Automatizaci¨®n: as¨ª es la batalla entre trabajo y tecnolog¨ªa
El avance de la automatizaci¨®n amenaza como m¨ªnimo al 14% de los empleos actuales, y hasta el 21,7% en Espa?a. La adaptaci¨®n ser¨¢ dif¨ªcil
La ¨²nica certeza que tiene el hombre sobre el futuro es que no est¨¢ escrito. Tampoco en un espacio que habita tan enlazado a su existencia como el trabajo. Esta nueva econom¨ªa dictada por algoritmos, procesos automatizados y robots traslada a la poblaci¨®n, ya sea justo o injusto, m¨¢s miedo que esperanza. Precariedad, bajos salarios, paro. Esa es la promesa que temen millones de personas en el mundo. El miedo no es nuevo porque los robots llevan transformando la econom¨ªa occidental desde hace siglos. David Ricardo, uno de los padres fundadores del pensamiento econ¨®mico, escribi¨® sobre los efectos disruptivos de las m¨¢quinas en 1821. Hace siglos que convivimos con ¡°robots¡± y hace siglos que mejoran nuestro mundo.
Quiz¨¢s el sentimiento de desamparo actual proceda de la relaci¨®n entre el espacio y el tiempo. O sea, la velocidad. La transformaci¨®n de una sociedad agraria a otra industrial fue lineal; la aceleraci¨®n actual es exponencial. ¡°La econom¨ªa ser¨¢ golpeada por una ola tras otra de automatizaci¨®n durante los pr¨®ximos a?os¡±, prev¨¦ Olly Buston, consejero delegado de la consultora Future Advocacy.
Infinidad de estudios han contado ese relato a veces apocal¨ªptico a veces integrado. La OCDE lleva dos a?os consecutivos trazando la misma media. El 14% de los empleos en las 36 econom¨ªas m¨¢s ricas del planeta tiene un alto riesgo de ser automatizado. El dato, para Espa?a, baila en el alambre del 21,7%. El porcentaje lo ceba, sobre todo, una educaci¨®n que falla en las etapas iniciales y en las adultas. Los espa?oles tendr¨¢n que sentarse durante toda su vida laboral en los pupitres.
Un informe de 2014 del think tank belga Bruegel presagiaba un peligro bastante mayor, el 55,3%. Esa cifra puede?gen¨¦tica aplicada al hombre ha sabido, por ejemplo, trazar bien las lindes. JD.com, una plataforma china de comercio electr¨®nico, inaugur¨® el a?o pasado un centro en Shangh¨¢i que procesa 200.000 ¨®rdenes diarias con cuatro trabajadores. ?Es la sociedad que queremos? Amazon Go ya ha abierto varias tiendas en Estados Unidos sin dependientes. La imagen de la mayor revoluci¨®n en el comercio minorista en d¨¦cadas.
?Pero es esa soledad de palabras y personas, en un acto tan b¨¢sico de la condici¨®n humana, lo que anhelamos? ¡°Los impactos negativos de la tecnolog¨ªa en el futuro del trabajo son una elecci¨®n, no algo inevitable¡±, relata Tim O¡¯Reilly, bautizado como el or¨¢culo de Silicon Valley por la revista Inc. Magazine, part¨ªcipe de la web 2.0 y pionero del software libre. ¡°Es lo que llamo el algoritmo maestro del valor del accionista, que trata a las personas como un coste que debe reducirse en vez de un activo que ha de aumentarse¡±. Aunque a?ade esperanza: ¡°Cuando miro a mi alrededor y veo todo el trabajo que tenemos por hacer como seres humanos (cambio clim¨¢tico, refugiados, cuidar de una poblaci¨®n cada vez m¨¢s envejecida), tengo claro que si utilizamos correctamente la tecnolog¨ªa podemos resolver esos problemas y que todo el mundo trabaje¡±.
