Inteligencia artificial, el ingrediente secreto de la nueva cocina
Un algoritmo determina la forma de combinar alimentos. Un robot crea las recetas de los platos estrella de los restaurantes de moda. Ya est¨¢ pasando. La cocina molecular abre la puerta a que las m¨¢quinas propongan mezclas de sabores inimaginables y deliciosas.
Como con la capacidad cerebral del ser humano, queda mucho por maridar. O armonizar, como impone ya la ortodoxia gastron¨®mica. As¨ª lo advert¨ªan algunos cient¨ªficos cuando, en 2011, publicaron en la revista Scientific Reports sus an¨¢lisis sobre conexiones de alimentos.
Las combinaciones de ingredientes a partir de sus armon¨ªas moleculares, los aromas compartidos, ir¨ªan m¨¢s all¨¢ de las recetas aceptadas, aunque no acabe funcionando en todas las culturas. Pocos niegan que es la uni¨®n de ciencia y tecnolog¨ªa la que har¨¢ que el ¨¦xito en la cocina se multiplique exponencialmente en el futuro. Por otro lado, Ferran Adri¨¤, Heston Blumenthal, Thomas Keller y Harold McGee, cr¨ªticos con la expresi¨®n gastronom¨ªa molecular acu?ada por el cient¨ªfico franc¨¦s Herv¨¦ This, ya hab¨ªan se?alado en un art¨ªculo de The Guardian que el placer de comer moviliza todos los sentidos y activa el pensamiento. Llamaron a colaborar abiertamente con ingenieros y con qu¨ªmicos de los alimentos.
Porque, ?a qu¨¦ huele el mundo? Millones de mol¨¦culas olfativas en constante cambio determinan los aromas a cada momento. Y esos olores definen la impresi¨®n que las personas tienen de los alimentos que comen. La mol¨¦cula vol¨¢til pero predominante acaba por estimular la manera en la que algo sabe. Esta teor¨ªa hace que se pueda mezclar en un plato chocolate blanco y chorizo no por azar ni provocaci¨®n sino por recomendaci¨®n de una app. O combinar huitlacoche y jerez, esp¨¢rragos y vino, maridajes producto de su conexi¨®n molecular de aromas. O unir curry y caramelo, alga nori y frambuesa, recetas aparentemente imposibles extra¨ªdas del avance de la inteligencia artificial.
Escrito por el sumiller Fran?ois Chartier, Papilas y Mol¨¦culas fue el primer libro en el que se defin¨ªa la ciencia de las armon¨ªas. Fue distinguido como el mejor libro de cocina del mundo, en la categor¨ªa de innovaci¨®n, en los premios Paris Gourmand World CookBook Awards 2010. Hasta entonces, Chartier hab¨ªa escrito 19 monograf¨ªas sobre vinos, pero desde una perspectiva tradicional. Se convirti¨® en un sumiller a la b¨²squeda de respuestas con fe ciega en la ciencia.
Higos y jerez, algas y frambuesas
El descubrimiento del nuevo paradigma de armon¨ªas lleg¨® a partir de estudiar el perfil molecular de un higo seco. Su mol¨¦cula dominante, llamada Solerone, le llev¨® a otro nivel: se dio cuenta de que es la misma mol¨¦cula que desprende el jerez, un vino con notas salinas en principio muy alejado en sabor. ¡°Fue un mal d¨ªa para m¨ª porque entend¨ª que no siempre funcionaban las armon¨ªas arom¨¢ticas. Pero junt¨¦ ambas cosas y ?guau! El emparejamiento es incre¨ªble¡±, exclama. Hoy, un postre con higos que se acompa?e de un fino es una decisi¨®n ganadora. El jerez ya no tiene que ofrecerse de aperitivo, sino que funciona igual de bien al final de las comidas. Chartier rompi¨® una regla mientras inspiraba a cocineros, sumilleres y comensales.
Fue capaz tambi¨¦n de demostrar que los esp¨¢rragos y el vino no est¨¢n mal avenidos. ¡°Es una idea antigua y falsa que surgi¨® en el siglo XIX, una ¨¦poca en la que no us¨¢bamos la ciencia para analizar los alimentos o su combinaci¨®n con vinos. Cocine los esp¨¢rragos verdes al vapor y s¨ªrvalos con una copa de verdejo o sauvignon blanc. Tome los mismos esp¨¢rragos bien hechos en el horno y s¨ªrvalos con un tinto de la familia cabernet sauvignon, incluyendo cabernet franc, merlot, malbec, petit verdot, carmenere. ?El resultado es incre¨ªble!¡±, enfatiza.
