Debemos estudiar la inteligencia artificial igual que investigamos a animales salvajes
Iyad Rahwan propone estudiar el comportamiento de la inteligencia artificial como hemos hecho hasta ahora con el de los animales

Cuando un algoritmo se mea fuera del tiesto, lo normal es que sea motivo de sorpresa. No esperamos que incurran en injusticias asignando hipotecas o detectando extremismos. Nada en su desarrollo nos hace sospechar que van a meter la pata en los mercados financieros. Tampoco contamos con que echen le?a al fuego de la desinformaci¨®n en redes. Pero van y lo hacen. El problema puede estar en el c¨®digo, en los datos que le entrenaron, en alg¨²n punto de su cadena de decisiones, pero sin verles en acci¨®n -y sobre todo, sin verles meter la pata- es dif¨ªcil anticiparlo.
?Entonces qu¨¦ hacemos? La propuesta de?Iyad Rahwan, director del Center for Humans and Machines del Instituto Max Planck para el desarrollo humano, es estudiar su comportamiento en estado salvaje, como har¨ªamos con los animales. "La raz¨®n por la que me gusta el t¨¦rmino comportamiento?es que enfatiza que lo m¨¢s importante es lo observable, por encima de las caracter¨ªsticas no visibles de estos agentes", explica en una entrevista con Quanta Magazine.
En su opini¨®n, los ingenieros responsables de dise?ar estos sistemas se encargan en cierto sentido de construir sus cuerpos y cerebros, y aunque estudian su comportamiento, lo hacen de un modo muy limitado. El punto de partida para suplir estas carencias es buscar relaciones entre las m¨¢quinas inteligentes y el reino animal. "Tal vez hay lecciones en la naturaleza que nos habr¨ªan ayudado no solo a dise?ar soluciones, sino tambi¨¦n a detectar los problemas un poco antes", razona.
- Viejos conocidos
Este no ser¨ªa el primer encuentro entre la inteligencia artificial y la naturaleza. El reino animal ha sido desde hace d¨¦cadas una fuente clave de inspiraci¨®n para el desarrollo de nuevos algoritmos. Las hormigas son un ejemplo cl¨¢sico. Su comportamiento, clave en la organizaci¨®n de sus colonias, inspir¨® a Marco Dorigo en el desarrollo de lo que se conoce como algoritmos de optimizaci¨®n de colonia de hormigas. En la versi¨®n que invent¨® la madre naturaleza, la clave son las feromonas que estos insectos dejan a su paso: el tiempo de recorrido es m¨¢s largo all¨ª donde el rastro es m¨¢s leve, por lo que las hormigas descartan poco a poco las rutas m¨¢s extensas para optar por aquellas donde las feromonas son m¨¢s f¨¢cilmente detectables.
La adaptaci¨®n que encontr¨® Dorigo se emplea en dise?o de rutas para veh¨ªculos, planificaci¨®n de aterrizajes de aviones, detecci¨®n de bordes en im¨¢genes, miner¨ªa de datos, trazado de trayectorias seguras para barcos e incluso an¨¢lisis de largas secuencias de ADN.
Desde milim¨¦tricas hormigas hasta ballenas jorobadas. La red de burbujas que emplean estas ¨²ltimas para acorralar a sus presas tambi¨¦n se ha traducido en un algoritmo que ha encontrado aplicaciones en una larga lista de campos: monitorizaci¨®n de paneles fotovoltaicos, planificaci¨®n del flujo de trabajo en obras, reconocimiento de caracteres escritos a mano...
- Nuevos comportamientos
La propuesta de Rahwan es seguir aplicando nuestros conocimientos sobre el comportamiento animal pasada la fase de ideaci¨®n del algoritmo. "Imagina que el sistema que los veh¨ªculos aut¨®nomos usan para comunicarse y minimizar los atascos interact¨²a con el algoritmo de aprendizaje reforzado del coche para optimizar su propio comportamiento y causa un patr¨®n de coordinaci¨®n que no hab¨ªa sido previamente programado. Puedo imaginar a un ec¨®logo diciendo: "Oh, esto lo conozco, he visto este tipo de especie de abejas actuar as¨ª".
Pero esta identificaci¨®n de patrones animales en el comportamiento de las m¨¢quinas inteligentes ser¨ªa solo el principio. Seg¨²n avance el campo, ser¨ªa de esperar que emergieran nuevos comportamientos, in¨¦ditos tambi¨¦n en la naturaleza. "Con el tiempo, desarrollar¨ªamos alguna teor¨ªa sobre c¨®mo cambian y tal vez tambi¨¦n una idea de c¨®mo se nutren unos de otros", explica.
Desde su punto de vista, las motivaciones que nos llevan a estudiar el comportamiento animal no son tan distintas de las que justificar¨ªan hacer lo propio con los algoritmos: "Parte de ello es pura curiosidad, por supuesto. Pero, como sociedad, tambi¨¦n apoyamos la ciencia porque queremos entender las mec¨¢nicas que rigen el mundo y usar esta comprensi¨®n para predecir tales fen¨®menos". Y con las m¨¢quinas, m¨¢s de lo mismo. "Prometen incrementar nuestra productividad econ¨®mica y mejorar nuestras vidas, pero mucha gente teme lo que pueden llegar a hacer", a?ade.
En este contexto, conocerlas como conocemos a las hormigas y las ballenas jorobadas nos permitir¨¢ saber c¨®mo avanza su desarrollo, si es necesario regularlas, c¨®mo deber¨ªa hacerse efectiva esta regulaci¨®n... "Veo el estudio del comportamiento de las m¨¢quinas como la tarea que complementa el m¨¢s amplio cometido de la sociedad de prosperar con ellas".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.