Tal vez habr¨ªa que situar el futuro en una imaginaria ciudad a medio camino entre la Arcadia y la distop¨ªa. Un Comala tecnol¨®gico. El escritor y periodista argentino Andr¨¦s Oppenheimer, ganador junto a varios compa?eros del Premio Pulitzer en 1987 por sus investigaciones que destaparon el esc¨¢ndalo Ir¨¢n-Contra, entiende a los robots como enemigos del trabajo. Su ¨²ltimo libro, The Robots Are Coming!: The Future of Jobs in the Age of Automation, acoge una epifan¨ªa del p¨¢nico. Traducido ser¨ªa algo as¨ª. Cap¨ªtulo 4: ?Vienen a por los?banqueros!¡±. Cap¨ªtulo 5: ?Vienen a por los abogados!. Est¨¢n atacando los hospitales: ?Vienen a por los m¨¦dicos!. Se dirigen a Hollywood: ?Van a por los artistas!. Detr¨¢s de esta cascada de exclamaciones desborda una certeza. ¡°La robotizaci¨®n est¨¢ llegando a lugares que nunca habr¨ªamos imaginado. No solo afecta a trabajos rutinarios sino a otros [expertos en finanzas, m¨¦dicos, contables] que son intensivos en conocimientos¡±, observa Emilio Ontiveros.
Sin embargo, en este tiempo de transici¨®n que vivimos caracterizado por la complejidad, el caos y las contradicciones, el Foro Econ¨®mico Mundial ha atravesado esa incierta topograf¨ªa y sus c¨¢lculos residen m¨¢s cerca de la Arcadia que de la injusticia. En 2022 se crear¨¢n 133 millones de trabajos y se perder¨¢n 75 millones. Emergen ¡ªpor orden¡ª los analistas de datos, los expertos en inteligencia artificial y machine learning y los directores generales y de operaciones.
Declinan quienes se dedican a introducir cifras, los contables, los administrativos y las secretarias o secretarios. ¡°El aumento del empleo se dar¨¢ en ocupaciones en las que dominan las tareas no rutinarias, tanto las muy cualificadas y m¨¢s abstractas como aquellas que, necesitando poca cualificaci¨®n, precisan de habilidad manual o comunicaci¨®n interpersonal¡±, sostiene Rafael Dom¨¦nech, director de An¨¢lisis Econ¨®mico de BBVA Research. ¡°Eso s¨ª, estamos muy lejos de prever escenarios apocal¨ªpticos de paro tecnol¨®gico masivo¡±.
Educaci¨®n obsoleta
En esta inquietante escuela del mundo, las empresas y los pupitres dialogan sin escucharse. El 72% de las grandes compa?¨ªas espa?olas encuentra dificultades para cubrir los puestos de trabajo que oferta. Esta frase, escrita solo?con 17 palabras, y reflejo de un informe del IESE Business School, evidencia la aluminosis que sufren los pilares de la educaci¨®n en Espa?a. ¡°Muchas firmas echan de menos perfiles con capacidad de comunicaci¨®n, hay un exceso de matriculados en ciencias sociales y faltan carreras STEM [ciencia, tecnolog¨ªa, ingenier¨ªa y matem¨¢ticas]¡±, desgrana Mar¨ªa Luisa Bl¨¢zquez, una de las responsables del trabajo. Un desequilibrio que no sorprende. La formaci¨®n espa?ola ha privilegiado la teor¨ªa y orillado la pr¨¢ctica.
En pensamiento cr¨ªtico, por ejemplo, Espa?a se sit¨²a, seg¨²n el Foro Econ¨®mico Mundial, en el puesto 101 respecto a 140 naciones. Las empresas buscan talento y hallan ausencia. ¡°En el planeta digital necesitamos personas con una r¨¢pida capacidad de aprendizaje y que a¨²n sean m¨¢s r¨¢pidas olvidando lo aprendido si esto se convierte en un inhibidor para aceptar lo nuevo¡±, cuenta por correo electr¨®nico Francisco P¨¦rez Botello, consejero delegado de Volkswagen. Una firma que compite en un sector azotado por el viento de las tecnolog¨ªas radicales.
C¨®mo formarse
Detr¨¢s de esta fr¨ªa polaroid, que mezcla la memoria de lo que somos y el deseo de lo que nos hace falta, se agosta la pregunta que desaf¨ªa la relaci¨®n entre trabajo, educaci¨®n y tecnolog¨ªa en el siglo XXI. ?Deben las compa?¨ªas dictar los planes de estudio para evitar la brecha? ¡°Los j¨®venes no tienen que formarse para ser empleados sino para ser capaces de desarrollar en la sociedad sus mejores dotes creativas¡±, argumenta el fil¨®sofo Fernando Savater. ¡°Est¨¢ bien que tengan en mente las posibles salidas laborales, pero no que se esclavicen al mito de lo m¨¢s pr¨¢ctico y renuncien por ¨¦l a su curiosidad?y su vocaci¨®n¡±.
