegado? No es lo mismo si el mensaje llega por un grupo de Whatsapp a que si alguien busca gresca en las redes para monetizar el tr¨¢fico. Sacar beneficio econ¨®mico del odio es algo muy peligroso.
P: Muchas veces los memes son el lenguaje para aumentar interacciones.
R: El lenguaje construye c¨®mo es el mundo. Hay expresiones que son racistas, como ¡°cabeza de turco¡± o ¡°ser un gitano¡±. Los memes solo son otra forma de comunicaci¨®n. No necesariamente significa que la persona que usa una expresi¨®n as¨ª sea un racista, pero podemos reproducir determinados memes sin ser conscientes de el recorrido que tendr¨¢n.
P: ?Es por ello que se popularizan acr¨®nimos como MENA?
R: Hay que imaginarse un embudo. En el nivel m¨¢s mainstream de las ideas, el m¨¢s grande del embudo, est¨¢n los medios de comunicaci¨®n y canales de youtubers o personalidades m¨¢s conocidas de internet. A medida que nos adentramos, llegamos a los espacios m¨¢s reaccionarios, como canales de Telegram o Twitch. Desde ellos, se consigue que las ideas o palabras viajen. El ejemplo de MENA muestra c¨®mo unas siglas de gesti¨®n administrativa, usadas en esos canales reaccionarios, se han asentado en el lenguaje generalista. Es un t¨¦rmino que ahora tiene una connotaci¨®n emocional y, muchas veces, influenciada por estos canales.
Entendemos que quien usa el t¨¦rmino con normalidad, suele hacerlo para criticar a estos j¨®venes extranjeros con una situaci¨®n precaria. El uso de esta palabra es un triunfo de la ultraderecha. Es una palabra que deshumaniza y que no usa otro concepto como podr¨ªa ser ¡°ni?o¡±. Como el lenguaje en internet se puede monitorizar m¨¢s que en el mundo anal¨®gico, podemos ver el origen de ciertos t¨¦rminos.
El ejemplo de MENA muestra c¨®mo unas siglas de gesti¨®n administrativa, usadas en canales reaccionarios, se han asentado en el lenguaje generalista
P: ?Las empresas due?as de internet sacan beneficio del odio y la intolerancia?
R: La monetizaci¨®n de odio parte de din¨¢micas de acoso dirigido. Lanzan un mensaje hacia sus seguidores que van a hacer que la persona se?alada lo pase mal un rato. Es una forma muy f¨¢cil de mover contenido de baja calidad, pero a un ritmo muy r¨¢pido, que es lo que exigen las plataformas. Adem¨¢s, estos mensajes generan mucho engagement, ya que reciben tambi¨¦n defensas de la persona acosada y sus seguidores. Plataformas como YouTube o TikTok fomentan v¨ªdeos de beef [bronca], donde unos responden a otros.
Todo esto tiene una funci¨®n aleccionadora hacia quien hable en internet: si eres mujer y hablas de videojuegos, por ejemplo, va a haber una reacci¨®n. Muchas de estas personas est¨¢n ah¨ª por el dinero y si este tipo de contenido no se monetizara, no lo har¨ªan. Si no se diese dinero, no habr¨ªa m¨¢s de un 10% de los que hay ahora mismo.
P: Ceciarmy es una de las cuentas de memes con m¨¢s seguidores en Espa?a, 4,3 millones. Entre otras cosas, ha publicado una encuesta sobre si el aumento de pecho de una chica era decente o no. ?Es un ejemplo de cuenta que, aunque no se ha declarado ultraderechista, asume ciertos c¨®digos?
R: Totalmente. No porque ¨¦l reproduzca esa ideolog¨ªa, sino porque la asume de una forma m¨¢s pasiva. Para muchos de los monetizadores de odio declarados, ser¨ªa un sue?o que Ceciarmy los repostease. Se presenta como neutro, como algo gracioso que le gusta a todo el mundo, pero realmente es un contenido muy dirigido a hombres j¨®venes de entre 15 y 25 a?os. Es como el caso de Jordi Wild, que se dice que es muy derechas, pero no lo es tanto, sino que es un term¨®metro social que va asumiendo discursos.
P: ?Cu¨¢nto dinero puede generar un monetizador de odio?
R: Es algo muy opaco. YouTube, por ejemplo, no revela datos y los cambia de un d¨ªa para otro. Pero para monetizar hoy hay que hacer mucho contenido. Quien vive de esto se pasa muchas horas.
P: ?Y c¨®mo se relacionan con las Big Tech?
R: En tecnolog¨ªa nada es aleatorio. Todo est¨¢ decidido previamente de una forma m¨¢s o menos consciente, porque se ha programado. Por una parte, no hay herramientas desarrolladas para disminuir los discursos de odio, o las violencias racistas y machistas de la red. Por otra, la atenci¨®n da dinero, y esto les conviene. Los due?os del Big Tech comparten incluso ciertos aspectos ideol¨®gicos con algunos monetizadores de odio. Adem¨¢s, no son bloques monol¨ªticos: hace unos a?os pod¨ªan apoyar a Obama y ahora hacerlo con Trump.
