Bacterias ¡®comem¨®viles¡¯ que ayudan a separar los metales de los residuos electr¨®nicos

Un tel¨¦fono m¨®vil contiene m¨¢s de 40 elementos de la tabla peri¨®dica, principalmente metales pesados que son muy valiosos por su alta conductividad. Estos elementos se pueden recuperar y reutilizar como materia prima para fabricar nuevos dispositivos. Sin embargo, de los 50 millones de toneladas de residuos electr¨®nicos que se generaron en 2018, solo se recicl¨® una peque?a parte. El a?o pasado, la basura electr¨®nica generada fue el equivalente a desechar 125.000 aviones o 4.500 torres Eiffel, y suficientes para cubrir de desperdicios toda la isla de Manhattan (Nueva York), seg¨²n la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas (ONU).

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Adem¨¢s, los procesos tradicionales para reciclar estos metales son altamente costosos y contaminantes: implican utilizar ¨¢cidos muy agresivos y hornos que trabajan a temperaturas muy elevadas, por encima de los 1.200 grados. Para solucionar estos problemas, un grupo de investigadores de la Universidad Polit¨¦cnica de Catalu?a lleva unos a?os desarrollando un proceso biotecnol¨®gico que permite recuperar los metales de los aparatos electr¨®nicos de manera mucho m¨¢s sencilla. El secreto: unas bacterias que viven en espacios naturales y que hacen este proceso mucho m¨¢s f¨¢cil y sin contaminar.

La idea de base implica alimentar a estos microorganismos con la chatarra que encontramos en m¨®viles, tabletas, ordenadores, televisores e incluso neveras que ya no se utilizan. Las bacterias son capaces de separar aquello que ya no nos interesa de aquello que tiene alguna utilidad, como por ejemplo, el oro, la plata, el platino y el cobre. ?C¨®mo lo hacen? El contacto con las placas electr¨®nicas les permite obtener el alimento que necesitan para vivir y reproducirse. "Se trata de un proceso biotecnol¨®gico que consiste en utilizar la actividad metab¨®lica de las bacterias, la actividad que hacen normalmente, para que nos ayuden a separar los residuos", explica Toni Dorado, profesor de la Escuela Polit¨¦cnica Superior de Ingenier¨ªa de Manresa (EPSEM) e investigador de la Universidad Polit¨¦cnica de Catalu?a.

"En su actividad diaria, los microorganismos generan un l¨ªquido que es el que aprovechamos para poner en contacto con el residuo y que sirve para separar los metales", continua Dorado. Una de las claves de esta innovaci¨®n es que no son bacterias modificadas gen¨¦ticamente para que cumplan con esta funcionalidad, sino que "en su d¨ªa a d¨ªa ya contemplan hacer este proceso. Nosotros les damos las condiciones ¨®ptimas para que lo hagan".

Al entrar en contacto con el l¨ªquido generado por las bacterias, los metales se disuelven y despu¨¦s vuelven a recuperar su estado met¨¢lico poni¨¦ndolos en contacto con virutas de acero. En ese momento, ya se les puede dar un nuevo uso. Hay que tener en cuenta que los metales se pueden reutilizar indefinidamente. Una vez finalizado el ciclo, en unas seis horas, los microorganismos se vuelven a poner en contacto con componentes electr¨®nicos para empezar de nuevo: las bacterias generan ese liquido cada vez que se alimentan.

El grupo de investigaci¨®n tiene la patente de este proyecto, que ha sido premiado por la Universidad Polit¨¦cnica de Catalu?a como la mejor patente del a?o. Dorado asegura que esta iniciativa resuelve dos problemas: "Por un lado, gestionas un residuo que crece a una velocidad muy elevada", explica el investigador. Espa?a est¨¢ entre los primeros pa¨ªses de Europa en la renovaci¨®n de tel¨¦fonos m¨®viles. "Tambi¨¦n evitas que se vaya a otros pa¨ªses: los residuos que se generan en Espa?a se venden al exterior a un precio menor del valor del metal, por lo que se pierde dinero al reciclarlo en el exterior".?

Por otro lado, al utilizar bacterias conseguimos una fuente de metales alternativa. "Ya no somos tan dependientes de los pa¨ªses donde se extraen los metales: tu propia ciudad se convierte en una mina de materia prima", asegura Dorado. El objetivo final es desarrollar una tecnolog¨ªa que se pueda integrar en el proceso de recogida de residuos, y que sean los propios gestores de residuos quienes realicen el proceso con las bacterias para que puedan funcionar de forma aut¨®noma y sin intermediaci¨®n de un grupo de expertos. Precisamente, ahora la fase de estudios en laboratorio ya ha terminado y est¨¢n trabajando para encontrar la mejor manera de adaptarlo a entornos reales a gran escala.