C¨®mo ponerte a trabajar cuando no te apetece

Casi todo en el d¨ªa a d¨ªa gira en torno a encontrar motivos para hacer lo que hacemos. Algo que sirva como motor para cumplir con las obligaciones. Pero la predisposici¨®n a llevar a cabo ciertas tareas no depende solo de nuestra fuerza de voluntad, tambi¨¦n del estado de ¨¢nimo, de los objetivos y de la relaci¨®n entre coste y beneficio. Y parece que en Espa?a no se nos da muy bien superar estas trabas: solo un 7% de los trabajadores dice estar altamente comprometido y motivado con su trabajo. Esto sit¨²a al pa¨ªs entre los tres con los trabajadores m¨¢s desmotivados del mundo, seg¨²n el estudio Engagement and the Global Workplace de Steelcase.

Aunque parece que esta falta de motivaci¨®n y desgana son m¨¢s palpables al volver de vacaciones, una amplia investigaci¨®n ha documentado que el temor al fracaso y percibir las tareas como aburridas o dif¨ªciles son algunos de los obst¨¢culos principales para ponerse manos a la obra. La psic¨®loga laboral Elisa S¨¢nchez destaca puntos como que la tarea no est¨¦ alineada con los objetivos ¡ªno sabe muy bien por qu¨¦ tiene que hacerla¡ª o no percibimos la ventaja de realizarla y por esto nuestra motivaci¨®n disminuye. Y ni un aumento de sueldo ni m¨¢s d¨ªas de vacaciones lo arreglan. La psicolog¨ªa de la motivaci¨®n ha demostrado que estos incentivos externos, que implican que la persona realiza la tarea esperando una recompensa, son mucho menos efectivos que la motivaci¨®n interna. Es decir, lo ideal es que realizar la tarea sea un incentivo en s¨ª mismo.

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La cuesti¨®n es c¨®mo alcanzar ese objetivo. Este es uno de los temas m¨¢s recurrentes en las investigaciones de psicolog¨ªa de la motivaci¨®n. La clave para no sufrir cuando no nos apetece trabajar es desarrollar la capacidad de mantenernos motivados sin recompensas externas. Se trata de una de las habilidades m¨¢s dif¨ªciles de aprender. ¡°Parece que tenemos una aversi¨®n natural al esfuerzo persistente que ninguna cantidad de cafe¨ªna o carteles inspiradores puede arreglar¡±, contaba Ayelet Fishbach, investigador y profesor de Ciencias del Comportamiento en la Universidad de Chicago, el a?o pasado a Harvard Business Review.

• Deje gobernar a la raz¨®n

Quiz¨¢s el problema viene del planteamiento. Se ha extendido la idea de que para que un trabajador est¨¦ motivado le tiene que apetecer hacer su tarea. Pero lo cierto es que lo ¨²nico que necesita es querer alcanzar un resultado: ver un proyecto terminado o acabar pronto para salir antes. Cuando su estado de ¨¢nimo es el que determina cu¨¢ntas ganas tiene de ponerse a trabajar, las emociones est¨¢n gobernando sobre la raz¨®n.

Supone un esfuerzo ¨ªmprobo, pero en esta lucha entre emoci¨®n y raz¨®n hay que apostar por la segunda. Como sucede con los artistas, es mejor que la motivaci¨®n le pille trabajando. Esta es al menos la teor¨ªa que defiende Heidi Grant, psic¨®loga social experta en motivaci¨®n, que despu¨¦s de 20 a?os de investigaci¨®n sobre el tema ha identificado varias estrategias que parecen funcionar para la mayor¨ªa de personas. Y empezar el trabajo cuando a¨²n no le apetece es una de ellas.

De hecho, cuando empieza a trabajar (aunque sea sin ganas) y consigue sumergirse en la tarea, puede actuar sobre usted el efecto Cs¨ªkszentmih¨¢lyi. Se trata de un momento de concentraci¨®n absoluta, es un estado mental en el que una persona est¨¢ completamente inmersa en la tarea que est¨¢ realizando. En ese punto, la productividad est¨¢ en su pico m¨¢s alto y los minutos pasan sin darte cuenta. El psic¨®logo que dio nombre a este efecto en 1975,?Mih¨¢ly Cs¨ªkszentmih¨¢lyi, asegura que para encontrar ese punto de motivaci¨®n m¨¢xima tiene que haber un equilibrio entre la habilidad y el desaf¨ªo que supone la tarea y que solo sucede si estamos haciendo una sola cosa. La multitarea?se convierte entonces en un impedimento para la motivaci¨®n.

• El miedo es su enemigo

Los bloqueos emocionales, como el miedo al fracaso, un perfeccionismo excesivo o baja autoconfianza, son otras causas ¡°muy frecuentes, pero no siempre conscientes¡± de la falta de motivaci¨®n, explica S¨¢nchez. Si a esto le unimos mecanismos mentales como el efecto Zeigarnik ¡ªla tendencia a recordar tareas inacabadas o interrumpidas con mayor facilidad que las que han sido completadas¡ª, no habr¨¢ fuerza en este mundo que nos haga ponernos a trabajar.

Para salir de ese punto muerto, Grant recomienda adoptar una estrategia preventiva, basada en la idea de que los humanos nos esforzamos m¨¢s por evitar lo que tememos que por conseguir lo que queremos. O sea, que cuando el temor a fracasar le bloquea, es mejor no pensar en lo que podr¨ªa mejorar su situaci¨®n si cumple con su tarea, sino en lo que podr¨ªa perder. ¡°Entonces ves claro que la ¨²nica forma de salir del peligro es hacer algo, tomar una acci¨®n inmediata¡±, explica Grant. Es lo que lo psic¨®logos llaman aversi¨®n a la p¨¦rdida.

• Deje que otros le ayuden

Como criaturas sociales, nos vemos influidos por lo que hacen y sienten los que nos rodean. Sus acciones afectan a las nuestras: sentarse al lado de un empleado de alto rendimiento puede aumentar su productividad. Pero cuando se trata de motivaci¨®n, esta din¨¢mica es m¨¢s compleja. Cuando observamos a un colega tomar la delantera en una tarea, respondemos de dos formas: o nos inspira y tratamos de copiar ese comportamiento o perdemos la motivaci¨®n al asumir que podemos dejar la tarea en manos de nuestros compa?eros. La soluci¨®n en esa situaci¨®n es, de nuevo, tomar el control de las emociones y evitar que la frustraci¨®n tome una decisi¨®n por usted.