Habitant, un garaje convertido en espacio de trabajo
La empresa dedicada a crear experiencias digitales ha transformado un parking de Madrid en El Garaje, su mejor carta de presentaci¨®n para captar clientes
Con su barba pelirroja, Pepe Chamorro, CEO de Habitant, ejerce de cicerone. Entre paseos por las cuatro plantas, no para de colocar cuadros, sillas o vasos. ¡°Necesito ordenarlo todo. Puedo pasarme todo el d¨ªa as¨ª¡±, comenta entre risas cuando le dicen que tiene alg¨²n TOC (trastorno obsesivo compulsivo) que otro. Pese a su perfeccionismo, el espacio de trabajo en el que lleva ya dos a?os naci¨® casi por un arrebato mezclado con una gran dosis de necesidad. Dedicados al desarrollo y transformaci¨®n digitales para mejorar la relaci¨®n entre compa?¨ªas y usuarios, desde la empresa matriz, Habitant, van creando diferentes proyectos que construyen productos, experiencias y servicios espec¨ªficos. O lo que es lo mismo, la familia no paraba de crecer y sus anteriores oficinas no pod¨ªan cobijar a nadie m¨¢s. Montado en una bicicleta el¨¦ctrica mientras recorr¨ªa el barrio madrile?o de Chamber¨ª se detuvo delante de un parking. ¡°Tal cual lo vi, sab¨ªa que este era el sitio. En mi cabeza ten¨ªa claro c¨®mo iba a quedar¡±. Dicho y hecho. El Garaje dejaba atr¨¢s los coches para cambiarlos por startups.
Cuesta creer que este edificio con carteles de ne¨®n, tumbonas y un huerto, convertido en el puesto de trabajo para los distintos proyectos de Habitant, fuera hace poco tiempo un triste aparcamiento. Nada m¨¢s poner un pie en la entrada, una barra digna de cualquier cocteler¨ªa, ambientada con una iluminaci¨®n tenue, da la bienvenida a empleados e invitados. Hechas las presentaciones, el mismo pasillo conduce, tras un par de puertas y una mesa de ping-pong, a la plaza central. Como un ¨¢gora, una gran zona di¨¢fana de dos plantas repleta de luz es el epicentro de toda la actividad. Pizarras repletas de p¨®sits, salas acristaladas para reuniones y hasta un peque?o plat¨® de televisi¨®n son la nueva decoraci¨®n de El Garaje. ¡°No se trata de un espacio de coworking. La idea que hay detr¨¢s es la de tener un banco de pruebas con ¨¢reas abiertas, org¨¢nicas y funcionales¡±, describe Chamorro.
- Comunidad creativa
La filosof¨ªa inicial con la que comenzaron esta nueva etapa ha dado lugar a que quienes trabajan all¨ª se sientan como parte de una familia repleta de emprendedores. In¨¦s Maqueda, cofundadora de Valhalla ¡ªuna de las startups nacida en Habitant y dedicada a la consultor¨ªa de innovaci¨®n en educaci¨®n superior¡ª, es una apasionada de este espacio. ¡°Hemos creado una comunidad independientemente de que en el fondo seamos empresas diferentes. ?Pertenecemos a El Garaje!¡±, exclama. Tal es la cercan¨ªa, que para evitar que nadie pueda sentirse excluido, los viernes se re¨²nen en torno a una tortilla de patatas elaborada en los fogones de El Garaje por las dos cocineras del espacio. Como explica Maqueda, se trata de una iniciativa para poner cara a los compa?eros.
No es algo nuevo, muchos negocios se cierran alrededor de una buena comida, pero lo que aqu¨ª consiguen trasciende la gastronom¨ªa. El sentimiento de pertenencia a un proyecto com¨²n permite a las peque?as compa?¨ªas de Habitant llegar a una cartera de clientes que, por ellas mismas, sonar¨ªa a ciencia ficci¨®n. El ejemplo m¨¢s reciente es el de la cervecera Estrella Galicia, que, a trav¨¦s de Valhalla, ha instalado en la planta baja The Hop, su programa de emprendimiento colaborativo, pendiente todav¨ªa de ponerse en marcha. Quien conoce a la perfecci¨®n las puertas que se abren gracias a El Garaje es H¨¦ctor Morell, confundador de Chargy ¡ªuna startup puntera en el desarrollo de tecnolog¨ªas para cargar m¨®viles¡ª. ¡°Tenemos una sinergia entre todos, en especial para reunirnos con clientes que llegan por otros proyectos que trabajan en el mismo espacio que nosotros¡±, a?ade.
Chamorro, despu¨¦s de entretenerse con su TOC, retoma la visita. Es el momento de subir unos pocos escalones para conocer una sala peque?a sacada pr¨¢cticamente del movimiento maker. Placas base, microchips, procesadores¡ decenas de componentes tecnol¨®gicos desperdigados entre mesas y baldas listos para que quien quiera, y sepa, se atreva a unirlos para alumbrar la disrupci¨®n. En esta misma planta conviven tambi¨¦n la cocina y un par de salas multiusos. Una de ellas es especialmente codiciada, porque cuenta con sillones, televisi¨®n y una cristalera con vistas al ¨¢gora.
En esta reinvenci¨®n de un aparcamiento todav¨ªa queda sitio para uno de esos rincones exquisitos solo apto para quienes forman parte de la familia. Justo nada m¨¢s abandonar este nivel superior, una terraza, con huerto incluido y rodeada por los edificios colindantes, toma forma de chill out. Tumbonas y mesas se aposentan sobre una especie de moqueta verde que emula al c¨¦sped. ¡°Lo mismo puedes subir a tomarte un descanso que llevar tu port¨¢til y ponerte a trabajar¡±, asegura Laura Lozano, confundadora de Chargy. El ¨²nico riesgo de respirar aire fresco es que te lleves un pelotazo. Al lado tienen el patio de un colegio y m¨¢s de un bal¨®n ya forma parte del mobiliario.
Por el momento, los m¨¢s de 120 trabajadores de El Garaje seguir¨¢n emprendiendo en este espacio singular. Quiz¨¢s haya otro paseo en bici de Chamorro y transforme un sitio que nadie asociar¨ªa con la innovaci¨®n. Solo ¨¦l lo sabe. Pero tal y como concluye H¨¦ctor Morell, mejor no moverse de donde est¨¢n ahora mismo para seguir creciendo. ¡°El 50% de la venta se produce nada m¨¢s entrar aqu¨ª. No deja a nadie indiferente¡±, zanja.
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