La reflexi¨®n es precisa como un s¨®lido plat¨®nico. Pero de qu¨¦ forma encajarla cuando los chicos espa?oles menores de 25 a?os tienen una tasa media de paro del 33,5%. Tal vez mirando otros lados. ¡°A mis alumnos j¨®venes suelo aconsejarles que, si tienen una vocaci¨®n fort¨ªsima por una actividad, la sigan sin pensar en condiciones econ¨®micas, pero si no es as¨ª ¡ªalgo que ocurre en la mayor¨ªa de los casos¡ª que piensen en las posibilidades de empleo¡±, recomienda el pedagogo Jos¨¦ Antonio Marina. Pues el mundo cada vez es m¨¢s competitivo, hosco y exigente. ¡°Los robots y los algoritmos son b¨¢sicos en el trabajo y los empleados y las empresas est¨¢n intentando averiguar c¨®mo afrontar estas 12 tareas de H¨¦rcules.
Pero hay un cambio esencial. Pasamos del aprendizaje durante toda la vida a la empleabilidad durante toda la existencia¡±, apunta Leo Cano, fundador de BrainLang, una startup que defiende el valor de la ense?anza del ingl¨¦s a lo largo del tiempo.
Nuevos modelos de empleo
El ser humano es estos d¨ªas un viajero hacia un nuevo mundo laboral. Las plataformas de trabajo digitales, por ejemplo, tienen un enorme poder de cambio. Atomizan el mercado y las nuevas tecnolog¨ªas automatizan buena parte de los puestos y tareas. Es algo sin precedentes. Son las nuevas factor¨ªas del siglo XXI.
En su lado brillante, la respuesta a un imaginario colectivo donde pierden peso los horarios, la ubicaci¨®n f¨ªsica y gana espacio una sociedad que quiere trabajar menos horas y que reivindica que el tiempo libre es la condici¨®n b¨¢sica de la libertad. ?Si los robots pueden hacer el trabajo, por qu¨¦ los trabajadores no van a tener m¨¢s horas de ocio? En el?lado opuesto, aumentan las formas de empleo no convencionales (aut¨®nomos, teletrabajo, plataformas de econom¨ªa bajo demanda), las empresas externalizan m¨¢s tareas que nunca mientras surgen estructuras digitales que intermedian entre la oferta y la demanda de talento. Todo en una competici¨®n global.
Todo es el comienzo. Solo entre un 1% y un 3% de la fuerza laboral genera sus ingresos mediante plataformas digitales. ¡°Pero su potencial de crecimiento surge enorme¡±, vaticina Albert Ca?igueral, conector para Espa?a y Latinoam¨¦rica de la plataforma colaborativa OuiShare. ¡°Vamos hacia un escenario de mayor intermitencia laboral y el reto es c¨®mo garantizamos los derechos y las necesidades de estos trabajadores¡±.
Las plataformas
Poco a poco, este universo que a¨²n deja muchas trazas de materia oscura, define su arquitectura. Encontramos microtrabajadores en plataformas que ofrecen peque?as tareas online (Amazon Mechanical Turk) junto a empleados bajo demanda (gig workers) que conducen o pedalean en Uber o Glovo. Lugares asociados a lo precario.
Pero a la vez existe recorrido para otros puestos. Por ejemplo, de cuello azul (CornerJob, Job Today) o de cuello blanco muy especializado (UpWork, Freelancer, Toptal o GLG). ¡°Este tipo de redes profesionales aumentar¨¢ con fuerza¡±, anticipa Vicente de los R¨ªos, profesor en la escuela de negocios EOI. Sin duda, el nuevo mundo del trabajo rota impulsado por sus propias contradicciones. Espa?a ocupa el primer lugar en la Uni¨®n Europea en volumen de empleo en plataformas. Un 17% de las personas con edad de trabajar efect¨²a actividades a trav¨¦s de ellas al menos una vez a la semana. ¡°Y no son perfiles como Uber sino, sobre todo, profesionales que tienen un empleo fijo y desempe?an tareas de cierta cualificaci¨®n¡±, analiza Mar¨ªa Luz Rodr¨ªguez, profesora de Derecho del Trabajo de la Universidad de Castilla-La Mancha.
