¡®Aiporia¡¯: lo que sientes cuando no sabes si est¨¢s ante un bot o una persona

Eres un bot? Presumimos que no. Aunque qui¨¦n sabe. Tambi¨¦n suponemos que t¨² imaginas que estas l¨ªneas no las ha escrito un bot. Y ah¨ª se acaban nuestras medias certezas. La duda que surge cuando no sabes si est¨¢s ante una persona de carne y hueso o un interlocutor de unos y ceros es cada vez m¨¢s razonable.

El desembarco de los chatbots, asistentes virtuales y dem¨¢s inteligencias artificiales ha normalizado las conversaciones con seres inexistentes y la constante mejora de estas tecnolog¨ªas ha hecho que estos di¨¢logos se vuelvan cada vez m¨¢s naturales. ?Eres capaz de determinar inequ¨ªvocamente cu¨¢ndo est¨¢s chateando con un bot? Es tan probable que esa incertidumbre acabe siendo nuestro pan de cada d¨ªa, que Byron Reese, director de Gigaom, le ha puesto nombre: aiporia.

• Nueva tecnolog¨ªa, nuevos palabros

De acuerdo con su inventor, esta palabra es la combinaci¨®n de las siglas de artificial intelligence y el vocablo griego apor¨ªa (?¦Ð¦Ï¦Ñ?¦Á). Este ¨²ltimo t¨¦rmino, que en tiempos de Dem¨®crito se utiliz¨® para describir algo muy dif¨ªcil de entender o interpretar, condensa para Reese el estado de confusi¨®n que acompa?a a la incapacidad para distinguir entre personas y chatbots. Si fu¨¦semos a acu?ar su traducci¨®n al castellano, hablar¨ªamos, quiz¨¢s de iapor¨ªa. "La tecnolog¨ªa nos da nuevas experiencias, nuevas habilidades y nuevos problemas. Por ello, necesitamos nuevas palabras para no quedarnos atr¨¢s. La gran tecnolog¨ªa de nuestro tiempo, la inteligencia artificial, har¨¢ lo mismo: cambiar¨¢ el mundo y con ¨¦l, nuestro lenguaje", asegura Reese.

Un ejemplo de estas situaciones que se prestan a la iapor¨ªa son para ¨¦l los chats en tiempo real disponible en ciertas p¨¢ginas web. "Podr¨ªas abrirlo y recibir un mensaje de Sarah, preguntando si necesitas ayuda". Con este mensaje, explica, despliega tres posibles escenarios:

1. Sarah es una persona.
2. Sarah es una persona de otro pa¨ªs que no se llama as¨ª, pero se presenta como tal para resultar m¨¢s accesible.
3. Sarah es un chatbot.

?"La confusi¨®n de la iapor¨ªa se magnifica por el hecho de que las tres anteriores pueden ser ciertas", a?ade. La conversaci¨®n puede haber empezado con un chatbot como interlocutor y haber pasado a instancias m¨¢s humanas cuando sus exigencias se vuelven m¨¢s complejas. "Si tu pregunta se eleva a una portavoz m¨¢s s¨¦nior, tal vez ubicado en Estados Unidos, y tal vez, casualmente llamada Sarah".

• ?Es bueno? ?Es malo?

En Datafloq reflexionan sobre las implicaciones de esta incertidumbre llamada a crecer. "Por un lado, no hay da?o alguno en tener bots que trabajan para nosotros si se comportan como lo har¨ªa un humano. De hecho, para una mayor aceptaci¨®n de la inteligencia artificial, lo difuso de estos l¨ªmites podr¨ªa parecer algo bueno", razonan. Pero tambi¨¦n ven riesgos en este nuevo estado de iapor¨ªa.

"Es una forma de enga?o. Eso, en s¨ª mismo, es un modo de da?o ¨¦tico", sentencian. En este sentido, surge la necesidad de "combatir" la iapor¨ªa con una aproximaci¨®n m¨¢s transparente a los usos futuros de la inteligencia artificial. "El modo m¨¢s simple de conseguir esto es comenzar cualquier experiencia que implique inteligencia artificial con una declaraci¨®n expl¨ªcita que afirme que se trata de un bot".

M¨¢s informaci¨®n

Estas personas no son reales: las ha creado una inteligencia artificial

La importancia de la ¨¦tica en la inteligencia artificial