?A¨²n podemos evitar que internet se cargue la democracia?
Nadie pareci¨® atisbar el reverso oscuro de la Web 2.0 cuando se nos prometi¨® que su naturaleza ubicua, horizontal, accesible y bidireccional crear¨ªa un interesante espacio de participaci¨®n ciudadana. Pero lo que falla no es la tecnolog¨ªa, sino nosotros.
IN-COM-PA-TI-BI-LI-DAD. As¨ª, en may¨²sculas y remarcada s¨ªlaba por s¨ªlaba, para no olvidarnos de que esa palabra tiene la culpa de muchos problemas de internet, al menos si hacemos caso de Jamie Bartlett, autor de The People vs. Tech, cuyo subt¨ªtulo mezcla distop¨ªa y esperanza: C¨®mo internet est¨¢ matando la democracia (y c¨®mo la salvamos). Bartlett explica a EL PA?S RETINA el origen de esta amenaza: ¡°Tenemos una antigua democracia anal¨®gica con instituciones, reglas y normas que fueron dise?adas para un mundo offline. Y, por otro lado, contamos con una tecnolog¨ªa digital que no sigue esa misma l¨®gica, as¨ª que nos topamos con un problema de incompatibilidad¡±.
Para ilustrarlo, este autor brit¨¢nico, que dirige el Centro para el An¨¢lisis de Social Media del laboratorio de ideas Demos, recurre al modelo de negocio de las redes sociales, basado en servicios gratuitos a cambio de datos y publicidad: ¡°Esto incentiva a las compa?¨ªas a mantenernos enganchados el mayor tiempo posible y a seguir realizando pruebas a escala industrial para captar y retener nuestra atenci¨®n. El resultado es una democracia cada vez m¨¢s incapaz de concentrarse sin consultar dispositivos, lo cual da?a nuestra propia capacidad para manejar ideas y argumentos pol¨ªticos complejos, matizados y elaborados¡±. Bartlett remarca que esta misma raz¨®n hace que el contenido ¡°populista, emocional y divisivo¡± funcione muy bien online porque es m¨¢s probable que capte nuestra atenci¨®n y nos mantenga leyendo y haciendo clic.
- El reverso oscuro
?Qu¨¦ ha ocurrido entonces con aquellos inicios de la Web 2.0 que se vislumbraban prometedores desde el punto de vista democr¨¢tico? Tal y como recuerda Mayra Mart¨ªnez, doctora en Ciencias de la Comunicaci¨®n y Sociolog¨ªa y profesora de Tecnolog¨ªa y Medios de Comunicaci¨®n en el Aula en la Universidad Camilo Jos¨¦ Cela, al principio se consider¨® que ¡°internet, por su naturaleza ubicua, horizontal y permanentemente accesible, iba a constituir un espacio muy interesante de participaci¨®n ciudadana¡±. La Red abrir¨ªa nuevas v¨ªas para influir en las decisiones y en las pol¨ªticas p¨²blicas dando voz y capacidad de auto-organizaci¨®n a p¨²blicos que hasta el momento disfrutaban de escasa representatividad social y medi¨¢tica.
¡°No obstante, pronto se ha visto el reverso oscuro¡±, comenta Mart¨ªnez, que forma parte del grupo de investigaci¨®n del proyecto europeo Pr¨¢cticas y perfiles tecno-pol¨ªticos: nociones emergentes de ciudadan¨ªa. En su opini¨®n, los niveles de participaci¨®n pol¨ªtica son m¨¢s bajos de los esperados, especialmente cuando se trata de deliberar y debatir racionalmente. ¡°Adem¨¢s, hemos presenciado con cierto des¨¢nimo c¨®mo en las redes sociales han proliferado discursos xen¨®fobos y de odio, mucho m¨¢s que en los medios tradicionales. A ello se suma el hecho de que tambi¨¦n Estados y corporaciones usan las redes digitales para sus propios fines propagand¨ªsticos, muchas veces con mensajes extremistas y sensacionalistas, si no abiertamente falsos¡±, destaca Mart¨ªnez.
Aunque parece que a¨²n no hemos alcanzado el punto de no retorno. Antonio Lucas, catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa, se?ala que el camino a seguir para solventar esos problemas es conseguir que todas las personas entiendan de forma clara la potencia de internet y sean capaces de manejarse en las m¨²ltiples posibilidades que ofrece: ¡°Hay que conocer sus cifras y su capacidad de influir, tener una educaci¨®n digital que el Estado debe asegurar a todos los ciudadanos, ya que el acceso a la Red es uno de los nuevos derechos humanos¡±. Seg¨²n Lucas, que lleva m¨¢s de 20 a?os investigando los efectos de las nuevas tecnolog¨ªas en la sociedad, tambi¨¦n es necesario educar a los ciudadanos en el amor a la verdad y en el odio a la mentira, as¨ª como apreciar la libertad de los dem¨¢s al igual que la nuestra. ¡°Con ciudadanos educados y amantes de la verdad, si adem¨¢s son liberales e iguales en los aspectos fundamentales, tendremos mucho conseguido¡±, se?ala.