Resulta que los esp¨¢rragos y el vino comparten las mismas metoxipirazinas, los compuestos naturales que marcan su olor. Ante s¨ª, m¨¢s libertad que nunca para emparejar comida, vino, cerveza, c¨®cteles, caf¨¦ o t¨¦. Con otra particularidad: ¡°Los l¨ªmites geogr¨¢ficos de los sabores quedar¨¢n obsoletos¡±. Una de sus primeras creaciones, y todav¨ªa uno de sus platos favoritos, fue mezclar en una especie de mar y monta?a con vieiras y foie, algo parecido a Cracker Jack, unas palomitas de ma¨ªz con envoltura de caramelo muy populares en Canad¨¢ y Estados Unidos, con curry y sirope de arce. Junto con el huitlacoche, la soja y el jerez, comparten la misma mol¨¦cula dominante: Sotolon. Un plato puede difuminar las fronteras de Canad¨¢, India, M¨¦xico, Jap¨®n y Espa?a.
En el festival South by Southwest, Chartier hizo lo propio con un pase de chocolate, sake junmai y tequila reposado. Nadie se hab¨ªa atrevido a juntar alga nori y frambuesa hasta que se hizo en ElBulli en 2009. De ah¨ª que Masahiro Fujita, investigador jefe y vicepresidente de la Oficina de Colaboraci¨®n de IA en Sony Corporation, afirme: ¡°Nuestro objetivo es conseguir el primer restaurante rob¨®tico tres estrellas Michelin del mundo¡±.
La app que mezcla sabores
Un postre con endibias. Un poco de chocolate con coliflor. Aunque podr¨ªa parecer cualquier guarrer¨ªa que hiciera feliz a David de Jorge, m¨¢s conocido como Robin Food, no es ninguna ocurrencia. La epifan¨ªa lleg¨® mientras Heston Blumenthal, chef de The Fat Duck, experimentaba con chocolate blanco e ingredientes salados. Lo junt¨® con caviar y surgi¨® la idea. Lleg¨® despu¨¦s la combinaci¨®n de ostra y kiwi del chef Sang-Hoon Degeimbre.
El hilo conductor de estas recetas in¨¦ditas y de las venideras ya est¨¢ explicado: los alimentos se llevan bien cuando comparten componentes arom¨¢ticos claves. Sobre la estimaci¨®n de que el 20% de la experiencia culinaria ¡ªal margen del entorno y de la compa?¨ªa¡ª proviene del gusto y el 80% del olfato, Foodpairing naci¨® como m¨¦todo y compa?¨ªa en 2009. Sus creadores, el chef ingl¨¦s Peter Coucquyt y los belgas Johan Langenbick, dise?ador industrial, y Bernard Lahousse, bioingeniero, ya hab¨ªan presentado su idea dos a?os antes en el congreso de Lo mejor de la gastronom¨ªa, celebrado en San Sebasti¨¢n.
La metodolog¨ªa huye del concepto tradicional de maridaje entre vino y comida. De hecho, Foodpairing no permite trabajar con vino por sus constantes variaciones. En vez de eso, utiliza HPLC, es decir, la cromatograf¨ªa de gases y otras t¨¦cnicas de laboratorio para dar con los elementos qu¨ªmicos comunes. Con una base de datos de m¨¢s de 1.800 ingredientes, esta compa?¨ªa de foodtech introduce su m¨¦todo en una app que sirve a cocineros, bartenders, pasteleros, creativos y, tambi¨¦n, a cualquier cocinillas aficionado.
En Espa?a, la empresa de ib¨¦ricos Arturo S¨¢nchez lleva tiempo utilizando la herramienta que ha ca¨ªdo tambi¨¦n en los restaurantes Atrio, Miramar o Coque. Jordi Bres¨®, asesor gastron¨®mico y maestro pastelero, adem¨¢s de docente, es trainer de la aplicaci¨®n. ¡°Est¨¢ dirigido a todo el p¨²blico curioso¡±, cuenta, ¡°pero sobre todo a un perfil profesional y de I+D. La clave es utilizarla mucho, prueba y error. Partimos de recetas b¨¢sicas, que funcionan y est¨¢n ricas para encontrar el equilibrio a la hora de crear¡±.
