Cuando los datos y la inteligencia artificial ayudan a curar una pandemia
El impacto mundial de la crisis de la covid-19 ha acelerado la adopci¨®n tecnol¨®gica y ha puesto de manifiesto tanto las debilidades como retos inminentes de una digitalizaci¨®n imperfecta
La sociedad ha vivido pegada a los datos durante la crisis del coronavirus. N¨²meros de fallecidos, tasas de reproducci¨®n, total de hospitalizados, pacientes en la UCI¡ Un conteo posible de seguir pr¨¢cticamente al minuto. La pandemia ha puesto en valor, aun m¨¢s si cabe, tecnolog¨ªas como la inteligencia artificial y el big data. Dos herramientas transformadas para ayudar a curar una epidemia mundial sin precedentes. Sin embargo, del mismo modo que la adopci¨®n tecnol¨®gica se ha acelerado, tambi¨¦n ha puesto en evidencia las debilidades y vulnerabilidades de una digitalizaci¨®n imperfecta.
Como ha explicado Kiko Llaneras, periodista de datos de EL PA?S, durante el debate De datos y pandemia: big data e Inteligencia Artificial para luchar contra la covid-19 organizado por Retina sobre esta realidad, en el caso de Espa?a ha existido un problema tanto en la gesti¨®n de la informaci¨®n como en la cantidad. ¡°Lo que m¨¢s ha limitado una buena ciencia de datos ha sido no disponer de variantes interesantes, como la gente que ahora mismo est¨¢ hospitalizada y el rastreo de contagios¡±. Una situaci¨®n diametralmente opuesta a pa¨ªses como Singapur, Corea, Islandia y Nueva Zelanda, donde, como a?ade, ¡°han recabado una gran cantidad de datos y la ofrecen p¨²blicamente a su sociedad¡±.
Una consecuencia de manejar tanta cifra es su relaci¨®n directa con las aplicaciones de rastreo de contagios. Una soluci¨®n que bien conocen en Asia, pero que est¨¢ por ver c¨®mo se introduce en pa¨ªses occidentales. Su mayor virtud parte de los Gobiernos podr¨ªan prevenir un posible rebrote a partir de los datos arrojados por los ciudadanos. En opini¨®n de Nuria Oliver, doctora en inteligencia artificial por el MIT y cofundadora de ELLIS, existe un consenso acerca de que la covid-19 perder¨¢ su condici¨®n de pandemia siempre y cuando se identifiquen tempranamente los casos positivos. ¡°Es la ¨²nica manera de evitar nuevas infecciones y romper la cadena de transmisi¨®n comunitaria¡±.
Menos optimista se ha mostrado Martin Varsavsky, fundador de Jazztel y uno de los impulsores de la app de autodiagn¨®stico CoronaMadrid. Seg¨²n sus propias palabras, Europa vive inmersa en un panorama pol¨ªtico tan incomprensible que complica la estandarizaci¨®n de las aplicaciones. ¡°Aceptamos que los ni?os est¨¦n en casa dos meses, pero nos obsesionamos tanto con la privacidad como para evitar instalar estas soluciones. Existe tanta preocupaci¨®n que resulta dif¨ªcil avanzar con la tecnolog¨ªa que har¨ªa falta para llevar a buen puerto la desescalada¡±.
Escenario
El escenario contemplado por Varsavsky ha surgido del debate ¨¦tico que rodea a las aplicaciones. Toca ponderar entre el derecho a la privacidad digital y el combate contra la propagaci¨®n de un virus desconocido hasta la fecha. Carissa V¨¦liz, Investigadora en el Uehiro Centre for Practical Ethics y el Wellcome Centre for Ethics and Humanities en la Universidad de Oxford, tiene muy claro que no disponemos de una evidencia suficientemente fuerte acerca del buen funcionamiento de las apps como para prescindir a la ligera de la privacidad. ¡°Esta pandemia ha demostrado que la tecnolog¨ªa se impone, ya sea para trabajar o controlar una enfermedad. Y esto puede generar resistencia. Por eso, necesitamos que los derechos se respeten. No podemos escoger otra opci¨®n¡±.
Fijarse en los m¨®viles fue el germen de una app desarrollada por BBVA y Santander en M¨¦xico. Ante la expansi¨®n del coronavirus y la falta de recursos, los dos bancos han colaborado para crear un sistema de autodiagn¨®stico. Carolina L¨®pez-Herrero, directiva de Santander Digital, ha precisado que lo m¨¢s importante era gestionar la enfermedad y ayudar a Gobiernos y empresas a tomar decisiones. En funci¨®n de lo que indique el usuario, el propio sistema les aporta una serie de recomendaciones. ¡°Esto no reemplaza a ninguna recomendaci¨®n m¨¦dica. Nosotros proveemos la tecnolog¨ªa, pero las autoridades federales se encargan de gestionar y proteger la informaci¨®n¡±.
El papel de la inteligencia artificial
Sin big data no hay inteligencia artificial y viceversa. Dependen la una de la otra. Historia diferente es qu¨¦ papel le toca desempe?ar a los algoritmos ante esta nueva realidad. El responsable de desarrollo de ensayos cl¨ªnicos de Novartis, Javier Malpesa, ha sacado a relucir el gran valor para un campo como la investigaci¨®n cl¨ªnica. Desde su experiencia, es m¨¢s sencillo buscar f¨¢rmacos que sirvan como tratamiento, lo que no significa que los encuentren por arte de magia. ¡°Gracias a estas herramientas podemos analizar 24 horas los datos de salud de los pacientes. Una imagen m¨¢s real de lo que sufren cuando toman un medicamento¡±.
Para despejar cualquier tipo de duda sobre el impacto que el machine y deep learning pueden tener, Inma Mart¨ªnez, asesora en inteligencia artificial del Gobierno brit¨¢nico y la Uni¨®n Europea, ha aportado varios ejemplos actuales. Uno de los m¨¢s interesantes es en el que las m¨¢quinas han averiguado que los tratamientos para artritis reumatoide mitigan las complicaciones del virus. Estos avances, en cambio, encubren una realidad complicada. ¡°Hay un problema evidente de lenguajes de programaci¨®n. La epidemiolog¨ªa, que depende de la estad¨ªstica, solo usa R, y las empresas Python. Nos hemos juntado en esta crisis, pero son incompatibles entre ellos¡±.
Con la vista puesta en lo que est¨¢ por venir, Miguel Luengo-Oroz, chief data scientist de UN Global Pulse en la oficina ejecutiva del Secretario General de la ONU, ha razonado que la fuerza de estas soluciones vendr¨¢ por abarcar ¨¢reas que no han gozado del protagonismo necesario. La inteligencia artificial ha demostrado fortaleza en predecir el porcentaje de expansi¨®n o el n¨²mero de contagiados, pero casi ha desaparecido para determinar la ocupaci¨®n de los hospitales y las UCI. ¡°Nos va a tocar convivir con la enfermedad. Puede simular c¨®mo se mueve en espacios cerrados, a trav¨¦s de un aire acondicionado, lo que permitir¨ªa ver la posible exposici¨®n. Y no podemos olvidar a las poblaciones vulnerables. Los algoritmos les dar¨ªan una visibilidad con la que no cuentan¡±.
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