P: Elon Musk est¨¢ en el ojo medi¨¢tico tras su compra de Twitter y su apoyo constante a Trump.
R: Es el ejemplo perfecto de oligarca que se le ha ido la pinza por completo y se ha vuelto de ultraderecha. La estrategia de comprar Twitter como un medio de comunicaci¨®n pod¨ªan haberlo hecho en su tiempo Berlusconi o Henry Ford. Ya lo ha hecho Jeffrey Bezos con el Washington Post. Compran medios de comunicaci¨®n para que digan cosas bonitas de ellos. No es algo nuevo de Internet.
P: Solo un 3% de los streamers consiguen reunir m¨¢s de 30 espectadores de media en sus v¨ªdeos. ?C¨®mo afectan estos nuevos trabajos a la sociedad?
R: Estamos hablando de jornadas de 10 horas al d¨ªa a seis o siete d¨ªas a la semana. Vemos c¨®mo a los que mejor les va se dedican a comprar vivienda y especular con ella, porque es un bien m¨¢s seguro que la generaci¨®n de contenido. La mayor¨ªa no llega a los 40 a?os. ?Podr¨¢n vivir de YouTube dentro de 30 a?os? Si las personas fueran asalariados de las plataformas tendr¨ªamos otro tipo de contenido.
La idea de construir una marca personal propia y trabajar mucho en uno mismo viene de Estados Unidos y ha proliferado much¨ªsimo aqu¨ª. Esto se liga con la idea de que si no tienes trabajo es porque no lo intentas suficiente. Es algo muy peligroso. Tambi¨¦n hay que recordar que hay mucha gente trabajando para creadores de contenido que s¨ª son asalariados y siguen los esquemas de organizaci¨®n del trabajo m¨¢s cl¨¢sicos.
P: Un 66% de los espa?oles trabaja con ordenadores, seg¨²n el INE. En el libro advertis de que pr¨¢cticamente todos lo hacena trav¨¦s de programas como la ofim¨¢tica de Microsoft o la nube de Google. ?Existen alternativas?
R: La comunidad del software libre tiene versiones muy parecidas y eficientes. Se ha hecho una muy buena estrategia para acostumbrarnos a usar unos softwares muy concretos. Los ordenadores que compramos ya vienen con Windows instalado, tiene convenio con todas las instituciones, est¨¢n en los colegios. Formarse en otro sistema operativo puede ser correoso para quien no tenga tiempo. Google o Apple siguen la misma estrategia. Nuestra relaci¨®n con el trabajo o con las instituciones est¨¢ mediada por el Big Tech. Esto es muy peligroso en t¨¦rminos de soberan¨ªa tecnol¨®gica de un territorio o de que se dan beneficios enormes a empresas que pagan muy pocos impuestos. Es como si el sistema de escritura estuviese privatizado y cada vez que usamos el c¨®digo tuvi¨¦semos que pagarles.
P: Ante este contexto, ?faltan perfiles m¨¢s progresistas en internet?
R: Animamos a quien quiera hacer contenido con toque feminista, anticapitalista o antifascista que lo haga. S¨ª hay creadores de contenido de corte progresista, pero no tienen el alcance de otros justo por el contenido que hacen. Los usuarios de izquierdas no les apoya, no los comparte y no interact¨²an. Mucha gente tiene mapeadas las cuentas m¨¢s racistas, porque les indigna y enfada, pero no presta atenci¨®n a la gente que crea un contenido m¨¢s constructivo. Nos estamos dejando llevar por la emocionalidad de las redes. Hacen m¨¢s falta estrategias y pensar c¨®mo queremos existir en internet que m¨¢s creadores de contenido de izquierdas.
P: Ante el problema del uso ecesivo de los tel¨¦fonos m¨®viles y de las redes, vosotros plante¨¢is una huelga digital colectiva.
R: Est¨¢ bien que la gente quiera pasar menos tiempo en redes, pero eso no cambia nada colectivamente. Proponemos trasladar el malestar personal de estar una hora viendo TikTok a la acci¨®n colectiva y hacer una huelga o apag¨®n digital con unos objetivos concretos. Ahora se habla mucho de abandonar Twitter y se est¨¢n montando campa?as conjuntas para hacerlo un d¨ªa concreto, no como un goteo. El objetivo es que esta gente pierda dinero e influencia.
P: Si internet est¨¢ roto, ?c¨®mo se arregla?
R: Volviendo a imaginar. Estamos enterrados en la distop¨ªa de que las cosas no pueden cambiarse. Hay que plantearse desmonetizar internet en general. Generar otras relaciones con la creaci¨®n y consumo de contenido. Tambi¨¦n replantear el comercio de datos, que ya no solo consume un mont¨®n de energ¨ªa, sino que atenta al derecho de la privacidad de las personas. ?Realmente beneficia al bien com¨²n? ?O simplemente se lo facilitamos a las empresas publicitarias? No hay que pensar que las redes sociales son terribles y pensar que no se puede hacer nada.
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