El coraz¨®n es tu nueva contrase?a (y algo m¨¢s)
La biometr¨ªa del comportamiento pretende ir un paso m¨¢s all¨¢ de los reconocimientos faciales y huellas dactilares como mecanismos de seguridad tecnol¨®gica y abre una puerta para la recopilaci¨®n de datos
Vivimos un momento en el que tenemos que escribir una contrase?a para darnos de alta en un servicio o validar un proceso. Una combinaci¨®n de caracteres que nos liga a un nombre de usuario valida nuestra autenticidad, no la de un tercero que ha decidido suplantarnos. La biometr¨ªa ha cambiado may¨²sculas, n¨²meros y letras por huellas dactilares, reconocimientos faciales o escaneos del iris. Como todo sector econ¨®mico, el biom¨¦trico tambi¨¦n ha acudido a su particular div¨¢n tecnol¨®gico para impulsar a¨²n m¨¢s la innovaci¨®n. El resultado de la terapia ha sido centrarse no solo en el cuerpo humano, sino en c¨®mo se comporta para dejar atr¨¢s elementos de seguridad que todav¨ªa nos parecen disruptivos.
Nos estamos acostumbrando a desbloquear un tel¨¦fono con la cara o el pulgar. M¨¢s raro puede sonar que podamos realizar esta autenticaci¨®n con los latidos de nuestro coraz¨®n o con la presi¨®n que ejercemos sobre una pantalla. La biometr¨ªa del comportamiento ha dado este salto tecnol¨®gico y ya han surgido varias iniciativas que nos acercan el futuro. ¡°Gracias a la computaci¨®n en la nube, el machine learning y el deep learning, este tipo de tecnolog¨ªas son mucho m¨¢s accesibles. Ya no es tan complicado pensar que cada vez habr¨¢ m¨¢s empresas que utilicen nuestro cuerpo como llave de seguridad¡±, explica Ra¨²l Tapias, CEO de Ecertic.
Uno de los proyectos que lleva m¨¢s tiempo sobre la mesa ¡ªconcretamente, desde diciembre de 2016¡ª es PulseID. Su objetivo es identificar a los usuarios a partir de los latidos del coraz¨®n. Utilizan la misma tecnolog¨ªa que los wearables que miden las pulsaciones por minuto y, con la ayuda de la inteligencia artificial, el programa puede discernir si el usuario se corresponde con el perfil biom¨¦trico ya creado. Como argumenta en Blogthinkbig su creador, Javier Esteban, nuestro coraz¨®n tiene una morfolog¨ªa ¨²nica, lo que supone una forma ¨²nica de latir. ¡°El sistema utiliza esas caracter¨ªsticas personales para la identificaci¨®n, la cuales seguir¨¢n presentes aunque el ¨®rgano lata a distinta velocidad e intensidad¡±, a?ade.
En la b¨²squeda de alternativas a las contrase?as tradicionales el coraz¨®n parece el rey. Cient¨ªficos de la universidad de B¨²falo (EE UU) han creado un mecanismo que emplea un radar Doppler ¨Ccomo el que usa la polic¨ªa para medir la velocidad de los coches¨C para identificar el tama?o y forma del ¨®rgano. Al acercarnos al dispositivo lo desbloquearemos y al alejarnos haremos justo lo contrario. ¡°Nos gustar¨ªa usarlo para cada ordenador porque todos necesitan privacidad. Registrarse y desconectarse resulta tedioso para muchos usuarios¡±, detalla Wenyao Xu, l¨ªder de la iniciativa.
- Las contrase?as tradicionales no han muerto
La seguridad parece el campo de trabajo de la biometr¨ªa del comportamiento, pero todav¨ªa le queda un largo trecho por recorrer. ?scar Lage, experto en ciberseguridad de Tecnalia, afirma que la contrase?a alfanum¨¦rica siempre ha de coincidir al 100% y la biom¨¦trica tiene mayor margen de error. ¡°Se compara en qu¨¦ porcentaje se parece ese patr¨®n que has recogido con respecto al original. Depende de en qu¨¦ punto de correlaci¨®n pongas ese umbral de validaci¨®n para evitar falsos positivos¡±, argumenta. Eso s¨ª, tiene claro que como un segundo elemento de validaci¨®n continua posee un gran valor. ¡°Que un dispositivo tenga nuestras m¨¦tricas de comportamiento ayuda a que, si alguien nos hackea y act¨²a de forma diferente a nosotros, por ejemplo en c¨®mo utilizamos una app o cu¨¢nta presi¨®n ejercemos sobre una pantalla, pueda bloquear la sesi¨®n¡±, precisa.
Sirve para conocer las costumbres de los usuarios, qui¨¦nes son, c¨®mo interact¨²an y ofrecerles una personalizaci¨®n de los servicios
?scar Lage, experto en ciberseguridad de Tecnalia
Existen otros usos interesantes de esta tecnolog¨ªa, como el acceso a los puestos de trabajo o la personalizaci¨®n de las condiciones de un veh¨ªculo. Todo lo que subyace detr¨¢s de estas aplicaciones es el reguero de informaci¨®n que dejan los usuarios. Precisamente en lo que respecta a big data, Tapias entiende que emerge una gran posibilidad para la biometr¨ªa. ¡°Se trata de algo m¨¢s que de un servicio de identificaci¨®n. Sirve para conocer las costumbres de los usuarios, qui¨¦nes son, c¨®mo interact¨²an y ofrecerles una personalizaci¨®n de los servicios¡±, detalla.
Ejemplifica esta puerta abierta hacia la recopilaci¨®n de datos con la banca m¨®vil. Si la entidad nos autentica a trav¨¦s de una huella, es decir, por medio de la biometr¨ªa tradicional, y sabe que en la primera semana del mes vamos a realizar las transferencias para pagar el alquiler mediante la biometr¨ªa del comportamiento, por qu¨¦ no sugerirnos en esos d¨ªas que la realicemos si todav¨ªa no lo hemos hecho. ¡°Si conozco muy bien al cliente, qu¨¦ dedos utiliza en la app, en qu¨¦ orden o cu¨¢l es su patr¨®n de navegaci¨®n, puedo mejorar su experiencia; aunque puede afectar a la privacidad de los usuarios. Creo que esto provocar¨¢ que esta nueva tecnolog¨ªa deje de ser una innovaci¨®n m¨¢s para convertirse en el centro del negocio¡±, vaticina el CEO de Ecertic.
El momento de comerciar con nuestros datos personales
Que la biometr¨ªa del comportamiento se convierta en una llave de seguridad de uso corriente implica que nuestros datos se expongan a partes iguales. Informaci¨®n sensible como la de ¨®rganos vitales o c¨®mo navegamos por las aplicaciones estar¨ªa al alcance de las empresas. Ra¨²l Tapias, CEO de Ecertic, considera que, en pocos a?os, surgir¨¢n bancos de datos a los que subir la identidad de cada uno y comerciar con ellos. "El principal problema es que a las organizaciones les interesa hacer solo un uso espec¨ªfico y no s¨¦ c¨®mo una persona puede monetizar todos estos detalles personales", asegura. Pese a la incertidumbre que se?ala Tapias, el nuevo reglamento europeo de protecci¨®n de datos, que entra en vigor a finales de mayo, representa un punto de partida hacia el futuro de la gesti¨®n de cifras personales.
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