Esta es la cara a del vinilo, la cara b propone una m¨²sica distinta en un pa¨ªs donde, acorde con el Servicio P¨²blico de Empleo Estatal (SEPE), el 37,2% de los contratos firmados hasta marzo ten¨ªa una duraci¨®n menor a un mes. ¡°La digitalizaci¨®n y automatizaci¨®n en Espa?a persigue convertir a los asalariados en proveedores, las n¨®minas en facturas y la protecci¨®n social en una cuenta de capitalizaci¨®n. Porque las empresas ya no quieren tener empleados¡±, critica Carlos Mart¨ªn, responsable del Gabinete Econ¨®mico de CC OO.
Neosindicatos digitales
La tecnolog¨ªa narra, a veces, un relato parad¨®jico. Es capaz de postularse para reparar lo que ella misma ha quebrado. Puede empujar, por ejemplo, la externalizaci¨®n al l¨ªmite. El trabajo se reparte por todo el mundo y resulta f¨¢cil descomponerlo en cientos de microtareas. Una forma de conducir a las personas a pujas predatorias, salarios micro e incendiar la precariedad. ?Resultado? Empleados dispersos, aislados geogr¨¢ficamente y sin fuerza sindical. Frente a esto, la propia tecnolog¨ªa propone el WorkerTech. ¡°La utilizaci¨®n de lo tecnol¨®gico para construir movimientos de defensa de los intereses de los trabajadores¡±, aclara Mar¨ªa Luz Rodr¨ªguez.
Todo, por ahora, hilvanado con pespuntes de hilo de seda. Los neosindicatos digitales como Riders x derechos (mensajer¨ªa), Independent Workers Union (generalista, Reino Unido) o Independent Drivers Guild (conductores, Nueva York) tienen, todav¨ªa, la consistencia de la paja. La protecci¨®n social quiz¨¢s est¨¦ m¨¢s hilada en propuestas del estilo de SomosMuno. Una agencia de seguros laborales online orientada a los aut¨®nomos. Cada problema surgido del empleo independiente parece hallar una respuesta digital. ¡°El objetivo en el horizonte es combinar la flexibilidad y la libertad del trabajo por cuenta propia con las protecciones y beneficios tradicionalmente asociados al empleo asalariado o por cuenta ajena¡±, se lee en el trabajo El mercado laboral digital a debate elaborado conjuntamente por OuiShare y Malt.
Pero ?resulta posible romper el sin¨®nimo que empareja inseguridad y trabajador independiente? ¡°En un exhaustivo informe que he completado para la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (OIT) defiendo que las plataformas tienden a explotar a los trabajadores con habilidades mercantilizadas. Por lo tanto, propuestas como Uber explotan a sus conductores en vez de empoderarlos¡±, reflexiona Sangeet Paul Choudary, fundador de Platformation Labs. De hecho, la tecnolog¨ªa convierte en ¡°productos muchos conocimientos y hay que reaprender si queremos ser relevantes en el nuevo mundo. Si no lo hacemos, las plataformas empeoran el problema¡±. La normativa recientemente aprobada por el Parlamento Europeo, que busca proteger a los trabajadores de esos entornos, reconoce id¨¦ntico temor.
Un nuevo contrato social
Estas estructuras digitales ayudan de una manera modesta y no cambiar¨¢n la din¨¢mica fundamental¡±, refrenda Tyler Cowen, profesor de Econom¨ªa en la Universidad George Mason de Virginia, quien advierte de la lentitud del sistema educativo para ¡°responder a cambios trascendentales¡±.
El ser humano ha tardado d¨¦cadas en adaptarse a las grandes transformaciones, entre el fracaso y el acierto. Pero hay que derrocar al determinismo tecnol¨®gico. ¡°Debemos tener una conversaci¨®n p¨²blica y democr¨¢tica sobre c¨®mo queremos que sea nuestra sociedad del trabajo. C¨®mo nos aprovechamos de las ventajas y c¨®mo ponemos barreras a los riesgos. Hace falta un nuevo contrato social¡±, propone Mar¨ªa Luz Rodr¨ªguez.
Esto sucede en un mundo que ya no se dividir¨¢ nunca m¨¢s entre derechas e izquierdas, sino entre abierto y cerrado. ?Abrazaremos el cambio tecnol¨®gico o lo rechazaremos? Vivimos el mejor de los tiempos. Vivimos el peor de los tiempos.
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