- Nosotros somos el problema
Mayra Mart¨ªnez tambi¨¦n aboga por esa formaci¨®n, dado que para ella internet es, en s¨ª mismo, un ¡°espacio neutral¡± y el uso que hacemos de ¨¦l es lo que lo convierte a veces en un terreno hostil o en un instrumento para distribuir informaci¨®n parcial o sesgada: ¡°En eso contribuimos todos los usuarios. Claro est¨¢ que existen grupos de poder con intereses pol¨ªticos y comerciales muy concretos que disponen de muchos m¨¢s recursos y, por lo tanto, los destinan en este sentido. Pero ellos tampoco est¨¢n blindados contra filtraciones comprometidas. De hecho, pese a todo, internet puede compartir con la prensa esa funci¨®n democr¨¢tica de vigilancia del poder¡±.
Si algo falla, seg¨²n Mart¨ªnez, no es internet en s¨ª mismo, sino la estructura social y pol¨ªtica, as¨ª como la cultura y los valores vigentes, que son al final los que determinan esas pr¨¢cticas y usos de las tecnolog¨ªas digitales. Esto es observable en los grandes hitos alcanzados y gestados en las redes sociales como los movimientos anti-austeridad o el feminismo, cuyos mensajes y visiones de la realidad han acaparado el debate p¨²blico en pa¨ªses como Espa?a y que, sin embargo, no han conseguido el mismo alcance en otros lugares que no comparten el mismo grado de libertades civiles o nivel educativo o donde tienen m¨¢s presencia la censura y las instituciones religiosas.
¡°Internet es, al fin y al cabo, un reflejo de nuestra sociedad y ejercer controles en el espacio virtual puede resultar antidemocr¨¢tico y un atentado contra las libertades, aparte de que resulta harto dif¨ªcil tecnol¨®gicamente hablando¡±, afirma Mart¨ªnez. Por eso, esta investigadora cree que el mejor ant¨ªdoto contra los usos poco adecuados de internet es un Estado democr¨¢tico fuerte, una educaci¨®n que active el pensamiento cr¨ªtico en torno a los peligros de la tecnolog¨ªa y una sociedad en la que primen valores clave como la honestidad, la tolerancia, el respeto y la participaci¨®n responsable: ¡°Asumir estos principios depende de cada uno de nosotros, igual que la transmisi¨®n de los mismos a futuras generaciones. Parece claro que la escuela y los medios de comunicaci¨®n, como agentes socializadores primordiales, a¨²n no han asumido enteramente esta responsabilidad¡±.
El efecto Mateo y otros monstruos de internet
¡°No s¨¦ qu¨¦ ser¨ªa de mis conocimientos de la realidad sin ordenadores, sin m¨®viles o sin las redes¡±. As¨ª deja patente el catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa Antonio Lucas la enorme ampliaci¨®n de la capacidad comunicativa que ha tra¨ªdo internet, aunque reconoce que el desarrollo de esta herramienta tambi¨¦n ha derivado en tres consecuencias negativas:
- Nos hace m¨¢s desiguales. Da poder a algunas personas, ¨¢reas geogr¨¢ficas, culturas o ideolog¨ªas, mientras que a otras muchas se lo niega o incluso se lo quita por falta de capacidad educativa, t¨¦cnica o econ¨®mica. Para Lucas, internet refuerza lo que Merton denomin¨® el efecto Mateo: "al que tiene se le da m¨¢s y al que no tiene se le quita incluso lo poco que tiene. En este sentido, internet aporta una utilidad reforzadora a los que ya poseen una mayor capacidad de utilizar las nuevas tecnolog¨ªas".
- Nos convierte en mercanc¨ªa. Las grandes empresas tecnol¨®gicas que dominan internet poseen a los usuarios a trav¨¦s del conocimiento de sus vidas: h¨¢bitos, gustos, educaci¨®n, habilidades, relaciones sociales, necesidades... "Nos pueden ofrecer servicios aparentemente gratis, pero nos venden a nosotros, nuestra capacidad de consumo o de voto. Conocen nuestro ecosistema personal de informaci¨®n que objetivan y venden a trav¨¦s de los filtros burbuja", recuerda Lucas.
- Nos desinforma. La democracia se podr¨ªa potenciar mucho con las nuevas tecnolog¨ªas y de hecho es una tarea que se facilita al hacer asequible en todas partes la propuesta de "un hombre, un voto". Sin embargo, entre los aspectos contraproducentes de internet encontramos la facilidad para distribuir informaci¨®n basura o de poca calidad, que distrae de temas de m¨¢s inter¨¦s o importancia.
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