C¨®mo hacer una sociedad mejor utilizando el ¡®big data¡¯
Aunque la tendencia m¨¢s extendida es que las grandes compa?¨ªas trafiquen con nuestros datos, hay una peque?a esperanza que reside en la colaboraci¨®n entre entidades p¨²blicas y privadas
Cada interacci¨®n que hacemos con el mundo digital queda registrada y es utilizada por las grandes compa?¨ªas con la excusa de personalizar sus servicios. Por ejemplo, tus redes sociales saben qu¨¦ b¨²squedas has hecho en internet para ofrecerte ciertos anuncios. Luego cogen esa informaci¨®n, le ponen un lacito y la venden al mejor postor. Estamos acostumbrados a ver c¨®mo las tecnol¨®gicas sacan partido de los datos pero esa informaci¨®n tambi¨¦n podr¨ªa utilizarse de manera m¨¢s ¨²til para la sociedad. El an¨¢lisis de big data se postula como un nuevo m¨¦todo para llegar a soluciones de problemas reales que nos afectan a todos.
?Hay forma de conseguir esto? S¨ª, haciendo posible que las empresas privadas compartan estos datos que recopilan con algunas instituciones p¨²blicas. Como ejemplo, el BBVA comparte datos an¨®nimos del comportamiento financiero de sus usuarios con la ONU para que pueda tener informaci¨®n sobre la resiliencia econ¨®mica de la poblaci¨®n despu¨¦s de los desastres naturales. Teniendo en cuenta esta informaci¨®n, la ONU puede adaptar o crear proyectos nuevos destinados a la recuperaci¨®n econ¨®mica de las zonas afectadas. Aunque esta tendencia a colaborar es m¨¢s o menos reciente, la lista de compa?¨ªas que ya comparten datos con ayuntamientos y organizaciones humanitarias se va engrosando poco a poco. Al BBVA se suman Facebook, Google, Telecom o Air France.
Portales como Data Collaboratives, impulsado por UNICEF y la fundaci¨®n The GovLab, recopila algunas de las colaboraciones que se est¨¢n llevando a cabo y defiende el intercambio responsable de datos como una herramienta para resolver problemas sociales en sectores tan distintos como la agricultura, la justicia, la salud, el transporte y las telecomunicaciones. Pero, ?qu¨¦ informaci¨®n puede aportar el comportamiento digital de los usuarios a todos estos sectores? A pesar de lo reciente de estas iniciativas, ya hay investigaciones que detallan algunos usos a priori sorprendentes. El estudio El potencial de las redes sociales para mejorar la vida de los ciudadanos, desarrollado por The GovLab en colaboraci¨®n con Facebook, se?ala que los datos de las redes, los tweets, actualizaciones y b¨²squedas que hacemos ayudan a las organizaciones humanitarias a comprender mejor las tendencias demogr¨¢ficas y la distribuci¨®n geogr¨¢fica de diversos fen¨®menos como, por ejemplo, la propagaci¨®n de enfermedades.
Unir el acceso a los datos que tienen las compa?¨ªas con la capacidad de acci¨®n de los ayuntamientos tambi¨¦n nos lleva a poder mejorar la ciudades. Teniendo datos sobre tr¨¢fico, contaminaci¨®n y las zonas m¨¢s transitadas de la ciudad, los ayuntamientos podr¨ªan mejorar la planificaci¨®n urbana y obtener m¨¢s informaci¨®n sobre c¨®mo reducir los atascos. Pero, ?por qu¨¦ no son los ayuntamientos quienes recogen esos datos directamente? A grandes rasgos lo hacen, pero es mucho m¨¢s f¨¢cil que Google Maps les env¨ªe los movimientos de los m¨®viles de sus usuarios y el tiempo que pasan en cada punto de la ciudad que hacer un estudio independiente pormenorizado que corra a cargo del ayuntamiento.
A pesar del gran potencial que parecen tener estas colaboraciones, a¨²n es una pr¨¢ctica muy limitada. ¡°La gran mayor¨ªa de datos se siguen utilizando para el beneficio del sector privado¡°, explica Stefaan G. Verhulst, cofundador de The GovLab en HBR. Y la gran mayor¨ªa a la que se refiere Verhulst no es, ni mucho menos, un n¨²mero peque?o. Un an¨¢lisis realizado por Data never sleeps calcula cu¨¢ntos datos se generan a cada minuto en todo el mundo. Una de las conclusiones de este informe es que el 90% de los datos que existen y se manejan ahora mismo se generaron solo en los ¨²ltimos 2 a?os.
- La privacidad, una vez m¨¢s
Siempre que se habla de big data hay que hablar de privacidad. Las compa?¨ªas no cogen datos que t¨² no les hayas cedido (hay que leer siempre la letra peque?a) y esa es precisamente su salvaguarda. Con nuestros datos pagamos, por ejemplo, poder utilizar sus servicios gratis. No pagas por usar Google Maps y, de hecho, te sientes agradecido de que exista y sepa tu ubicaci¨®n exacta para que pueda guiarte siempre. ¡°Toda esta informaci¨®n plantea sus propios problemas, sus riesgos para la privacidad y la seguridad, pero tambi¨¦n tiene un potencial tremendo si sabemos usarla y aprendemos a aprovecharla¡°, asegura Verhulst. Puestos a aceptar que nuestros datos vayan a estar pululando por el ciberespacio, mejor que sean utilizados para una buena causa.
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