De arte a ciencia
Una de sus recetas con Foodpairing es un sorbete de mango con guindilla y albahaca. ¡°Hay muchos sorbetes de mango, la app nos daba combinaciones sorprendentes y nos decidimos por el picante. No es tan raro, debes crear algo rico. Otra combinaci¨®n para casa es a?adir un poco de chocolate blanco en una sencilla salsa de roquefort con nata y quesos azules¡±, ilustra.
Andoni Luis Aduriz es otro defensor de Foodpairing desde que sacara en Mugaritz una receta de yemas de erizo con yemas de huevo. ¡°Quiz¨¢s otra muy singular fue una de crema de pi?ones con tripas de bacalao¡±, cuenta el chef a EL PA?S Retina. ¡°Combinaciones que nunca hab¨ªamos pensado hasta que surgen y se afianzan en nuestro paladar mental¡±.
El donostiarra, aficionado a toda subversi¨®n que le invite a reflexionar, entiende que ¡°en el mundo en el que vivimos, las herramientas digitales suponen un gran cambio en nuestra forma de acercarnos a la materia prima, pero seguramente no m¨¢s que con las tecnolog¨ªas pasadas. Qu¨¦ raro es cocinar hoy sin un cuchillo¡±, ilustra. Por ¨²ltimo, puntualiza que estas propuestas ¡°facilitan a las personas sin conocimientos profesionales acercarse al mundo de los aromas¡±. Aunque, seg¨²n ¨¦l, ¡°ninguna herramienta puede eliminar o potenciar prejuicios. Para superar su barrera hace falta trabajar la sensibilidad y la creatividad¡±.
Foodpairing no es la ¨²nica app de recetas inteligentes. IBM tambi¨¦n puso a trabajar en ello a su ordenador m¨¢s aplicado para, en asociaci¨®n con la revista estadounidense Bon App¨¦tit, convertirse en Chef Watson, un sistema de cocina cognitiva del que salen miles de recetas a partir de algoritmos de enlace. La relaci¨®n entre fisiolog¨ªa, sentidos y cocina ya hab¨ªa sido objeto de an¨¢lisis por parte de Jean-Anthelme Brillat Savarin en su Fisiolog¨ªa del gusto (1825). Y Auguste Escoffier, ¡ / Entorno / Gastronom¨ªa en 1903, ya predijo: ¡°La cocina dejar¨¢ de ser un arte, se volver¨¢ cient¨ªfica y habr¨¢ de someter sus f¨®rmulas, que son demasiado emp¨ªricas, a un m¨¦todo y una precisi¨®n que no dejen nada al azar¡±. Y mejor no sentarse a la mesa constipado.
Robots a los fogones
Un hombre se dirige a una cocina en donde apenas hay un mueble. Del m¨®dulo emergen unos brazos articulados que proceden a pelar y cortar por?imitaci¨®n despu¨¦s de un breve di¨¢logo entre humano y robot. Una ni?a corona con frutos rojos el pastel de tres pisos que preside la mesa a la que se han sentado unos familiares. Llega el pollo asado que el anfitri¨®n trincha mientras una mesita auxiliar se despliega sola para ofrecer a los invitados unas copas de espumoso. Los brazos rob¨®ticos se reparten las tareas ingratas: cortar a la misma medida, deshacerse de los objetos peligrosos y lavar los platos.
Esta recreaci¨®n con actores no corresponde a ninguna pel¨ªcula de ciencia ficci¨®n sino a la presentaci¨®n del proyecto que Sony Corporation ha lanzado este a?o para explorar nuevas oportunidades en la cocina a trav¨¦s de los algoritmos y la rob¨®tica. AI & Robotics Cooking pone el foco en las distintas maneras en las que los robots pueden interrelacionarse con los seres humanos. ¡°La cocina es un campo con potencial para la ciencia sensorial¡±, afirma Kaoru Yoshida, investigadora de Sony Computer Science Laboratories. ¡°Adem¨¢s de la vista est¨¢n involucrados el sonido, el sabor y el aroma¡±, explica. Sony no augura una guerra contra las m¨¢quinas sino un escenario de id¨ªlica cooperaci¨®n entre humanos y robots.
Por el momento, su trabajo ya ha penetrado en el terreno intelectual: nos est¨¢n ense?ando a combinar sabores que quiz¨¢s nunca mezclar¨ªamos. Y el resultado no es nada malo.
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